Los personajes no me pertenecen, este escrito es mero entretenimiento.

Almas gemelas

"Natsu"

Natsu había escuchado varias veces como se sentía conocer a tu alma gemela. Según sus conocidos, quienes habían experimentado aquel sentimiento, se asemejaba a un paseo en montaña rusa. Un momento alocado de excitación, felicidad y miedo. Erza incluso llegó confesarle que las sensaciones fueron tan abrumadoras para ella que golpeó a Jellal (uno de sus mejores amigos) en la nariz, la primera vez que se vieron, antes de salir corriendo. Afortunadamente el hombre en cuestión había salido detrás de ella con herida y todo y desde entonces no se habían separado. Cuando Natsu los veía juntos, no podía más que sonreír por la felicidad que emanaban.

Él no era un tipo romántico ni nada parecido, pero mentiría si dijera que no llegó a preguntarse alguna vez, qué tipo de mujer sería su compañera perfecta e, incluso, si tendría una destinada para él. Gray, su mejor amigo, decía que las almas gemelas eran sobrevaloradas. Según él, una vez "hechizado" tu mundo se ataba a una persona y desde ese momento todo tenía que ver con ella… o él.

_ ¡Imaginate una realidad en donde tu pasas a segundo plano y comienzas a vivir para otra persona! Es como convertirse en un esclavo.- Había dicho en unas de sus borracheras.

Fullbuster tenía, claramente, problemas con todo el concepto del amor eterno, pero la verdad era que las almas gemelas existían y, según los mayores, era la cosa más increíble que le podría suceder a una persona.

Rayos, él lo veía en vivo y en directo cada vez que Erza y Jellal estaban alrededor.

Pero nada de lo que le contaron, ni nada de lo que pudo haber visto en su pareja amiga, lo preparó para el momento en el que le tocó conocer a su alma gemela.

Como todos los días en los que no tenía guardia, Natsu se dirigía al gimnasio de Gajeel a gastar unas cuantas horas. El desgaste físico lo ayudaba a despejar su cabeza y Dios sabía que lo necesitaba luego de su semana laboral en la estación de bomberos. Aunque amaba su trabajo y, a pesar de que él estaba más que encantado de acudir al rescate de quien lo necesitara, los últimos días habían sido un infierno. (Manitos arriba por el juego de palabras.)

Al doblar por la plaza Magnolia en su bicicleta, un auto deportivo color negro lo golpeó en la rueda delantera provocando de forma inevitable que su cuerpo volara sobre el capó del vehículo y cayera a un lado de la calle.

A pesar de llevar casco, el golpe en la cabeza lo dejó mareado. Podía oír un pitido en los oídos y los sonidos que le llegaban sonaban amortiguadas.

_ Dios mío, lo maté.- La voz de la mujer estaba llena de angustia.- Está muerto, lo maté y yo voy a morir también.

Por alguna razón aquel sonido le envió descargas a todo el cuerpo (o podría ser que estaba sufriendo las consecuencias de haber sido atropellado). Dejó salir un gemido y abrió los ojos, para ver de dónde provenía, con una sensación de ansiedad instalada en su garganta.

Prada, fue la palabra que le vino a la mente cuando al fin pudo enfocar el par de zapatos de tacón que tenía delante. No que supiera mucho de moda, pero que alguien volviera a atropellarlo si Meryl Streep no era una de las mejores actrices de Hollywood.

Al subir la mirada, unas piernas que parecían no tener fin entraron al cuadro. Luego una pollera tubo color negra y una camisa blanca que envolvían un cuerpo perfecto y delicado. Dios, se dejaría atropellar mas seguido. Por último, su rostro.

Allí fue cuando recordó a Erza y su pega y corre.

Era la mujer más hermosa que había visto jamás, de cabello dorado y ojos azules. Ella se había arrodillado junto a él y estaba camino a tocar su brazo cuando sus miradas se encontraron. La chica también pareció sentirlo, lo que fuera que el sentimiento que crecía dentro de Natsu fuera, porque se detuvo sin dejar de verlo.

Quería saber su nombre, quería que lo tocara, quería que se quedara a su lado y no se fuera jamás.

Carajo, sonaba como un acosador.

