Summary: Sasuke es un escritor joven que se da a conocer en Internet como "S.U." y Sakura escribe críticas a todos sus cuentos bajo el nombre de "Haru". No se conocen en persona y por esas cosas del destino deciden conocerse para discutir sobre el último escrito de Sasuke. El pequeño problema es que Sakura olvidó leer el cuento de "S.U." y al encontrarse en el bar de la librería Suna ella intenta llevar una conversación sobre algo que no leyó. "¿Sabes a qué me recuerdan tus escritos Sasuke? A comer pollo con las manos."

Como comer pollo con las manos.

Soy escritor, joven y sin fines de lucros. Escribo cosas sencillas, lo que se me viene en mente, en donde sea, cuando sea y tan solo lo plasmo en el papel, lo releo y si me gusta lo publico en mi página en la web.

Recibo críticas. Depende de la historia, suelo tener muchas o pocas críticas pero es solo una crítica por persona. Y esa persona que hace una crítica a alguno de mis escritos no critica ningún otro.

A excepción de Haru. No se quién es, cuantos años tiene, si es hombre o mujer y diría que no se nada sobre "Haru", si no fuera por que sé que vive en la misma ciudad que yo. En fin, Haru es la única persona que realiza críticas constructivas sobre mis escritos. De todos y cada uno de ellos. Se me ha hecho costumbre esperar sus mensajes cada vez que publico algo nuevo.

Hace unos días escribí algo. Sencillo, como siempre. Lo leí y me gustó. Y esperé al día jueves – día en que "acordamos" con Haru (mediante mensajes) que leería mis escritos y yo esperaría su crítica. – para publicarlo. Aún estoy en el trabajo – si, trabajo a medio tiempo (idea de mis padres, quieren que aprenda a valorar las cosas. A mi no me molesta hacerlo.) – así que en cuanto llegue a casa lo subiré.

Y, claro, le enviaré un mensaje a Haru.

- ... -

Qué curioso. Son como las siete de la tarde y no publica nada aún.

Y me estoy aburriendo. Así que no me vendría mal matar el tiempo hablando con la cerda. Si. Hablemos con Ino.

Me conecté al Messenger y automáticamente la ventanilla de conversación de Ino emergió de algún lugar de la pantalla.

Ja, que curioso.

Frentona – leo en el monitor y sonrío.

Cerda – tipeo rápidamente, le doy "enter" y aparece en la ventanilla de conversación.

Ja, - supongo su risa sarcástica y vuelvo a sonreir, Ino siempre tan melodramática – al fin te conectas ¿Vienes a anunciar el fin del mundo? No es cosa de todos los días que tú te conectes frentona.

Cuando Ino tiene razón, Ino tiene razón. No es cosa de todos los días que me conecte. En serio. E Ino no desaprovecha las oportunidades para destacarlo y mofarse de ello.

Estuvimos charlando por largo rato, pero aún así estuve distraída ¿Porqué "S.U." no escribió nada aún? Hoy es jueves, siempre publica los jueves.

Distraída, reaccioné justo a tiempo para ver como la ventana de conversación se sacudía, indicando que Ino está enviando zumbidos, y como si nada la computadora se apaga.

¡Maldición! ¿Cuántas veces tengo que decirle a la cerda que no me envíe zumbidos, por que la máquina esta se reinicia no se por que?

Uf. Aprieto el botón de reinicio de la máquina y otra vez se pone en marcha. Cierro unas cuantas ventanas que saltan cada vez que la enciendo y vuelvo a conectarme al Messenger y acción seguida le digo a Ino por quincuagésima vez que no me envíe más zumbidos y, por quincuagésima vez, me responde "lo siento Sakura, pero si no me prestas atención cuando te hablo entonces lo voy a seguir haciendo".

Touchè. Otra vez tiene razón.

Pidiendo "disculpas" a la cerda cierro la ventana – advirtiéndole de que no vuelva a zumbear – y abro el explorador de internet. Y entró a la página de "S.U." No sin antes revisar mis mensajes.

- ... -

Si tienes un crítico que hace críticas constructivas a cada uno de tus trabajos y que por ende tú te esfuerzas más y más en mejorar cada que escribes algo y – que por sobre todas las cosas – sabes que vive en la misma ciudad que tu…

¿Le preguntarías a ese crítico para que se reúnan en un café?

Bueno a mí, – tengo que admitirlo, por influencia de Naruto (milagro, pensó) –, se me ocurrió invitar a Haru a un café para discutir sobre mi nuevo escrito y para de una vez por todas conocer a la persona que me motiva a seguir escribiendo.

