-_-_Sakura Iro_-_-
By Underword
Anime: Bleach/Naruto croosover
Summary: Todo comenzó cuando descubrió que podía ver cosas que nadie podía… creaturas monstrosas, seres sobrenaturales con poderes y hasta desconocidos con trajes negros y katanas llamados Shinigami's. Pero lo más importante fue que al conocer a una cierta persona, su vida había tomado un rumbo distinto y nunca volvió a ser como antes. Ahora, Sakura Haruno ya no era la misma y sabía que esta vida era mucho mejor que la anterior.
Pairing: Sakura Haruno/ Tōshirō Hitsugaya. xxHitsuSakuxx
Disclaimer: Bleach y Naruto no me pertenecen son obras de Tite Kubo-san y Kishimoto.
Nota del autor: este fic iba ser la secuela de la historia Sakura Biyori, pero decidí tomar las ideas y rehacerlas para adelantarme un poco con el cambio de Sakura, además sufría ciertos cortos con las ideas para llegar a mi objetivo que es sobre Sakura en la Sociedad de Almas. He aquí la historia de Sakura y mostrará varios flash sobre cómo terminó en la sociedad de almas y cómo terminó así. Disculpen las molestias y espero que disfruten de esta historia.
"El amor no es más que una simple palabra, hasta que alguien aparece para darle sentido"
Paulo Coelho
Capítulo 1: Soy una shinigami del Gotei 13, Sakura
La mañana se alzaba a todo gozo en el Seiretei, Sociedad de Almas llenando de toda inmensidad cada rincón de la zona borrando todo rastro de oscuridad nocturna, cada habitantes Shinigami's realizaban sus respectivas tareas impuestas, ya sea, por sus superiores o porque son oficiales, tenientes o capitanes.
En el edificio de la Cuarta División, los Shinigami's médicos cumplían agitadamente cada tarea exigente o no como parte de sus deberes instruidos bajo tutela de Iemura, el Tercero al mando, Isane la Teniente o Unohana la Capitana. Dentro de una de las habitaciones, una mujer Shinigami muy especial anotaba cada resultado de las hierbas médicas que probaba sobre diversas sustancias venenosas.
Observaba con suma atención cada reacción que presentaban sus experimentos, estaba contenta de que Unohana-taichō le haya permitido una oficina propia para sus estudios. Todos sus libros de medicina descansaban en los estantes que cubrían la mayor parte de las paredes además de varios frascos de líquidos o hierbas de diferentes colores en el mismo.
-Muy bien –expresó sin dejar de anotar cada efecto, color, aroma y reacción de las hiedras.
Observó a su alrededor, en la puerta se podía oír pasos una y otra vez combinados con sonidos de frascos chocándose y varios ajetreos de parte de los Shinigami's de la 4ta División.
A pesar de que sea un escuadrón que se especializa en la medicina, era una labor de suma importancia también prioridad como buen médico atender a sus pacientes.
Sonrió para sus adentros con cierta añoranza, le recordaba mucho sus días que habían sido como Shinobi de la aldea de Konoha. Esos días quedaron atrás pero siempre los atesoraría en un rincón de lo más profundo de su corazón… o alma.
-Kura-chan ~! –una voz alegre y melosa irrumpió la habitación, acompañada de muchas más presencias que fueron recibidas por la sonrisa de la susodicha.
-Rangiku-san, Mashiro-san –sintió repentinamente una fuerza abrazarla, pero eso no la molestó. Supo quién era exactamente- Yachiru-chan!
-Kura-chan, deberías dejar esos trabajos molestos y divertirte un poco. Los descansos no son nada malos –le habló la teniente de la Onceava División con un puchero.
-El trabajo muy pronto te consumirá, Pinky-chan –continuó la Shinigami de cabellos verdosos.
-En serio? No lo había notado –pronunció la susodicha llevándose la mano tras la nuca- en cuanto termine con esto iré con ustedes –antes de volver a su actividad sintió varios jalones alejándola de su mesa de trabajo- Oigan!
-Eso sí que no, Kura-chan necesita un día de completa relajación luego de tantos días de trabajo –pronunció Rangiku en tono de reproche- un poco de descanso mejorará la belleza de las mujeres.
-Pe-pero pero –pronunció con tartamudez, hiso intento de fuerza pero las otras chicas no le permitieron y siguieron llevándola a rastras- Tengo que…
-Además a Taichō no le haría gracia si te enfermas por eso –le recordó sabiendo que con sólo mencionarlo la chica no podía decir nada al respecto.
