Introductio: El cuervo.
Introductio.
«El poder analítico no debe confundirse con el mero ingenio, ya que si el analista es por necesidad ingenioso, con frecuencia el hombre ingenioso se muestra notablemente incapaz de analizar. »
Edgar Allan Poe, Los crímenes de la calle Morgue.
El bosque de Galloway estaba oscuro, más que de costumbre; gracias al denso follaje del bosque que no permitía que la poca luz de las estrellas se colara para alumbrar un poco. Lo único que iluminaba el camino del pequeño grupo era la sutil luz que les proporcionaban sus varitas, que realmente no les permitía ver más allá de sus narices. Así siguieron caminando, esperando llegar a algún lugar y no estar caminando como imbéciles por mucho tiempo. Los sentidos estaban a flor de piel y una pregunta retumbaba en la mente de los dos jefes de la expedición: ¿Por qué demonios el cuervo los había hecho cruzar Inglaterra? ¿Qué había en Escocia que hacía que el poder del cuervo fuese tan letal y recio? Y lo más importante: ¿Por qué había elegido una de las zonas más visitadas del mundo muggle como escondite? Esas preguntas serían resueltas apenas localizaran el lugar donde, según ellos, se escondía el asesino más buscado del mundo mágico.
Finalmente y después de cuatro horas caminando, vieron una luz e inmediatamente, todos se pusieron en guardia. Cada uno de los miembros de la expedición, sostuvo entre sus manos un pequeño amuleto que alejaría cualquier maldición enviada hacia ellos. Poco a poco se fueron acercando a la luz y pudieron vislumbrar una cabaña relativamente pequeña; Draco Malfoy, uno de los líderes de la expedición, apretó suave y nerviosamente la mano de su amada compañera, Harry Potter le dio un beso en la frente a su mejor amiga y entonces, con las más sinceras palabras de aliento, los dos líderes fueron hacia la cabaña, dejando atrás al grupo de aurores y a Hermione quienes los habían acompañado durante la misión. Ahora, Hermione estaba a cargo y debían esperar la señal.
Draco y Harry se acercaron un poco más a la cabaña, las varitas en mano y las mentes completamente protegidas. Esa noche el misterio del cuervo terminaría, aunque su vida se fuera en ello.
Ambos entraron a la cabaña y no hubo necesidad de buscar algo pues en medio del lugar se encontraba un enorme pentagrama dibujado con lo que parecía ser sangre. Así que Harry había tenido razón todo ese tiempo, quien estuviese cometiendo los asesinatos estaba haciendo rituales de sangre.
-Vaya que tardaron en llegar.-dijo una voz que no pudieron reconocer.
Frente a ellos se encontraba un hombre casi tan alto como ellos, vestía totalmente de negro y su rostro era cubierto por una máscara completamente negra. En sus brazos llevaba a una mujer cubierta por una manta roja.
-No podía comenzar mi ritual sin mis testigos y mucho menos sin mi sacrificio.
Después de decir eso, el cuervo quitó delicadamente la manta de la chica.
-¡Hermione!-gritaron Draco y Harry, atemorizados.
Una macabra risa fue la respuesta que recibieron.
-OCHO MESES ANTES-
Eran apenas las siete cuarenta y cinco de la mañana y Draco Malfoy se encontraba en una de las situaciones que jamás habían cruzado por su cabeza, ni en sus más locos sueños. Se encontraba en la oficina de Hermione Granger, estrechándola entre sus brazos, y si bien, en cualquier otro momento, eso hubiera sido lo había que estado anhelando en lo más profundo de su instinto veela (y humano), el motivo por el que la tenía abrazada distaba de una situación romántica en la que ella aceptaba compartir el resto de su vida con él, como los compañeros de vida que eran; no. El verdadero motivo de ese abrazo era el de brindarle un poco de consuelo ante la horripilante escena que la pobre castaña había tenido que presenciar.
Todo había comenzado cuando, siendo las siete en punto, Hermione Jean Granger, mano derecha del jefe del Departamento de Seguridad Mágica, entró a la oficina de su jefe para encontrarse una de las situaciones más siniestras que hubiera visto en su vida y es que siendo la heroína de guerra que había peleado junto al mismísimo Harry Potter, ella había visto todas las cosas horrendas… o al menos eso pensó hasta que frente a ella se encontraba Aleksanteri Mäkinen, su jefe y amigo, en un estado que simulaba más a una momia egipcia antigua que al joven de 27 años que tan solo un día antes reía con ella. El cuerpo inerte de Aleksanteri era casi irreconocible, de hecho, ella no lo hubiera reconocido si no hubiera sido por el tatuaje que todavía se alcanzaba a distinguir en el dedo corazón de su mano izquierda además de la característica cabellera borgoña de la que era poseedor. Todo alrededor en su oficina estaba perfectamente ordenado, el cadáver de Aleksanteri estaba en la silla, recargado en el respaldo, era como si estuviese dormido, pero el rostro del difunto, estaba totalmente desfigurado y los ojos, que era lo único que había quedado casi intacto, reflejaban un inmenso dolor.
