Unas aclaraciones antes de leer. Este fic está basado en el capítulo 105 del manga de Kuroshitsuji, donde Yana Toboso explicó que los Shinigami son la gente que cometió suicidio; cuando leí esa parte me sentí muy intrigada e inmediatamente pensé qué le había podido pasar a Grell Sutcliff para decidir acabar con su vida y como es muy seguro que Yana no nos va a honrar con una respuesta decidí darle Yo misma su pasado cuando aún era humano.

El personaje central es Grell desde su infancia hasta su muerte por suicidio y posterior trasformación en Shinigami. Eso sí, aparecerán muchos OC (Original Characters) durante todos los capítulos. No se preocupen, no habrá ni Mary Sue, ni Gary Stu, ni Scooby Doo, ni Winnie Poo, ni ningún otro Sue, Stu, Doo, Poo, Boo o Shu, de hecho, odiaran a la mayoría de los OC y a los que no odien, morirán buajajajajajajaja o simplemente no volverán a aparecer. Sólo hasta el final aparecerá el verdadero Romeo de "nuestra" Grell, osease, William T. Spears (Grelliam for ever!)

Habrá intentos de violación, violaciones y asesinatos, todo demasiado explicito, por eso no es lectura recomendable para menores o para personas muy sensible…. Lo explicó por qué no quiero quejas, además de que apoyo el lema "Arte por el arte" (entre comillas "no me hago responsable por quién lee mi escrito)

Grell le pertenece a Yana Toboso, por más que deseara que fuera mío, yo solo lo use de inspiración sin fines de lucro y para deprimir gente buajajajajajaja

Capítulo 1: La rosa y el roble

¿Qué es la vida, sino una gran obra de teatro, donde todos usan máscaras y juegan su papel, hasta que el director decide sacarlos de escena? Pero ¿Qué sucede cuando uno mismo decide terminar antes su participación? La vida es frágil, hace falta muy poco para terminar con ella, muy poco. Algunas veces por accidentes; otras, por enfermedades. Cuestiones que no podemos controlar. La religión señala que hay un cielo para las justos y un infierno, para los pecadores y para los suicidas… ¿Realmente se les puede culpar por abrazar la muerte antes de tiempo, cuando ya no tienen por qué vivir? Ni sueños, ni esperanza, ni nada…

La vida es muy diferente…. cuando uno es niño… parece más sencilla ¿no? Sólo risas, juegos, un mundo lleno de fantasía, la cual hace que todo, incluso el callejón más abandonado, parezca una tierra fértil de aventuras, aún más cuando se tiene con quien reírse. Abrió sus párpados en la penumbra, sin embargo, no era eso lo cual le impedía ver bien: su visión fallaba como nunca antes, todo le era borroso. Alzó su diestra y sus dedos tocaron los maderos… los mismos que podía sentir a sus lados y en su espalda. Yacía en un sitio apretado, pequeño, oscuro… Movió la mano, permitiendo a sus uñas dejar profundos surcos en la tapa…

Lo recordaba todo. Cuando era una pequeña figura de cabellos rojo fuego, observando a un grupo de infantes correr por todas partes. Traía un vestido viejo con estampado de flores, el cual le llegaba hasta los muslos. Sólo permanecía sentado, mientras sus piernas se movían en un perezoso va viene.

Vivian en una de esas calles conocidas como "nido de ratas", donde la droga, la prostitución y la delincuencia eran parte del diario. El pavimento era viejo, los casas aún más y siempre existía un olor a suciedad en el ambiente. La verdad, no le importaba como veían su hogar, bueno, si se podía llamar así, con toda la ironía del mundo, pues su casa parecía un rompecabezas a punto de caerse en pedazos, sin embargo, más allá de la inocencia infantil, la tenía a ella, su hermana mayor, su melliza.

Volvió a ver a sus alrededores dentro de esa caja, el olor a tierra se colaba por todas partes. No había salida, pero tampoco sintió pánico… ya estaba muerto… Prefirió perderse en el mar de los recuerdos.

-¡Grell! ¡Ven! ¡Juega con nosotros! –gritó una niña pelirroja en su memoria. Ella vestía unos pantalones marrones y una camisa verde oscuro. Toda su ropa estaba rasgada, sucia y maltratada El barro manchaba su rostro, mientras su cabello parecía haber tenido una pelea contra un tornado, la cual perdió.

Ambos eran un espejo del otro: los mismos ojos verdes de pestañas pobladas, la misma boca pequeña, nariz delgada. La misma piel pálida y el mismo cabello rojo fuego. Dos gotas de agua.

