Capítulo 1

La madrugada era relativamente fría mientras reconocía que sus ojos se abrían a un nuevo amanecer que traía con él, nuevas ilusiones a su vida y sentía su tierno calor quizá como aquellos días en Escocia. El sueño que empezó al borde de un barco rodeado de bruma se iba despejando para ver un futuro prometedor.

Tantas cosas eran las que había cambiado en su vida, entre ellas estaba el hecho de estar cumpliendo uno de sus más grandes sueños, la actuación, ahora ya contaba con su primer protagónico, cuanto había esperado por esto. Pero no solo era eso lo que anhelaba sino que "ella" estaría ahí para compartir su triunfo. Que era el complemento único y especial para terminar de alcanzar su sueño añorado.

No podía dejar de recordar cómo había sido su vida antes de conocerla a ella. Si, él era un rebelde, pero ella era su sosiego. Aquellas esmeraldas le habían dado la tranquilidad a su alma que tanto había deseado, en medio del mundo de hipocresía en que vivía y tanto deseaba abandonar. Y sobre todo había encontrado el verdadero significado del Amor.

Al principio no lo quiso reconocer, pero ella era su mayor tesoro. Tal vez su miedo a ser rechazado lo hizo detenerse tantas veces de abrir su corazón pero no lo había podido evitar en el momento en que los celos que se habían adueñado de él, cuando ella le habló con pasión de aquel muerto. Pero muy pronto no pudo detenerse y ese mismo sentimiento que empezaba a poblar su corazón lo llevó a buscarla desesperadamente en el cuarto de castigo, en aquel festival para llevarse su primera desilusión. Ella no estaba ahí. Fue ahí que se dio cuenta que estaba perdidamente enamorado.

Su mejor consuelo siempre fue la soledad, y no dudo en buscarla. Sin duda Romeo y Julieta era su sueño, en ese momento se convertía en una dulce realidad precisamente en ella, para luego compartir su propio festival. Pero ahora ese sueño no valía la pena como tenerla precisamente a ella, su pecosa, a su lado y para siempre. El solo hecho que ella hubiera adelantado el viaje lo excitaba más. Ahora nada ni nadie los separaría.

Solo pensar que pocos kilómetros lo separaban de Candice White Andry era como sentir el suspiro que salía de su boca, se asombraba que así fuera, pero no le enfadaba ya que era maravilloso sentirse en las nubes por saberse amado.

Tomó su armónica y los acordes que esta desprendía era la prueba de ese amor que maravillosamente existía. Tantas veces se había quedado dormido con sus notas y había soñado en una familia a lado de su pecosa. Ahora faltaba poco para que todo eso fuera la más grande verdad.


Al borde de una vieja locomotora se encontraba una jovencita llena de ilusiones y esperanzas, solo de saber que pronto estaría entre los brazos fuertes de él, la hacía estremecer, pero aquella sensación le agradaba. Recordó ese único beso compartido, claro robado. La había asustado, tal vez por miedo a que él, solo lo hubiera hecho por impulso y no por un sentimiento profundo. Pero ese viaje le había permitido aceptar y comprender muchas cosas, pero en el momento solo pudo reaccionar con una cachetada. Se arrepintió casi al instante pero ya no podía regresar el tiempo, ahora que miraba atrás era parte de tantos hermosos recuerdos junto a él.

Estaba tan nerviosa desde que recibió la invitación a la obra y solo el boleto de ida. Su mente había imaginado tantas cosas que ya no podía dormir por la expectativa de volver a estar a su lado. Fue tanta esta que se dejó convencer por su hermanita Anny de cambiarse el peinado diciendo "Candy… ya no eres una colegiala y que mejor oportunidad para dejarlo sin palabras", y que difícil era eso, pero pensó que no sería mala idea, ahora sus hermosas coletas se transformaban en una linda cascada que adorna su espalda y para no opacar sus lindos ojos y sus singulares pecas llevaba una cinta que hacia juego con su sencillo pero hermoso vestido a la vez con su abrigo color azul cielo. Ella nunca se preocupaba por si se miraba bien o mal pero él y la ocasión lo ameritaban y más sabiendo que la estaría esperando en la estación, ¿Estaría él igual de ansioso? Eso esperaba. Sabía que con Terruce Grandchester se podía esperar todo….

