"Sueños de Humo"
"Había una vez un zorro que tuvo un sueño… Y el fue bastante tonto.
los sueños nos hacen ilusos, porque son como volutas de humo."
Osomatsu escucho la puerta cerrarse, no de golpe, pero suavemente, escucho el rechinido de las puertas correderas, el crujir del tenis de Ichimatsu bajando lentamente la escalera, su madre despidiéndose de su hermano en la entrada y por último el sonido de las ruedas de su maleta golpeando contra el pavimento de la acera.
Estaba parado en frente de la ventana, no volteo hacia abajo, no podía ver como esto terminaba, grabado en su oídos el sonido de los gritos de rechazo y los silencios fríos que fueron devueltos por aquellos a los que más amaba.
Ese fue el último de sus cinco hermanos, que se va.
Las lágrimas caen ardientes por sus mejillas.
Y entonces el recuerda…
Había una vez un zorro que tuvo un deseo que consumía su corazón, no cualquier zorro, un gran y poderosos zorro, las colas son muy importantes para un zorro porque representan el tiempo que a vivido, su máximo son nueve y es cuando se alcanza ese número se convierten en deidades.
Pero este zorro tenía seis, había existido antes de que los hombres se adentraran en las profundidades de los bosques de pino en un lugar antiguamente sagrado, eran grandes extensiones de tierra natural que lo nutrían con energía espiritual, pero la soledad era inmensa en aquellos lugares.
No recordaba un momento en que no estuviera solo en el bosque, existía desde que podía recordar, no habitaban hay espíritus ni la mitad de consientes que él solo unas cuantas cosas que eras más animal que espíritu, él era diferente, era un zorro rojo y ellos tienen una naturaleza peculiar.
Siempre fue curioso y tramposo con los viajeros, así que cuando los hombres llegaron a su bosque para fundar una aldea, él fue sin dudar.
Los hombres eran criaturas extrañas, vivían muy poco, sus vidas eran más corta que incluso los pinos, temían a cosas invisibles como el que llamaban dioses (Oso reía, las deidades no debían lastimar a nadie porque su fin era encauzar el flujo espiritual) eran ridículamente frágiles por ello necesitaban un montón de cosas para sobrevivir, agua, alimento, ropa, techo, etc. si no pronto enfermaban y morían.
Y nunca estaban solos, formaban manadas y trabajaban juntos, formaban familias, él nunca había tenido hermanos y no recordaba a su madre, puede que bien haya sido un zorro común y corriente y no haya sobrevivido lo suficiente como para ganar ni siquiera una segunda cola.
Esa es la primera vez que el soñó ser más que un zorro.
El tiempo no se detuvo, ni para él ni para los humanos, el seguía en la soledad del bosque mientras que los humanos vivían y morían en grupo, algunos se iban de esta tierra, algunos venían de tierras lejana, pronto entraron en el bosque a talar los árboles, la villa dejo de ser una villa para ser un pueblo.
El paisaje iba cambiando con cada década, las casas se extiendes por donde antes solo había pinos, se hace más grande la masa de vidas, traen más materiales que la madera, la piedra de cantera y el ladrillo de barro rojo.
El retrocede cada vez que talan más árboles, pero no los detiene aunque la energía espiritual no es la misma, está contento de tener más humanos a los que observar, se maravilla de como ahora de pronto es una ciudad, por los inventos que traen el comercio se acelera, artilugios que bien podrían superar la magia de bajo nivel, porque no necesitan un intercambio equivalente como lo hace la magia.
La humanidad también suena diferente, escucha los llantos y las risas en diferentes grados, a veces ambas proviniendo de una sola persona, las palabras complejas son remplazadas por palabras aún más complejas, ellos le llaman "desarrollo".
Cuando el bosque es tan pequeño que no es ni siquiera una décima parte de lo que era, la energía espiritual escasea como para mantenerlo en una forma semi humana, ahora que los hombres tiene más edificios grandes de concreto, metal y cristal (aunque aún hay muchas casas de madera pero todo está cubierto de algo llamado "asfalto", rodeado de cables "eléctricos"), se da cuenta de que se está quedando sin opciones.
