Sin duda alguna, el trabajo en conjunto de los siete capitulos me agrado demasiado. Estoy feliz con el resultado :D


N/A: " Participante de Otoño para salir de viaje del foro DexHolders del Prof Oak." (Link en mi perfil).

Disclaimer: Pokémon Special y sus personajes no me pertenecen, son propiedad de Nintendo, Kusaka y Yamamoto.

Advertencia: Semi-UA. Posible OoC. En este periodo existían los animales y los Pokémon. No hago uso de ningún OC. Soy mala inventando nombres.

N/A: Mi imagen otorgada fue la numero siete.


Redshi Hitoshi

La armonía entre los imperios era evidente, la paz estaba presente desde hacía muchos años; por lo que muchos habitantes creían que no había necesidad alguna para que los niños a partir de sus ocho años de edad entrenasen en el ejército y aprendiesen a manejar alguna de la variedad de armas existentes. Redshi Hitoshi fue sometido a este sistema desde temprana edad, ya que su padre le entreno a partir de los seis años. Por lo que no era de sorprenderse ver al chico a sus catorce años de edad formando parte del ejército imperial de Kanto.

Redshi tenía un enorme talento y una increíble resistencia física; sin duda era el resultado de arduas horas de entrenamiento. Era el mayor orgullo para todo un lineamiento familiar de diversos militares que llegaron a tener altos puestos dentro del ejército. Su familia había conseguido el honor gracias a él.

A pesar de que Redshi fuese estricto; mantenía dentro de él un ser un tanto rebelde, lo cual era comprensible dado a que estaba en la etapa de la adolescencia. Aunque su modo para reflejar su "rebeldía" era de un modo un tanto peculiar. A él no le importaba en absoluto lo que sus compañeros de mayor edad dijeran respecto a su apariencia, y en particular, respecto a su cabello negro peinado en extravagantes picos y unos largos mechones de cabello que bajaban por sus patillas, llegando a sus clavículas. Incontables son las veces que le han dicho que debía cortarse aquellos mechones; todas ignoradas.

Días atrás; el emperador le pidió directamente a Redshi que fuese al imperio vecino, más en específico, a cierto pueblo que cual era la capital del lugar, por lo que era la mayor atracción dentro de Johto. El motivo de este viaje es para poder observar las tradiciones y el ambiente del imperio para una futura tregua. Muchos creyeron que la decisión de mandar a un niño a tan importante misión era inapropiado; pero el emperador justificó la acción diciendo que precisamente era por eso que lo mandaba a él, nadie sospecharía de un niño.

El azabache se sentía completamente honrado por haber sido el elegido; por lo que no tardo en prepararse y empezar con su largo viaje hacia el pueblo Iris.

A lo largo de su camino, tuvo que atravesar por una gran cantidad de pueblos, bosques, montañas y demás lugares para poder llegar hasta su destino. Con cada lugar al que llegaba se maravilla a al ver las construcciones de cada pueblo, de cada uno de los edificios y casas con sus tradicionales tejados cóncavos. Todas las casas tenían una cosa que los caracterizaba; ya sea por la forma de algún ventanal o los bellos y floridos jardines que tenían para recibir a los invitados. Sin duda era un deleite visual.

No solo la arquitectura era lo que lo dejaba maravillado; también la gran cantidad de humildes personas con las cuales le toco convivir y las interesantes historias que cada uno tenía por contar. Si por él fuera, se daría una temporada para pasar su tiempo entre los pueblos y así conocer un poco de cada quien. Su carácter extrovertido le llamaba, pero tenía una misión que cumplir.

Cuando se encontraba fuera de los pueblos disfrutaba el estar en contacto con la naturaleza, no solo porque podía apreciar la basta tonalidad de verdes que existían en la vegetación de todos los tipos de árboles y arbustos que habían, al igual que podía nadar tranquilamente en los lagos de agua tan pura y cristalina. Lo disfrutaba también porque podía ver a muy corta distancia a los tan sagrados Pokémon

En todos lados a los que se fuera se les veía como seres sorprendentes, capaces de hacer cosas extraordinarias. Todos ellos tenían un inmenso poder, capaz de quitarles la vida a los humanos en un santiamén; por eso mismo se les brindaba un enorme respeto y temor.

