Musa

Hola~

Hoy les traigo una pequeña historia del [Au -Nerd] Tendra solo 3 capítulos así que espero que les guste~

Resumen: No tenían nada en común, solo se habían visto algunas veces en clases y aun así él se había convertido en su musa, en la inspiración para hacer sus mejores creaciones. Iromatsu. GothIchi X GeekKara.

Editado : 12/07/17

He cambiado los nombres a los del Au de nerds.

Por si no los saben están aquí.

Osomatsu= Orson.

Karamatsu: Karl (Karla)

Choromatsu= Charlie

Ichimatsu=Itchy

Jyushimatsu=Juicy

Todomatsu=Todd.


Musa

I

Itchy miró el lienzo en blanco delante de sus ojos, llevaba así varios minutos y aun no se le ocurría nada que pintar. Mientras sus compañeros trabajaban en silencio, concentrados en crear sus propios mundos cuando el pincel tocaba de manera caprichosa ese lienzo blanco, convirtiéndolo en algo no necesariamente hermoso, pero cargado de sentimientos.

Pero por más que tuviera las herramientas necesarias lo que le hacía falta a Itchy era inspiración.

Aun si obligaba a su mano a levantarse, a tomar sus brochas y a llenarlas de color, no podía deshacerse de ese maldito lienzo blanco. Tan vacío como su cabeza y su espíritu en ese momento.

Bien había dicho su maestro en una ocasión, el lienzo es el reflejo de nuestro espíritu, la esencia de nuestro corazón; pues bien, entonces su corazón estaba vacío, porque no importaba cuanto pensara en ello simplemente no podía plasmar nada, no tenía nada que pintar.

Y era bien sabido que a un artista no se le puede obligar a pintar grandes obras si no quiere hacerlo. Tiene que nacerle, tiene que sentirlo o de lo contrario podría odiar lo que está haciendo.

Itchy en ese momento pasaba por una crisis de falta de inspiración. Aun cuando "Devil's Trill Sonata" sonaba fuerte en sus audífonos, no funciona como siempre, era como si se tratada de una canción completamente desconocida para él, aun cuando la había estado escuchando muchas veces antes al hacer sus mejores obras.

¿Qué había pasado de repente? Nada en su rutina había cambiado en lo absoluto, pero de pronto se encontraba en blanco y la inspiración se escapaba de él como agua entre sus dedos.

Cuando "lovesong" empezó a sonar en sus audífonos decidió dejarlo. Definitivamente no iba a poder pintar nada ese día.

Después de guardar sus pinceles, sus acuarelas y sus lienzos en el portaplano con su nombre, se lo colgó al hombro antes de salir del salón, el profesor de arte lo siguió con la mirada hasta que llegó al portal, aunque Itchy quiso ignorarlo no pudo hacerlo, menos cuando moviendo un dedo el profesor le indico que se acercara a él.

No le quedo más opción que ir hacia el profesor.

—¿Qué es lo que pasa? Fukuyama.

—No puedo…Llevo casi dos horas viendo esa maldita cosa sin saber aun que hacer.

—Entiendo, entiendo. Bueno a todos los buenos artistas les pasa alguna vez, la inspiración es una perra a la que le gusta mofarse de nosotros, viene cuando no estamos listos y no tenemos tiempo, se va cuando estamos libres. ¡Es una maldita! —Itchy asintió ligeramente, aun le costaba creer que ese hombre fuese un profesor. —Pero, hay algo que podemos hacer para atraerla. ¿Tienes alguna musa?

—¿Una musa?

—Ya sabes, la personificación de la inspiración. Algo que, con solo verlo, nos favorece y nos estimula para crear obras de la nada. Un ideal que nos es imposible alcanzar, pero que nos llena de determinación para crear algo que se le asemeje. Fukuyama, en esta escuela hay muchas chicas lindas, también muchos chicos. En lugar de encerrarte en tu pequeño mundo, podrías intentar encontrar una musa.

—¿Es algo tan importante? —Preguntó el joven, ocultando parte de su rostro tras su cabello negro. Era bastante incomodo hablar con alguien cuando lo único que quería era irse y estar solo.

—Bueno, se acerca la exposición de los clubs escolares y definitivamente quiero exponer uno de tus cuadros. Así que, por favor, intenta encontrar tu musa ¿sí?

—Mm… —Asintiendo ligeramente la conversación se dio por terminada.

Encontrar una musa, como si fuese algo tan fácil.

Fukuyama metió la mano en sus pantalones a cuadros color violeta, se acomodó los pequeños audífonos antes de cambiar la lista de reproducción en su celular y volvió a meter el aparato en su bolsillo. Lullaby empezó a sonar mientras empezaba a caminar por los pasillos.

Le gustaba escuchar música en todo momento, era como si estuviera en medio de un video musical. Cuando las personas se cruzaban frente a él yendo de un lugar a otro, apresurados para ir a clases o regresar a casa, era como si fuesen dobles en su video.