Su Terry, que hermosa sensación de llamarlo así y de saber que la vida les estaba dando la oportunidad de verse nuevamente, y a la vez con el sueño de que ya no habría más separaciones, rogaba al cielo que así fuera.

El tiempo en el tren se le fue pensando en cómo Terry la recibiría y como actuaría ella. Ya que siendo sincera después de aquel beso nunca hubo otra muestra de afecto, el tiempo no lo permitió, solo las lindas palabras dichas por cartas, ese nerviosismo que sentía por que él ya la llamaba su novia, y ahora lo tendría todo para ella, esos pensamientos hacían que un hermoso rubor cubriera su rostro pero a la vez no podía evitar imaginar en todo lo que podría pasar en esa pequeña estación.

Pero debía esperar debido a que llegaría a New York hasta la media mañana del día que estaba a punto de empezar, hasta ese momento se dio cuenta que debía dormir un poco ya que la esperaba un día agitado.


Se había despertado como todos los días a las 7 de la mañana, ese día sentía sus fuerzas renovadas, primero se dio un baño para luego tomar un ligero desayuno, ya que con tanta emoción ni siquiera podía comer. Contaba los minutos pero estos parecían siglos, es cierto que como buen ingles quería ser puntual, el tren llegaba a las 10 de la mañana, pero todo estaba muy lejos de querer mostrar sus costumbres él solo quería volver a ver esa sonrisa que podía borrar todo a su alrededor y transportarlo a un mundo donde solo estaban ellos y talvez la segunda Colina de Pony, que hermosos recuerdos, se decía así mismo. Pero la verdad estaba cansado de ver el reloj que ahora era su enemigo, apenas eran las 8 y 30 de la mañana pero a él no le importaba si debía pasar un día completo esperando a que llegara su felicidad.

Con ese optimismo salió de su departamento claro sin olvidar sus nuevas compañeras, sus fieles bufanda y boina, debido a que con la obra el Rey Lear dio mucho revuelo, ya ahora que sería el nuevo Romeo nadie lo dejaba en paz y él lo que más quería era pasar desapercibido, pero el pago de ser actor, ni modo esto era parte de sueño.

Abordo su automóvil he iba imaginado como la recibiría lo primero que pensó fue abrazarla y besarla, pero el beso lo descarto ya que todavía recordaba la respuesta por su atrevimiento en Escocia, y no quería que nada manchara ese momento, por tanto se conformaría con respirar su aroma y sentir su cuerpo protegido por sus brazos, solo de imaginarlo le robaba una sonrisa soñadora que a cualquier mujer podía derretir.

Pero a la vez pensó en jugarle una broma ya que talvez eso ayudaría a los nervios que poco a poco se iban incrementando, con eso vino una pregunta a su mente ¿Ella estaría nerviosa y feliz por verlo? Él quería pensar que si pero a la vez un miedo lo recorría, para luego alejarlo, recordando la alegría y ¿amor? que sentía en sus cartas solo que ahora llegaba el momento de demostrarlo y saber si era sincera, sin darse cuenta llego a la estación parqueo su automóvil algo lejano ya que quería que se hiciera fácil salir de ahí, ya que con tanta gente se podía poner muy feo, y él quería aprovechar todo el tiempo a su lado, y más sabiendo que debido a que el viaje se adelantó las reservaciones no las pudo cambiar y se aprovechó de su madre, quien diría que ahora podía contar con ella y todo se lo debía a su trazan pecoso, para poderla hospedar.

