-NO ES JUSTO¡...- grito al cielo, siento que caigo y no hay nadie que detenga mi caida, no comprendo como mi corazon aun tiene las fuerzas para seguir latiendo cuando lo unico que he recibido desde que naci solo han sido golpes del destino, justo ahora cuando habia creido que por fin habia alguien que me queria y estaria a mi lado me lo arrebatan

-¡NO, NO ES JUSTO...POR QUE, POR QUE SIEMPRE A MI?- siento la tierra humeda entre mis dedos, humeda?..acaso llueve?, no, son mis lagrimas que mojan la tierra, crei que ya habia derramado tantas lagrimas que me seria imposible volver a llorar pero al parecer volvi a equivocarme.

que sera de mi sin ti?- pregunto con voz quebrada por tanto llanto mientras fijo la vista en la lapida de marmol frente a mi -prometiste que siempre cuidarias de mi que no me abandonarias como lo habian hecho los demas.

veo como los petalos de las flores que traje se mueven por la suave brisa, la misma brisa que mece las ramas de los arboles cercanos, la misma brisa que acaricia mi rostro, es la misma sensacion que tenia cuando me acariciabas el rostro con tus dedos mientras yo me perdia en tus ojos de onix, solias decir que haciamos en cierta forma una combinacion perfecta, tu con tus ojos de onix y yo con mis ojos color de perla, siento como una triste sonrisa se escapa de mis labios. Los dos sabiamos que nuestra relacion estaba prohibida pero eso no nos impidio amarnos como lo hicimos, al final despues de todo esta es la unica forma en que podamos estar juntos...por que simplemente no puedo seguir viviendo sin ti.

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Soma era el encargado del cuidado del cementerio, era un hombre de estatura media aunque al paso de los años habia reducido de estatura, como era posible que se redujera de estatura? solia preguntarse, la verdad es que que tenia que admitirlo que los años no perdonaban el paso del tiempo y ya no era lo que habia sido... ahora era un hombre de estatura baja delgado y barrigon con la cabeza adornada por un prominente calva y cuyo poco pelo era tan blanco como la nieve, pero algo que los años no habian modificado habia sido su caracte alegre y amigable.

Llevaba trabajando en el cementerio durante mas de cuarenta años, y lo largo de esos años habia creido estar seguro de haber visto todo lo que se podia ver, pero se equivocaba, jamas en todos esos años habia visto lo que estaba frente a sus ojos, se habia restregado los ojos, con la intencion de disipar aquella ilusion si es que lo era, pero por mas que se los frotara la imagen seguia ahi.

Una joven de pelo oscuro con un hermoso vestido blanco se encontraba dormida en el suelo recargada junto a la lapida nueva que solo el dia anterior habia sido puesta, unos rizos de pelo le cubria el rostro pero eso no le impidio reconocerla, ya que era la hija de Hiashi Hyuga uno de los hombres mas ricos de la ciudad.

-que estara haciendo dormida aqui en la tumba de Uchiha-san?- se pregunto Soma, mientras se acercaba hacia ella con la intencion de despertarla

-Señorita Hyuga?- Apenas habia puesto su mano en el hombro de la chica para poder despertarla, cuando la retiro asustado rapidamente, el repentino movimiento hizo que la mano que la chica tenia sobre el regazo se deslizara dejando caer una botellita vacia al suelo.

Soma ahora sabia que la chica no despertaria jamas del sueño en que se encontraba.

Una nueva historia espero que les guste, en el siguiente capitulo explicare de que va la cosa y no lloreis todavia, bueno si la verdad es que dos personajes ya han muerto, tengo que quitarme esta mania de matarlos apenas comenzando la historia. por fis dejen comentarios.