La mujer había empezado a hiperventilar sin desviar su mirada y sus ojos comenzaban a hacerse cristalinos. No quería verla llorar, eso sería el desastre más grande que podría pasar.

_ ¿Estas bien?- Soltó sentándose en el suelo, olvidándose de la bicicleta, de su cabeza y de él entero. Ella frunció el ceño.

_ ¿M-me preguntas si estoy bien? ¡Ca-casi te mato!- Temblaba, pero podía ver la emoción en su rostro.- ¿Cómo te llamas?

_ Natsu.- Ella le sonrió a pesar del shock. Ninguno parecía saber que hacer realmente.

_ Natsu.- Repitió provocando que los vellos de sus brazos se erizaran al oírla decir su nombre.- Soy Lucy.

_ Hola Lucy.- Extendió la mano para saludarla correctamente, pero un repentino dolor agudo lo hizo detenerse y abrazar la extremidad con una mueca de dolor. Lucy se escandalizó.

_ Ven conmigo.- Le dijo poniéndose de pie.

A donde fuera…

_ Esta bien, es solo un…

_ Dije que vienes conmigo.- Su mirada determinada le dio una pista, no sería buena idea negarse y, además… ¿Por qué, por todos los cielos, querría hacerlo?

No iba a ser capaz de negarle nada nunca.

Lo ayudó a levantarse lentamente, su cuerpo sintiendo descargas eléctricas en donde ella lo tocara. Era extraño y a la vez adictivo. Cuando estuvo finalmente de pie, él apoyándose en ella, sus ojos volvieron a conectarse y un vacío repentino se instaló en su estómago.

_ ¿Tu eres él, cierto?- Susurró con los ojos húmedos.- Mi alma gemela.

_ Eso creo.- ¿Eso creo? ¡¿Eso creo?! Estaba a punto de morirse con tan solo mirarla a los ojos ¡Por supuesto que lo era! ¿Qué clase de respuesta idiota era esa?

Una vez fuera del hospital en donde Natsu no paró de dejarse en ridículo delante de ella, llegaron a su departamento. Lucy había insistido en llevarlo por haber destruido su bicicleta.

Afortunadamente no tenía lesiones graves y el dolor en su brazo era a causa del golpe y nada más.

Al entrar se dio una felicitación mental al ver que su departamento se encontraba limpio y razonablemente ordenado.

_ Es bonito.- Dijo mirando alrededor. El piso tenía solo una habitación y un baño, aunque no era pequeño. Su cuarto tenía espacio suficiente para la cama de dos plazas y un pequeño escritorio, el living-comedor era grande y se separaba de la cocina por una barra. Un perfecto departamento de soltero.

_ No es la gran cosa, pero para mí es más que suficiente.- Ella lo miró sonriente.- Gracias por traerme.

_ Es lo menos que podía hacer. Casi te mato.- Dijo acercándose a él avergonzada.

_ Nah, estoy entero. No te preocupes. Además…- Las palabras se atoraron en su garganta al verla a los ojos. Sabía que tendrían que hablar del elefante en la habitación de un momento a otro, pero no estaba seguro de cual sería el correcto.

_ Además…- Lo animó ella quedando justo frente a él. ¿Cómo era que funcionaban los pulmones? ¿Inhalar, exhalar?

Cuando la vista de aquella hermosa mujer se posó en sus labios, la mente de Natsu se rompió. Al carajo con la charla, pensó. La atrajo hacia él tomándole el rostro entre sus manos y ella enredó los dedos en su cabello. Una de sus manos en la espalda.

Si al tocarlo le provocó múltiples descargas en el cuerpo, imagínense lo que le hizo besarla. Ahora entendía a Jellal cada vez que veía a Erza de esa forma. Sus piernas se debilitaron cuando profundizó el beso y cayó sentado en el sofá con ella sobre él. Una ligera risa salió de los labios de Lucy ante eso. Era la risa más hermosa que había escuchado jamás.

_ Nunca me había sentido tan...- Parecía no poder encontrar la palabra correcta. Él solo le sonrió como idiota antes de volver a besarla.

El sexo luego del primer encuentro era algo muy común entre almas gemelas. Más de lo que la gente mayor se animaba a decir. La atracción física y emocional que comenzaba desde el primer momento sobrepasaba los límites comunes. Era la magia más pura que existía en la tierra y Magnolia, por alguna razón, parecía ser especial en esa magia.

