He decidido venir y probar suerte por estos lares, es mi primer fic de la página así que sean cuidadosos conmigo.
Advertencias: AU. OoC -Trataré que sea leve-. Parejas Crack. Lenguaje Soez. Probable Lemon en futuro. Humor sin sentido. Advierto que no tengo para cuando seguirla, a lo mejor en una semana no hay nada y derrepente ¡Pum! ya la he acabado.
Disclaimer. Ninguno de los personajes me pertenecen, todos son de Kishimoto-sama.
Se busca compañero de cuarto a 20 minutos de la universidad.
Requisitos: Contar con dinero para la renta, limpio y ordenado, alguien quien no se ruidoso ni entrometido. No importa el sexo ni preferencia.
Entrevistas hasta las 6 de la tarde. Deidara y Sasori.
Hinata corría por media ciudad, en busca de la torre de apartamentos que señalaba el papel y rogando que aún le aceptaran los dueños. ¡No era su culpa que Naruto se hubiera hecho tonto mediodía tan solo decidiendo qué refresco tomar en la estación de trenes!
Bueno, tal vez un poco.
Como fuera la heredera del Clan Hyûga imploraba a Kami por ser entrevistada y no tener que quedarse en la calle hasta que la universidad decidiera darle un cuarto compartido.
Esto no sucedería si estuvieras en Konoha. Sentenció su voz interior, negando rotundamente ante sus propios regaños. No sólo fue a la ciudad primavera a cursar la carrera de Terapia y Educación Física por Uzumaki —aunque sí fue una razón de peso—, fue a estudiar ya que quería despegarse de la carga que suponía su apellido en la ciudad.
«Todos los de la Familia Hyuga han sido eminencias en sus respectivos campos. Todos han estudiado en la universidad de la Hoja» Pero ella rompió la tradición al aplicar para otra universidad.
Sin duda una sorpresa que decepcionó a gran parte de su familia. Pero lo logró ahí estaba.
Apurando el paso logró divisar el edificio, de este salieron dos chicos con la cabeza baja. Imploro una vez más en silencio con los ojos cerrados que no tuviera la suerte de ellos.
Chocó contra algo y su maleta salió volando por los aires mientras ella se tumbaba en el suelo, siendo amortiguada su caída por —y gracias a Kami— su mochila con más ropa.
Hinata, ¿Cuándo aprenderás a dejar de ser tan subnormal?
—¡Mierda! ¿Estás bien? —la voz con un deje de dolor la hizo pestañear y ver directamente al chico que le ofrecía una mano. Sus increíbles ojos perla no podían creerlo. Era… Era… ¡Era la copia exacta de Ino!
Asintió en silencio mientras aceptaba la ayuda de esa —mejor no preguntaba— persona. Con una sonrisa leve sintió como su rostro se tornaba rojo mientras el chico la inspeccionaba. ¡Buena hora para andar ligando!
En cambio para Deidara no fue muy difícil descifrar a lo que hizo que la chica se estampase contra él, iba a la entrevista pero tuvo la mala suerte de encontrarse con él. Su apodo Pum quedaba perfecto ahora que veía las prendas esparcidas por la calle.
Una en especial, ropa interior con ositos cariñositos plasmados. Trago saliva al tratar de no reír ante la imagen de la morena frente suyo con esa prenda pero tuvo que tragar aún más cuando su mente añadió un par de gemidos.
¡Jodido Itachi cabrón!
Sin notar que la chica le soltó la mano y se puso de inmediato a recoger todo a su paso, iba demasiado tarde. ¡Seguro que ya no la aceptaban!
Tratando de ser positiva, aleja esos pensamientos que según el libro de superación personal que le dio Hanabi la ataban a un pasado horrible. Ella era una nueva Hinata.
Dejando al rubio en plena acera, sin agradecer ni pedir disculpas corría cuesta arriba buscando el departamento con el número 5.
Repitelo. ¡Eres una nueva Hinata! ¡Lo soy! ¡Tú puedes con todo! ¡Lo puedo! ¡Nadie te vencerá! ¡Nadie!
Al ver la puerta con el anuncio aún puesto soltó todo el aire de sus pulmones, contenta dio un par de toques suaves pero lo suficiente para ser escuchados.
Un calmo y suave Adelante le dio confianza para girar el picaporte.
En la sala un chico inmerso en la lectura de un libro la ignoraba, o eso pensaba ella, de reojo Sasori comenzaba a hacer sus juicios a primera vista.
Con la vista de regreso a las viejas páginas de los Miserables pero sin prestarles atención daba sus veredictos.
De nuevo ingreso, al parecer aún debatiéndose entre la niña de 8 años que su familia sobre protege o ser la última en la línea sanguínea en asistir. Sobre todo por esa maleta de Hello Kitty y su mochila de Rosita Fresita con olor a nuevas.
Autoestima baja a nula, escondiendo su cuerpo bajo ropas enormes sin forma y con logotipos de caricaturas como Plaza Sésamo. Callada, seria, tímida, torpe a verse por los raspones en sus rodillas, y un poco sosa.
—¿Tienes el dinero de la renta? —Escuchando un sí casi tan imperceptible como su pase lo supo, sin despegar los ojos en ningún momento. ¡Perfecta!— Tienes el cuarto.
La morena no evitó abrir los ojos tanto como pudo ante la impresión. ¿No iba a haber entrevista? ¿Tan fácil fue? Cuando se iba a defender el sonido de la puerta abriéndose la hizo girarse.
—¡Danna cabrón! Apenas me alcanzó para tu bento —se quejó el mismo rubio con el que chocó en la entrada. Deidara estaba hambriento y cansado de tantos idiotas como para esa broma de su Senpai.
—Tenemos a la indicada.
—¿Qué? ¡De verdad! ¿Quién? —Hyuga no sabía cómo descifrar ese tono de voz; era una explosiva mezcla de reacciones.
El pelirrojo señaló con sus ojos ámbar a la chica al lado del cabeza hueca oxigenado, retirando un poco su magnífico mechón rubio del rostro se encontró de nuevo con la osita cariñosita.
—Me llamo Hinata —al ser examinada de nuevo, se sintió roja y lo único que pudo acertar en hacer fue dar una reverencia en forma de perdón, saludo y gratitud por su comportamiento.
Ambos hombres la vieron, educada. Bien.
—Supongo que Danna no se presentó. Él —apuntando al pelirrojo desinteresado— es Sasori No Akasuna. Yo sólo soy Deidara. ¡Por cierto! —el rubio rebuscó en su bolsillo hasta sacar de este algo y su rostro se prendió peor que un tomate— Lindo.
Sasori prefirió no molestar tan íntimo momento, mientras observaba a la dueña tomar con temor la prenda tan infantil de manos de su compañero.
NA: ¿Tomates? ¿Lechugas?