Desde que Haru me escribe críticas yo siempre me tomo la delicadeza, precaución – como prefieran llamarlo – de enviarle un mensaje para avisarle que subí algo nuevo. Esta vez el mensaje fue algo diferente, distorsionado.

Algo así como:

Haru:

Acabo de subir algo nuevo. Espero te guste. Esta vez no quiero que escribas una crítica quiero que me la digas, cara a cara. Noté que vivimos en la misma ciudad. ¿Te parece el bar de la librería "Suna", mañana a las tres? he oído que sirven unos frappè increíbles. Espero tu respuesta.

S.U.

- ... -

¿Acabo de leer bien?

Si. Quiere verme.

Wow.

Jamás se me hubiera ocurrido.

Ehmmm…

Es verdad. El bar de la librería Suna tiene unos estupendos frappè, adoro el de chocolate.

La cuestión es ¿Ir o no ir?

Lo pensé por un rato. Jamás esperé que alguien tomara mis palabras como algo importante. Y que quieran conocerme mucho menos.

¿Un buen consejo? Siempre – repito, siempre – que lo necesite se lo pido a Ino. La mayoría de las veces da buenas ideas.

¿Qué esperas? – me contesta luego de haberla dado un versión resumida de los hechos – ¡Ve! Es más, te obligo a que vallas. – me dice.

mmm…

Podría hacer una nueva amiga – le contesto.

O conseguir un novio – me contesta ella y manda una carita haciendo un guiño.

¿Qué te hace pensar que es hombre? – le pregunto levantando una ceja.

No lo sé, pero sería genial. Sería el primer hombre al que no espantas – ja ja. Qué graciosa.

Bien – le respondo.

¿Irás? – cuestiona, creo yo, con sorpresa.

Si, ¿Por qué no? –

Bien, espero que tengas suerte. Me voy, nos vemos mañana, adiós frentona –

Adiós cerda – le digo y luego se desconecta.

Cierro la ventana de conversación y respondo el mensaje que me envió S.U. hace un momento.

- ... -

Bien, allí nos vemos.

Eso fue todo lo que necesité para que una sonrisa se dibuje en mi rostro. Genial.

Mañana te conoceré Haru.

/

El día trascurrió de lo más normal y aunque no se notara estaba ansioso por salir del colegio y correr a la librería Suna.

Ayer por la noche le envié un mensaje a Haru diciéndole que lleve un libro consigo y que lo deje sobre la mesa para que pueda darme cuenta de quien era. Me respondió que le pondría una flor dentro.

Me pareció un detalle original.

- ... -

Ya son casi la tres, yo ya estoy en Suna.

Inhala, exhala.

Otra vez. Inhala, exhala.

¿Por qué estoy nerviosa? ¡Nunca fui así!

¿O si? No lo sé.

Llegué hace unos cinco minutos y tomé asiento junto a una mesa que da a una ventana del costado. Me gusta observar por la ventana mientras tomo café o leo un libro. Me relaja. Observo el lugar. Es cálido, me gusta. Me viene a la mente la idea de que S.U. buscó un lugar cómodo y me hace pensar que es una persona sencilla.

Buscó un reloj por el lugar y al no encontrar ninguno recuerdo que yo llevo puesto uno de pulsera. 15.15 hs.

Un mozo se acerca y le pido un frappè de chocolate. Mientras espero mi orden veo entrar a un chico con uniforme de colegio. Recorre el lugar con la vista y toma asiento en una mesa cercana a la mía. Pronto el mismo mozo que me atendió hace un momento le toma la orden y yo hago mi vista a un costado, más precisamente hacia la ventana.

- ... -

Llegué un poco tarde. Pero luego de recorrer con la vista el lugar y buscar a alguna persona con un libro y una flor en él no encuentro nada. Quizá llegue tarde, pienso. Decido tomar asiento.

Al poco tiempo se acerca un mozo y toma mi orden. Un frappé simple.

Mientras espero por mi orden observo por un rato en dirección a la puerta esperando a que alguien ingrese. Entran varias personas, pero ninguna de ellas lleva un libro en mano y mucho menos una flor. A cada una de ellas las sigo con la vista para ver si cuando se sientan sacan un libro con una flor, pero nada.

Suspiro y miro al reloj. 15.20

Veo que el mozo que me atendió a mi viene en mi dirección y trae un frappè con sigo, pero de repente gira hacia la izquierda y va en dirección a una chica que está sentada al lado de una ventana y está leyendo.

Le sirve el frappè que lleva en la bandeja y luego de que ella le murmura algo – supongo un gracias – el mozo se va.

Me detengo a observarla con curiosidad. Debe de tener mi edad y está leyendo un libro. Observo su mesa pero no hay ningún libro con ninguna flor.