A pesar del inmenso poder que todos los Pokémon poseían, también tenían otro don, el cual era la increíble belleza que los regocijaba y eso nadie lo cuestionaba. Todos estaban de acuerdo que no existía un mayor deleite que el ver a una manada de los roedores de grandes dientes y cola semi-enrollada color lila jugando con una gran inocencia y tranquilidad.

Redshi había tenido la bendición de poder disfrutar la vista de muchos de los Pokémon en su hábitat natural. Era una experiencia completamente diferente que solo saber de ellos por medio de los diferentes pergaminos que había en su casa y otros tantos por parte de la familia real. Inclusive logro ver Pokémon de los cuales ignoraba de su existencia.

Cada vez estaba aún más agradecido de haber sido él al que escogieran para tal misión.

Una bella noche azulada donde las estrellas y una brillante luna plateada eran las guardianas del camino, el azabache tuvo que acampar a la mitad del bosque. Después de tantos días desde que salió estaba a punto de llegar a su tan ansiado destino. Se había maravillado con el ambiente, habitantes y hasta con los Pokémon que eran únicos de aquel lugar. Deseaba el conocer ya el como sería la capital y saber lo hermosa que esta es. Su mente empezó a imaginar un sinfín de posibilidades.

A pesar de que ha sido un viaje con motivos de paz, él en ningún momento dejo sus cuchillas sai. Había estado con ellas desde sus diez años que aprendió el manejo de armas y las sai se convirtieron en su arma definida. Se sentía completamente indefenso sin las cuchillas por lo que no salía sin ellas de ninguna manera. Además, no había problema con que las llevara ya que eran fáciles de ocultar y así no alterar a los habitantes.

Inclusive para evitar levantar sospechas en contra de su presencia no poseía su traje de militar habitual; al menos no lo tenía completo. Generalmente vestía con un kimono completamente negro, con la diferencia de que a partir de la cadera hacia abajo había unas aberturas por el área de los costados para así facilitar el libre movimiento, un pantalón negro por debajo del kimono y encima de todo este atuendo usaba una armadura de bronce que le cubría las áreas vitales del cuerpo así como tenía un emblema del imperio de Kanto. Tal armadura había evitado utilizarla, fue la mejor decisión que habia tomado.

Su campamento era básico. Poseía una pequeña y controlada fogata que le brindaba el calor necesario para la noche, una tienda improvisada hecha de ramas y hojas y un pequeño pero cómodo futón. Quería destacar lo menos posible cuando estaba en el bosque, por lo que siempre cuando terminaba de cocinar su alimento o hervir el agua, apagaba el fuego y eliminaba cualquier rastro de este. Hasta el momento le ha funcionado y se ha librado de muchos posibles ataques nocturnos.


Al momento que entro, una cosa le quedo claro; en lugar de que lo llamaran "pueblo" debía ser considerada una ciudad. Era bastante grande, con edificios color rojo de diferentes niveles y con el tejado curvo negro rodeaban por todo el lugar. Sin duda era algo sorprendente de ver.

Existían todo tipo de negocios de todo tipo: frutas, vegetales, pocas reces, armas, objetos varios y cuanta más chuchería se podía encontrar.

No solo los edificios eran los sorprendentes, también las construcciones que tenían un menor tamaño estaban tan bien detallados que se volvían un deleite: un precioso jardín que se le nota el largo cuidado que le dan día tras día, detalles tan finos de flores en las paredes, postes y puertas detallado por, al parecer, el mejor artista dentro de los 6 imperios existentes, campanas de plata con forma de algún o varios Pokémon, y lo que volvía aún más bello el lugar es ver a los hurones peludos color marrón y crema, unas pequeñas aves de color café y un par de ratones eléctricos color amarillo corretear por toda la ciudad; conviviendo tan cercanamente a los humanos.

Redshi cada vez deseaba que la tregua fuera una verdadera posibilidad y poder experimentar aquella vista frecuentemente.

Dado a que estaba en la capital, podía aprovechar para conocer al emperador de Johto y si tenía la posibilidad el convivir con él para conocer así sus ideales, pensamientos políticos, creencias y todo lo posible para así llevarle un informe completo a su señor. Pero primero se daría un recorrido detallado por la ciudad.

Paso por un puesto donde vendían peces y mariscos, hubo algo que le llamo mucho la atención fue el ver como los peces estaban en tan buenas condiciones. Usualmente cuando se veía que vendían peces estos estaban heridos en alguna parte de su cuerpo o alguna área había empezado a descomponerse. Todos los pescadores sabían que para que el pescado se venda este debe prepararse a las pocas horas de que salió del agua y así poder disfrutar en su totalidad del sabor. Redshi no podía dejar de observar en tan dichoso pescado, que no se dio cuenta cuando una chica se le acerco.

