Nota: Este fic es de Naho21, originalmente. Pero platicamos un poco, y dado que ella no va a poder terminar la historia… decidí adoptarla :3

Capítulo 1: Efervescencia

Hoy es el día en el que me van a presentar a mi futuro marido, donde veré por primera vez al que se supone me hará feliz el resto de mi vida.

Soy Saori Kido, próxima dueña de todas las empresas Kido, donde poseemos cadenas de hoteles y un par de teatros en Tokio, entre otras cosas. El día de hoy, voy a cumplir mi vigésimo primer cumpleaños.

El reloj marca 1:07 a.m. Aún no puedo conciliar el sueño, de tan sólo pensar que me tengo que casar con un desconocido. ¿Cómo podré dormir, sabiendo que mi abuelo me ha intercambiado como mercancía?

Sólo sé de él su nombre. Hyoga Batúrina. El hijo del director del instituto en el que estudié y dueño de los 3 principales hospitales de la ciudad, con sus sobresalientes empresas en Rusia, su país natal. Se murmura en la mansión que es tan guapo como rico, lo cual es mucho decir. Mi abuelo quiere que me case con él por razones económicas, que favorecerán a ambas partes.

Yo siempre he querido administrar la empresa, sentirme útil en el medio, pero mi abuelo no confía en que yo pueda sacar adelante semejante tarea. Solo tiene la expectativa de que me case y haga más grande la fortuna Kido.

El sueño llega a mí, me quedó completamente dormida, soñando como será mi futuro esposo. El director era rubio con unos ojos verdes jade, y una voz bastante ronca que causaba miedo a quien lo oyese. Me imagino que su hijo lucirá como él, pero unos años más joven.

— ¡Saori! Ya te le hizo tarde, despierta, tienes que desayunar, bañarte e ir a comprar la ropa que usarás en tu cumpleaños— Llega corriendo y gritando uno de mis más queridos sirvientes...

—Buenos días, Seiya—... y mi mejor amigo— ¿Ya está el desayuno?

—Sí, todos te están esperando para que desayunemos. Ja, no has podido dormir de la emoción, ¿cierto? — un poco de sarcasmo sale de su boca. Solo le sonrío con cara de "deja de molestar" y se con una sonrisa de oreja a oreja.

Seiya Suzumiya, es mi amigo de la infancia. Su hermana Seika y él empezaron a trabajar en la mansión hace 15 años. Yo estaba feliz que hubiera niños en la casa, me convertí en su hermana también. Él para mi es mi hermano menor y Seika mi hermana mayor. Seika tiene un par de años que se casó y dejó la mansión, todos estamos muy felices por ello.

Me pongo un suéter y bajo con todo y pijama. Normalmente nunca desayuno en la mesa grande, suelo meterme a la cocina y desayunar con la ama de llaves, Kotoko Furukawa. Ha sido como mi madre desde que tengo uso de razón, siempre me cuida y me crió junto con Seiya y Seika, dado que los tres somos huérfanos.

Bajo las escaleras, pero veo que mi abuelo está sentado en la mesa. Casi nunca desayuna conmigo. Cada día lo veo más agotado por el trabajo que genera la empresa. Me gustaría que confiara más en mí y que dejara que yo me encargue de ese oficio.

—Buenos días, Saori— Dice levantando la vista del periódico que lee, seguramente en la sección de finanzas

—Buenos días, abuelo. — corro hacia sus brazos y me quedó así un rato. Me siento segura cuando me abraza, es como mi ancla.

— ¿Sabes que vas a querer como regalo de cumpleaños? — Me dice, mientras jalo una silla para sentarme cerca de él.

—Aún no lo pienso, tal vez te lo diga en la fiesta

—Está bien. Y felicidades. Ahora a desayunar. Mande a que te hicieran tu desayuno preferido, estofado de algas hijiki y edamame.

—Gracias, abuelo.

—Me tengo que ir, te veo en la noche. — Se levanta y deja el periódico sobre la mesa y me da un beso en la frente. Hace muchos años que no me daba uno, siento como si volviera a aquellas épocas donde corría en el jardín con mis papás.

Miro un poco el periódico. "Antihéroe golpea hasta dejar en un hospital a señor que intentó abusar de una señorita" Leo un poco, donde está el retrato hablado del sujeto. Luce un poco intimidante. Según la señorita, se presentó como Ikki Arima y que no es tan malo como lo describe su atacante.

— Kotoko, ¿podrías servirme mi desayuno en la cocina, por favor? — digo, mientras que dejo el periódico en su lugar. En una cesta que mi abuelo designó para colocar los periódicos por en algún momento se llegaran a ocupar.