Pronto tendrá que decidir, si marcharse a otro lugar o ponerse a dormir, si se marcha puede que no encuentre otro lugar como este lo suficientemente cerca de los humanos que le han quitado lo banal a su existencia, si se pone a dormir no sabe en cuanto tiempo podrá despertar o si podrá hacerlo, después de todo es un zorro con solo seis colas.
No quiere irse, quiere permanecer con los humanos, quiere caminar con ellos.
Decide hacer un viaje a las montañas del norte, en busca de la deidad de las tierras frías, es un largo viaje pero cuando por fin llega se encuentra con la que le puede ayudar.
El espíritu tiene forma andrógina, pero parece una reina del invierno sentada al lado del arroyo congelado, cabellos blancos como la seda de araña, ojos azules como el mar , vestimentas de plata y perlas derramadas a su alrededor.
El roba un poco de energía espiritual del lugar para hacerse presentable.
Toma la forma de un hombre joven de cabellos negro y corto, ojos rojos de pupila vertical que muestra su verdadera naturaleza, envuelto en un kimono rojo de gala, nubes rojas tejidas de oro, plata y pequeñas piedras preciosas, sobre el cubriéndolo de la helada su capa de piel de zorro rojo
Camina con sus sandalias de madera sobre la nieve hasta sentarse al lado de la deidad, no muchos tienen el coraje de hacer eso con una deidad, pero él está desesperado aunque es bueno en ocultarlo, una pipa roja ardiente se presenta en su mano invitándole a la reina de las nieves.
-No, gracias , no puedo tocar nada que provenga del fuego, menos aún del fuego fatuo de un zorro …pero háblame… ¿Por qué razón ha venido desde tan lejos pequeño zorro?-
Oso toma una calada de la pipa –Mi tierra esta decayendo, pero quiero mantenerme junto a los humano, esta vez realmente quiero poder unírmeles-
La deidad le da una pequeña sonrisa, como la que se le da a un niño que quiere ser astronauta, sus cabellos de plata moviéndose con el viento.
-Eso será un alto precio, tú sabes cómo es esto de la magia equivalente-
-No hay mucho que tenga tampoco, solo tengo mis colas-
Ella lo medita un momento…
-Puedo convertirte en un humano, podrás renacer como uno de ellos, pero tienes que sacrificar tus seis colas por cinco deseos, el sexto será para convertirte en humano-le advierte la deidad
-No es problema, ya se lo que voy a desear-
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Después del ritual bajo la luna llena la deidad lo manda de regreso, le dice que busque una mujer y que se eche a dormir bajo su lecho. Le advierte que el ritual debe surtir efecto una vez realice esto cuando regrese a su tierra.
El regresa de inmediato, ya no tiene ninguna cola y es más un espectro que un espíritu, se dirige a la ciudad en vez de al bosque, se mueve por instinto siguiendo el sonido que llega a sus orejas, sus hermosas orejas rojas que ya no están, sigue el un lamento hasta una pequeña casa, una casa hecha de madera de pino.
"Porque!Porque!? No entiendo porque no podemos tener un hijo!"
Llora en sueños una mujer, trepa por la ventana y la ve envuelta en un sueño intranquilo recostada en el futon, su marido aun no llega a casa.
Él sonríe puede sentir que aunque en este momento esta mujer sufre tiene una alma suave, amable y despreocupada, que siempre está esforzándose y tratando de sonreír para los demás.
Le gustaría poder llegar a ser un poco más como ella.
Toma la forma de zorro y con un movimiento rápido se hecha bajo el futo y contra el tatami, de inmediato se queda envuelto por la pesada oscuridad de un sueño.
Si, ella va a ser una gran madre.
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La felicidad llega a la casa Matsuno. Específicamente a Matsuno Matsuyo.