Era otra de las cosas que lo apasionaban además de pintar, el ser director de cortos de terror, con sangre, tripas, zombies, muerte… Pero definitivamente era mejor pintando que dirigiendo. Más que nada porque era tímido para hablar y nunca podría levantar la voz para ordenarle nada a nadie.

Algunos de sus compañeros llegaron a pensar que era mudo, ya que nunca le dirigía la palabra a nadie. Era solo que todos eran unos idiotas y no quería hablar con idiotas. Más que nada, no tenía nada en común con nadie.

Era mejor concentrarse en el cuadro que tenía que pintar.

Mientras pensaba en la manera de encontrar algo que lo inspirara sus pasos se detuvieron delante del aula donde se encontraba el club de lectura. Estaba repleto en su mayoría de chicas extrañas que creían que 50 sombras era el mejor libro del mundo y se la pasaban leyendo esa "porquería" o al menos así lo consideraba el joven Fukuyama.

Y pensar que él se había planteado entrar en ese club, definitivamente el club de arte era mejor. Recordaba que en la escuela a la que asistió antes que esa, el club de lectura recitaba en voz alta algunos relatos cortos, dramatizando como si se tratara del club de teatro.

Recordando eso, siempre, después de cada dramatización se encontraba tan inspirado que podía pintar por horas y horas.

¿Acaso eso contaba como una musa? No perdía nada con intentarlo.

Se apresuró hacia su casillero donde se encontraba su libro favorito, el cual llevaba a todas partes porque le gustaba mucho leerlo. (De regreso a casa, cuando iba en el autobús).

Al llegar a su casillero puso dentro todo lo que llevaba en las manos y saco un grueso y gastado libro de pasta gruesa, pero al sacar el libro un esmalte que tenía guardado al descuido cayó desde su casillero rodando por el suelo.

Itchy se giró tratando de ver donde había caído su esmalte de uñas, pero en ese momento alguien se estampo contra su pecho. Haciéndolo trastabillar, su cabeza se golpeó contra la puerta de metal que aún mantenía ligeramente abierta, cerrándola de golpe y provocando un ruido escandaloso que hacía parecer que el golpe había sido más fuerte de lo que en realidad fue.

La persona que se había caído contra el chico gotico, se trataba de un chico de su misma clase, pero alguien con quien nunca antes había hablado. Karl (Karla) Nakamura, un joven recién transferido que se había unido al club de robótica, de aspecto torpe, siempre parcia estar en su propio mundo, con los audífonos siempre puestos, sus grandes gafas de pasta dura ocultaban sus ojos o al menos desviaban mucho la atención.

Itchy, irritado, empujo al chico de forma brusca. Los lentes del chico cayeron al suelo y este se apresuró a buscarlos a tientas. ¿Tan mal tenía la vista? Fukuyama estaba demasiado enojado como para preocuparse por eso.

—Mira bien por donde vas. ¡Imbécil! —Le gruñó antes de alejarse.

—Lo siento… —El chico se disculpó sin saber que el otro ya se había ido, una de sus manos toco la pasta gruesa de sus lentes y otra algo redondo de vidrio grueso.

Karl se puso los lentes antes de mirar el otro objeto que había encontrado, era un esmalte de uñas de color negro. Volteo rápidamente hacia el pasillo intentando encontrar al chico con el que recientemente había chocado, pero Itchy ya había salido de la escuela y se encontraba buscando un lugar solitario.

—Tengo que disculparme apropiadamente. —Susurró Karl, aunque le tomara algo de tiempo iba a encontrar a ese gruñón.

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Una vez más calmado, Itchy encontró el lugar perfecto para dramatizar una de sus historias favoritas. Tomó su libro y lo abrió exactamente en la hoja que quería, conocía tan bien ese libro y lo había leído tantas veces que incluso parecía saberlo de memoria.

Así pues, empezó a recitar, alzando la voz sin darse cuenta…

—"Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia… maldije… juré… Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto… más alto… más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían… y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces… otra vez… escuchen… más fuerte… más fuerte… más fuerte… más fuerte!

-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí… ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!"

Al terminar Itchy clavo los ojos en el suelo a unos pasos de él, pero había algo fuera de lugar. Algo que no era parte del paisaje. Ni tierra, ni plantas, ni rocas, se trataba de unos tenis negros con suela blanca. Levanto la mirada de poco casi como si no pudiera moverse más rápido, y su mirada le mostro al chico Geek con el que se había chocado más temprano.

Karl no llevaba puesto los audífonos como siempre, se los había quitado cuando encontró a Fukuyama y se había quedado callado viendo y escuchando la interpretación de la historia de Edgar Alla Poe, incapaz de moverse, incapaz de hablar. Embelesado con el sonido de la voz de aquel que casi nunca había escuchado hablar.

Cuando pudo reaccionar levanto sus manos juntando sus palmas de manera nerviosa, aplaudiendo la interpretación del chico de cardigan negro.