Al ver el cadáver, lo único que Hermione pudo hacer fue tomar su varita e invocar a su patronus para que fuera por Harry y después, ella perdió la consciencia. Harry llegó al poco tiempo acompañado de Draco, quienes al ver la escena y a Hermione en el suelo, mandaron evacuar al Departamento de Seguridad Mágica y llamaron a un pequeño grupo de aurores.
Harry, conociendo el estado veela del rubio, hizo que Draco se llevara a Hermione para que pudiera confortarla una vez que despertara, cosa que sucedió a los dos minutos después de que Draco la recostara en el sillón de la oficina de la chica y que, al verlo y sin importarle que se tratara de él, se abalanzó hacia él para rodearle el cuello y sollozar contra su pecho. Era por eso que en ese momento, Draco Lucius Malfoy tenía entre sus brazos a su compañera, acariciando su indomable cabellera y susurrándole un par de cosas con el único propósito de sacarla del shock para poder saber lo que había sucedido cuando pidió ayuda.
Cuando la guerra terminó, Hermione Granger volvió al mundo muggle con el único propósito de encontrar a sus padres con el propósito de devolverles la memoria, después de encontrarlos y de una dura batalla con las lagunas mentales que tenían sus padres, Hermione dejó un poco de lado los avances muggles en cuanto a neurociencias se refería, pues creía que una buena poción, cualquier trauma sería del todo olvidado y superado en tan solo unos segundos; pero, la contradicción no se hizo esperar pues estaba segura de que había tomado ya una poción calmante y ella seguía temblando como hoja. Hermione, debes calmarte, se repetía una y otra vez pero a medida que lo pensaba, la imagen que había presenciado regresaba una y otra vez, atormentándola. Ni siquiera era consciente de que estaba acurrucada en el pecho del que fue su némesis en Howarts, llorando desconsoladamente.
Dos horas más tarde, Hermione reaccionó, se dio cuenta de que estaba en su oficina. Cuando vio a quién estaba abrazada, se soltó rápidamente del abrazo, sus mejillas estaban coloradas, en parte por ser el resultado de llorar por unas tres horas más o menos y en parte por ver que estaba abrazada a Draco Malfoy y si bien todas las asperezas del pasado habían quedado ahí, aún le resultaba incómodo estar cerca de él, pues la veía como si fuese a comérsela; y vaya que no estaba del todo equivocada.
-Por lo que veo, hemos recuperado a la perfecta Granger.-dijo Malfoy, en un tono que mezclaba genuino alivio con ironía provocando que la castaña pusiera los ojos en blanco.
-¡Hermione!-se escuchó a un muy aliviado Harry que corrió a abrazarla evitando que pudiese responder al comentario de Malfoy.
Así se pasaron unos minutos, abrazándose; al principio, Draco se sintió celoso pues su instinto veela reclamaba a su compañera, pero después la incomodidad y los celos se fueron al ver que aquél abrazo era más el abrazo que se darían como hermanos que como si sostuvieran una relación amorosa. Aún así, no pudo evitar removerse incómodo; le urgía saber si podía retirarse o verse envuelto en ese misterioso caso que parecía ser más para los aurores que para él. El gran héroe del mundo mágico notó la incomodidad de Draco y rompió el abrazo con su amiga para evitarse problemas con el instinto veela del mago rubio que ocultaba la necesidad que sentía de dejar surgir a su sangre bajo una máscara de frialdad.
-Draco, hemos encontrado un ligero rastro de magia oscura y… -dijo finalmente Harry-Me temo que tendrás que participar con nosotros en la investigación de éste crimen.
-Potter, conoces la magia oscura tan bien como yo.-dijo el rubio, incrédulo.-Además, mi trabajo aquí es el de inefable de la cámara de las artes oscuras y otros ritos, no de auror.
-Lo sé, Malfoy. También sé que tenemos el mismo conocimiento sobre las artes oscuras, pero hasta donde sé, el que las domina y ha hecho gran uso de las mismas eres tú. No te pido que hagas el trabajo de un auror pues ese trabajo recae sobre mí. Te pido que vayas en calidad de… asesor.
Draco se quedó pensativo en el diván en el que se encontraba sentado, realmente, no tenía muchas ganas de unirse a aquella misión debido a los malos recuerdos que eso le traía. No es que no hubiese superado ya su pasado como Mortífago, de hecho, cuando logró quitarse la marca tenebrosa, fue al mundo muggle y se tatuó una serie de runas que representaban a la fuerza, la memoria y la vida pues jamás olvidaría todo lo que pasó gracias a las ideas extremistas de su padre y un maniático ni sus consecuencias y todos esos recuerdos junto con el inesperado apoyo que había recibido de Potter y sus amigos habían sido lo que le habían dado la fuerza de limpiar su nombre e imagen y la segunda oportunidad de vivir que todo lo anterior le había dado. Pero, si bien a Draco no le dolía recordar su pasado, tampoco le era placentero hacerlo. Había aprendido por la mala a alejarse de lo que le hacía daño y no estaba del todo seguro sobre su reacción ante esa posible aventura.