Se instaló cerca de la vías del tren tratando de imaginarse la imagen que en pocos momentos tendría frente a él, ya que para su asombro ya eran las 9 y 45 de la mañana eso le dio más alegría, se la trataba de imaginar pero era difícil ya que la imagen que guardaba de ella era todavía cuando estaban en Inglaterra, y cuando sucedió su fugaz encuentro en Chicago sabía que se miraba hermosa vestida de blanco pero no pudo guardar la imagen de esas pecas que tanto deseaba ver, pero estaba seguro que si en Inglaterra era preciosa, ahora sería simplemente bella, ya que estaba consiente que se estaba convirtiendo en señorita, esos pensamientos lo llevaron a imaginársela vestida de blanco pero como Novia dentro de una hermosa Iglesia y él esperándola ansioso, por él eso sería mañana mismo pero debía controlar sus impulsos ya que no sabía cómo ella había tomado y se le había entendido el motivo de mandarle solo el pasaje de ida, solo había algo que no le dejaba tranquilo y eso era Albert, ya que debido a su salud vivía con su pecosa, al principio no le agrado la idea pero no fue por desconfianza… ¿si sintió celos? ¡Claro! Pero celos de saber que Albert si podía estar con Candy y ¡él no! Que era lo que su corazón más deseaba. Esos pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un silbato anunciando la llegada del tren que traía al amor de su vida.

Después de varios minutos vio como la gente empezaba a bajar del tren y lo primero que pensó fue salir a su encuentro ya que estaba seguro que ella lo primero que haría sería buscarlo, pero luego recordó en que talvez hacer una pequeña broma era mejor. Así fue como se alejó, claro no iba ser difícil divisarla ya que él muy fácilmente la podría reconocer entre un millón de personas de ser necesario.


Se encontraba desesperaba, ¿Por qué la gente tardaba tanto en bajar? ¿Tan difícil era pisar las gradas y descender?, Candy tranquila, se dijo así misma, no quería demostrar lo vulnerable que podía ser debido a la presencia de él, ya que primero quería comprobar que él también estaría feliz de estar juntos.

Al fin pudo descender del tren su mirada se perdió entre toda la gente esperando poder encontrarlo, vio madres con sus hijos reencontrándose, parejas diciéndose cuanto se habían extrañado, pero no miraba al dueño de sus sueños, ¿Acaso se había olvidado de ir por ella? ¿La carta no había llegado a tiempo diciendo que adelantaba el viaje? Al principio su rostro se entristeció pero lo cambio pensado que tal vez sería mejor que no le hubiera llegado la carta así talvez le podría dar una linda sorpresa, pero donde lo encontraría ¿en el teatro o en su departamento? Bueno no importa se debía recorrer todo New York, de encontrarlo estaba segura, su dirección se lo sabía de memoria y sería fácil identificar el teatro solamente peguntando, con eso pensamientos solo consiguió sonrojarse un poco y hacer una graciosa mueca sacando su singular lengua, pero en realidad a ella esa mueca la hacía ver linda.

Tan encimada estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que alguien se le acerco demasiado hasta cuando sintió que una mano le tomaba la suya y la comenzaba a jalar hacia salida, ¿Qué esta pasaron aquí? Fue lo primero que se preguntó para luego reaccionar

- ¡Suélteme! ¿Qué le pasa? si no lo hace lo ¡golpeare! – siguieron un corto tramo con el mismo alegato, ya que solo podía ver que era un hombre que la jalaba con una fuerza no tan brusca, pero había algo en ese perfil que le era familiar, pero no sabía que, de repente su acosador se detuvo y volteadora a ver le dijo

- No has cambiado nada – Esa voz….

