Cuando eres madre
Por Nochedeinvierno13
Disclaimer: Todo el universo de Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling.
Este fic participa en "Desafíos 2.0" del Foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".
En tu adolescencia te preguntaste varias veces qué significa ser madre.
La primera respuesta llega con el nombre de William Weasley.
Aprendes a permanecer despierta durante toda la noche, atenta al menor sonido que provenga de la cuna de tu pequeño y te vuelves inevitablemente amiga del insomnio. Te acostumbras a dormir en pequeños instantes del día mientras que Bill juega con su padre. No te molestan las ojeras que se dibujan debajo de tus ojos, pues velar por los sueños de tu primogénito es un sueño hecho realidad.
Con Charlie aprendes a apreciar las primeras veces.
Su primera sonrisa de oreja a oreja, la primera vez que aparece ese brillo especial en sus ojos azules, la primera vez que decide jalonear de los cabellos a Arthur, la primera vez que te detienes a contarle las pecas del rostro, la primera vez que te llama mamá, la primera vez que se te paraliza el corazón porque se monta sobre una escoba, la primera vez que decide irse a trabajar lejos.
Con Percy aprendes a observar los rasgos hereditarios.
Tiene el mismo color zanahoria que Arthur, eso no se puede negar. También tiene sus ojos azules que brillan con la luz del sol, y el puente de la nariz espolvoreado con pecas color canela. Cuando sonríe lo hace del mismo modo que tú, se le forman los hoyuelos en las mejillas y la nariz se le respinga. De cierto modo, te ves reflejada en él más que en Charlie o en Bill.
Con los gemelos aprendes a tener paciencia, mucha paciencia.
Aprendes a no impacientarte cuando se ponen a llorar al mismo tiempo porque quieren atención, a no enfadarte porque deciden comerse todas las galletitas de chocolate y luego sentirse mal del estómago, a no castigarlos cuando deciden esconder tus cucharones de preparar la cena y cuando desordenan la ropa limpia del armario.
Con Ron aprendes a disfrutar más de su infancia.
Piensas que los niños crecen muy rápido y antes de que puedas imaginarlo ya tendrá su carta de Hogwarts en mano, por lo que te propones vivir el día a día. A tu pequeño le gustan los colores brillantes del parque, sentir la hierba fresca entre los dedos de los pies y reírse a carcajadas mientras lo giras en tus brazos. Aprendes que no le gustan las arañas, los ruidos fuertes, y que cada vez que tiene una pesadilla le gusta que le beses la frente.
Con Ginny aprendes a sentir emociones abruptas.
No tiene más de cinco años cuando decide montarse en la escoba vieja de Charlie y surcar el cielo nocturno. No tiene más de ocho años cuando decide que es lo suficiente mayor para jugar quidditch y ganarse una fractura de tibia. No tiene más de once años cuando te invade la tristeza, al saber que se encuentra en la Cámara de los Secretos.
Piensas que nunca dejas de aprender a ser madre.
La mayor prueba que tienes que atravesar en tu maternidad es sentir el cuerpo frío de Fred entre tus manos, los ojos mirando al vacío infinito y los labios fruncidos en una eterna sonrisa. Tu mente rememora el instante donde le ves llorar por primera vez, con las mejillas rosadas y la nariz pequeña.
«George comenzó a llorar al mismo tiempo y solamente se calmó cuando su hermano lo hizo —El pensamiento te duele profundamente. Los recuerdos siempre duelen y más cuando la herida se acaba de abrir—. Las madres le entregamos una parte de nuestro ser a cada hijo que vemos nacer. Una parte de mí murió contigo, mi querido Freddie.»
Siete niños nacieron de tu vientre, seis se encuentran a tu lado y uno te contempla desde las estrellas.