Bien, creo que fui plantado. A las 15.35. Por primera vez.

- ... -

Por eso no me gusta hacer citas con nadie.

Odio que lleguen tarde y odio mucho, pero mucho más, que me dejen plantada.

Despego la vista del libro que estoy leyendo y recorro una vez más el lugar con la mirada. Nadie. Son casi las 15.45.

Suspiro con cansancio y bebo un poco del frappè que el mozo acaba de entregarme. En cuanto llegue a casa voy a mandarle un mensaje a S.U.

Dejo el libro sobre la mesa y en ese momento dirijo la mirada a la puerta. Nada.

Vuelvo a suspirar y en ese momento centro mi vista en el libro. Algo me parece extraño. Como si hubiese olvidado algo. Algún paso, una cosa.

Abro los ojos con sorpresa y…

- ... -

Hace unos momentos acabo de decidir que en cuanto acabe el frappè me marcho a mi casa y le envío un mensaje a Haru.

El mozo acaba de dejar el frappè sobre mi mesa y comienzo a tomarlo. Vuelvo a mirar a la puerta y nada. Son las 15.50.

Recorro el lugar y nada. Vuelvo a mirar a la chica que estaba mirando hace un momento y una sensación, extraña, me recorre en cuanto veo que deja su libro sobre la mesa y comienza a buscar algo en su bolso. Luego de un momento saca un pequeño ramillete de fresias y mis ojos se abren desmesuradamente.

- ... -

No es casualidad que lleve un libro en mi mochila. Ni mucho menos un ramillete de fresias.

Tampoco es casualidad que me haya olvidado del por que de llevar esas dos cosas en mi mochila.

En cuanto caí en la cuenta de que no había puesto el libro con la flor me maldije por dentro. Estaba pretendiendo que alguien que no me conoce de vista me encontrara con la "pista" que le había dicho que llevaría sin poner precisamente esa "pista".

Sinceramente soy una idiota.

¿Acaso planeabas hacerme esperar tanto? – me dice alguien al costado mío.

¿S.U.? – pregunto yo.

Preferiría Sasuke, Haru – me responde.

Y yo Sakura – le respondo sonriendo y luego reparo en él.

Es hombre. Un – wow – hombre.

Tomó asiento en frente de mí y ahora observa el libro con las flores dentro. Frunció el ceño y luego alza un poco la vista. Si le leyera la mente estoy segura que me está pidiendo alguna clase de explicación.

Lo siento – murmuro haciendo la vista a un costado. Observando la ventana. – soy un tanto distraída.

Como cincuenta minutos distraída – me dice con un tono de reproche.

Yo creo que un poco menos – le respondo con tono divertido – llegaste tarde. Como quince minutos tarde. – concluyo y le sonrío, él también sonríe con picardía y dirige su mirada a la ventana. Yo bebo un poco de mi frappè. Delicioso.

¿Y bien? – me pregunta ensimismado. - ¿Qué te pareció? –

¿Eh? – pregunto alzando una ceja y luego caigo en la cuenta de que habla – Ah, el cuento. – ruedo mis ojos en señal de estar buscando alguna respuesta. Pero la pura verdad es que no lo leí. ¿En serio pretendía que recordara leer algo que él escribió después de haberme dejado un mensaje así? - Me pareció bastante… - ¿Qué le respondo ahora? - bueno. – respondo. Él despega la vista de la ventana y alzando una ceja me mira con curiosidad - ¿Qué te inspiró a escribir eso? – le pregunto evadiendo su mirada azabache y mirando por la ventana.

Nada – me responde – solo se me vino a la cabeza.

Wow, me encantaría poder escribir lo que se me viene a la cabeza, - digo sonriendo ausente - lastima que nunca se me ocurre nada – concluyo y rio suavemente.

¿Qué lees? –

mmm… Un libro de cuentos – le respondo ahora volviendo la vista a él, que también me mira con atención. – de humor – concluyo.

"El mundo ha vivido equivocado" – dice tomando el libro en sus manos y leyendo el título. – por Roberto Fontanarrosa. – mira con escrutinio el libro y lo vuelve a dejar sobre la mesa - ¿Por qué fresias? – me pregunta de golpe.

Simplemente por que me gustan – le respondo.

Él toma un sorbo de su bebida y vuelve a mirar por la ventana frunce un poco el ceño y deja de beber, sin despegar la bebida de sus labios me dice algo así como "esperaba que fueras algo más explicita al opinar."

Creo que se me da mejor escribir – le respondo. Claro, el cree que yo lei lo que sea que haya escrito.

Por un momento nos quedamos callados ambos. Yo suspiro y miro por la ventana. Pronto noto que él también está observando por la ventana. Creo que fue un fracaso la idea de encontrarnos.