- ¿Terry?! – no lo podía creer estaba frente a esos ojos verdi-azules, que la podían dejar paralizada

- ¡Candy! – tan tierna que sonó su voz, viéndola profundamente y detenidamente sin perder de vista ni una sola reacción de ella. Como respuesta ella solo pudo sentir como las lágrimas se venían a su rostro mostrando la felicidad que sentía su corazón

No podía salir del asombro que le causaba tener a su pecosa frente a él, con lágrimas en los ojos las cuales era fácil saber que eran de alergia, todo lo que había pensado para ese momento quedo a un lado viendo lo hermosa que se miraba tanto que solo atino a estirar sus brazos y acercarse para invitarla a sentir todo el amor que era solo para ella.

Lo hizo pero con cierto miedo a que todo sea un hermoso sueño, tanto como los que ha tenido desde que abandono Inglaterra, pero su miedo se fue cuando vio que sin pensarlo se arrojó a sus brazos de la forma que solo ella sabía hacerlo, envolviéndolo con su aroma a rosas, la calidez de su cuerpo, sintiendo como sus delgados brazos se aferraban a su cintura, y su rostro se escondía en su pecho, solo pudo reaccionar abrazándola fuertemente y con la ternura que solo con ella podía sentir y que mejor que demostrarla en ese momento. Para luego sentir como su corazón se detenía para empezar a latir tan fuertemente, que seguramente lo podían escuchar en toda la estación, pero que le importaba, él solo quería guardar en su memoria ese momento y disfrutar de su pecosa.

- ¡Estoy feliz de verte! ¡te extrañe tanto Terry! – creía estar preparado para todo, pero definitivamente esas palabras lo subieron a la centésima nube.

- Yo También Candy – fue lo único que atino a decir, no salía del estado de shock. A ella se le hacía tan fácil ser expresiva pero él no, eran tan diferentes. Pero a pesar de todo quería demostrarte todo lo que su corazón guardaba

- ¡Tanto tiempo! - la voz femenina se fue apagando debido a todas las emociones.

- Pero ahora lo tenemos todo para compartirlo juntos – pudo decir al fin, sus palabras le dieron fuerza a su corazón, ella no dijo nada pero al fin pudo ver sus esmeraldas que le brindaban una tierna mirada cargada por su cálido amor, en ese momento deseo besarla - ¡Vamos! – le dijo, no quería romper el momento pero todas las miradas estaban sobre ellos, no era bien visto las muestras de afecto tan abiertas entre una pareja y no quería que pensaran mal de su Candy, ante todo era un caballero

- Si – le dijo ella, soltándose lentamente, era tan rico estar juntos

Salieron de la estación en busca de su auto, le tomo la mano, y la acerco más a él, no le importaba si los criticaban no había nada de malo en ese acto, y solamente la quería sentir cerca, cuando entrelazaron sus manos, pudo sentir un temblor en ella, el mismo cuando se atrevió hacer un primer acercamiento en el Blue River, definitivamente ahora era mejor, ella estaba ahí para ya no separarse.

Había pensado mostrarle New York pero con estas sensaciones lo descarto ya que quería disfrutar de su compañía pero que ella también disfrutara de la suya, sin nadie observando, definitivamente su departamento era el mejor lugar ya que había logrado que le dieran el día completo libre, al fin y al cabo nunca ha faltado y Candy se lo merecía, eso y más.

El trayecto no fue largo y no se dijeron nada, pero no era incomodo, entre ellos ese lenguaje mudo siempre se les hizo único y especial, y verla sonrosada por su atrevimiento ingenuo era la gloria.

Ahora ya un poco con la cabeza fría la puedo apreciar mejor, ella siempre se destacaba por vestir sencillo pero todo la hacía verse hermosa, y sus pecas le daban un toque encantador ya no digamos sus soletas… fue ahí cuando reacciono que ya no llevaba sus coletas ahora sus hermosos y rebeldes rizos los llevaba en cascada pero sin dejar que opacaran sus ojos, siempre deseo verlos sueltos y ahora era posible, solo pudo imaginarse como seria enredar sus dedos en el sedoso cabello, definitivamente no tenía que envidiarle nada a esas mujeres vacías que pasaban horas arreglándose, ella era Bella por naturaleza, era su Diosa!

- ¿A dónde vamos? – pregunto de repente permitiéndole salir del embeleso que le provocaba solo de verla, seguía siendo una entrometida

- Eh…. – vacilo un poco- a mi departamento – afirmo y vio como el sonrojo de ella aumento – no te molesta ¿verdad? – pregunto con miedo pensado que no deseaba a estar a solas con él, como podía desconfiar si ya lo han estado.

- La verdad no,…. – ella también vacilo eso le devolvió un poco de paz pero todavía había algo que la incomodaba – yo te iba a proponer lo mismo – esto lo dijo casi en un susurro, genial se dijo Terry, ella también quería disfrutar de su compañía , que tonto se sintió, vio como ella desvío la mirada, era lógico que estuviera nerviosa si él lo estaba

- ¿Te cambiaste el peinado? – se atrevió a preguntar, vio como se le ilumino el rostro

- ¡Si! ¿Qué te parece? – pregunto ingenuamente, él trago saliva, no sabía cómo decírselo

- Te miras bien... – le dijo vacilante lo que quería decirle es que se miraba…. – ¡Te ves hermosa! – diablos su boca no obedeció a al cerebro y lo dijo en voz alta, nuevamente trago saliva. Le regalo una tierna sonrisa que lo derritió

- ¡Gracias!- y bajo su mirada, Dios, no solo es hermosa es divina.

- Bueno este es mi auto- detuvieron su andar, la soltó a regañadientes para guardar su maleta

- ¿En serio? Y ¿Funciona? – pregunto

- ¡Claro! No es un invento de tu primo el inventor- afirmo un poco molesto, acaso solo lo que Stear hacia estaba bien

- Es genial – dijo sin notar su molestia, que con su sonrisa se disolvió, no tenía caso molestarse ahora ella estaba a su lado

Le ayudo a subirse al auto luego él lo abordo, lo puso andar y vio como los ojos de ella se iluminaban viendo lo esplendoroso de la ciudad, sonrío pensado que no dejaba de ser una niña, pero era "su niña" que solo deseaba amarla y protegerla, pronto llegaron al edificio donde se encontraba el departamento, descendió luego cogió la maleta para terminar de rodear el auto y ayudarla a descender, solo con un contacto de ella se perdía, entonces pensó que podría pasar en el departamento, tuvo miedo, ante todo no quería asustarla ya que lo que más deseaba era demostrarle su amor y la idea de besarla no había abandonado su cabeza pero debía ser paciente.


No lo podía creer se encontraba en la ciudad de él y por entrar a su departamento, se puso más nerviosa de lo que estaba, todavía no estaba segura cómo comportarse ya que con solo una mirada suya se perdía y la perturbaba, Vamos Candy solo es Terry! Se dijo a sí misma, ya que lo que más le agradaba era su compañía, solo tenía que dejarse llevar. Subieron a un segundo nivel, él busco en su bolsillo las llaves y abrió la puerta, le cedió el paso para luego entrar él.

La verdad se asombró de ver que su pequeño departamento pero acogedor estaba reluciente

- ¿Qué pasa? ¿por qué no te acercas? – pregunto sacándola de su asombro

- No nada, solo que nunca imagen que tuvieras tan ordenado tu departamento – afirmo sinceramente

- Jajaja, lo que pasa es que la dueña viene tres veces por semana a limpiar y yo no ensucio mucho – lo dijo con una gran sonrisa que solo hizo que se pusiera más torpe de lo que ya estaba – ¿Quieres té? – le pregunto quitándose la chaqueta, boina y bufanda

