Disclaimer: Ni hetalia ni la canción "Loser" me pertenecen.
Mom! C'mon! It's just a party! – Dijo con ojos de perrito.
– Alfred, I've told you, necesitas descansar, no irás a ningún lado mientras los exámenes finales no hallan ternindo.
– Pero mamá…
-¡Sin peros! Ahora, ve a dormir, con todas las fiestas de este año ya has tenido suficiente hasta el siguiente siglo. No insistas, sabes que tus videojuegos corren peligro. Y no, no puedes jugarlos. Duerme. Mañana será un gran día. Para ambos.
Alfred F. Jones era un chico de 17 años estadounidense, fuerte, alto, rubio y de unos hermosos ojos azules cielo. Tenía muchos planes en su vida, y entre ellos estaba aprobar ese año, ser el capitán del equipo de futbol y encontrar una novia.
En fin, quizás mama tuviera razón, así que se fue, como un niño obediente a dormir.
En realidad no era tan fácil, su vida está llena de la misma porquería de todos: No importaba cuánto lo intentara, sus notas no subían, la relación que tenía con sus padres, y especialmente con su padre, era pésima, y quizás solo estaba exagerando, pero aunque pareciera una persona feliz, sabía que necesitaba amor.
Y no es que no tuviera amigos o pretendientes, pero el necesitaba alguien a quien amar
Por eso se sentía terrible cada vez que veía que los demás eran felices y tenían una vida tan fácil y perfecta, mientras el moría de soledad, aparentando una vida diferente a la que realmente llevaba, y mostrando sentimientos que en realidad no sentía.
Así que se fue a la cama, y como cada día negro, escuchó música antes de dormir, pero su suerte era tan buena que no pudo evitar escuchar una canción que según él, relataba su vida
Soy un perdedor
I'm a loser, baby
So, why don't you kill me?
Porque aunque pareciera la persona más popular en la escuela, en realidad se sentía como un completo perdedor.
Apagó su reproductor de música furioso, luego de haber pasado por muchas canciones muy sentimentales y tristes, y lloró hasta dormirse.
Despertó a la mañana siguiente, sintiéndose muy diferente, y feliz. Recordaba todo lo que había pasado la noche anterior, pero por alguna razón se sentía mucho mejor.
-Good morning, Alfred.
-Hey mom
-¿cómo estuvo tu noche? Supongo que dejaste de sufrir por esa tonta fiesta, ¿verdad?
-Si claro, madre, estuve llorando toda la noche, cortándome las venas y sufriendo por amor.
-Por supuesto, ahora termina tu desayuno y haz algo por la vida.
Y, por primera vez, lo hizo. Salió del comedor y besó a su madre, ordenó su cuarto, limpió el polvo acumulado en su escritorio y comenzó a leer. Oh si, los mayas tenían razón, el fin del mundo si se avecina, si no, ¿cómo se explica que Alfred estuviera leyendo un fin de semana? Es que había algo que lo motivaba, que lo movía a ser mejor.
Y de golpe, lo recordó.
Fue en un sueño. Anoche. ¿O realmente sucedió? No, claro que no, pero lo sintió tan real, tan vívido. Fue el sueño más extraño de toda su existencia, en él había un chico, de 17 años quizás, un poco más bajo que el, rubio y de unos hermosos ojos verdes. Había algo sobre ellos, ¿Qué era? En fin, este chico estaba sentado en una… ¿banca? No lo recordaba bien, lo que sí recordaba era que estaban ambos en un parque, y este chico estaba al lado de un pequeño cerezo en flor mientras sostenía distraídamente un libro en sus manos
Se le acercó, no por que quisiera realmente, sino que algo lo movía hacia él, cada paso que daba se sentía mejor, una extraño sentimiento le embargaba, se sentía cada vez más completo, pero a la vez, cada paso era más una tortura por llegar lo más rápido posible a él.
Ahora que lo pensaba, la sensación era excelente, pero necesitaba volver a verlo. Lo necesitaba desesperadamente, a pesar de saber que no fue más que un sueño. ¿Por qué lo quería tanto?
Más partes del sueño venían a su mente. Se dio cuenta de que no había nadie más que él y el chico rubio, aunque no podía estar seguro porque en realidad no le puso tanta atención al parque como al chico.