-Ohh Querido! Osomatsu va a ser un gran hermano mayor-dice ella mientras ve a sus bebes aprender a gatear, su esposo Matsuzo sostienen la cámara con una expresión igual de eufória, el pequeño aniki siguiendo a los menores a todos lados, parece que Osomatsu solo aprendió a caminar para vigilar a sus hermanos.
No sabían que estaba embarazada al principio, las pruebas seguían dando negativo, pero los cabios empiezan a venir, empieza a tener antojos y no tarda en abultarse su vientre, es un largo periodo los médicos sospechaban que era múltiple, pero en sus ecografías salía un solo feto, luego al cumplir los siete meses ella está demasiado grande para tener un único bebe, le practican cesaría y resultan sextillizos.
Los médicos no se lo explican así que le echan la culpa a la máquina de ecografía, la cambian y al parecer no existen más equivocaciones en otros casos, "La felicidad no se cuestiona se acepta" piensa.
Ella tiene toda la seguridad de que su hijo mayor es una bendición del cielo que siempre va a ver por ellos y sus hermanos, años más adelante ella jura que no tiene favoritismo pero permanece solo un poco más cerca del niño que se parece tanto en carácter a ella, siempre con una gran sonrisa que busca la felicidad de los demás, incluso si los demás no pueden verlo.
Si ella tiene un sueño con un gran zorro rojo que le promete cumplir su deseo no se lo confiesa a nadie, ni a su adorado esposo.
Sus bebes crecen bien y eso es lo que importa.
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Osomatsu se olvida de lo que es ser un zorro cuando aprende a ser un humano, pasa de forma tan fácil como se le dio respirar en este nuevo cuerpo.
Él es un aniki, no tiene tiempo para recordar viejos tiempos que parecen hechos de humo, No está solo por más tiempo.
Por eso él siempre está parado al frente de ellos dándole cara a los peligros, los protege de los matones en la escuela, de las niñas que solo buscan jugar con ellos, los protege del mal hombre que es Tougo incluso si sale herido, si sus manos están sucias y si ha perdido su propia confianza, llega a la conclusión de que todo lo que sucedió es en parte su culpa ya que se negó a buscar ayuda incluso si algo dentro de le gritaba por hacerlo.
Así que el aplasta su ego, hasta el tamaño de una pelotita, para que jamás se vuelva a interponer en salvaguardar lo que el mas ama.
La existencia es maravillosa cuando se tiene con quien compartir.
La calidez de dormir rodeado de cuerpos hace a Osomatsu dormir más tranquilo, saber que ellos vinieron de él, que son una parte de él, uno por cada cola que perdió, su amor por ellos se vuelve posesivo porque es algo más allá de lo convencional, sus queridos hermanos parecen no darse cuenta pero la gente a su alrededor si, se alejan lentamente de los sextillizos que tienen una relación muy estrecha, la gente no sabe que es exactamente pero les dan una mala espina, salen de la preparatoria se encuentran inesperadamente sin amigos, ni vida social.
Sus hermanos se sienten mal por esta situación, Osomatsu está contento y desea que las cosas continúen así, se mantiene espantando las posibilidades de que sus hermanos encuentren alguien que les llame la atención y los robe de él, no obstante finge que quiere tener una novia y amigos, mantiene su sonrisa grande.
Todo está bien
Hasta que no lo es por más tiempo…
-Quiero decirle a todo ustedes que voy a moverme fuera de la casa y buscar trabajo, creo que ya llego el momento en que lo intente- dice Choromatsu, sus hermanos y sus padres se levantan a felicitarlo por madurar.
Osomatsu se mantiene comiendo con la cabeza baja, aún está procesándolo, el recuerda al pequeño Choromatsu con el que confabulaba para robar galletas de la alacena, el pequeño que lloraba en el suelo hasta que su aniki no fuera a levantarlo para besar sus heridas, el que buscaba consuelo cada que tenía una pesadilla en su regazo.