—¿Te puedo ayudar en algo? — Era una chica un poco más baja que él, con una mirada verdosa, tierna pero autoritaria. Mantenía su cabello naranja y largo amarrado en una coleta ladina que le bajaba por el hombro mientras vestía de un delicado kimono color azul claro que le cubría de la forma más bella todo el cuerpo. El azabache se sorprendió al verla pero su intriga por el pescado seguía sin desaparecer.

—¿Cómo es posible que el pescado siga intacto? Digo, ya está por anochecer y sigue tan fresco. — Confeso. En su voz se escuchaba la gran intriga que le invadía, esto le causo risa a la chica no menor que él.

—Así que, ¿Estas interesado por el mantenimiento del pescado? Bueno chico, solo te diré que es un secreto familiar. — La chica, con un tono de superioridad y amenaza hablo.

Redshi asintió con la cabeza sin darse cuenta de la mirada verdosa que le veía estaba planeando veinte formas diferentes para asesinarlo por la pregunta tan imprudente. Al azabache le fue muy extraño no recibir respuesta, así que fijo sus ojos carmesí sobre la femenina y al momento de ver su expresión molesta en la cara es cuando por fin entendió lo que sucedía.

—¡Wah! ¡No creas que planeo robarte el secreto familiar! Y-Yo no me dedico a vender pescados, s-simplemente tenia curiosidad. — Nervioso hablo; lo que menos quería era ocasionar algún conflicto con uno de los habitantes.

La peli-naranja empezó a reír. Estaba bien que Redshi fuese un despistado total, pero eso le dejo aún más confundido. No sabía que decir al respecto.

—No te asustes, no planeo hacerte nada si ese es el caso. De cualquier forma no planeaba decirte. — Podría decirse que eso tranquilizo el alma de Redshi, pero seguía nervioso por lo sucedido. —Me caes bien muchacho; ¿Cuál es tu nombre?

—Ah…. Redshi Hitoshi.

La muchacha se quedó pensando unos segundos tras escuchar el nombre, como si estuviese tratando de hacer memoria. —Hum… Hitoshi… ¿No eres de por aquí verdad?

—Jeje, ¿Se me nota? — Se rasco la nuca en acto de nerviosismo; la estaba pasando bien por más increíble que suene.

—Nah, como crees. — Señor sarcasmo presente en la voz de la muchacha. Ambos rieron. —Kasumi Akurano. — Finalmente le extendió la mano para que pudieran presentarse formalmente. Esa sería una linda amistad.

Finalmente, el haber conocido a Kasumi dio buenos frutos. Aprendió que hay una creencia, que existe guardián de la ciudad y ese guardián no es otro más que un Pokémon bravo como el fuego y hermoso como el arco iris. Puede que no lo vean pero este siempre ronda por los aires cuidando a los ciudadanos y vigilando que no hicieran nada incorrecto. Para honrarle le tienen una escultura de oro dentro del castillo del emperador.

El llamado "castillo" no era más que. Una torre alta; de aproximadamente siete pisos de altura donde la base tenía una mayor área a comparación el último piso. La combinación de colores rojizos, naranjas, cafés y negros creaban una apariencia en la torre reciente y que era capaz de resistir las mayores tragedias naturales que pudiesen ocurrir. Todos los ventanales tenían detallado alguna forma de los Pokémon significativos del área. Había uno que tenía forma de un menudo erizo que expulsaba fuego por la espalda, otro que parecía un cocodrilo que se mantenía de pie sobre sus dos patas traseras, un Pokémon cuadrúpedo que tenía una gran hoja que sobresalía sobre su cabeza y otros varios más que destacaban por todo el edificio.

Había también unas decoraciones en dorado cada una de las esquinas, detalles en los contornos de los ventanales y puertas de color plateado y unas esculturas de cristal de cierta ave que Redshi nunca había visto. Según Kasumi; aquel Pokémon se llamaba "Ho-oh", el guardián de la capital.

Todo eso no era la única belleza por parte de la peculiar construcción, en el exterior habia una hermosa vegetación, los árboles de la zona lo cubrían envolviéndolo de la forma más natual posible. No habían alterado nada en el ambiente, todo lo que se veía alrededor fue creado por la propia naturaleza.