Esto tomo por sorpresa a Itchy, su rostro adquirió un intenso color carmesís que era fácil de percibir por su tez pálida, se sintió avergonzado, mal interpretando las acciones contrarias se sintió molesto, pensando que él otro se burlaba de él. Por eso había buscado un lugar solitario, para que nadie lo molestara y ahora tenía a ese chico allí. Aplaudiendo, según él, de manera sarcástica.

Itchy le miró con furia, aferrándose con fuerza a su libro camino hacia el chico.

—Eso estuvo especta…

—Muérete idiota. —Ignoró lo que Nakamura trataba de decirle y se alejó a toda prisa.

Esa noche no pudo pintar nada y tampoco pudo dormir.

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Nada, no había nada que lo inspirara a dibujar algo.

La música le transmitía algo, pero no era lo suficientemente fuerte para inspirarlo por completo. Y desde que fue descubierto ya no había recitado ninguna otra historia.

Había estado evitando el club de arte por un tiempo, hasta que fue llamado a la sala de profesores por el maestro de arte.

Después de un largo sermón que incluía el típico "tienes talento, no lo desperdicies holgazaneando", le fue encargado dirigirse de inmediato al aula de arte y pintar lo que fuera. Aunque sean solo manchones de diferentes colores, el profesor creía que con recordar la sensación del pincel recorrer el lienzo seria lo suficiente para inspirarlo; o eso esperaba.

Itchy era el único aun no había terminado su proyecto, así que tendría el aula para él. La soledad quizás le ayudaría.

Refunfuñando y sin ninguna otra opción Itchy camino por el pasillo, se colocó los audífonos reproduciendo "My Sweet prince" a un volumen tan alto que casi lastimo sus oídos, había olvidado que su amigo había estado viendo un video en su celular antes y le había dejado el volumen máximo.

Tomo su teléfono apretando el botón para bajar el volumen, bloqueándolo accidentalmente. Tuvo que voltear la mirada hacia abajo para atender el teléfono, así que no se dio cuenta que otro chico distraído caminaba directo hacia él, al menos no hasta que ambos chocaron cayendo al suelo.

El primero en levantarse fue Itchy, con la mano en la frente debajo de su flequillo. Se había dado un golpe contra algo duro, pero aún no sabía contra que exactamente. Su teléfono había caído salvándose a penas por los audífonos que se atoraron en su camisa.

—Ouch… Idio…-y se quedó callado al ver a la otra persona, se trataba de el mismo chico con el que había chocado unas semanas antes. Pero había algo diferente en él, algo que no pudo notar de inmediato.

Al menos hasta que Karl intento levantarse de manera algo torpe, sus anteojos se habían caído. Itchy entonces pudo ver con claridad los ojos de su compañero, era de color azul.

Un azul brillante, enigmático… verlos era como ver hacia la inmensidad del mar. Como ese punto donde el cielo y el agua parecen juntarse y no se sabe dónde empieza uno y donde termina el otro. Un hermoso mar de color índigo que se opacaba cuando los anteojos volvían a estar en su lugar.

—¿Estas bien? —Preguntó Nakamura, aun cuando había sido él quien había caído contra el suelo se mostraba preocupado por el chico de largo fleco.

Itchy parpadeo confundido, asintiendo rápidamente se puso de pie ayudando de manera torpe al chico de camisa azul.

—¿Estas bien? —Fue el turno de preguntar de Itchy.

—Estoy bien, lo siento, soy algo torpe.

—No, yo lo siento… no estaba viendo el camino. —Ambos se quedaron en silencio sin saber que más decir, había muchas cosas que Karl quería preguntarle a Fukuyama, a pesar de ser compañeros de clases no se habían hablado antes, y ya que los dos eran tímidos les era algo difícil.

—Tengo que irme, de nuevo, lo siento. —El primero en romper el silencio fue Itchy, disculpándose apresuradamente tomo su celular entre sus manos y se apresuró hasta el salón de arte.

Se sentía ansioso y emocionado, de pronto era como si una ola de inspiración lo hubiera inundado. Con sus audífonos puestos, repitiendo una y otra vez la canción que sonaba cuando chocó contra Nakamura. Tomando sus lápices, boceto algunas cosas, dibujo, pinto y siguió pintando hasta que se le termino el color azul.

Cuando termino era ya algo tarde, los rayos naranjas del ocaso entraban por la ventana iluminando la pintura aun fresca, resaltando esos ojos azules que lo habían inspirado.

Itchy se tomó un momento para ver sus trabajos, era como si hubiera estado en modo automático y a penas ahora tenía estaba consciente de sus acciones. Todos y cada uno de sus dibujos mostraban a ese chico de ojos azules con el que se había chocado dos veces.

—Demonios…

Se veía tan hermoso, tan irreal.

Casi sin notarlo sus dedos recorrieron la figura que había pintado una y otra vez, esos hermosos ojos añil que parecían mirarlo y se quedó embelesado.

Había encontrado a su musa.


Espero que les guste, nos leemos pronto~

Nota: La musica que escucha Ichi es en realidad musica que me gusta XD perdon si es rara

lol.

Saludos~