-Lo pensaré, Potter.-dijo Malfoy, después de ese breve lapso en el que se hundió en sus pensamientos.-Pero antes de dar una respuesta, tengo que ir a ver la jodida escena, para tratar de ver a qué te estás enfrentando.
Draco, con varita en mano, entró lentamente a la oficina y tal como lo había dicho Harry, existía una señal de magia oscura. La oficina, a pesar de los tonos oscuros que predominaban en el ministerio, tenía un ambiente extraño; era como si hubiese vuelto a Malfoy Manor cuando ésta servía como cuartel del señor tenebroso, esa sensación le provocó escalofríos. El rubio siguió buscando en la oficina, ignorando totalmente el cadáver de Aleksanteri pues habían dado la orden de no moverlo hasta que él, personalmente, le hubiese dado una revisión a la escena del crimen y así siguió buscando por todos los rincones de la oficina y en ningún lugar había rastro alguno de magia negra hasta que se acercó al cadáver.
El cuerpo estaba terrible y empezaba a desprender los olores típicos de un cuerpo en descomposición, así que guardó su varita y se puso a inspeccionar el cadáver. Cuando la guerra había terminado y él había sido absuelto de los errores de su padre, Draco se fue al mundo muggle por un par de años, el propósito de eso fue, en primer lugar, para quitarse los complejos y prejuicios que había aprendido a lo largo de su vida y así lo hizo al grado de haber hecho una carrera universitaria, Draco era licenciado en Medicina con una maestría en medicina forense. Cosa que, a la hora de hacer su trabajo en el ministerio, le era de gran ayuda.
El cuerpo parecía tener meses de descomposición, en vez de horas. Los vasos sanguíneos se encontraban secos y no había señales de escoriaciones, equimosis o cualquier otra herida o lesión. El joven inefable suspiró, definitivamente había un misterio en puerta y no tendría de otra más que aceptar… o encontrarse un muy buen caso para zafarse de esa. El chico siguió buscando un poco más y encontró algo que llamó su atención: En el pecho del difunto, justo a la altura del corazón, había una pluma negra bañada en sangre fresca.
Aquel descubrimiento lo dejó un tanto sorprendido, la pluma tomando en cuenta el rápido examen, Aleksanteri debería llevar muerto unas seis horas y la sangre de aquella pluma parecía haber sido bañada en sangre apenas unos minutos atrás. Tomó la pluma, tratando de no tirar la sangre que ahí había para posteriormente enviarla al departamento de misterios para analizarla y, apenas las yemas de sus dedos tocaron la pluma, una visión llegó a él.
Era un lugar iluminado por velas negras, en el centro de la habitación, había una estrella dibujada con pintura roja.
Después de esa visión, Draco regresó inmediatamente a la oficina de Hermione, no sin antes enviar la pluma al departamento de misterios, con la esperanza de encontrarse a Harry por ahí y para su buena suerte, así fue. Los dos amigos estaban sentados platicando sobre la experiencia de Hermione al encontrar el cadáver cuando fueron interrumpidos por el rubio que, sin importarle que la castaña estuviese ahí, habló de lo que había visto unos minutos atrás.
Tras escuchar el testimonio de Draco, sus dos interlocutores se pusieron a meditar respecto a lo que habían escuchado y debido a que, después de casi quince minutos de silencio sepulcral, no recibía respuesta alguna, cosa que lo estaba desesperando, el rubio se incorporó y caminó hacia la salida de la espaciosa oficina de Hermione y justo antes de que pusiera un pie fuera del lugar en el que se estaba volviendo loco, Hermione por fin habló:
-Yo también formaré parte de esto.
Al escuchar esas palabras, Draco se paró en seco y el instinto veela amenazó con hacerse presente. De todas las cosas que se hubiera esperado, la abrupta inclusión de la mujer que su instinto clamaba como suya y que el riesgo que eso significaba no le daba otra opción más que aceptar la propuesta de Potter. Draco volteó hacia Harry quien lo miraba con una disimulada y triunfante sonrisa en sus labios, pues el pelinegro sabía que si Hermione entraba, él, por mero instinto de protección, se vería obligado a formar parte de la misión. Definitivamente, estaba jodido.
Bien, es con este fic que me he unido al fest del foro de "La Noble y Ancestral Casa de los Black", espero que disfruten esto tanto como yo disfruté escribirlo.
¡Saludos!
