*Aparecen Shade y Sess, disfrazadas de León S. Kennedy y Chris Redfield de Resident Evil y bajando desde el techo en una cable*
Sess: Buenas a todo el mundo. ¿Listos para otro delirante fic? ¿No? ¡Pues qué lástima, ya está aquí! :D
Shade: Esta vez nos meteremos de lleno en el mundo retorcido, surrealista y raro de la distopía y lo post- apocalíptico, de la mano de nuestros Vocaloids principales.
Luego de una clase de Sociología y Hacienda Pública sobre los efectos de la tecnología y el Estadocentrismo sobre la Humanidad, plasmaré esas clases aquí, con varios elementos características ciberpunks tipo Mad Max y películas de zombis :3
Pairings: Las establecidas son el KaiMei, el Rin/Len, el Gaku/Luka, y un largo etc. En cuanto a Miku… no les diremos quien será por ahora, para dejarlos escoger: ¿Mikuo o Akaito? Si quieren otra, avisen 3
Advertencias: +17. Nivel intermedio/alto de violencia y gore. Escenas de terror. Temas oscuros y delicados como menciones de la clonación, la biotecnología y las bioarmas.
Disclaimer: Las obras distópicas mencionadas son de sus respectivos autores conforme se vayan mencionando. Vocaloid no nos pertenece, sino a Yamaha, Criptón y otras empresas derivadas.
Dedicado a mi querido Drake9999, quienes sus sueños surrealistas sobre espectáculos de piromanía inspiraron la mejor escena del fic.
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Synthetyloid
Created by Shade Shaw Phantom and SessKagome4Ever
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"Estaré ahí cuando despierten, más posiblemente no esté precisamente… vivo"
Prologue: Año 2107 – Año Alfa 1
El penetrante silencio que invadió a todo el personal de la instalación de la isla. Un segundo antes, creyeron que cerrando todas las puertas dobles de acero, podrían contenerlo… Pero los ruidos de los golpes de afuera los sacaron de su error.
"Sistema de seguridad Alfa 413-B, en proceso de ejecución. Favor evacuar la planta de inmediato" se oyó desde lo alto una gélida voz femenina en los parlantes, de los cuales un buen trozo se despegó de su sitio por una fuerza invisible y salió despedida hacía los ocupantes.
— ¡Maldición, tenemos que detenerlo!— exclamó uno de los hombres tecleando en uno de los computadores una especie de cogido de seguridad… segundos después la computadora hizo corto circuito y lanzó un golpe eléctrico tan potente que lo arrojó con fuera contra la pared, rompiéndole el cráneo en pedazos al estrellarse. Los demás empezaron a moverse en sus sitios, sin saber a dónde ir o a dónde dirigirse…
El Master miraba hacia arriba, donde el fragmento de cielo se veían pedazos de metal volando y estrellándose contra el techo, con claras intenciones de romperlo. Lo sabía.
Ahora, ellos no eran quien lo controlaba. Eso había cobrado vida. E iba a destruir a todo que estuviera a su paso… A no ser que…
— ¡Kuzumona!
— ¿Si, Master?
—Trae a cuatro hombres más y vengan conmigo a la cámara principal.
— Señor, tenemos que salir de aquí… —tartamudeó aterrado por la evidente acción, casi suicida—, Señor, los Vocaloids podrían…
— No, no. Vamos a ponerlos a salvo: Ellos siempre fueron útiles para la empresa, y hoy tal vez lo vuelvan a hacer.
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La chica de coletas verdes alzó la vista de las hojas de donde venia garabateando toda clase de cosas: versos de canciones, dibujos de Negis o de ella con sus compañeros de banda. Se dibujó en su rostro una amplia sonrisa al ver al Master acercarse a ellos, aunque esa sonrisa se apagó al ver la expresión lejana, casi dura de él. Sumado a todo, lo acompañaban su asistente, el joven y nervioso Kuzumona y cuatro personas más, todas con expresiones muy graves en sus rostros.
— Master, ¿qué está sucediendo? —se atrevió a preguntar, al ver que el hombre la levantaba con delicadeza en sus brazos, como si fuera una niña pequeña. Los demás fueron por sus amigos: El más coloso de ellos levantó a Kaito y a Gakupo a la vez, echándoselos a cada lado del hombro, como si fueran sacos de patatas. Kuzumona tomó a los gemelos también a la vez. Dos más cargaron a las otras chicas, aunque con Meiko fue más difícil: "¡No me voy sin mi sake y sin que me digan qué demonios pasa!" el hombre le enterró una aguja en el cuello que sacó de su bata y en cuestión de instantes dejó de retorcerse.
—Llévenlos a todo de inmediato a las cámaras heladas, ¡de prisa! —les apremió el Master al resto de los hombre de blanco, sin responder a su pregunta.
—Master…—musitó la chica llenándose cada vez más de confusión y de una molesta sensación que le hacía escocer la garganta y le producía un extraño hormigueo en el cuerpo… Una sensación que el Master le enseñó hacía poco: el miedo.