Y como una película, los recuerdos vinieron a él. Sentía un cosquilleo en el estómago que aumentaba a cada paso que daba. A pesar de nunca haber visto al muchacho en toda su vida hasta ahora, era como si significara una parte muy importante en su vida. Estaba a unos cuantos metros de él, y se dio cuenta de que no sabía que decir, pero poco le importó. Ya no podía soportarlo más, necesitaba llegar a su lado. Entonces, el chico levantó la cabeza de su libro, como extrañado, y lo vio.
Varias emociones pasaron por su rostro. Al principio era como si no hubiera conocido a Alfred en su vida (lo que era verdad, pensaba este), pero luego, su cara se tornó en una expresión de sorpresa y algo más. ¿Era de dulzura? ¿De enojo? Alfred nunca podría decirlo, pero en ese momento, el individuo del sueño sonrió. Fue la sonrisa mas hermosa que el americano había visto en su vida. Se sintió desfallecer, pero antes, el chico abrió su boca, evidentemente le diría algo, le enseñaría que era lo que estaba pasando, le diría su nombre y que lo amaba.
"Esperen, ¿Qué estoy pensando? Por dios, era un hombre, yo lo soy también, su sonrisa no es hermosa, no siento nada por él, fue un sueño muy salido de la realidad, y por supuesto, no me dirá que me ama…"
El recuerdo no insistió en volver, pero Alfred no podía dejar de pensarlo. Se obligó a recordar.
El chico abría su boca, y comenzaba a pronunciar una palabra, Alfred no podía más de emoción, siempre tuvo problemas para recordar sueños, pero esta vez era como si realmente estuviera ahí.
Y el sueño desapareció.
-Carajo, ¿Qué pasó entonces?- Gritó.
Quería recordar, lo necesitaba, estaba seguro que eran las palabras que el extraño ente pronunció las que lo motivaban y lo hicieron despertar feliz.
Pero no pudo, a pesar de lo mucho que lo intentó. Y se enfureció.
¿Cómo era posible que significaran tanto? Trató de olvidarse del tonto sueño y seguir con lo que estaba, pero no pudo. Se sentía frustrado por no recordar, y se sentía frustrado por no olvidar.
De cualquier forma, no volvió a lo que estaba, en cambio, salió a caminar, pensando en todo y en nada, en cómo se sentía tan mal acerca de su vida y en lo perdedor que era.
Antes de darse cuenta, llegó el atardecer, y el atardecer dio paso a la noche. Era una noche hermosa, de eso estaba seguro. Las estrellas brillaban arriba, y quiso ser una de ellas, no tener que pensar en su padre y sus exigencias, que debía ser el mejor, el mas popular, el atleta que lograra todo. ¿Cuánto podían pedirle? ¿Es que Dios no se daba cuenta que no podía cargar con tanto, que no era tan fuerte como pensaba?
Miró al cielo, y, oh no, recordó que había salido sin almorzar y su estómago rugía, pero peor aún, recordó a su madre, y se le imaginó furiosa, no era para menos, había salido muy enojado (y volvió a recordar el sueño) y no recordaba haber avisado que salía. Entonces se sintió muy asustado y volvió a casa.
Mientras corría, se sentía mejor, sabía que tenía una meta, al menos temporal: Llegar a casa. Era como en el sueño, llegar a alguien. Sonrió bobamente al recordar el rostro del chico, y no vio la piedra en el camino, se tropezó y cayó.
Levantó la cabeza y se encontró solo en una calle, bastó eso para recordarlo. Por supuesto que era un parque, por supuesto que estaban solos en él, por supuesto que lo amaba, ahora no sabía como lo había dudado. Por supuesto que abrió su boca, y lo que dijo era igual de obvio que todo lo anterior.
"Hey, there you are. I've been waiting you forever"
N.A: Y eso. Es lo primero que escribo, tened consideración. Podría dejarlo hasta ahí (aunque la historia no esta completa y falta mucho por relatar) o podría seguir. Muchas gracias por leer hasta aquí, especialmente por que sé que escribir no es lo mío y me falta mucho por aprender, pero significa mucho para mi, en serio :') Y si a alguien le gustó, espero me lo haga saber, para darme motivación y seguirlo más rápido. Y en serio, falta gran parte de la historia, como adelanto, sólo diré que este no es el único sueño que tendrá. Muchas gracias de nuevo.