¿Por qué querías conocerme? – le pregunto de golpe.

Supongo que curiosidad – me responde. Suspira y deja de mirar por la ventana. – de hecho, creo que quería conocerte por que eres la única persona que siempre deja algún mensaje. Podría decir que me alientas a escribir.

¿En serio? – le pregunto incrédula dejando al descubierto mi sorpresa. Rio – Wow, sabes ayer estaba pensando que me parecía extraño que alguien tome en serio mis palabras y aún más extraño que quiera conocerme. Noto, en ese momento que sonríe.

- ... -

Hablamos por largo rato de cosas ínfimamente importantes. Descubrí que le gusta el frappè de chocolate, que adora leer, que le gusta mirar películas. Le conté que me gusta el deporte, el aire libre y ella hizo un comentario de que todos los años va de campamento. También se que le gusta salir con amigos. Por como habla puedo apostar a que es inteligente, ella hizo la misma observación sobre mí hace unos momentos.

Es agradable, inteligente, es bonita – recién ahora reparo en su aspecto -.

Pero aún así falta algo. Que me diga que piensa sobre lo que escribí.

¿En serio no te parece curioso, ahora que me conoces, lo que escribí? – suelto de golpe y me percato de que se sonroja un poco.

No se a que te refieres – me dice mirando por la ventana.

Soy un chico – le respondo y me mira con más confusión. Noto que va a decir algo y agrego – y escribí un cuento de amor.

¿Y qué hay con eso? – me responde riendo. - ¿Acaso Agatha Christie escribía historias de amor? Noooo, escribía historias de suspenso y cosas por el estilo. – yo rio ante el comentario, ella suspira - ¿Sabes a que me recuerdan tus escritos Sasuke? A comer pollo con las manos – dice y estalla en risas.

- ... -

Valla… si en algún momento pensaba decir una estupidez en mi vida este es el momento y esta la estupidez. ¿Comer pollo con las manos? ¿Sus escritos me recuerdan a comer pollo con las manos?

Si la estupidez del siglo.

Explícate – me dice y me mira con sorpresa.

Bien llego el momento de vender una explicación creíble a alguien inteligente. Simplemente genial.

¿Nunca comiste pollo con las manos? – le pregunto divertida. Él niega con la cabeza. Punto a mi favor – pues deberías y sabrías a lo que me refiero.

Explícame que se siente comer pollo con las manos y por que se asemeja a mis cuentos – contesta simplemente.

Bien. – respondo – sabe mucho mejor que comerlo con cubiertos.

¿Y eso qué quiere decir con respecto a mis cuentos? – me pregunta extrañado.

- ... -

Que tus escritos son mejores que otros escritos que leí – me responde y algo se remueve dentro mío. Ella sonríe.

Cuando me dijo que mis escritos le hacían acordar a cuando come pollo con las manos, pensé que era un chiste, o que ella era estúpida. Ahora pienso que es lo más curiosamente original que me hayan dicho nunca.

Su celular comienza a sonar y ella comienza a revolver en su mochila mientras yo reviso mi reloj para ver que hora es.

Son casi las siete menos cuarto. Y por primera vez caigo en la cuenta de la hora que es desde que empecé a hablar con ella. Observo como asiente un par de veces y luego dice "Esta bien, nos vemos luego. Adiós" y cuelga.

Lo siento – me dice. – me tengo que ir, se me hizo tarde.

Si son como las siete – le respondo.

Si… en ningún momento me percate de la hora – dice riendo suavemente. – Mi madre me va a matar – toma el libro, las flores y los mete en la mochila.

Mañana hay una lectura aquí mismo ¿Tienes algo mejor que hacer? – le pregunto sorprendiéndome a mi mismo de la invitación que estoy haciéndole. Ella parece dudar por un momento, pero niega al otro.

No. No tengo nada que hacer, es sábado ¿A qué hora es? –

Es a la una – le respondo.

¿Qué te parece si nos juntamos a las doce, almorzamos aquí y nos quedamos a escuchar la lectura? – me pregunta.

Me parece perfecto – le digo y sonrío al tiempo que ambos nos levantamos de nuestros asientos dejando la plata, para pagar los frappè, sobre la mesa.

Nos dirigimos a la salida. Una vez fuera nos despedimos con un "Hasta mañana" y cuando ella toma la dirección opuesta a la mía, mientras camino pienso que en cuanto llegue a casa le escribiré un mensaje que diga "Espero que mi siguiente escrito te sepa a frutillas con crema".

Fin.

¿Y? ¿Qué dicen? Espero que les haya gustado.

Nos leemos cuando me lean :)

¡Saludos!