Y así fue, la Shinigami suspiró resignada mientras se dejaba arrastrar por sus amigas conduciéndola fuera de su sala y tal vez, fuera del edificio de la Cuarta División.
.
.
.
-Sobre el descanso, nunca pensé que sería de este tipo –aclaró sintiéndose algo incómoda en su asiento- ¿Qué tal si se enteran de esto?
Cuando sus compañeras y amigas Shinigami le insistieron sobre descansar nunca había tenido la idea sobre ir a uno de esos cuarteles secretos de mujeres Shinigami's. Y con cuarteles diría a uno de esos lugares desconocidos con piscina, jacuzzi y muchos juegos acuáticos; más bien era como un centro vacacional parecido al que hay en los mundos humanos únicamente.
A pesar que aún estaban vestidas con el uniforme del Gotei 13, disfrutaban de la vista relajante y las deliciosas bebidas frescas. Bueno, la chica llamada "Kura" estaba un poco en desacuerdo.
-Ya relájate, Kura-chan, la vista es espléndida, el clima es delicioso y los zumos frescos están servidos –aclaró Rangiku con sombrero y gafas de sol recostada en su silla de descanso.
-Demo, que tal si Taichō u otros Shinigami's como Muguruma-taichō, Kuchiki-taichō o más se enteran que estamos aquí –siguió hablando alteradamente- Sobre todo…no he terminado con mis notas… -
-Kura-chan, no es bueno que estés tan tensa. Si sigues así te verás muy mayor –pronunció Yachiru sentada en el borde del jacuzzi- ¿Qué tal si me acompañas aquí? Es muy relajante y te ayudará.
-Eh… no, esta bien. Me quedaré aquí –le respondió inmediatamente.
-Presidenta, tenga cuidado ahí –afirmó Nanao parada a donde se encontraban las demás Shinigami's descansando.
-¿Cómo llegó, Nanao-san? –se preguntó "Kura" con deje de sorpresa.
-Muy buenos días, Kura-san –saludó la Teniente de la 8ta División con las gafas ajustadas- ¿Cómo ha estado su día? –
-Eh… muy bien –respondió algo descolocada- Perdón por preguntarle algo fuera del tema, Nanao-san, pero no debería estar ayudando a Kyouraku-taichō –preguntó sabiendo la actitud holgazana del capitán de aquella división y la mayor parte del trabajo lo hacía la Teniente Ise.
Ella en lugar de molestarse o algo parecido, ajustó sus gafas y respondió calmadamente sin titubear.
-Kyouraku-taichō fue a su descanso, terminé la mayor parte de sus papeleos así que estoy tomando ratos libres. Luego iré a comprobar si todo está en orden –
-Oh, vaya. Nanao-chan no deberías ser aburrida –espetó Rangiku- Si estás tomando horas libres deja de estar parada ahí como estatua y diviértete –
-Rangiku-fukutaichō mantenga su comportamiento conmigo, Hitsugaya-taichō no la necesita para completar los papeleos que recibió esta mañana –cuestionó casualmente.
-Eh…bueno, eso es otro tema. Taichō me dijo que trabajé lo suficiente, así que estoy en mi descanso también –excusó restándole importancia.
-No me la creo –comentó Kura para sus adentros- Pero lo más importante, no debería estar aquí… taichō se molestaría y sobre todo, no tendrá piedad –se agarró los cabellos con angustia- Que voy a hacer.
-Anímate, Pinky-chan disfrutalo mientras puedas, antes que ocurra cosas terribles –
-Eso no me ayuda, Mashiro-san –sentía llorar para sus adentros- Estoy frita.
-Por lo menos tu capitán no es un completo gruñón amargado y mandón como baka Kensei –siguió comentando- Siempre me dice qué hacer y debo responsabilizarme con mi puesto de superteniente de la División, pero debe saber que trabajar, trabajar y trabajar es demasiado agotador. Debería dejar de ser exigente –
-No me extraña que Kuna-fukutaichō y Matsumoto-fukutaichō tengan más semejanzas que diferencias –comentó Nanao con una gota en la sien, Kura asintió completamente de acuerdo.
La chica se rindió, acomodándose en su silla de descanso para suspirar de repente y tomarse un minuto de descanso. Encima de todo, no sabía ni cómo había llegado hasta ese lugar, así que escapar no podría.
Miró el cielo despejado con el sol fulgurando intensamente. Su mente comenzó a divagar en sus recuerdos, en un instante miles de sensaciones invadieron en su ser. Mediante familiares imágenes retrospectivas.
Pasaban tan rápido que le parecía imposible reordenar cada acontecimiento que pasó su vida, todo eso era parte de ella y las personas que conoció también.