Todo pasa tan rápido, es la furia ciega de su parte animal que habla, cuando el vuelve en si está a punto de golpear a su dulce Jyuushimatsu y Karamatsu lo golpea a él con fuerza (nunca lo dice pero está profundamente agradecido con su segundo hermano por detenerlo), lástima que no está hay cuando Todomatsu deja salir sus hirientes palabras.
Luego todo cae como piezas de domino, uno tras otro, mientras él se quema en la furia y la tristeza del abandono, paralizado por el dolor de perder lo que una vez fue parte de él, llora y ríe en la ironía de haber escuchado una vez ese mismo sonido desde lejos en una habitación vacía.
Lo recuerda ahora con total claridad, este es el verdadero sueño de humo que una vez tubo, pero no dejo de ser un zorro aunque este en este cuerpo, su alma no cambia, nunca comprendió realmente que en algún momento ellos tenían que partir, una vez fueron parte de él, pero ya no más, ahora son su propia persona y poseen sueños diferentes.
Se encierra y sufre su pena por siete días y siete noches, grita hasta esta que su garganta arde y llora hasta que está seco, se retuerce en el futon en fiebre desgarrando las colchas con las garras que no deberían estar ahí, su pena toma la forma de un dolor físico insoportable, siente como si fuera a morir, no toca ni los alimentos, ni las bebidas que su padre pone en la puerta, puede oler su preocupación pero no se detiene.
Luego en la madrugada del octavo día, después de la noche de luna nueva, se levanta como si nada, retira la colcha y ve algo que jamás creyó volver a ver…
Una cola roja entre sus piernas, corre hacia el espejo y ve un par de orejas rojas coronadas por blanco.
Si, el nunca dejo de ser un zorro, está en su alma, es su naturaleza.
Es irónico piensa, los zorros solo ganan una cola por dos razones, una: por haber vivido muchísimo tiempo, haberse resistido a la muerte, y dos: por soportar un gran sufrimiento equivalente a años de experiencia.
La pérdida de sus cinco hermanos le trae una ganancia, esta vez él va a mantenerla, va a apreciarla hasta que reúna nueve.
Además él es un estorbo en esta vida, lo mejor que puede hacer por sus hermanos es dejarle el camino libre, piensa mientras se viste con los típicos pantalones de mezclilla, los tenis y la chamarra roja donde esconde sus apéndices extra, toma la esfera roja que era su ego, no es más grande pero es más brillante, debería ser muchísimo más grande pero se ha quedado congelada en esta forma después del el surgimiento de su cola.
Baja las escaleras, directamente hacia la puerta de la entrada.
-¿Osomatsu?-
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Matsuyo dice temblorosa su nombre, después de haber pasado por una semana más que difícil escuchando el sufrimiento de su hijo mayor sin poder detenerlo, está sorprendida de verlo en pie, cambiado y dirigiéndose hacia afuera
Osomatsu voltea a verla con unos intensos ojos rojos, ya no hay tristeza solo resignación.
-Es tiempo de que me vaya Mama-responde el con una voz profunda, se escucha distante como si viniera de muy lejos, de otro mundo, ella casi suelta un sollozo porque ha llegado el día que tanto temió
Siempre ha sabido que su hijo mayor no era como los otros ¿Qué tipo de madre seria para no darse cuenta?, siempre ha guardado silencio, desde que tuvo ese extraño sueño hace tantos años, cuando Osomatsu nació y lo pusieron en sus brazos ella reconoció una inteligencia demasiado vieja para un recién nacido, cada que crecía y desarrollaba sentimiento demasiado complejos para un niño, solo fingía que todo era normal, era tan fácil porque sus otros hijos crecen de forma normal.
-Así que ya es momento? Bueno, por lo menos deberías de despedirte de tu vieja madre-dice Matsuyo mientras lo abraza, él le regresa el abrazo más fuerte.
-No poder volver más-
-lo sé-él se aparta para mirarla a los ojos.