La peli-naranja le comento que al emperador le gustaba tener una estrecha relación con los ciudadanos, así que mantenía las puertas de su peculiar castillo siempre abiertas para los que quisieran entrar y comentarle acerca de sus necesidades que los acomplejaba; o simplemente para poder charlar un poco.

Redshi queria hablar con el emperador a la mañana siguiente, ya que para ese momento cayo la noche por lo que debía encontrar un lugar para dormir. Kasumi le había ofrecido reposo en su casa, pero el azabache rechazo la oferta porque no se sentía cómodo al dormir en la casa de una dama como lo era la pescadora.

De noche, la ciudad mostraba su otro lado de la moneda. A comparación del día donde se comerciaban diferentes alimentos y objetos varios; en la noche salían los brujos, magos, videntes y tiendas del mercado negro que pagaban grandes cantidades por órganos humanos. Redshi trataba de ignorar todos los puestos de mala pinta, repudiaba con toda su alma aquel tipo de negocios bizarros.

Por andar distraído en su búsqueda de una posada, nunca se percató de que un hombre de cabello rubio y largo se le acercaba buscándolo como un cazador. Poso su mano sobre el hombro del guerrero haciendo que este se sobresaltara. El hombre tenía unos intensos ojos negros, los cuales le miraban fijamente sin apartar ni un segundo la mirada; ni siquiera para parpadear. Parecía estar en un estado de "trance" lo cual empezó a alterar un poco a Redshi.

—Amh… ¿Puedo ayudarle?

—Una gran catástrofe. — El rubio ignoro la pregunta del chico y empezó a hablar dejando al azabache aún más confundido.

—¿Ah?— La mirada carmesí y confusa se poso sobre el hombre, observándolo atentamente.

—Mañana, siete chicos harán que el amo del fuego se enoje y destruya la ciudad. — Por algún motivo, la voz del rubio se escuchaba fría, no emitía emoción alguna.

—E-Espera, ¿Siete? ¿Quiénes son? — Si de eso se trataba, quería detener a las personas que serán involucradas, quería evitar el desastre.

Pero su pregunta no fue contestada ya que los ojos del rubio empezaron a tomar un color café y su estado de "trance" empezó a desaparecer.

—Ah, disculpa. ¿Necesitabas algo? — La visión que el hombre tenía había desaparecido, y ahora no recordaba nada acerca de lo que vio. Por lo que el preguntarle seria en vano.

—N-No nada. Disculpe. — Se fue sin rumbo alguno con pasos rápidos estando muy alterado por la visión que le acaban de decir.

Siete chicos… No tenía ni idea de donde podrían estar o quienes serían; pero su instinto le llamaba a gritos, pidiendo que se involucrarse para así impedir la catástrofe que se avecinaba. Si la fecha de lo ocurrido era para mañana, eso significaba que esas siete personas debían estar cerca de la ciudad. Pospondría la visita al emperador y se pondrá a observar a los ciudadanos a ver quiénes actuaban sospechosamente y detenerlos.

Si, ese era su plan.


A la mañana siguiente se quedó sentado en una de las calles ubicadas al sur de la ciudad, no asiendo más que observar a todos los que pasaban; niños, mujeres, hombres, ancianos, soldados, todos. No quería perder ni un solo detalle.

Estaba por pasar el mediodía y aun no veía a ningún sospechoso; estaba empezando a creer que lo que hacía estaba siendo en vano. Estaba por retirarse del lugar cuando vio a una melena roja y otra castaña pasando por el lugar a toda la velocidad que sus pies les permitían correr.

Se dirigían hacia el bosque del sur; al parecer ya tenía a sus primeros sospechosos. Se levantó del suelo y con pasos calmados pero rápidos empezó a caminar al lugar donde aquel par fue, mientras tomaba el mango de sus armas sai… Una batalla estaba por venir.


Notas finales:

Los hechos pasaran antes de lo ocurrido en el manga (Como 1500 años atrás).

Los nombres de los lugares no los cambie para tener una referencia más clara de donde se habla (aunque si exagere un poco en la descripción de los lugares; pero es para sentirse ahí xD).

El hombre rubio que se comenta se refiere a Mothy.

A favor de la campaña "con voz y voto", porque agregar a favoritos y no dejar un review, es como manosearme la teta y salir corriendo.

Chao~ nwn