Y los que fueron, y los de ahora.
Disfrutó de la cálida sensación de verse sumergida en sus memorias, la tranquilidad del ambiente la ayudaba mucho a rememorarlas. Es más, aquel clima cálido y de aires sosegados era similar a Konoha, tantas cosas pasaron y tantos años lejos del que fue su hogar sin saber nada de ellos.
¿Cuánto tiempo ha pasado exactamente?
La realidad, se había acostumbrado de su estancia en Seiretei tanto que había perdido por completo la noción del tiempo. Era como si el mismo tiempo no existiera ahí, tal como se había enterado antes. Las almas pertenecientes del Seireitei envejecen lentamente comparado a la edad de un humano.
Al igual que ella. Tenía como 26 años y al parecer, todavía conservaba su aspecto de una adolescente de 17 años.
Le daba gracia que al pasar como 8 años lejos del que había sido su hogar, su rasgo físico no había cambiado ni un poco.
Un sonido de timbre resonar estrepitosamente la sacó de su ensoñación y alarmando a las demás Shinigami's, quienes interrumpieron sus diversiones.
Rangiku temblando un poco, abrió su celular atendiendo su llamada, aunque quiso ignorar para evitar lo que vendría.
-Moshi, moshi –dijo pausadamente.
-MATSUMOTO! –un grito retumbó desde el aparato siendo escuchado por las presentes, a pesar que no estaba activado el altavoz.
Rangiku quedó aturdida ante el grito que recibió por parte de su capitán.
-¿¡DÓNDE DEMONIOS ESTÁS!? TIENES TODO EL PAPELEO PARA HACER Y ES UN COMPLETO DESASTRE, VEN A MI OFICINA AHORA MISMO! –ante el grito que se pudo escuchar, Kura tragó duro, eso era señal de que su capitán estaba completamente enfurecido, tal vez más de lo normal.
-D-demo, taichō. Estoy aquí con las chicas divir… -
-NO ME IMPORTA LO QUE ESTÉS HACIENDO, VEN A MI OFICINA, AHORA! –
-Bueno, Kura-chan está conmigo y ella… -la susodicha la miró con cara que decía "No me metas en algo que no tengo la culpa".
Hubo unos minutos de silencio, volvió a resonar la voz del capitán de la Décima División pero esta vez con seriedad que heló la sangre a la mayoría.
-Las dos vengan a mi oficina ahora mismo, antes que de les imponga un castigo del que muy pronto se arrepentirán por haberme desobedecido –y sin más cortó la llamada, sin dar oportunidad a alguna réplica o excusa.
Kura le tomó varios segundos para entrar en completo pánico.
-No puede ser, sabía que esto me pasaría. Ahora taichō no me perdonará jamás –se agarró los cabellos mientras movía frenéticamente la cabeza.
-Vamos, Kura-chan no puede ser tan malo cuando se trata de ti. Quizás Shiro-chan te ponga un castigo menos duro –animó Mashiro.
-Oi! Y que hay de mí –pronunció Rangiku entre alarmada y desconcertada.
-Matsumoto-fukutaichō, ya que siempre flojea con sus labores de teniente, Hitsugaya-taichō no será piadoso en esta ocasión –informó Nanao con seriedad mientras se ajustaba las gafas.
-Eso no es una clase de ánimo –
-Aun así, no estoy del todo segura. Después de todo soy también subordinada de mi capitán, cualquier cosa que haga, al menos desobedecerle un poco es mi responsabilidad –respondió Kura con una calma aparentada, ¿quién estaría tranquilo después que de ver que su capitán se enteró de su osadía? No culpaba a Rangiku tampoco a las demás, ellas como sus amigas trataban de ayudarla, aunque contra su voluntad.
.
Una vez, caminaba hacia la oficina del capitán Hitsugaya luego de despedirse de las mujeres Shinigami y de abandonar la desconocida base de descanso. Kura estaba nerviosa, por más que admiraba y apreciaba mucho a su capitán le guardaba cierto miedo cuando éste se encontraba enfadado y más con ella. Rangiku, estaba acostumbrada al mal genio de Tōshirō aunque ciertas veces, admitía su terror si este llegara a usar su poderoso bankai como recurso para castigarla*.
Llegaron a la puerta de la oficina, Kura tragó duro y tardó unos segundos en armarse de valor para abrir la puerta. En cambio, Rangiku planeaba dar un paso de escapada.
-Pasen –se escuchó desde adentro justo antes que Kura lo empujara con su mano. Ambas temblaron, ahora no tendrían ninguna escapatoria.
.
