Glee no me pertenece. Esta historia no es más que un juego imaginativo con Finn y Rachel.

El bebé de Finn Hudson

- No puedo creer que Sony esté tan grande ¿cuánto tiene? ¿10 meses de nacida?- decía Finn Hudson desde la cama a su esposa Rachel que estaba en el baño realizando su ritual nocturno de belleza

- sí, ya sé parece que fue ayer cuando Mercedes nos contó que estaba embarazada, cuando nació la niña y ahora nos pide que seamos los padrinos...

-Por un momento pensé que te negarías a ser la madrina…

- ¿por qué me habría de negar Finn?, Mercedes es una de mis mejores amigas…

-Porque no te gustan los niños

- No es que no me gusten, es que todos los bebés son complicados, lloran, se ensucian, lloran, comen, lloran, duermen y lloran y lloran; sabes que ahora mismo, con tanto trabajo, no soy una mujer de mucha paciencia… es más creo que nunca he estado con un bebé más de una hora seguida.

- Lo sé, pero son lindos, son la mejor parte de dos personas que se aman y supongo que ese amor es el que te hace aceptar y lidiar con sus "complicaciones"

- ¡Guau! Sí que te impactó Sony…

- ¡Eso creo! - dijo Finn suspirando y con media sonrisa en su rostro

- ¡cariño! ¿Me pasas las píldoras que están en mi bolso?, ya se me está pasando la hora- pidió Rachel a su esposo desde el baño

- ¿cuáles?- dijo Finn tomando el paquetito de pastillas entre sus manos

-ya sabes cuáles…las anticonceptivas- dijo Rachel refunfuñando

-¡no están!- contestó Finn escondiéndolas debajo de su almohada

-¡Estoy segura de que aquí estaban!- dijo Rachel en cuanto salió del baño y buscó ella misma en su bolso

- Pues creo que estás perdiendo la memoria- comentó Finn apenas conteniendo la risa por su "travesura"

- ¡Dámelas! ¡Tú las tienes!

- no, no las tengo

- Finn… ¡me desespera que me hagas esto! –dijo Rachel molesta

- Toma- se resignó Finn con un suspiro, sacando las pastillas de debajo de la almohada

-Finn, no me hagas esto, ok, sé lo que pasa, sé que te mueres de ganas por ser papá, pero lo hablamos desde antes de casarnos, quedamos en esperar…

- Lo sé, pero albergué por un instante la ilusión de que podíamos…ya sabes, ambos tenemos el empleo de nuestros sueños, económicamente no tenemos problemas, tenemos una casa, un buen matrimonio… yo te amo, tú ¿me amas?…

- Sí te amo, mucho, ¿Por qué lo dudas? Además Cariño, dijimos que lo intentaríamos después de los 30, tenemos 28 no es como que falte mucho….

-No, supongo que no falta mucho- Dijo Finn esta vez con un dejo de tristeza

Rachel sacó la píldora del empaque y en cuanto estaba a punto de tomarla recordó a Finn cuidando a Sony: la cargó todo el tiempo que estuvo de visita, en cuanto la niña quería llorar buscaba la manera de entretenerla, incluso ayudó a Mercedes a cambiarla y a darle su comidita, todo esto, con una sonrisa enorme y un brillo jamás visto en los ojos de su esposo.

-¡basura!- dijo Rachel aventando la pastilla suelta y el empaque con las demás pastillas al bote de desechos

- Y ahora ¿Qué te pasa?

-¡Quiero un bebé, dame un bebé!- contestó Rachel abalanzándose sobre su marido y llenándolo de besos

- pero bebés, complicados, esperar 30…lloran y lloran y lloran dijo Finn apenas con el poco aire que le dejaba su esposa

-sí eso hacen todos los bebés del mundo, pero este bebé va a ser el bebé de Finn Hudson- le respondió Rachel muy seria, parando momentáneamente los besos

- no , nena –dijo Finn poniéndose serio también - yo sé que de momento no quieres un bebé y lo entiendo, esperaremos, no te sientas comprometida por mi escenita de hoy…

- No me siento comprometida y tienes razón yo no quiero un bebé cualquiera pero estoy decidida, convencida total y absolutamente de que quiero un bebé de Finn Hudson

- ¡guau amor! ¿De verdad? ¡Decidida! Pero no entiendo… ¿cuál es la diferencia entre un bebé y mi bebé?

- Ya te lo dije los bebés son complicados y lloran y lloran y lloran… me desesperan, es más creo que me dan miedo y ganas de salir corriendo.

- ¿Y con mi bebé no te va a pasar eso?

- Estoy segura de que sí me pasará, pero entonces, ahí, a mi lado SIEMPRE estará su papá que me hará tranquilizarme y amarlo más mientras me ayuda a calmar a mi hijo para que no llore y llore y llore, mientras lo cuida, juega con él, lo alimenta o lo disciplina…esa, esa es la enorme diferencia entre un bebé cualquiera y entre un bebé de Finn Hudson… y por eso realmente lo quiero… ¿Tú lo quieres?

-Con toda mi alma- respondió Finn retomando los besos y apagando la luz.

Pd: Historia escrita a lápiz y papel en una noche de tormenta ¿qué dicen? ¿Sigo?