—Sí, señorita Kido. Con mucho gusto.

Cuando entro, veo que tiene globos de mi color favorito, blanco. En el centro de la humilde mesa, hay un regalo en una bolsita color dorada. Kotoko es una anciana de edad avanzada, algo robusta y de pelo blanco por las canas, pero con unas mejillas rojizas y unos bellos ojos avellana. A pesar de su edad, ella es muy activa en el aseo de la cocina, pero últimamente deja que las demás sirvientas la ayuden a guisar.

—Felicidades, mi niña— Me abraza Kotoko. Veo que de sus ojos caen dos lágrimas, que no sé si son de alegría o tristeza. Desde que tengo uso de razón, ella ha velado por mí y me ha cuidado como a los hijos que nunca tuvo.

—Felicidades, Saori— Seiya se une a nuestro abrazo. Noto que tiene los ojos un poco rojos y las mejillas húmedas. Pero conociendo como es él, jamás me diría que tiene. Solo me dirá que le ocurre.

En coro, los demás también me felicitan por mi cumpleaños, jamás sentí tanta nostalgia en un momento.

Tomo mi malteada que me preparó mientras espero que esté listo mi desayuno. Seiya comienza a hacer burbujas en su vaso con el popote. Me ve con ojos de reto, el cual yo acepto de inmediato y comienzo a hacer lo mismo. Las burbujas empiezan a salirse del vaso.

—Listo, a comer.

Terminamos y Seiya me entrega aquella bolsa dorada.

—Es un regalo por parte de todos nosotros. Te deseamos lo mejor. Espero que tu futuro marido te haga feliz —Me regala una sonrisa fingida, mientras aprieta sus puños. Lo conozco tan bien. Lo mismo pasó cuando Seika se casó.

—Gracias a todos.

Salgo corriendo y me tiendo en mi cama. Saco la bolsa y me encuentro con un álbum de fotografías. En varias estoy yo de pequeña jugando con Seiya en el lodo. En otras estoy con mis diplomas por el primer lugar de aprovechamiento escolar, fotos de los eventos escolares, también estaban las que me tome con varios de mis amigos del instituto. Las imágenes del club de música al que pertenecía, donde tocaba el chelo. Un mundo de recuerdos, pero la mayoría de las páginas estaban vacías. En un papel decía "Falta que vivas momentos especiales con las personas que amas. ATTE: Kotoko, Seiya y Seika" Lo guardé en el baúl rosa donde guardo mis obsequios desde niña y me metí a bañar. La vista estaba un poco nublada por las lágrimas que caían de mi rostro, porque aún no me siento preparada para dejar mi hogar.

Después de ir de compras y elegir un vestido rojo escotado, me eché en la cama esperando que llegue la hora en que conozca a mi marido. Ciertamente, estoy muy desconcertada en lo que pasará. ¿Si no congeniamos? ¿Si no le gusto? ¿Si no me gusta? Estoy aturdida con todo esto. Desearía por huir de este calvario

De tanto darle vueltas, me quedé dormida, tal vez por desvelarme ayer.

—Saori, despierta. Ya es hora. — Entra por aquella puerta mi mejor amiga, Junet Bellerose. Estamos juntas desde el instituto. Casi no la he visto desde entonces, pues anda muy ocupada llevando las hermosas melodías del piano a todo el mundo.

— ¿Ya?, ¿Qué hora es?

—Las ocho, la fiesta empieza a las nueve. Vine a arreglarte. Traje mi maquillaje.

De estar con el almohadazo en la cabeza, mi amiga me arregló perfectamente, tanto que parecía una diosa. Quisiera que June siempre estuviera conmigo, pero el poco tiempo que lo está es más que suficiente.

Bajamos y ya hay bastante gente en la mansión. Yo insistí en que la fiesta fuera en mi casa. Varios desconocidos me felicitan y me regalan varias cajitas de perfumes y joyas, mayoría empresarios amigos de mi abuelo, señores de una edad avanzada con mujeres jóvenes, poco mayores que yo.

Me siento en la mesa principal, viendo como en mi vaso con refresco las burbujas que tenía. Con una pajilla, fui removiéndolas, viendo como volvían a formarse y a desaparecer. Busco con la mirada a mi amiga, quien ha desaparecido sin dejar rastro. Varios señores se acercar, queriendo conversar conmigo, yo solo los escucho amablemente mientras que sigo con mi tarea de las burbujas.

Ya entrada la noche, sirvieron los sagrados alimentos. Todo el menú lleno de comida occidental. La carne New York me tienta mucho, y más que tengo el estómago vació desde la tarde.