Con el resto a cuestas, el Master y los hombres de batas blancas corrieron por las escaleras hacia el último nivel de la instalación, pues al intentar usar los ascensores estos hicieron saltar chispas y luego se soltaron de sus cables, precipitándose hacia abajo. La chica de pelo verde miraba desde el hombro del Master a sus compañeros, que no dejaban de preguntarse casi a los gritos que estaba pasando, recibiendo solo silencio de sus captores. Las luces de neón del techo titilaban y algunas llegaban a explotar, cayéndoles ardientes fragmentos casi por encima de sus cabezas.
Finalmente, las escaleras que no parecían tener fin, terminaron abruptamente a una espaciosa sala que estaba casi envuelta en la penumbra, a excepción de unas chispas que salían de cable rotos que serpenteaban en el suelo. El Master y el resto de los hombres cruzaron la sala hasta llegar a la cámara siguiente, cuyo ambiente estaba helado; había dos hileras llena de computadores con cables conectados a aparatos y lo más prominente: Una serie de capsulas blancas en forma de ovalo, cuyas puertas estaban abiertas.
—Señor, ¿cree que funcionará esto? —inquirió el hombre que llevaba a los confundidos gemelos casi en un susurro, el Master no dijo nada—; ¿Al menos ha considerado que esto tal vez puede fallar?
El Master se volteó y le lanzó una mirada fría y penetrante—Lo he considerado mil veces, Kuzumona, pero como te habrás dado cuenta, no creo que tengamos otra salida, ¿o sí? —Kuzumona calló y asintió lentamente. —. Ahora, sí ya terminaste de hacer preguntas estúpidas, proceda a activar los huevos de criogenización, que nos queda poco tiempo.
—Sí, señor—repuso Kuzumona en tono de disculpa y sujetando mejor a los Kagamine con uno de sus brazos, tecleó en una de las computadoras un rápido código y las maquina sobraron vida al instante. Con un gesto, el Master ordenó que los colocaran en los óvalos blancos. Gakupo y Kaito trataron de salirse, pero en cuanto sus espaldas tocaban el mullido interior, se quedaron pegados en ellas, incapaces de moverse.
— ¿¡Que rayos es esto!? ¡Déjennos salir! —gritaron Kaito, Len y Gakupo al tiempo, aporreando las tranparentes puertas de las cámaras al igual que las chicas, haciendo que temblaran levemente de sus soportes, empezando a resquebrajare la puerta de cristal de ellas.
— ¡Señor, van a romperlas, dese prisa! —exclamó otro de los hombres apresurando en sellar completamente las puertas de los óvalos blancos.
— ¡Master, dígame que está pasando! ¿Hicimos algo malo? ¡Respóndanos! —gritó la chica asiendo con fuerza los hombros del hombre, haciendo que por fin este la mirara a los ojos. Una sonrisa, entre triste e irónica, le decoraban los labios.
—Miku, tú y tus amigos van a tener una… larga siesta, yo y los demás iremos arriba a tratar de apagar a…No importa. Quiero que sepan que todo lo que he hecho a lo largo de todo estos años, lo hice por su bien… Recuerden siempre eso—dijo con voz más fuerte, dirigiéndose al resto de los seis encapsulados, que dejaron de tratar de romper las puertas y se quedaron de piedra, confundidos y asustados de escucharlo hablar así—No se preocupen por mí, estaré bien… Adiós.
—Master… ¡Master, Master, no se vaya! —chilló Miku al igual que el resto de sus amigos, al ver al Master alejarse junto con los otros ayudantes, dejándolos completamente solos en la cámara helada. —Master…
Pronto dejó de golpear la puerta, haciendo los golpes cada vez más débiles. El frio les hacia entumecer y ponerles rígidas las extremidades a cada segundo que pasaban, al mismo tiempo que le provocaba un pesado e irremediable sueño… Miku parpadeó dos veces más, mirando a su derecha para ver como el Len, Rin y Meiko cerraban los ojos, volteó a la izquierda para ver a Gakupo, Kaito y Luka hacer lo mismo. Miró al frente y pensó en las palabras del Master: ¿Qué quiso decir con eso? Escuchó gritos desgarradores a la lejanía, pero nunca supo de quien o quienes eran.
— Amigos… yo… —eso fue lo último que pudo decir, pues sus ojos se hundieron en las sombras, mientras un temblor hizo desplomar toda la entrada de la cámara helada.
To be Continued…
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Shade: Bien, esta será casi la última vez que veremos al Master con vida. ¿Qué es lo que está sucediendo exactamente? Lo descubrirán al mismo tiempo que nuestros queridos Vocaloids, mientras vean como estará el "nuevo" Tokio… o más exactamente, el mundo.
Sess: No se asusten por los términos y ambientes a partir del próximo capítulo, pues los detallaremos al máximo para su comprensión y comodidad :D
¡Saludos, abrazos y wodka!