- Si gracias – le dijo mientras ella hacia lo mismo luego su vista se fijó en un afiche en la pared, era de la promoción de la obra donde el abrazaba a Susana, ella era Julieta, le entraron unos enormes celos, se desvanecieron un poco recordando que ella había jugado ese papel al lado de Terry primero, solo que Susana podaría presumirlo, con eso se vino a su mente una idea y vio lo que necesitaba, tomo la pluma y tacho ese nombre que no debía estar ahí y en su lugar puso Candice White así me sintió mucho mejor

- ¿Candy que haces? – pregunto Terry descubriéndola en medio de la travesura, solo atino voltearlo a ver con una tierna sonrisa, dándose cuenta que ya traía las tazas de té, se miraba divino

- ¡Nada! Solo que al menos entre nosotros yo seré Julieta y no esa antipática – ella nunca juzgaba pero había algo en esa muchacha que no le daba confianza, desde lo sucedido en Chicago no le agrado para nada

- Jajaja, Tu no podrías hacer ese papel, no tienes el plomo – se escuchó la risa desafiante de Terry, que se creía, "claro que yo podía hacer ese papel"

- Ahg! Terry – se abalanzo sobre él como cuando estaban en el colegio.

Él logro tomarla por las muñecas pero perdieron el equilibrio y cayeron, empezaron a reírse luego ella se dio cuenta que estaban igual de cerca que cuando se dio el beso en Escocia, se puso muy nerviosa por las sensaciones que la invadieron y quiso levantarse, pero no pudo, sintió las fuertes manos de él que la tomaban de la cintura y la atraían más cera de él, en ese instante supo que estaba perdida solo le quedo dejarse llevar.

Ansiaba que la besara pero al mismo tiempo no sabía cómo corresponderle, el pareció entender en su mirada la incertidumbre. Retiro sus manos de la cintura para colocarlas en sus mejillas, le sonrío y ya no supo más de ella, solo alcanzo a cerrar los ojos, sintió su aliento rosar su rostro, él apoyo su nariz en la delicada mejilla derecha y jugo con ella, luego deposito un beso en la misma y ella solo pensaba como corresponderlo y no defraudarlo pero su cuerpo no quería obedecer al fin pudo colocar sus brazos alrededor del cuello masculino y percibió la dulce sonrisa que se dibujó en el fino rostro de su Terry, luego él beso su mentón, y con eso a ella una sensación cálida le recorrió toda la columna vertebral, luego sintió que le besaba la comisura de sus labios para después depositar sus labios tiernamente sobre los de ella, en ese momento la mente femenina se bloqueó, sintió el suave vaivén que él inicio, con el paso de los segundos la presión él la aumento un poco, sin saber que hacer solo atino a entreabrir los labios y al parecer eso era lo él buscaba porque inmediatamente su lengua se abrió camino, al principio ella se intimido, pero al sentir ese maravilloso sabor a vainilla solo que él poseía, se propuso saborearlo y así lo hizo, al igual que él que solo quería descubrir los secretos de esa deliciosa boca, los minutos pasaron y la experiencia era grandiosa y avasalladora, ella no quería que se acabara pero empezó a sentir que el aire se le acaba al parecer al él también, Terry se separó unos milímetros y pudieron respirar, ella se asombró al sentir nuevamente eso dulces labios ya que los había empezado a extrañar y la nostalgia la había inundado pensando que todo había terminado, pero con esto solo sentía como su corazón se desbocaba en una carrera, que solo Terry podía provocar, esos minutos fueron maravillosos para ella, definitivamente lo amaba.

Lentamente se fueron separando para terminar con una calidad lluvia de tiernos besos en ambos rostros, la verdad era que ella no quería que este mágico momento terminara pero sabía que así tenía que ser, ya que este camino podía ser muy peligroso, Candy se sonrojo con ese pensamiento, como se le ocurría eso, luego de verlo detenidamente y sentir de esa profunda verdi-azul mirada su infinita ternura y su gran amor, solo atino a sonreírle.