—Hija, tenemos que esperar a que llegue tu prometido para comer. — Se acerca mi abuelo a decirme, mientras que toma asiento a mi derecha, buscando a mi prometido.

—Pero en la tarde no probé bocado. Sólo comeré...

Cuando estaba dispuesta a tomar un poco de ensalada, un chico rubio, bastante apuesto, con unos ojos azules penetrantes me clava la mirada. La sangre se me sube al rostro, e involuntariamente bajo la mirada inocentemente.

—Buenas noches, lamentamos seriamente la tardanza, pero surgieron varios inconvenientes que hicieron imposible nuestra llegada.

—No se preocupe, Doctor Batúrina. Es un honor que nos acompañe. Saori — En ese momento me levanto de mi asiento — Él es Eduard Batúrina. — Hago una leve reverencia — Y él es su hijo, Hyoga. Es un muchacho bastante apuesto e inteligente.

Tras hacer la reverencia, él toma mi mano y la besa con delicadeza. Se sienta a mi mano izquierda y me sirve la ensalada que planeaba comer.

Pasamos gran parte de la velada platicando sobre nuestras aventuras. Él es un gran chico, irradia felicidad y todos a su alrededor parecemos llenarnos con su alegría. Pese a eso, no lo veo como el candidato idóneo para ser mi marido. Si lo hubiera conocido en otras circunstancias, tal vez.

A la media noche, las luces comenzaron a apagarse y noté que el piano de mi madre estaba en el centro. Un piano negro y que resaltaba aún entre la luz tenue. De pronto, sólo un par de luces se vieron, que hacían centro al piano.

Mi amiga salió luciendo un vestido blanco largo, con el cabello en un bonito molote. Detrás de ella, un misterioso hombre de cabellos verdes y ojos esmeraldas. Con él, lo acompañaba un violín.

Tocaron "Tears on love" de Yiruma. Las teclas de mi amiga transmitían felicidad y armonía, mientras que las cuerdas de su acompañante daban el sentimiento de tristeza y profunda aflicción.

Las lágrimas escaparon de mis ojos al escuchar al violín tan melancólico. Hyoga tomó mi mano e hizo que mi cabeza posara sobre su hombro. Vi como retenía un par de lágrimas en sus ojos. Eso refleja un punto a su favor, la sensibilidad musical que posee.

Al término de tan espléndida actuación, todos nos levantamos y aplaudimos. El chico misterioso, lloraba como niño pequeño tras terminar su melodía. ¿Cómo pudo retener sus lágrimas toda la presentación?

Le dije a Hyoga que me disculpara, salí de mi lugar y fui a alcanzar a mi amiga y a su acompañamiento.

—Tocaron espléndido. — Felicito a ambos, pues su presentación fue sensacional.

—Espero que te haya gustado tu regalo. Te presento. Él es Shun Arima, tocamos juntos desde que salí del instituto. Nos conocimos en Juilliard, en América.

Hacemos una reverencia, y él se desplaza a la barra de bebidas. Ese nombre me suena de algún lugar, siento haberlo escuchado antes…

—Me gusta, ¿Sabes? Es una excelente persona. Vino a Japón por asuntos personales, pero tiene planeado vivir en Europa, en Francia. Si se casara conmigo, viviríamos en la casa de mi abuela.

—Fantaseas mucho, June... es bastante guapo he de decir.

—Y a ti te falta eso, ser menos realista.

—Mi vida no es justamente un libro en blanco. Ya tengo un camino marcado, y es el que debo de seguir. Pero su violín se escuchaba tan triste, que me hizo llorar y también a mi prometido.

—Normalmente toca melodías alegres, por eso tenemos química al momento de tocar, pero cuando llegó a Japón, sus cuerdas han llorado. Le he preguntado el motivo, pero dice que estoy enloqueciendo y que no ocurre nada. Pero cambiando de tema… ¿Qué tal el hijo del director?

Los colores se suben a mi rostro, siento como mis mejillas arden — Pues, creo que nos podremos llevar bien… — mi amiga me ve y se ríe de mi expresión.

Alguien llega por detrás mío, con una mano tapa mis ojos, y con la otra rodea mi cintura.

— ¿Quién soy?

Escucho los pasos de June alejarse de mí… Esa voz me es inconfundible.

— ¿Shiryu?

Me da un beso en la mano y se inclina un poco para saludarme. Él es mi exnovio del instituto. Era el primero en su clase y tenía muy bonita personalidad. Era el hombre ideal, hasta que descubrí que no tenía esa sensibilidad musical. Siempre insultaba mi amor por el chelo y repetidas ocasiones dijo que era un desperdicio mi talento intelectual.