Natsu nunca olvidaría ni el más pequeño de los detalles de su primera vez con Lucy. La forma en que sus mejillas se sonrojaban ante su toque, su voz diciendo su nombre, sus caricias y su mirada. ¿Y pensaba que el sexo antes de ella era bueno? Dios, ni siquiera sabía cómo había podido vivir veinticinco años sin tenerla con él.

Habían pasado 10 minutos en los que lo único que habían hecho era mirarse a los ojos. Y nunca se cansaría de ello. Se encontraban frente a frente, cada uno recostado de lado con sus manos entrelazadas y pequeñas sonrisas en los rostros. El cabello de Lucy cayendo en cascada sobre la almohada.

Ella estiró el brazo y comenzó a delinear las facciones de su rostro con suavidad. Dragneel dejó caer sus párpados al roce.

_ Sabía que la magia en esto era fuerte, pero nunca creí…- Dejó las palabras el aire, haciéndolo abrir los ojos.- Me abrumé un poco. Casi me largo a llorar en plena calle.- Natsu la atrajo más hacia él.

_ Lo sé. No me gustó verte llorar, Luce.- Lucy pareció derretirse con su nuevo apodo.

_ Bueno, la tendrás algo difícil entonces.- Su voz sonaba relajada, sin preocupaciones, como si estar en su cama fuera lo más normal del mundo. Y demonios, él estaba muy complacido por eso.- Lloro muy seguido.

_ Podría pasar días enteros así.- Susurró enredándola en sus brazos. Ella le sonrió.

_ Yo también podría.- Dijo mirando el reloj de la mesita de luz.- Pero tengo que ir a trabajar.- Natsu gruñó abrazándola más fuerte.

_ Lo se, pero tendría que haber llegado hace tres horas. Vamos Natsu.- Rió al no poder zafarse de sus brazos; al final la soltó.

_ ¿Podrías acercarme al gimnasio de camino? - Lucy comenzó a vestirse.- Iba hacia ahí cuando me atropellaste y perdí mi celular. Gajeel debe estar preocupado.

_ No puedes hacer ejercicio, el médico te dijo que tienes que hacer reposo.- Su voz sonaba preocupada, pero él no pudo hacer más que reír.

_ No recuerdo que te importara mucho mi reposo hace unos veinte minutos.- La chica se puso roja de pies a cabeza y le dio la espalda para inclinarse a recoger sus zapatos.

_ Y esa vista tampoco va a ayudar con mi reposo.- Lucy se enderezó de inmediato, lanzandole una mirada de advertencia que no se veía muy letal acompañada del sonrojo. Natsu no pudo hacer más que soltar una carcajada.- Lo siento, no quería avergonzarte.

Pero Luce lo miraba sorprendida y parpadeába lentamente.

Carajo, ¿La había molestado?

_ ¿Luce? Lo siento si…- Ella se inclinó hacia él y lo besó con intensidad. Al separarse lo miró con una pequeña sonrisa.

_ Me gusta tu risa.- Soltó haciendo que, esa vez, fuera su turno de sonrojarse.

_ Vamos, arriba.- Apremió saliendo la habitación a paso rápido y tropezando con el casco en el suelo.

_ ¿Estás bien?- Preguntó el pelirosa sentándose rápidamente. Ella miró el objeto y luego a él.

_ ¿Eres bombero?- La incredulidad en toda su voz.

_ Si, lo soy.- La rubia volvió a mirar el objeto en cuestión, luego a él otra vez.

_ Y yo que creí que no podías ser más sexy.- Natsu sonrió como el gato de cheshire.

Oh, si Lucy pensaba que podría salir del departamento en ese momento, estaba equivocada.


¡Hasta acá mi primer fic de Fairy Tail!

Todo el tema de "Soulmates" me trae algo loca, así que dije ¿Por qué no con Natsu y Lucy?

Al comienzo iba a tratarse de un Oneshot, pero creí que tal vez diera tela para algunos capítulos más. No lo sé con exactitud, ustedes dirán si les gustaría.

¡Muchas gracias por leer!

Besos,

Saeko Evans