Todo lo que reconozcáis pertenece a J. y a su magnífico y mágico mundo.

Capítulo 1: Albus Dumbledore y la varita nasal.

El Director Flitwick después de dar el habitual discurso de todos los años, subido sobre los 47 tomos de la Enciclopedia Mágica Ilustrada, dejó que los alumnos comenzaran a disfrutar del banquete.

En la mesa de Hufflepuff, un niño de primero que había intentado ponerse al Sombrero Seleccionador de calcetín en el pie derecho mientras decía:

-¡si de verdad es mágico que me huela el pie y me diga a que casa pertenezco!

Ahora se dedicaba a hacer amigos intentando meter su varita mágica en la nariz de la niña que tenía delante.

Era alto para ser estudiante de primero y muy flacucho. A pesar de su corta edad, tenía el pelo blanco brillante, una prominente nariz aguileña y gafas de media luna, a través de las cuales, con sus ojos azul cielo, dirigía miradas de odio a todo aquél con el que se cruzara.

-Te he dicho que tienes dos opciones: o te metes tú la varita por la nariz, o te la meto yo- dijo a su compañera, que parecía a punto de ponerse a llorar.- ¿Por qué me miras con esa cara? Yo no he hecho las normas…- dijo levantando ambas manos en señal de inocencia.

-No quiero jugar a eso Albus. ¡Es un juego muy feo!- protestaba la niña intentando alejarse del alcance de su compañero.

-Bienvenida al mundo real!- exclamó el niño de pelo blanco con mirada de sádico- ¡La vida es fea!

-Ya está bien, Albus Dumbledore- dijo un chico mayor que estaba sentado unos asientos más allá. Apenas había levantado la cabeza de su libro para mirarle. El libro en cuestión era gordo y viejo. En la cubierta rezaba "Magia avanzada para empollones insaciables que no tienen nada mejor que hacer"

El chico tenía el pelo negro azulado recogido en una coleta baja. Albus se sonrojó un poco al mirarle.

-¿Y tú quién eres para decirme lo que tengo o no tengo que hacer?- replicó el niño de pelo blanco con mirada desafiante y apuntándole con la varita.

-Soy Sirius Black, uno de los prefectos de Hufflepuff.- Y debes hacerme caso porque tengo el permiso necesario (si lo considero oportuno) de confiscarte la varita si me da la gana.

Por un momento, dos pares de ojos azules se cruzaron y se mantuvieron la mirada.

Albus agarró fuertemente su varita. Vale que la estúpida de Cho Chang no paraba de quejarse y no le dejaba meterle la varita por la nariz para que él pudiera saciar su curiosidad y descubrir por dónde le salía. ¡Pero necesitaba su varita!¡No podía permitir que se la arrebatase aquél misterioso y atractivo empollón!

Porque Cho Chang no le dejaba llevar a cabo su experimento.

Pero Cho Chan tenía un gato.

Y "colita moteada" no se podía chivar…

El flacucho niño de pelo blanco sonrió maquiavélicamente mientras guardaba con cuidado su varita en el bolsillo interior de su túnica de Hufflepuff.

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¡Hola! ¿Qué os ha parecido? Lo sé…no sé a santo de qué viene este fic…se me acaba de ocurrir mientras volvía a mi casa en el bus, lo que hace el aburrimiento.

Voy a subir más capítulos, todos independientes unos de otros, que variarán en longitud, también de personajes de la maravillosa J. cambiados de personalidad con otros personajes también de la maravillosa J…

Este nuevo año inventado estará patas arriba.

Todo puede pasar en el mundo al revés jaja

Hasta pronto!

vinnesa