- ¡Te amo Candy! – esta palabras la hicieron temblar pero de felicidad tanto tiempo soñándolas – ¡Te amo! – el abrazo se hizo más fuerte y ella se sintió desfallecer

- ¡Te amo Terry! – le dijo casi en un susurro pero supo que fue escuchada, porque como si fuera posible él cerro más su abrazo, se sentía tan bien – No sabes cuánto – lo dijo desde el fondo del corazón

- Pero no más que yo – definitivamente no estaba preparada para eso, era el cielo mismo. Solo atino a depositar un fugaz beso en suaves labios cuando la soltó para mirarla nuevamente.

No se cansaba de perderse en esa mirada verdi-azul que la llenada de paz y era la fiel compañera en sus sueños, haciéndola tenerlos lo más mágico, divino, y perfectos posible, estos que solo alberga en su corazón, pero que ahora amenazaban por plasmarse de una forma espectacular.

Pasado un tiempo decidieron levantarse, lo hicieron pero con gran esfuerzo, volvieron a reír abiertamente, que fácil era reír estando juntos, más hermoso era saber que esa sonrisa era dedicada solo para ella, se acomodaron en la mesa y disfrutaron del té, empezaron una plática amena, luego él empezó con su interrogatorio, no importaba ella le contestaría lo que quisiera.

- ¿Cómo esta Albert? – cómo olvidar los grandes amigos que eran

- Bien, todavía no recuerda pero con el tiempo y paciencia lo hará – se dibujó una sincera sonrisa en su rostro bellamente masculino

- ¿Pero no necesita cuidamos específicos o sí? – no sabía a qué venia esa pregunta

- No, la verdad no, solo su mente dirá cuando quiera recordar – le explico recordando lo que había leído sobre ese tema.

- ¿Quiere decir que no le harás mucha falta? – pregunto con un nuevo brillo es su mirada

- Yo espero que no, pero le dije que cualquier cosa no dudara en avisarme – en realidad era inevitable preocuparse por un gran amigo.

La plática continuo, Terry comento que ella se quedaría con su madre debido a que no había podido cambiar las reservaciones en el hotel, que lo ensayos cada día eran más exigentes y cansados ya que todo debía ser perfecto, y más ahora que el estreno estaba cercano, Candy se dio cuenta que cuando él se refería al teatro lo hacía de una forma que hacia imaginarla en el escenario a su lado, recitándole poemas, exclamándole frases, y ella cobijándolas tiernamente, tan distraída estaba en su imaginación que no escucho lo que él dijo

- Mi madre nos invitó a cenar, ¿quieres irte ya? – ¿de que estaba hablando?

- ¿Eh? Lo siento no te escuche – le dijo todavía imaginándose como una linda princesa

- ¿Que si quieres irte ya? Mi madre nos invitó a cenar – pudo ver que evitaba reírse abiertamente, y la miraba con ese brillo en los ojos que hacían que cada minuto ella se enamorara más de el

- ¿No podemos esperar un poco más? - Le pregunto algo desilusionada por saber que pronto tendría que separarse

- No mucho – le dijo algo ¿triste? – ya es tarde y pronto será hora de la cena – hasta ese momento se dio cuenta que el ingrato tiempo había avanzado demasiado rápido, ¿que estaba pensando?

- Bueno – le dijo tristemente

La cena en la casa de su madre fue agradable por primera vez me sintió rodeado por una familia… "Mi Familia" peso con una sonrisa y mirada soñadora, que hermoso era todo esto, si era sueño no quería despertar, pero que pensaba, claro que no era un sueño, su pecosa estaba aquí y no la dejaría ir, bueno viajarían solo para pedir su mano a los odiosos Andry, pero eso era lo de menos ahora solo quería disfrutar todo de ella.