-Nunca creí que ustedes pospondrían sus labores impuestos como tenientes, especialmente a ti, Sakura –dirigió su mirada verdosa hacia la Shinigami de cabellos rosados.
Sakura comparte el puesto de teniente con Rangiku Matsumoto. Desde que la promocionaron como oficial de la Décima División, al demostrar sus grandes habilidades médicas también es parte de la Cuarta División cuando éstos necesitan de su asistencia.
Su cabello se hizo mucho más largo comparado a su adolescencia, llegaba hasta la cintura y lo tenía ajustado en una coleta alta con dos flequillos cubriendo su lado derecho. Su vestimenta Shinigami es estándar, a excepción de la cinta roja como faja que sostenía su Zanpakutoh Kage ōkami y la placa de teniente atada alrededor de su antebrazo derecho izquierdo. Debido al nombre de su compañero espada de ahí su sobrenombre "Kura".
La susodicha se dignó a inclinar su cabeza en señal de disculpa.
-De Matsumoto esperaba menos, pero nunca pensé que alguien como tú descuidarías tu responsabilidad –
-Taichō, Kura-chan no tiene la culpa de nada –se calló de inmediato en cuanto Tōshirō la miró severamente.
-Ve a hacer tu labor al respecto –Rangiku iba a replicar- Y sin ayuda de nadie, a Sakura le voy a imponer otro deber.
La teniente decidió abandonar la oficina, no sin antes mandar una mirada de disculpa a Kura, quien asintió con una sonrisa resignada.
-No pasa nada, estaré bien –
Rangiku asintió, se encaminó hacia la puerta para luego cerrarla tras sí.
La pelirrosa empezaba a temer lo que le esperaba por más que guardaba aprecio, respeto y admiración a su capitán desde que la asignaron a este escuadrón. No es que fuese una masoquista o algo parecido, pero tenía que ser cuidadosa cuando metía la pata, esta no era la primera vez que hacía enojar a su superior.
Tōshirō se paró de su escritorio y miró a su subordinada, usualmente nunca se enojaba con ella porque sabía que era una persona responsable y no tenía queja alguna de sus deberes como teniente, era más trabajadora que Rangiku. Aunque una parte, Sakura tomaba decisiones impensadas y no importaba las consecuencias siempre lo hacía por el bien de los otros, especialmente sus compañeros; sabía de su terquedad, a pesar de que esa parte lo molestaba dentro de todo también lo apreciaba.
A pesar de los años que pasaron, la relación de ellos cambió completamente hasta tal punto de haberse vuelto mucho más unidos que nunca.
Aunque ese hecho no era una excepción de que seguía siendo su superior.
-Jeje, Taichō ¿cómo estuvo su día? Tuvo mucho trabajo hoy –preguntó en un intento de desviar el tema.
Ante el silencio como respuesta de su capitán, Sakura enmudeció de inmediato mientras sudaba de manera copiosa, señal de sus nervios al sentir la fría mirada de Tōshirō clavándose sobre su persona.
Antes que pudiera decir algo en su defensa, sintió un fuerte pero suave jalón que la hizo perder el equilibrio apegándola al cuerpo fuerte de su capitán peliblanco.
Aunque no lo mostraba, bajo el traje Shinigami se podía sentir su cuerpo trabajado gracias a años de entrenamiento en su poder. Tenía que estar bajo control, pero su intensa mirada verdosa, su cuerpo pegado al suyo y su cálido aliento acariciando su rostro no la ayudaba.
-Taichō, yo… -unos suaves y cálidos labios se juntaron con los suyos mandando a callar cualquier excusa que iba a pronunciar. La chica se estremeció de sorpresa pero luego cerró los ojos dejándose llevar por aquella tentadora e irresistible sensación que le invadía cada vez que estaba cerca de Tōshirō.
El momento dulce y tierno del beso fue reemplazado por pura pasión ardiente en cuanto la lengua del capitán se adentró a su cavidad, explorando cada recoveco de la cálida boca de la chica jugando con su lengua.
La temperatura se sentía intensa y acalorada, podía sentir las manos del peliblanco abrazando su cintura, Sakura se abrazó a su cuello apegándose más con tal de evitar desfallecer por la intensidad que casi la desbordaba.
Finalmente se separaron por la falta del aire, a pesar de haber roto aquel momento nunca se separó de él.
-Tōshirō-kun –musitó con la cara mucho más roja de lo normal, el susodicho le sonrió con ternura.
Cuando estaban solos, se llamaban por sus nombres, la regla de mantener al margen con sus posiciones era llamarse cómo compañeros cuando cumplirían sus deberes como Shinigami.