-no lo creo, Sybil, ese tipo de juegos no son para una dama-contestó Grell, arrugando un poco la nariz. La mencionada sólo se rió

-¡Bah! ¡Tonterías! ¡Lo mejor es divertirse! Me preocuparé por frialdades cuando crezca-dijo.-hasta entonces… -y con un grito de guerra saltó contra uno de los otros niños, derribándolo.

Sybil tenía fuerza, debía admitirlo y estar agradecido con eso. Durante ese entonces, la vida, a pesar de que apenas llevaban pocos años existiendo, no había sido fácil para ninguno de los dos, sobre todo, para Grell. El tiempo no mejoraría eso.

-eres muy ruda –se quejó el chico derribado desde el piso, mientras la niña reía más

-ese es el punto del juego, Robert-dijo poniendo ambas manos sobre sus minúsculas caderas –y les dije que no hay nadie como yo para jugar a la guerra –con eso ultimo sonrió, orgullosamente

-ahaja… y tu hermano, el rarito ¿Va a jugar o sólo se va a quedar ahí fingiendo ser una actriz?- comentó el llamado Robert, pero una mirada fulminante por parte de ella lo congeló en su lugar- ya, ya, tranquila, sólo bromeaba…

-¡oh! ¡Enserio! –clamó Sybil con una sonrisa fingida muy evidente- por un momento creí que te estabas metiendo con Grell de nuevo- indicó, acercándose peligrosamente, mientras Robert se ponía de pie.

Él rápidamente dio unos pasos hacia atrás, mientras Sybil se le seguía acercando lentamente, ni siquiera la sonrisa o la actitud "dulce" lograban esconder la furia.

-¡no! No… ¿Cómo…?-inició, pero un golpe en su boca lo mandó otra vez al piso

-¡Qué bueno porque si te metes con mi hermana voy a tumbarte todos los dientes, remedo de idiota mal hecho! –vociferó Sybil, llamando la atención de todos los del lugar. Incluido Grell, quien rápidamente corrió a lado de su hermana, mientras la madre del infante golpeado hacia acto de presencia también.

-¡Robert! ¡Hijo! ¡¿Estas bien?! –llamó la señora, mientras el niño lloraba como un bebé en sus brazos; Sybil arrugó la nariz con asco ante tal actitud, mientras Grell la detenía del brazo

-¿Qué pasó?-dijo uno de los vecinos, un señor de unos cuarenta años. Muy gordo, calvo, pero grande y corpulento.

-¡esa niña salvaje de nuevo! ¡Golpeó a mi Robert!

El hombre inmediatamente se volvió hacia los mellizos pelirrojos, arrugando el entrecejo con fuerza. Sybil le contestó la mirada, mientras Grell se escondía un poco tras ella

-mocosa engreída ¿Quién te has creído para golpear a todo el mundo?-indicó

-para que lo sepas, Señor Todd, Robert inició insultando a Grell-se defendió. De nueva cuenta sintió la ira arder en su interior, cuando el mencionado señor estalló en un estridente carcajada -¿Qué? –gruñó molesta

-Sybil, olvídalo… vamos… -insistió Grell, jalándole el brazo sin éxito. Estaban rodeados por una multitud, la cual no dejaba de susurrar cosas, viéndolos, o mejor dicho, "viéndola" y "juzgándola". El pelirrojo se escondió más detrás de la figura de su hermana

Mientras, el señor Todd había dejado de reír viendo ambos pelirrojos con una sonrisa desagradable

-¿Cómo no quieres que se metan con tu hermano, si es un maldito fenómeno? ¿Qué clase de niño anda con vestido y el cabello largo?-indicó, mirando fijamente a Grell –tan pequeño y ya con tanta puteria… bueno, teniendo en cuenta quién es la madre…

Antes de poder seguir hablando, un furioso dolor le quemó la pantorrilla, mientras Sybil retiraba su pie de esa zona, tras arremeterle una patada con todas sus fuerzas.