-es lo mejor para todos-
-Eso realmente no lo sé-responde ella aunque no muy convencida, pero no importa para quien más sea bueno esto, lo que importa es que es lo que le beneficia a Osomatsu.
-Siempre serás mi madre…no importa cuánto tiempo pase, incluso cuando ya no esté aquí-
-Siempre serás mi hijo…no importa en lo que seas o en lo que te conviertas-
Ella ve que sus ojos sorprendidos se agrandan ,pero inmediatamente se tornan en una mirada cálida y llena de agradecimiento, puede ver sus grandes ojos de un brillante color rojo con una pupila rasgada contrastando con la piel pálida que hasta ahora a notado.
Y lo único que piensa es que a su hijo realmente le convenga el rojo.
Solo esta Matsuno Matsuyo para ver por última vez a Osomatsu salir por la puerta principal de la casa tarareando una vieja canción, la canción se escucha tan vieja como el tiempo, le trae a la mente los bosques de pino bajo bañados por una lluvia tranquila después de una furiosa tormenta.
Osomatsu camina atreves de todas las calles, a través de todas esas personas, dejando a tras las calles llenas de asfalto y cables eléctricos, que alguna vez amo y ahora detesta, el sol cruza el cielo mientras el avanza, llega al límite del bosque donde el silencio reina dándole la bienvenida…
Está a punto de saltar la cerca, hacia la libertad cuando escucha una vocecilla.
-Onii-chan! No debes entrar al bosque! Es peligroso!-
La palabra "onii-chan" duele como un puñal clavado en su espalda.
Es una vos tan distinta, pero le trae de recuerdo a sus pequeños hermanos.
Pero ya no se siente tan cálido como debió de haber sido.
Él pone su mejor sonrisa –Está bien solo voy a dar un pequeño paseo- dice con su mentirosa boca, pero el niño solo se queda viendo se chamarra roja , parece gustarle el color.-como quera de dónde apareciste?-
El niño carga una pelota roja y apunta a una de las casas que aparecen a lo lejos subiendo la calle, las casas que se encuentran a la orilla del bosque.
Osomatsu ríe, el niño aun parece embelesado por su chamarra, pero se nota que no es de familia acomodada, seguramente nunca ha tenido una chamarra propia y parece que le gusta este color, sus ropas parecen de segunda mano, como aquellas que se pasan de los hermanos mayores a los más jóvenes.
O tal vez es solo su encanto sobrenatural, el talento que tienen los carnívoros de atraer a los seres incautos a los bosques , parece que los niños son los más influenciables…
Hay leyendas de personas que se perdieron mientras que perseguían una llama azul, un ave dorada o una capa roja…
Oso oculta sus orejas contra su pelo, mete su cola tras su camisa blanca y sus pantanos mientras se quita la chamarra roja y se la entrega al niño.
-Puedes mantenerlo si quieres, ya no la necesito, ahora ve a casa que pronto puede que anochesca-
El niño la toma sonriente, al principio dice que no puede aceptarla pero Osomatsu insiste.
-Bueno entonces puedes tener esto-le entrega una manzana jugoza y roja al zorro-era mi almuerzo pero no tenía tanta hambre
Luego se aleja corriendo hacia la civilización.
El zorro toma una mordida de la manzana y cruza la cerca adentrándose en las sombras del bosque, un bosque lo suficientemente cómodo para un zorro de una única cola.
Por ahora.
Años después los científicos estarán extasiados con la reforestación de los bosques que ahora se extienden llenos de grandes manzanos y se preguntaran la causa.
Los pinos aun crecerán fuertes en el centro del bosque subiendo una pequeña montaña.
Y sobre esa montaña un zorro que una vez tuvo un sueño
¿Permanecerá hay para siempre?
NOTA: Tal vez se continúe, no sé, no estoy seguro, podrían ser dos o tres capítulos, comenten si quieren continuación, pero les advierto que se tornaría Yaoi.
