Bueno, sólo quiero agradecer a las personas que leyeron y enviaron reviews a mi primer fanfic aquí, les agradezco muchísimo sus comentarios y me alegra que les haya gustado. Dejo aquí otro corto, es una idea simple, realmente...de esas cosas que pasan (?)


Feliciano Vargas se dejó caer sobre el colchón, con la vista aún nublada y las piernas temblándole. Desde su posición, casi al pie de la cama, su amante le observaba con una mezcla de incredulidad y excitación.

-Lo siento-dijo intentando recordar cómo respirar- Eso fue... eso fue increíble, oh dios, soy un desastre...

-No, no lo eres-le tranquilizó el otro delineando con sus dedos suavemente el contorno de su figura hasta acomodarse convenientemente a su lado- Me alegra que te haya gustado...no, espera, estoy muy feliz de que te haya gustado.

-Ludwig, me gustó muchísimo, pero ese no es el punto, ¿sabes? Hay cosas que un verdadero hombre no se puede permitir, y una de esas es, sin duda, durar menos de diez minutos.

Bueno, era una situación que pondría a reír a cualquiera, ¿no? Pero por todos los santos, lo que el rubio hacía con su...No, no y no. Nada de excusas.

-Uhm- se aclaró el alemán la garganta, pensando cuidadosamente qué decir. No le parecía, específicamente tratándose de Feliciano, que ése fuera el stándard que definiera su hombría, pero no podría decirle eso, oh no. Había aprendido a lidiar de alguna manera con la hermosa pero complicada personalidad del chico, y por supuesto, sus crisis existenciales- No todo el tiempo es así. De hecho, rara vez terminas antes que yo. Estoy..estoy feliz de haberte hecho sentir bien, significa que estoy mejorando, y eso es bueno, bueno para nuestra relación. Porque el sexo es importante.. y.. eso.

"Y allí vas, Ludwig Beilschmidt, socialmente inepto" pensó.

Okay, definitivamente no se le daba bien esto. Pero lo intentaba, eso sí. Y Feliciano, quien lo había capturado a besos, podía dar fe de ello.

-Oh, te amo, te amo, perdóname, es que es difícil, ¿sabes? Si no te hago terminar en menos tiempo me sentiré un total perdedor y...¡ugh! que asco, estoy todo pegajoso, iré a darme una ducha.

El italiano se levantó con agilidad de la cama, dejando a Ludwig perplejo, mientras lo observaba caminar a través de la habitación vistiendo únicamente su desnudez.

-Pero si eso es suyo.. ¿cómo puede darle..? Oh, bueno..

Se acomodó en la cama, brazos en la nuca, sonrisa en los labios. "¡Menos de diez minutos!" pensó con orgullo. Si ésto se convertía en una carrera, se esforzaría para obtener todas las victorias. Sobre todo si éstas incluían ver la expresión de puro placer y deleite en el rostro de Feliciano.