-¡maldita mocosa! –gruño el señor Todd, buscando agarrarla, sin embargo, Grell jaló a su hermana con fuerza

-¡Corre! ¡Corre! –urgió, arrastrándola con todas sus fuerza, al final, la niña cedió y ambos se abrieron pasó entre la multitud y hacia la calle, escapando de la ira del señor Todd. Pasaron entre las calles llenas de gente laborando, esquivando caballos, carruajes, y todos los obstáculos hasta un callejón, pues sabían que si él los alcanzaba, iban a recibir una tremenda golpiza. No sería la primera vez que ese hombre los golpeara…

-¡Por aquí! –urgió Sybil saltando una barda, Grell la miró un momento, antes de girar la cabeza hacia donde el señor Todd se acerba, ya casi sin aliento

-¡Es imposible que pueda hacer eso!- indicó Grell, asustado. Sybil se asomó

-¡Dame la mano! –indicó. Grell se lanzó hacia ella y la niña, usando toda su fuerza lo jaló, mientras Grell escalaba, desesperadamente. Al final, el pelirrojo pudo cruzar, antes de que su perseguidor diera con ellos

-¡vuelvan aquí, mocosos del diablo! –gritó desde el otro lado.

-¡oblíganos! –contratacó la niña, enseñándole el trasero en un gesto de burla. Si Grell no hubiese estado aterrado, se hubiese reído fuertemente al ver como la cara del hombre se volvía de un brillante rojo. Sólo podía regular su respiración, mediante jadeos.

-¡malditos sean! ¡Ustedes son escoria! ¡Basura! ¡Entienden! ¡Hijos de una perra!-vociferaba furioso, intentando alcanzarlos

-mejor eso que ser unos viejos gordos y calvos- volvió a retar Sybil, enseñándole una seña grosera, enloqueciendo más al señor, quien intento trepar la barda también

-¡esperen que los…! –quiso amenazar, pero pronto su peso le juegó una mala pasada y cayó sobre su espalda en un golpe seco.

-¡miran, Grell! ¡Las vacas caen del cielo! –se rió Sybil, jalando del brazo a su hermano. Grell no pudo evitar reír, mientras el señor Todd se levantaba con lo poco que le quedaba de dignidad

-cuando los alcance, pequeñas sabandijas, los voy a hacer pedazos a golpes-indicó, antes de irse

-pfff… te estaré esperando, trasero gordo –indicó Sybil, para volverse a Grell con una gran sonrisa- volvamos a casa, tengo hambre –dijo, agarrándose de su brazo

-claro… pero antes, creo que debemos sacar el dinero para nuestra cena- sonrió Grell

-cierto…-Sybil se quedó pensando unos momentos, antes de correr un poco y ponerse en una pose dramática- ¡Oh! Muéstrame un poco más, gran maestra ¡Enséñame los dotes actorales!

-esa la peor actuación dramática que he visto- indicó Grell, corriendo a su lado- deja que esta actriz de profesión consiga la cena de hoy –agregó

-eso ni dudarlo, de otra manera, moriríamos de hambre-bromeó Sybil, abrazándose de su hermano otra vez. De esa manera, juntos, caminaron hacia las calles de la clase alta.

A Grell le encantaban esos vecindarios de casas enormes, de arquitectura fina, arboleadas, bien cuidadas, de grandes cercas, y en donde se respiraba aire limpio, puro. Pero lo que más le gustaba era ver a las mujeres de sociedad, pasear con sus grandes vestidos elegantes e imaginarse en uno de ellos, de color rojo, paseando de la mano de un caballero. Realmente esperaba el día en que podía salir de la pobreza y brillar en ese mundo de luces, elegancia y belleza, después de todo, era una rosa nacida en la tempestad, pero pronto, podía pertenecer a su verdadero mundo.

A Sybil no podía importarle menos todo ese circo de clase alta, pero lo cierto era que no pretendía quedarse en el mismo vecindario toda la vida. Hijos de una prostituta llamada Margaret, desde muy jóvenes ambos hermanos habían tenido que sobrevivir por su cuenta, ya que su progenitora vivía en su propio mundo de droga, alcohol y sexo para dar una mierda sobre ellos. No tenían ni la menor idea de quien podría ser su padre.

Es curioso, porque si ella hubiese prestado más atención a sus hijos, se hubiese enterado que todos los llamaban "raros", "fenómenos", "anormales". Grell, por un lado, cada día se comportaba más como una niña, prefiriendo los juegos de muñecas y practicando con el maquillaje corriente de su madre sobre su infantil rostro, mientras Sybil se comportaba más como un niño, jugando de manera ruda con los demás e incluso era capaz de pelearse con ellos a puño limpio. Cuando alguno de los vecinos se atrevía a insultar a Grell, debido a su inusual manera de ser, ese "alguno" podía estar seguro que le quedaría un bonito ojo morado cortesía de Sybil.

Definitivamente algo había salido mal mientras los dos estaban juntos el vientre de su madre y ambos niños nacieron con el cuerpo equivocado, intercambiado, o al menos, eso decían las malas lenguas.