Hacía como 8 años y unos meses que su relación de capitán- subordinado cambió drásticamente, les tomó unos meses cuando se conocieron hasta el transcurso de los sucesos de que se dieron cuanta que podrían ser el uno para el otro.
Hubo ciertas complicaciones, conflictos en los que parecía difícil para ambos y superar sus obstáculos fue un desafío en la que tenían que sacrificar, especialmente para Sakura.
Ahora, era la prueba que ellos finalmente estaban juntos de verdad y para siempre. Nadie podría impedir eso.
Así que…
-Apilar todos estos documentos es parte del castigo –indagó sintiendo una pesada gota en la sien- Sabes, no me molestaría hacer los papeleos por ti –
Su capitán levantó su mirada para volver a su trabajo.
-Quizás pero ese trabajo se lo encargué a Matsumoto por flojera – respondió- Eso te pasa por dejarte llevar por Matsumoto y las otras, sabes bien que conllevas una gran responsabilidad como teniente –
-De casualidad, el beso que acabas de darme fue sólo para provocarme –lo miró sospechosamente.
Tōshirō se encogió de hombros.
-Fuiste incapaz de negarte –
-Cómo puedo negarme, cuando tus besos por poco me sacan el aire –dijo lo último entre susurros, pero su capitán la escuchó claramente.
Le sonrió con cierta malicia.
-Así que te gusta que te bese de esa manera –
Un creciente sonrojo comparado a un tomate se asomó por el rostro de la chica.
-Cómo puedo hablar con tanta naturalidad después de eso, soy incapaz de resistirme ante sus besos y nunca me canso en recibirlos con tanto placer –se dijo para sus adentros mientras centraba su atención en ordenar los documentos según los años en que fueron impresos, de modo para distraerse y evitar mirar los ojos de su pareja- No es justo que Tōshirō-kun pueda mantenerse al margen mientras yo… soy incapaz de ocultar lo que siento –
El capitán la miraba durante un largo rato, admitía que le gustaba la compañía de Sakura. Desde la primera vez que la conoció, no sólo fue una persona atenta y muy colaboradora sino también algo le había llamado la atención.
Y fue mucho más antes que ella ingresara al Seireitei.
Fueron sus ojos verdes.
Desde su primer encuentro con ella, vio esos ojos. A pesar que no sabía nada de ella en aquel momento, lo primero que se había dado cuenta a primera vista fue el color de sus ojos. Pudo ver que podían rivalizar con los suyos.
Lo primero que notó, fueron ojos llenos de inocencia y… dolor.
Ojos brillantes llenos de vida y emociones indescriptibles que lo hacían atrayentes, pero dentro de ellos, en lo más profundo había sentimientos de tristeza y alguna vez, dolores de su remota historia de donde vino. Dolores que sufrió en su vida y a lo largo, fue superando de a poco.
Pero estaba seguro, que algunas cicatrices se habían sanado aunque una no, no por completo. Y sabía exactamente, de qué se trataba.
Ahora, ella permanecía a su lado. Por más que pasara largos años o milenios con ella, seguiría admirando esos ojos y nunca se cansaría.
Sakura tenía tantas cosas que le parecía difícil de expresar, esos extraños sentimientos comenzaron desde su primer encuentro con Tōshirō y cuando la promovieron al escuadrón que él lideraba, parecía que fue obra del destino aunque ella, al principio, juraba que fue pura casualidad.
No olvidaría lo que pasó aquella vez.
-Flash Back—
Era un día como cualquier otro, al menos para un shinobi como ella. Esta vez, se trata de una misión de investigación y también de auxilio: emprender hacia la aldea de las Hierbas y atender a las personas enfermas y afectadas por venenos; le había tocado ir junto con un equipo médico impuesto por su maestra, la Quinta Hokage Tsunade.
No fue algo fuera de lo normal, eso era lo que Sakura Haruno podía afirmar. Terminaron la misión después de haberles tomado dos días como mínimo, investigaron sobre nuevas clases de venenos y antídotos a la vez atendieron a todos los pacientes lo más pronto posible.
A la hora de regresar nuevamente a Konoha, faltaba tan sólo 3 horas para llegar a la aldea.
Todo iba con tranquilidad, era una noche silenciosa y cálida cuyo bosque era iluminado por la fría y blanca luz pálida de la luna, lo único que podía escucharse en el aire era el susurro de la velocidad meciendo sus cabellos rosados y la melodía de las cigarras. Hasta que algo inesperado pasó.
-Ah! –un ataque repentino más un grito desgarrador fueron lo suficiente para detener los pasos del equipo.
