Muy buenas, aquí MiniYo95 con un nuevo fic, en esta ocasión he decidido crear un UA, a ver cómo sale la experiencia. Si tienen algo que comentar, por favor, dejen un review, porque para mí son comentarios de retroalimentación, con los que puedo mejorar en algunos aspectos.
Gracias de antemano y disfruten de la lectura.
Era una tarde nublada y lluviosa, en la que tres personas estaban en una sala de espera de un hospital de Tokio a que la doctora saliera de quirófano. Hiashi y Hanabi estaban sentados esperando, nerviosos ante las palabras que pudiera decir la doctora acerca del estado de salud de su hija. Naruto, por su parte, estaba que se subía por las paredes, él era notablemente más impulsivo que su novia y que su suegro y cuñada, y por eso no paraba quieto, hasta que la doctora salió del quirófano.
- ¿Familiares de la señorita Hinata Hyuga? – dijo la doctora que se encargaba de operar a Hinata, de nombre Shizune.
- Somos nosotros. – dijo Hiashi, notablemente preocupado por la salud de su hija mayor. Se levantó de la silla y se acercó a la doctora. - ¿Cómo se encuentra mi hija?
- Ahora mismo, se encuentra estabilizada y entubada, sus daños corporales han sido subsanados en la medida de lo posible. – dijo Shizune, aliviando algo la pesada carga que tenían los tres sobre sus hombros. - Se le está realizando un escáner para descartar posibles daños neurológicos, por ahora solo podemos esperar.
- Muchas gracias, doctora. – dijo Hiashi, mostrando una aparente tranquilidad.
La espera se hizo eterna hasta que llegaron los resultados del escáner, y por la cara que tenía la neuróloga, no tenía buenas noticias. Los tres se prepararon mentalmente para todo lo que pudiera decir.
- Bueno, ya tenemos los resultados del escáner y… parece que la lesión es bastante severa. – dijo Tsunade, notablemente preocupada por los resultados obtenidos en el escáner. - Su hija tiene afectada una gran parte del cerebro, podría recuperarse de esos daños a muy largo plazo, de no ser por esto. – dijo la doctora, señalando la capa exterior de la cabeza y del cerebro. Los allí presentes no querían oír lo que iba a decir, pero sacando fuerzas de donde no las había, mantuvieron su silencio, incitando a la doctora a continuar hablando.
- Parece que su hija sufrió un impacto tan severo que su cerebro sufrió sucesivos movimientos intracraneales de aceleración y deceleración tan bruscos que acabaron dañando las estructuras básicas del cerebro. Su hija padece una lesión axonal difusa, y podría no salir del coma jamás.
Esa frase sepultó todas las esperanzas que tenían tanto Hiashi como Hanabi y Naruto. Hanabi no pudo reprimir las lágrimas de tristeza que desbordaban sus ojos, rápidamente abrazó a su padre buscando algo de consuelo, que instantáneamente devolvió el abrazo a su hija pequeña. Para ellos era un momento muy duro, su hija había quedado en estado vegetativo hasta que le llegara el final, era el segundo gran golpe que recibían tras el fallecimiento de la mujer de Hiashi y madre de las hermanas Hyuga.
Naruto no había abierto la boca desde que llegó al hospital, no era lo suficientemente fuerte como para aguantar el no volver a ver a Hinata sonreír de nuevo; el no volver a ver esos ojos tan blancos como la luna, con esos toques violetas como la lavanda, perderse en la inmensidad de su mirada; el no volver a escuchar su melodiosa risa, aquella que era su banda sonora favorita; el no volver a disfrutar de su cuerpo. No era un secreto que estaba perdidamente enamorado de ella, pero nunca se imaginó un escenario en el que ella podría faltarle, para él estaba siendo especialmente difícil el asumir la noticia. Le pidió permiso a Hiashi para hablar con ella antes que nadie, y aunque su suegro puso mala cara, aceptó a regañadientes y le permitió acceder primero.