-muy bien, actriz, muéstrame tus dotes-dijo Sybil con una sonrisa, interrumpiendo el ensueño de Grell. Él se volvió hacia su hermana con una gran sonrisa.

Por algo eran hermanos, ambos soñaban en grande, ambos deseaban más de lo que tenían; ambos querían pertenecer al mundo del teatro, ser famosos interpretando a Shakespeare y sus tragedias, a Voltairie, a Calderón de la Barca, a Lope de Vega. Estaban seguros de poder lograrlo y pronto todo el mundo los celebraría como los mejores actores, aunque lo cierto era quien tenía el talento era Grell.

Y vaya talento. Gracias a él habían logrado no morir de hambre o de frio, incluso tener ropa nueva, o algún pequeño lujo como dulces. Siempre iban a diferentes parques de la alta sociedad, donde Grell daba la mejor de sus interpretaciones; en sus labios, hasta la más sencilla historia parecía una tragedia digna de la pluma de Shakespeare y las lágrimas, aunque fingidas, rompía la coraza de los corazones; aunque, claro, le era más fácil cuando había viejecitas sensibles alrededor. De esa manera, también habían logrado entrar a la Biblioteca, en donde el encargado, un simpático viejito llamado William Smith, se había encargado de enseñarles a leer y les prestaba todos los libros que quisieran. Los hermanos iban a verlo todos los días.

-el pollo estuvo delicioso y creo que con esto podemos comprar tres pescados en el mercado mañana –Sybil sonrió viendo sus pequeñas ganancias. En ese momento, ambos estaban en su cuarto compartido. Ella estaba usando una pijama, mientras Grell tenía puesta una bata blanca, o al menos, había sido blanca en un inicio. Sybil levantó la vista, sonriendo, sin embargo, se encontró con su hermano metido en sus pensamientos, sentando contra la pared, con la frente contra las rodillas- ¿sucede algo?

-no dejo de pensar en lo que me dijo el señor Todd…-comenzó Grell

-Bah, ese idiota no sabe nada- negó Sybil- no me arrepiento de la patada, pero la próxima, le dolerá más-agregó con una sonrisa, sin embargo, Grell no se movió de su posición y hundió más su rostro contra la almohada vieja que tenía en el regazo

–no lo sabes, pero cuando no estás los demás me gritan fenómeno… raro… sólo porque nací con el cuerpo equivocado… a veces quisiera no haber llegado a este mundo… -sollozó, para sentir un golpe a lado suyo. Alzó la cabeza para encontrarse los ardientes ojos verdes de su hermana, mirándolo con furia

-¡no digas eso! ¡no te atrevas a decir eso nuevamente!- clamó, quitándole la almohada y agarrando las manos de Grell con fuerza-olvídate de lo que esos idiotas dicen. Ellos solo son unos ciegos que no pueden ver la encantadora señorita que eres… además, además… ¡Yo te necesito! Estaría pérdida sin ti…- al terminar, se soltó en un llanto amargo

Ambos se quedaron ahí, en silencio. Grell solo podía contemplar a su hermana seguir desbaratándose en llanto, lo cual, resultaba extraño, pues Sybil jamás había mostrado lágrima alguna, debilidad alguna. Realmente sus palabras la habían lastimado. El pelirrojo buscó la cabeza de su hermana, acariciándole ese cabello, tan rojo como el suyo propio, con cariño

-Sybil… lo siento… yo… lo siento… pero te prometo nunca alejarme de tu lado-indicó Grell. La pelirroja se queda unos segundo más así, con la cabeza baja, hipando levemente, hasta que subió la mirada al niño frente a ella

-¿lo juras?-dijo débilmente

-lo juro…-sonrió Grell

-más te vale, porque recuerda que ambos nos haremos famosos en el mundo del teatro… la gente va a querer venir a vernos actuar Romeo y Julieta-exclamó Sybil, nuevamente sonriendo radiante y salto, poniéndose de pie sobre la cama- ¡yo seré Romeo…!