-¿Qué fue eso? –preguntó uno de los ninjas médicos en voz alta.
Sakura, quien encabezaba el equipo se dirigió hacia uno de sus compañeros tendido en el suelo. Al voltearlo, lo examinó silenciosamente, tenía una herida en el pecho y a juzgar por la forma parecían causadas por enormes garras.
-Me pregunto que pudo haber hecho esto –se preguntó la pelirrosa ANBU, al quitarse por un momento su máscara.
-Pasa algo, Haruno-san –inquirió uno de sus compañeros, a pesar de estar calmado, sentía cierta inquietud.
-Está herido, será mejor llegar a la aldea lo antes posible… -
RRRRROOOAAAGG!
Un estruendoso grito acompañado de un extraño temblor irrumpió la tranquilidad del bosque, los presentes se alarmaron por el insoportable sonido extraño que acababan de escuchar.
-Haruno-san debemos… -no pudo continuar en cuánto una fuerza extraña lo impulsó hasta chocar con violencia hacia uno de los árboles del bosque.
-Oh, no! –rápidamente todos los ninjas estaban siendo derribados cayendo uno tras otro como moscas.
-Minna! –gritó horrorizada al ser testigo del extraño ataque. Sin más, sacó un kunai de su estuche y adoptó una posición de batalla- Quién sea que este ahí ¡Muéstrate!
Miró a su alrededor de manera precavida esperando alguna señal del enemigo, a juzgar por lo ocurrido, era muy rápido. Se maldijo por no haber previsto eso, sabía por ende que un simple kunai no la ayudaría en un combate donde el enemigo se escondía, pero por lo menos tenía razones por las que era efectivo.
Había silencio en el ambiente, Sakura rezaba por sus compañeros esperando que no estén graves, si tenía suerte se vengaría por ellos.
Observó algo mecerse entre los árboles lejanos, justo cerca de esa zona se encontraban dos de los médicos atendiendo a sus compañeros heridos. Algo se estaba acercando, trató de divisarlo muy bien entornando sus ojos verdes.
Al principio nada, aunque no podía evitar sentir los nervios de punta al notar que faltaba poco para que saliera a su encuentro. Unos segundos después, una imagen borrosa, esperó un poco más hasta que finalmente pudo visualizar algo absolutamente aterrador que la dejó paralizada.
Sintió el alma caer por el suelo al ver que ese "alguien" es "algo". No se trataba de una persona, tampoco parecía un animal, tenía una forma extrañamente monstruosa.
La creatura era gigantesca, con tamaño superior al de un oso o elefante, color marrón oscuro en la piel, el físico era impresionante por la masa muscular y lo más llamativo de aquella bestia era que partes de su cuerpo y su rostro estaban cubiertos por una máscara blanca con forma de algún cráneo de animal.
Esa cosa emitía un extraño sonido, que no podía identificar muy bien.
-¿Q-Qué… cosa es esa? –era la única pregunta que formulaba la mente de la chica, la presencia de esa extraña creatura parecía haber arrebatado cualquier esperanza de escapar de sus garras.
-Haruno-san, ¿qué sucede? –preguntó uno de los ninjas al observar a la kunoichi paralizada con el rostro teñido de horror.
RRRRROOOOOOAAAAARRGGGGG!
Esta vez, su grito sonaba mucho más ensordecedor que nunca. Sakura cayó de rodillas mientras tapaba sus oídos adolorida de escuchar un clamor tan terrible y atemorizante.
-Ustedes! Váyanse ahora mismo –gritó al notar que esa bestia estaba lo suficientemente cerca de ellos.
Los ninjas médicos la miraron con extrañeza, sin siquiera notar la presencia imponente de la creatura enmascarada.
-¿Qué ocurre, Haruno-san? –
-¿De dónde salió ese grito? –
-Acaso ustedes no lo pueden ver -Sakura se quedó en silencio, eso quería decir que, ella era la única que sí podía verlo.
En cuánto vio que el monstro estaba dispuesto a atacar a uno de los ninjas que estaba atendiendo a su compañero herido, en un impulso involuntario la pelirrosa dio un golpe de parte de su descomunal fuerza que lo mandó a volar lejos del alcance.
Los shinobis a pesar de estar aterrados, seguían sin entender lo que estaba sucediendo, la presencia hostil parecía ser absolutamente invisible para ellos, pero Sakura no entendía la razón de por qué que ella era la única que podía ver con claridad.
Pasos estrepitosos resonaron nuevamente, la cercanía de los ecos hacían que sonaran amenazadores tanto que, los ninjas paralizados por el miedo esperaron lo peor.