Postrada en una cama estaba su amor, aquella que era dueña de sus pensamientos, de su corazón y con quien quería compartir su futuro, un futuro que era poco probable que llegara ahora. Aquella que una vez fue una persona vitalista y activa ahora dependía de una máquina para aferrarse a la vida, a una vida que podía no recuperar nunca. Naruto tuvo cuidado con la maraña de cables que mantenían viva a Hinata, se sentó a su lado y, acariciándola, comenzó a hablar.
- Hola, mi amor… ¿Cómo estás? Qué pregunta tan tonta, es evidente que no estás bien. – dijo Naruto, bastante deprimido ante la visión de su amada en ese estado. - Aún no me puedo creer que puedas no despertar nunca, que no tenga el placer de ver de nuevo tu sonrisa, tu mirada, todo de ti. Nunca oirás lo que tenía que decirte, querida. Maldito sea el destino que nos quiere separar, ojalá pudiera hacer algo por ti, mi niña preciosa…
Naruto se derrumbó y comenzó a llorar como no había hecho nunca. Sabía que su vida con ella había acabado en el preciso instante en el que ese camión arrolló a su novia. La tragedia se había cebado en exceso con él: cuando le dijo que fuera a ese restaurante en el que tuvieron su primera cita, le iba a proponer matrimonio, pero ese momento no llegaría nunca. De repente, Naruto notó una presencia extraña, que se dirigió a él.
- Igual sí puedes hacer algo…
- ¿Quién es usted? – dijo Naruto ante la mujer que se mostraba frente a él.
La mujer llevaba una túnica blanca, su pelo era blanco y tan largo que le llegaba al suelo, de la parte superior de su cabeza salían dos cuernos, su piel era blanca como la nieve, así como también lo eran sus ojos, esos ojos que le recordaron a los de Hinata, por lo que Naruto se quedó embobado mirándolos.
- Me llamo Kaguya Otsutsuki, y soy la guardiana del espacio y del tiempo.
- ¿Por qué se aparece ante mí? – preguntó Naruto algo temeroso.
- Porque he oído tus plegarias, y hasta los guardianes celestiales tenemos corazón y podemos notar los sentimientos ajenos. – dijo Kaguya, algo emocionada ante la muestra de amor de Naruto. - Tu amor es tan puro y verdadero que he decidido darte una segunda oportunidad de revivir esos momentos tan especiales. Pero debes saber que hay varias condiciones especiales.
- Con tal de volver a verla, acepto cualquier condición que se me imponga.
- De acuerdo, pero debes conocerlas. – dijo Kaguya, con un tono algo amenazador para advertir a Naruto de los riesgos que iba a asumir. - La primera condición es que tú seguirás conservando todos los recuerdos que has vivido con ella. La segunda es que tú seguirás enamorado de ella, pero ella no lo estará de ti, debes demostrarle que tu amor es tan puro y verdadero como para permitir cambiar el espacio y el tiempo.
- ¿Tendré que volver a enamorarla? – preguntó Naruto, a lo que Kaguya asintió. – Bueno, no será tarea fácil, pero estoy dispuesto a volver a conquistarla.
- También debes saber que hay una condición para anular este pacto. - dijo Kaguya. - La condición para romper este juramento es que si alguna vez dudas de tus sentimientos por ella, serás tú quien corra con la suerte de tu compañera. ¿Estás dispuesto a correr el riesgo?
- Nunca dudaré de mis sentimientos por ella, la amo con todo mi corazón y eso no va a cambiar. - dijo Naruto, absolutamente convencido y decidido a seguir adelante. - Sí, estoy dispuesto a volver al pasado.
- Muy bien. Que así sea.
Kaguya activó sus ojos, marcándose las venas que había alrededor de ellos y, haciendo unos movimientos con sus manos, invocó un reloj que, automáticamente, comenzó a ir hacia atrás. Naruto se desmayó, sabiendo que cuando se despertara, tendría otra oportunidad con su verdadero amor.
Hasta aquí el prólogo de esta historia. Si han llegado hasta aquí, quiero agradecer a todos los que entren a leer la historia. Iré actualizando poco a poco, compaginándolo con "La historia jamás contada de Naruto". Sin más que añadir, me despido. Nos leemos por aquí...