-¡Y yo seré Julieta!- exclamó a su vez Grell, parándose igualmente

-¡Oh Julieta! Mujer que el mundo no merecía, ¿cuál más grata muerte pudiera elegir mi corazón que la que sufre a tu lado? ¿Cuál más glorioso sepulcro que tú propia tumba? ¿Cuál más digno, más sublime epitafio para conservar la memoria de lo presente que este mutuo, lastimoso sacrificio de nuestras vidas?- comenzó Sybil con una actuación muy mala, Grell se río levemente, admirando el corazón insistente de su melliza… no, "mellizo" era mejor termino

-¡Ah! Muerte, fin del infortunio y principio de la felicidad, sé bienvenida. No temas herirme en este instante; no prolongues mi vida un segundo si no quieres que mi espíritu se afane en buscar el de mi adorado entre ésos que ahí yacen. Y tú, mi dueño querido, Romeo, mi leal esposo, si es que aún sientes lo que digo, recibe a la que has amado fielmente y ha sido causa de tu fin violento. ¡Yo te ofrezco gustosa mi alma para que nadie goce después de ti del amor que supiste conquistar, y para que ella y la tuya, fuera de este mundo, vivan juntas por siempre en la mansión de la eterna inmortalidad!-recitó Grell y Sybil no puedo más que abrir sus ojos impresionada; por un instante, vio a Julieta sollozar sobre el cuerpo de su amado -¡Muerta soy! –gritó de la nada Grell, tirándose a la cama

-¡Muerto soy! ¡También! –grito Sybil arrojándose sobre el estómago de su hermano

-¡Ouh! ¡Sybi! ¡Eso duele! –se quejó Grell, después de recuperar el aliento

-je, je… lo siento… ¡Ay, Grell! Realmente eres una Rosa delicada…-se sonrió la chica, acostándose a lado de su hermano

-y tú eres dura… como un Roble… -contestó por su parte el pelirrojo, volviéndose hacia ella

-"La rosa y el roble"… me pregunto si habrá un cuento así…-comentó Sybil viendo el techo reparado torpemente

-debe ser…-dijo Grell antes de ser interrumpido por un bostezo- buenas noches, Roble…-agregó, para quedarse dormido

-buenas noches, Rosa-contestó Sybil, abrazándolo. Al poco tiempo, también la venció el sueño…

No estaba seguro de cuantas horas pasaron, hasta que un estruendo lo despertó. Miró por todas partes; todo parecía estar normal, pero antes de que pudiese volver a la cama, otro estruendo aún más fuerte, se dejó oír claramente.

-Sybil…Sybil… -llamó Grell, pero no obtuvo ninguna respuesta de su hermana, quien solo continuó sumida en un placentero sueño.

Tragó saliva. Grell abandonó la cama y así, sin calzado, bajo de puntadillas por lo que llamaban "escaleras". Los ruidos se hicieron más fuertes, venían de la cocina casi destruida que tenían. El pelirrojo se detuvo de pronto, oyendo atentamente, cuando un último estruendo se hizo presente y luego, nada, silencio…

El pelirrojo se quedó esperando, recargado contra el muro, entonces se dio cuenta de que algo líquido, muy espeso, resbalaba por el suelo y se escurría fuera de la cocina. Viendo un poco más cerca, se dio cuenta. Bajo la luz de la luna, esa sustancia brillaba con un tono carmesí… sangre…

Tomando fuerzas de quien sabe dónde, Grell se asomó lentamente, para dejar escapar un grito desgarrador. Tirada en el suelo, con los ojos abiertos, fijos, nebulosos y sin conciencia, estaba su madre; la sangre se escapaba de la garganta abierta

Grell cayó de sentón, manchándose con el líquido carmesí, temblando sin control, no podía separar sus ojos de la mirada vacía de la mujer; sólo podía continuar gritando

-¡Grell!-gritó Sybil al llegar corriendo, quien se paralizó al ver la escena frente a sus ojos. Su hermano seguía sollozando, pero ella rápidamente fue a buscar ayuda al vecindario. Así que no puedo ver, cuando una figura masculina salía de su escondite

Unas pisadas en cristales rotos hicieron a Grell levantar la mirada y por un segundo, sus ojos se toparon con los ojos negros del asesino, antes que él escapara por la ventana rota.

Bueno, fin del primer capítulo, ahora viene la Explicación sobre Sybil. Como vieron, aparecieron otros personajes secundarios, originales, como Margaret, el señor Todd y el niño, ninguno volverá a salir, la única más o menos importante será Sybil.

En lo que ella respecta, es físicamente igual a Grell; ambos tienen seis años y mientras Grell es la "Dama" que todos conocemos, Sybil representa el lado masculino; sip, Grell es un niño que se siente niña y Sybil es una niña que se siente niño. Decidí darle a Grell una melliza bajo la premisa de darle muchas cosas y luego quitarle todo buajajajajajaja! De esa manera recurrir al suicidio para aliviar el dolor :P

Como dije, no hay Mary Sue, así que pronto verán lo que le pasará a Sybil :D