-Kuso, ¿hay más de uno? –se preguntó la kunoichi, con las palabras atoradas en su garganta mientras escuchaba el palpitar de su corazón en un ritmo alocado como el conteo de un reloj y su respiración aguardando en su boca en un silencio torturador.
-Aaaahhhhh! –un grito espeluznante fue lo suficiente para bajar la guardia a la pelirrosa.
-¿Qué dia- -sus palabras fueron cortadas en cuanto una fuerza antinatural atrapó su cuerpo aprisionándola a merced del dueño. Hizo un intento con su fuerza descomunal, pero al parecer el monstruo era el doble de poderoso.
En cuánto sus ojos se encontraron, Sakura sintió la sangre helarse al verlo de cerca. Se trataba de otro monstro enmascarado, el físico corporal era similar al de anterior, la diferencia sería que su piel parecía azul bajo la luz plateada de la luna y su máscara blanca tenía una forma extraña que no lo podía identificar.
-Haruno-san! –gritó el shinobi alarmado.
-Algo parece que atrapó a Haruno-san y solamente ella puede verlo –afirmó en cuánto se dio cuenta de la situación.
-Debemos detenerlo, sea lo que sea –
Ante el ataque directo del primer shinobi, los otros decidieron seguirlo. Sin embargo, fueron rápidamente impulsados con vehemencia hacia diferentes direcciones por la primera creatura enmascarada que apareció mientras el otro grupo terminaron de igual forma por el monstruo que tenía atrapada a Sakura.
-Estúpidos humanos –pronunció en una voz escalofriantemente gutural, miró a la presa que tenía aprisionada en su mano- Hace mucho que no he sentido un reiatsu tan delicioso…
-Reiatsu? –se preguntó la chica encarando a la bestia, sin evitar sentir miedo-
-Te comeré ahora mismo –ante aquella aclaración, Sakura siguió intentando librarse todo lo posible, sin embargo la creatura parecía no ceder a pesar que su fuerza descomunal sólo le provocó rasguños- Humana maldita! –iracundo, usó la fuerza de su gigantesca mano y la golpeó violentamente contra el suelo hasta herirla de gravedad. Dolía, dolía tanto que ni podía gritar.
En cuánto vio que la bestia abría la boca, la pelirrosa seguía luchando a pesar que sería inútil después de todo.
Sentía su corazón latir con lentitud, el ritmo parecían pequeños ecos imitando al conteo de un reloj.
No se había dado cuenta de que de sus ojos, teñidos ahora mismo de horror y miedo, caían pequeñas lágrimas.
No quería terminar así.
Por lo menos, no siendo devorada por una creatura salida del infierno.
Sakura cerró los ojos esperando lo peor.
Otra vez, fui una… débil.
Una mariposa negra aleteando en el aire se cruzó en su visión. Era extraño encontrarse con una semejante criatura, en plena noche y en el momento en que está a punto de morir.
Debía ser una señal de muerte o una inesperada salvación.
Un agudo sonido cortando el aire irrumpió la intención homicida del monstro, la pelirrosa no pudo ver lo que acababa de suceder así tampoco cuando estaba cayendo una vez liberada del agarre del monstro enmascarado.
Lo único que sintió antes de caer desmayada, fueron dos brazos firmes afianzándola con ligereza.
.
Un sonido suave y tenue como la caricia del aire rasgándose por el agua la hizo despertar, su visión tardó unos segundos para adaptarse en cuánto observó un haz de luz vaporoso rodeando los pinos más rumores creados por la lluvia cayendo en estado líquido- gaseoso.
Hizo un intento de recomponerse siendo detenida, de repente, por un intenso dolor punzante que viajó en su cabeza. Trató de recordar lo ocurrido, en su mente dibujaba rastros de acontecimientos extraños y un tanto "paranormales" que casi creyó que fueron producto de su traicionera imaginación.
-¿Estás bien? –una voz grave y masculina nunca antes escuchada casi la hizo saltar de estupefacción.
Aún sosteniendo su cabeza para aligerar el dolor, la chica de cabellos rosas giró su rostro para encarar al dueño de aquella voz. Frente suyo, se trataba de un joven que nunca había visto, se podía decir por su extraña vestimenta: que consistía hakama y haori negro con un largo haori blanco con detalles negros, cinta verde rodeando el torso que sujetaba una katana larga tras su espalda.
Además de su manera de vestir, tenía un aspecto nada usual. El joven parecía de su edad (eso lo podía afirmar muy bien), su cabello era blanco asemejado a la nieve, piel pálida (aunque un poco más oscura que la de ella) y ojos grandes pero solemnes color verde que podían rivalizar a los suyos.