- Bueno yo me retiro es tarde – su madre lo saco de sus pensamientos – ¡Buena noche hijo! – se acercó y deposito un tierno beso en su mejilla

- Feliz noche madre – la abrazo y le susurró al oído – ¡Gracias! – ella le regalo una tierna sonrisa y guiño el ojo

- Hasta mañana hija – se despidió de Candy – No se desvelen mucho – los miro a ambos con una sonrisa pícara y un rubor cubijó el rostro de la pecosa, y los dejo solos

- ¿No estás muy cansada? – le pregunto sinceramente, pero sin ánimos de irse

- No para nada – sonrío luego levanto su naricita – recuerda que también hago turnos de noche ya estoy acostumbrada

- Lo sé pero esto es distinto – se fue acercando poco a poco, la pecosa desvío la mirada, él nunca se cansaría de verla y más con ese tono rosa en su rostro que hacia lucirla perfecta

Estaban en el estudio sentados en la alfombra, solo los acompañaba la chimenea encendida, no pudieron evitar recordar lo sentido en una escena parecida pero en Escocia, se sentían tan bien y esa conexión entre ellos que solo el amor puede crear, Terry termino por acercarse y la abrazo dulcemente, aspiro su aroma y bezo sus cabellos

- ¡Estoy feliz que estés aquí! – le susurro en su oído derecho y sintió que se volvió a estremecer en sus brazos

- ¡Yo también estoy feliz de estar a tu lado! – dijo ella usando el mismo tono de voz

- ¿Quieres que nos quedemos juntos a ver el amanecer? – le pregunto casualmente, ya que en Escocia no se pudo y él solo quería descubrir como seria empezar un nuevo día juntos

- ¡Si! ¿Pero para ti no sería problema ya que mañana tienes que ir a ensayar? – le encantaba que se preocupara por él

- Si pero estos son en la tarde, además para mí no sería cansando… – hizo una breve pausa para verla a los ojos – al contrario esto me daría más fuerzas para soportarlos, deseando que la espera no sea tanta para volver a tu lado – luego sonrío tiernamente y deposito un fugas beso en sus labios recordando cuando ella hizo lo mismo en el departamento, era soñado vivir esto con ella, como respuesta recibió una resplandeciente sonrisa que opacaría a la mismísima luna

Siguieron abrasados sin decir nada, pero en sus corazones era tocada una melodía que solo el otro era capaz de escuchar donde se decían cuanto se amaban, tantas noches deseando y soñando este mágico momento que era sublime vivirlo.

Continuara…


Cometarios 2018

¡Hola a todos!

Esta es una edición en año 2018, ya que después de mucho pesarlo leí mi historia tratando ser una lectora más y pues me fije en varios detalles de ortografía, gramática y otros por allí que quiero corregir y pues aquí estamos.

Mil gracias todos los que se han tomado el tiempo para leer, sus cometarios son una gran alegría para mí, ya que historia surgió como el medio para expresar lo que esta historia dejo en mí pero había muchas cosas que quería cambiar, así que me encanta saber que les gusta, sé que la historia es súper rosa, pero así soy yo.

Tratare de re-subir los capítulos cada dos días - Enero 31 2018


Comentarios originales

Primero que todo ¡gracias por tomar su tiempo para leer!

La verdad esta historia desde hace mucho quería hacerla pero no me animaba, pero gracias dos lindas amigas me convencí de hacerla y publicarla.

¡Gracias Tita por tu especial apoyo en esta historia y por lo ánimos que me has dado!

¡Gracia Faby por tus palabras de ánimo y por regalarme la portada de mi fic!

¡De verdad muchas Gracias! ¡Lo digo de corazón!

Esta historia la hice con la idea de cambiar las cosa que no me agradaron, especialmente cuando ella llego a New York, estoy de acuerdo que él se sintiera mal pero ella estaba feliz de verlo nuevo porque no demostrarlo. Y Mas que se hallan separado. Espero les guste y me acompañen en esta pequeña aventura.

Ahora les pido a todos que si tiene algún reclamo, abucheo, tomatazo, etc., me pueden escribir, incluso si tienen alguna idea yo con mucho gusto la incluiría

Gracias y hasta pronto