Shiryu Suou, actual dueño de grandes centros comerciales y entretenimiento en Tokio. Es un muy importante socio de mi abuelo y fue uno de los candidatos con los que quería que me casara, pero llegó un mejor apostador.

De la sombra de él, sale una muchachita china. Es hija del uno de los hombres más ricos de Asia, el señor Ling.

—Te dije que esperaras en la mesa, Shunrei. Te presento, ella es Saori Kido, es la mejor persona que pude conocer en mis años del instituto. Saori, ella es Shunrei Ling, mi prometida. Shunrei y yo nos conocimos en un viaje de negocios que hice con su padre y empezamos a tratarnos hasta que se ganó mi corazón.

—Es un placer — Es una muchachita tímida, pero muy hermosa y amable.

—Igualmente. Yo tengo que regresar con mis invitados. Nos vemos — Me despido de Shiryu y de Shunrei y me alejo un poco.

Pese a que es algo frío en cómo le habla, sé que la ama mucho. Su trato hacia las mujeres no ha cambiado, pero cuando la mira a los ojos, tienen un brillo que jamás tuvo al verme. Siempre fue muy amable conmigo, pero jamás llegó a ser tierno o hablar que yo era dueña de su corazón.

Iba a mi mesa, pero Shun se atravesó en mi camino.

—No sabía que hoy era el cumpleaños de una de las personas más importantes de todo Tokio, o mejor dicho, Japón. — Su aliento tiene un fuerte aroma a alcohol, lo cual me hace sentir que esta borracho.

—Ah...— Digo con desdén por un comentario tan interesado

—De haberlo sabido, yo hubiera traído un obsequio. Eres de las personas más queridas por Junet. Siempre habla maravillas de Saori, tanto que ya hasta me enamoré de ti sin conocerte — dice, con una voz que no rebela su estado de ebriedad.

— Ella es una de las personas que quiero y estimo demasiado. Pero ella jamás habló de ti. Lo que me causa mucha curiosidad es saber por qué tu música suena triste

Él se sonríe y se acomoda el pelo con su mano.

—Perdón. Creo que me causa nostalgia volver a casa. Después de viajar a otro continente y encontrar todo tan cambiado. Uno no nota cuanto avanza el tiempo, ni como poco a poco los recuerdos se vuelven tristes.

—Me imagino lo difícil que ha de ser, pero tienes la libertad de vivir tu vida, sin que nadie la dirija. Eres un alma libre, puedes cambiar lo que te disgusta de tu vida.

— ¿Quieres beber algo conmigo?

Asentí con la cabeza.

— ¿Quieres un vino espumoso?

— Si, lo prefiero dulce. Nunca lo he probado seco

— ¿No te gustaría probarlo? Señor, ¿Me podría traer 2 copas de champagne?

Cuando llegó mi bebida, mire a Shun, buscando alguna opinión.

—Tiene un sabor sutil

Cuando di el primer trago, mi cara puso una mueca. Sabía terrible y me ardía un poco la garganta. Sutil no sería una palabra que yo usaría para describir esa bebida.

Shun soltó una carcajada tras la travesura que hizo. Sabía cuál era el sabor exacto de aquella copa.

—Ja, perdón por la pequeña mentira. Pero quería conocer la expresión que pones cuando algo no te agrada. Te acabo de regalar algo muy importante

— ¿Qué cosa?— Dije mientras veía sus ojos verdes. Alzó mi mentón y se acercó lentamente a mi rostro, yo cerré lentamente mis ojos.

—Experiencia — Susurró mientras que se iba, dejándome con gran intriga. ¿Será un tipo profundo o simplemente un patán? Tal vez esas copas de más que tenía, lo hacían actuar como un completo imbécil.

Regresé a mi mesa, donde Hyoga me esperaba. Platicamos hasta que la mayoría de los invitados se iba.

—Gracias por todo— Me susurró al oído. Cuando pensaba levantarme, entre sus grandes manos tomo mi rostro. Hizo que viera sus ojos y me robó un beso. — Hasta pronto.

Se fue y me dejó un poco aturdida por dentro. Subí corriendo las escaleras a mi habitación, esperando que vuelva a coincidir con Shun, el chico misterio. Abuelo, quiero que ese sea mi regalo.

Nota: Los personajes son de Sr. Kurumada, yo sólo quise hacer una historia con estos tipos :v Gracias por leer mi historia. Ese día es mi cumple :3 :3. Espero sus comentarios sobre la historia y que agreguen a favoritos. Eso inspira mucho.

Espero que la lean, y como dije anteriormente, la historia es de Naho21, pero ella eliminó la suya para que yo pudiera escribir mi versión de este bonito texto.