Sakura quedó viéndolo en silencio estudiando el aspecto del extranjero, no negaría que era guapo a su manera por sus rasgos exóticos que lo hacían envidiable. Mientras el joven esperó pacientemente su respuesta.
-S-Sí, e-estoy bien –respondió tratando que su aparente tranquilidad lo convenciera del todo, sabiendo que no era verdad, el dolor comenzaba a hacer efecto en las heridas.
Al ver que el peliblanco (Sakura decidió nombrarlo así por el color de su cabello además que desconocía su nombre) sus ojos parecían denotar sorpresa al principio (se preguntaba el por qué de eso) y luego, fruncía el ceño, supo que su respuesta no sonó verosímil.
-Quédate quieta, estás herida –no sabía si podía confiar en él, después de todo no lo conocía, aunque una parte de sí no quería negar su ayuda además sentía mucha curiosidad por él.
La pelirrosa se examinó el cuerpo, notó que tenía una leve marca de garra en el hombro y al observar su mano manchada de sangre, comprobó que tenía una herida abierta en la cabeza.
-No hace falta, me curaré yo misma –llevó su mano hacia la zona afectada de su cabeza y en ella comenzó a emanar chakra verde curativo que dejó asombrado al muchacho de cabellos blancos.
-¿Qué eres? –se atrevió a preguntar después de unos segundos de silencio.
-Un ninja médico –le respondió luego de pensarlo, era mejor no dar mucha información sobre de dónde venía y cuál era su nombre. Después de todo, ella es una ANBU y él una persona a la que acaba de conocer.
-Ah –pronunció el peliblanco.
El silencio volvió a caer, ninguno de los dos hablaron y lo único que se escuchaba era el rumor creado por la llovizna.
Sakura luego de estar en un incómodo silencio, recordó lo ocurrido recientemente antes de quedarse inconsciente.
-Eh… Sabes qué acaba de pasar –el chico la miró con sus intensos ojos verdes aguamarinos, la chica apartó su mirada un poco avergonzada por lo que iba a decir- con… aquellos monstros enmascarados –
Luego de unos segundos de silencio, Sakura comenzaba a arrepentirse por lo que preguntó seguramente aquel chico iba a considerarla loca o algo.
Él suspiró.
-Fueron hollow's los que te atacaron –
La chica lo miró con incredulidad por lo que acababa de oír de sus labios.
-Hollow's? –repitió para comprobar si lo había escuchado bien.
-Hollow se trata de monstros enmascarados que se alimentan del reiatsu de las personas –antes que la pelirrosada lo preguntara, continuó- reiatsu es la energías espiritual que poseen los seres humanos.
La chica se quedó sin habla, no sabía si creerle o no, en cuánto le dijo el aspecto del ser llamado "hollow" pudo comprobar que estaba en lo cierto con la creatura que se había enfrentado. Era… ¿era posible que existiese algo así?
Al notar el arma que tenía tras su espalda, se trataba de una katana, típica arma usada por los samuráis.
-Tengo curiosidad, a juzgar por el traje que usa y su arma… ¿derrotaste a ese "hollow"? –cuestionó mirándolo.
El muchacho asintió.
-No eres de aquí ¿verdad? Y no creo que seas una persona común y corriente… ¿Quién eres? –continuó luego de haberse curado la herida del hombro.
-Soy un Shinigami –
-Shinigami? –
De repente, una ola de punzada de dolor invadió su sistema nervioso una vez más, eso fue lo último que escuchó de él antes de caer en un profundo e involuntario sueño. Antes de caer en la oscuridad, se preguntó si esta fue la primera y última vez en haberse encontrado con aquel chico de cabellos blancos, quien nunca pidió su nombre en aquel momento.
-Fin del Flash Back—
Desde aquella vez parecía que fue un sueño nada más, una experiencia que la dejó sin aliento y muchas veces, se había preguntado sin cansarse, si todo había sido real o no.
¿Cómo hubiera sabido, en aquel momento que, tras haber conocido a Tōshirō Hitsugaya su vida cambiaría completamente y para siempre?
He aquí, todos los recuerdos de cómo terminó en la Sociedad de Almas, su nuevo hogar, su nueva vida y su nuevo futuro.
La historia sobre como todo esto comenzó a transcurrir.
Continuará…
¡Feliz Navidad para todos! Que Dios les bendiga a todos en esta hermosa fiesta junto con su familia, sus amigos y todos sus seres queridos a todos los autores y lectores de .
¡Y próspero Año Nuevo para todos!
Muchos saludos a todos!
Underword
