El aire era tóxico; el olor a humo de cigarrillo, sudor y diversas sustancias tóxicas se entremezclaban, creando un ambiente pesado. Sakura podría jurar que su cabeza latía al ritmo de su acelerado corazón. Estaba acalorada, parecía que todo a su alrededor daba vueltas. La música del antro –si bien era pegadiza– le estaba poniendo de un pésimo humor. Lo único que deseaba en ese momento era llegar a su casa de una maldita vez y quitarse esos malditos tacones de sus hinchados pies. Había bailado casi toda la noche, y eso claramente había traído dolorosas consecuencias.
Bufó con molestia, echando un rápido vistazo a su alrededor.
Ino, su mejor amiga, bailaba animadamente con Sai, contorneando provocativamente sus caderas contra aquel pálido y extraño chico. «Zorra» no pudo evitar pensar, con una sutil sonrisa dibujada en sus labios. Aunque, internamente, se alegraba por el reciente avance de su amiga. Vio como el moreno le susurraba algo al oído y ella asentía torpemente, algo mareada. Seguramente por todo el alcohol –y demás sustancias– que había consumido. Luego de eso, les vio alejarse tomados de la mano, en busca de un poco de privacidad para hacer quién sabe qué cosas.
Genial, simplemente genial.
Su mejor amiga –luego de varios coqueteos disimulados– conseguiría acostarse con el chico que le traía loca desde hace varios meses. Y ella estaba allí, sentada, con cara de mala leche, jaqueca, los pies hinchados y sin cigarrillos. Lo peor de todo era que la perra de Ino era la que tenía coche, y también era la que la había llevado a ese asqueroso antro de baja categoría. Si quería llegar a su casa –sana y salva– debía esperar que ambos tortolos terminaran con su asuntillo.
Mientras sus amigos y conocidos se divertían bailando, toqueteándose y devorándose a besos, ella permanecía sentada en la barra; jugueteando con el popote de su bebida y mirando la pantalla de su móvil ocasionalmente, contando los minutos.
De pronto, sin previo aviso, sintió una fría y ancha mano posarse en su desnuda espalda. Se estremeció débilmente, y maldijo haber llevado ese vestido rosa que –si bien era su favorito– hacía que su menuda y blanca espalda quedara completamente descubierta. Miró de reojo a su acompañante, ese que, luego de manosearle descaradamente la espalda, se había sentado a su lado, pidiéndole al barman un vaso de vodka con hielo.
—¿Aburrida? —preguntó Indra, con una pequeña sonrisa. Sakura se encogió de hombros, experimentando una abrumadora sensación de calidez en sus mejillas. Descaradamente, y por su propio bien, culpó al alcohol, rehuyendo de la penetrante mirada azabache de Indra. Era un chico popular, bien parecido e increíblemente sensual. Básicamente, el sueño de cualquier chica, incluyéndole, claro está.
—Se podría decir que sí —sonrió, algo cohibida. La obscura mirada de Indra estaba fija en ella, analizándole, admirándole.
—¿Qué dices si cambiamos eso?
¿Qué?
—¿H–Huh? —balbuceó, sonrojada, creyendo haber malinterpretado la frase. Él dejó su bebida en la barra y bajó del asiento, sus ojos brillaban más que nunca, al igual que los de un cazador frente a su presa.
Y, extendiendo su mano hacia una confundida Sakura, dijo:
—¿Vienes?
—...Por supuesto.
Mientras se dirigían a los baños públicos, Sakura no pudo evitar pensar que, esta vez, la cerda de su rubia amiga tendría que esperar por ella.
Hola, ¿cómo estáis? Esta vez traje otro IndraSaku, luego de una larga ausencia de mi parte. Sinceramente, esta pareja me resulta bastante interesante, y siento que, considerando las personalidades de ambos, la relación entre ellos sería bastante 'peculiar' Y eso me encanta xd. En estos drabbles trataré de demostrar, exactamente, eso: una relación muy peculiar y adictiva. Espero que os guste la idea, me alegraría un montón conocer vuestras opiniones al respecto c:
