The Only Exception Chapter #1
Se encontraban una pensión a las afueras de la ciudad. En el pequeño pueblo, que en si no podía llamarse pueblo debido a su pequeñez, solo había gente adinerada y avariciosa.
-¡CALLATE!-había levantado la voz satisfactoriamente. Su deseo era que esa estúpida jovencita lo obedeciera, mas sin embargo ella seguía sollozando.
Ella se encontraba echa bolita en el suelo mientras tapaba sus oídos con sus manos. Su pequeño cuerpo temblaba y de sus ojos grandes e imparables lágrimas salían.
-¡TE DIJE QUE TE CALLARAS!- el joven de largos cabellos castaños había tomado los cabellos rosados de la jovencita en un intento de detener su llanto. Esto provoco que ella llorase más.
Ella estaba totalmente asustada, sabía lo que desobedecer las órdenes del Amo Hao significaba, pero por más que quisiese no podía detenerse. Tenía miedo, demasiado miedo. Ese joven la trataba como si quisiese matarla, como si su vida dependiese de eso.
-p-por fa-fa-vor amo Hao, n-n-no m-m-me l-as-ti-me- intentaba hablar pos sobre su llanto, pero sabía que intentar razonar con él era imposible.
-¡QUE TE CALLES!- la golpeo. Justo en el rostro con el puño cerrado.
Ella cayó de nuevo en el suelo. Su llanto se incremento debido al dolor en su rostro.
El joven desesperado se acerco a ella, la tomo de las muñecas y las sostuvo sobre la cabeza de ella, para despues sentarse sobre su abdomen.
-¡YA NO TE SOPORTO!-Entonces perdió el control golpeando a la Jovencita en todo su cuerpo. Ella no podía defenderse por lo que recibió los golpes directamente.
Después de unos cuantos minutos de escuchar al joven gritarle y de sentir el dolor proveniente de los constantes golpes que recibía se rindió a la lucha, por lo que dejo que él la golpease sin defenderse. Ella también dejo de llorar, sus ojos de color rosado perdieron su brillo, sumiéndose en la oscuridad.
Nada para ella tenía sentido, nunca lo tubo y nunca lo tendría.
El no se detuvo ante esto y siguió golpeando a la peli rosada. Desquito todo su coraje en ese pequeño cuerpo , todas sus aflicciones…
Más minutos pasaron, en los que el joven siguió golpeando a la pequeña y justo como estaba previsto el se detuvo, agotado por el ejercicio físico que acababa de hacer.
Se levanto de sobre ella y salió de la habitación resoplando de enfado, dejándola magullada y adolorida.
Ella seguía consciente pero no podía sentir su cuerpo, sentía como si flotara en el espacio.
Más sin embargo podía sentir el dolor proveniente de cada pequeña parte de su cuerpo, era tanto que este ni siquiera le permitía mover un solo centímetro de este.
Sus sentidos fueron desfalleciendo y a los pocos segundos perdió el conocimiento.
...Esa era su vida...
Ella pertenecía a la servidumbre de la familia Asakura, siempre lo había hecho, había pasado sus 13 años de vida en esa pensión, recibiendo los maltratos y abusos de la familia a la que serbia.
¿Sus padres?, ella no tenía padres. La única familia que conocía era esa.
El Joven Hao, el mismo que se había encargado de proporcionarle tremenda paliza, era la cabeza de esta familia.
Él le había explicado que sus padres la habían adoptado por lastima, por lo que ella no pertenecía del todo a esa familia y el trabajo como sirvienta serviría para cobrar los gastos que ella causase.
Los padres del amo Hao habían decidido que ella seria la sirvienta de su hijo, por lo que ella tenía que obedecer todas y cada una de las ordenes del amo Hao...
-¡Levántate saco de pulgas!- escuchaba la voz de un hombre mayor- ¡que te levantes estorbo!- volvió a gritarle. Esta vez ella abrió sus ojos.
Frente a ella, mirándola desde arriba estaba un hombre que sobrepasaba los 50 años de edad. El la miraba con frialdad y furia.
Ella intento hacer lo que el hombre le decía, pero todo su cuerpo le dolía, inclusive, había partes de este mismo que ella estaba segura de que no se encontraban en el lugar adecuado.
-eh dicho que ¡te levantes!- el hombre la tomo de la muñeca con fuerza levantándola. Este movimiento provoco que un chasquido se oyera. El alarido que salió de su boca le provoco escalofríos.
Ese hombre le había roto el brazo con solo jalarla.
Esta vez ella no lloro. Podía sentir el dolor que su brazo le producía, pero no se inmuto. Se sentía sin vida.
Para ella todo seria mejor si su vida terminase en ese mismo momento, que alguno de los Azakura le propinase de nuevo una paliza como la anterior para así poder alejarse de el dolor-
Ella se coloco de pie. Uno de sus tobillos se encontraba en un extraño ángulo, y en el momento en que se apoyo sobre el sintió el agudo dolor que le atravesaba los huesos, tal parece que también se había roto el tobillo.
Su rostro estaba hinchado lo que le impedía ver bien a su alrededor.
-mi hijo, el joven Hao está esperando a que le lleves el desayuno, más vale que no tardes en hacerlo estúpida- esto lo dijo mientras la tomaba del cabello acercándola a su rostro-o si no ya sabes lo que te pasara si me desobedeces.
Una esperanza se formo dentro de su mente, tal vez debería de quedarse en ese lugar y no llevar la comida al Amo Hao, por lo menos así ella volvería a recibir una paliza y la muerte en ese manto negro vendría por ella para llevársela y nunca más traerla de vuelta a este mundo de miseria y horror.
Pero ella sabía que no podía hacer eso, algún muy dentro de ella se aferraba a la vida con éxtasis, como si tratase de sobrellevar día con día, minuto con minuto, segundo con segundo, con el único y simple motivo de vivir. Extraño pensar para alguien que no conocía más que el dolor que esta vida le había otorgado.
Al soltarla ella se dispuso a ir a la cocina, se tambaleaba al caminar y su brazo se zangoloteaba de un lado al otro a causa de esto. Sentía el dolor que el movimiento le producía, e intento aferrarse a este mismo dolor para no perder el conocimiento y completar su trabajo.
Al llegar a la cocina preparo el desayunó como le fue posible. Lo coloco en una bandeja y mientras trastabillaba lo llevo al cuarto del Amo Hao.
Abrió la puerta lentamente y coloco el desayuno en la mesita de noche de Hao.
Después de esto el día transcurrió lentamente para ella. Su cuerpo le exigía descanso y reposo pero ella solo lo utilizaba más y más para hacer las labores domesticas.
A la hora de la cena ella era la encargada de llevar el té al comedor. Por lo que se apresuro y llevo la bandeja llena de tazas de té caliente.
Se propuso a entregarles una taza a cada amo de la pensión y mientras lo hacia se fue percatando de que no podía sentir su pierna, la misma pierna del tobillo roto. Ignoro esto y continúo sirviendo el té, pero al llegar alado del amo Hao ella perdió el equilibrio derramando todo el té restante sobre el amo Hao.
El rostro del amo Hao se torno rojo de furia y la mirada que le dedico a la Peli rosada estaba llena de furia.
El amo comenzó a acercarse a ella, de la piel de él salía vapor de té provocando quemaduras en su cuerpo.
Ella retrocedió, realmente asustada.
Miedo, ese era el único sentimiento que experimentaba en esa casa.
Miedo, dolor, angustia, terror, esos eran los únicos sentimientos que ella conocía.
-¡ESTUPIDA BUENA PARA NADA! ¡MIRA LO QUE HAS HECHO!- Hao se lanzo sobre la peli rosada con furia, atestándole nuevos golpes, sumándolos a los anteriores.
La peli rosada intento escapar, pero su pie no se lo permitió por lo que cayó al suelo y Hao se concentro en darle unas buenas patadas.
Ella tenía que vivir, tenía que permanecer viva un poco más, ¿por qué? Nunca lo supo, pero lo que si sabía era que su pequeño cuerpo no se aferraba a la vida por simple capricho.
La peli rosada perdió el aire y se concentro en tratar de recobrarlo. Pero después de unos segundos se rindió. Todo sería mejor si ella muriese, había intentado exprimir tanto como le fue posible de esa vida, pero esta ya había llegado al límite, tal vez ya era tiempo de morir y escapar a esa horrible casa y de sus dueños, escapar y desaparecer de la faz de la tierra. Al menos así tendría paz…
Su mirada se torno borrosa y entonces el amo Hao le dio otra patada que provoco que ella se colocase boca arriba. Ahora podía ver el rostro del amo Hao. En su mano derecha llevaba un cuchillo que brillaba bajo la luz de la luna que entraba por las grandes ventanas.
Ella miro el cuchillo esperando el golpe.
Y en ese momento se rindió, dejo de esperar, de de desear, dejo de soñar, du vida terminaría justo como siempre pensó que lo haría. En manos de ese impulsivo sujeto.
Entonces el amo Hao se abalanzo sobre ella con el cuchillo enfrente de sí mismo, pero justo antes de que este lograse tocar la piel de Tamao algo golpeo al amo Hao provocando que callera de rodillas.
Ella se concentro en mirarlo más a fondo y entonces descubrió que la garganta del amo Hao había sido partida en dos y grandes cantidades de sangre salían disparadas hacia todos lados, empapándola a ella que se encontraba tirada a unos centímetros de distancia del amo Hao.
Escucho gritos provenientes de los demás presentes en la habitación, giro lentamente su cabeza, el dolor le atravesó el cuerpo pero aun así miro en su dirección para después percatarse de que cada uno de ellos estaba siendo eliminado poco a poco.
Alguien los estaba matando.
Sonrió extasiada. No sabía si esto era real, o si se trataba de una ilusión creada por su subconsciente justo antes de fallecer, pero lo que si sabia y comenzaba a reconocer era la sensación de placer que la muerte de esos sujetos le provocaba, se regaño mentalmente por un sentimiento tan impuro y poco decente, pero este era más fuerte de lo que esperaba.
Cerró sus ojos disfrutando de la música que sus oídos le ofrecían, el sonido de los cuerpos siendo desgarrados lenta y dolorosamente, el mismo sonido que su mismo cuerpo había hecho unos minutos antes.
Después de unos largos minutos los gritos cesaron. Entonces escucho unos pasos que se acercaban hacia donde ella se encontraba.
Abrió los ojos perezosamente, deseando ser parte de la oscuridad y desaparecer, para encontrarse con un par de ojos dorados que la miraban intensamente.
La luz de la luna se encontraba a espaldas del joven, sus ojos dorados brillaban como si del sol se tratase. Sus manos tenían unas afiladas garras pero lo que más alarmo a la jovencita fue ver que este joven tenía sangre en la boca, chorreaba demasiada sangre. Dos grandes colmillos blancos sobresalían por sobre sus labios.
Nada de esto la alarmo, ese joven la había salvado, después de haber vivir ese infierno dentro de la casa de los Azacura, nada más le parecía tan horroroso como eso.
El joven se acerco hacia donde ella se encontraba y tomo al amo Hao del cuello, que había estado gimiendo de dolor a los pies de ella. Con un movimiento rápido le torció el cuello, arrebatándole la vida en unos segundos y entonces lo tomo de la espalda y hundió sus colmillos en el cuello del joven.
Ella podía ver esos ojos dorados mirándola fijamente. En ese momento su pequeña existencia se torno en algo mas grande, por lo menos alguien se atrevía a mirarla a los ojos con un sentimiento dentro de ellos diferente al odio o al desprecio.
Ella podía escuchar el tragar del joven, el estaba bebiendo la sangre del amo Hao.
La niña sonrió agradecida. Si en ese momento ella iba a morir por lo menos le daba gusto el saber que ese niño moriría primero que ella.
El joven se percato de que ella sonreía y dejo de beber la sangre del amo Hao y haciendo a un lado el cadáver del amo Hao, se acerco a la niña.
La miro de cercas. Ella podía sentir la energía que emanaba de él, una energía parecida a la misma muerte. Sin embargo no sentía miedo, más bien estaba agradecida con ese extraño joven por haberla salvado de aquel monstruo que tenía por amo y de aquella familia desagradable. Se sentía realmente feliz. Tanto que comenzó a llorar, no de dolor ni de odio, más bien de felicidad.
Entonces ella sintió su cuerpo desfallecer. Había llegado su hora, por fin moriría y abandonaría este espantoso mundo.
Su vista se torno totalmente borrosa y sus sentidos fueron alejándose de ella lentamente como si no quisiesen despegarse de ella.
Entonces recordó lo que el joven había hecho por ella. Por lo menos unos segundos él la había liberado de la familia Azakura, por unos segundos pudo disfrutar de su libertad.
-gra-ci-as….- dijo justo antes de desaparecer en la inconsciencia. Su voz sonó débil, pero el joven fue capaz de escucharla perfectamente.
Y entonces todo se volvió oscuro…
Podía escuchar el sonido del viento que pasaba por entre las copas de los arboles silbando, también parecía haber un arrollo cercas ya que el sonido que le agua producía al caer llegaba a sus oídos.
Abrió los ojos pesadamente, esperando sentir dolor en cuanto lo hiciese, pero este nunca llego, no sentía dolor.
Miro a su alrededor desconcertada. Era ya muy entrada la noche y parecía estar dentro del bosque ya que los arboles la rodeaban.
Sentía su mente algo adormilada y somnolienta.
¿Qué había pasado? Se pregunto a sí misma, intentando recordar algo que le digiera donde se encontraba.
Entonces recordó por lo que se sentó de golpe asustada. Miro a sus alrededores. No había rastro de la pensión de los Azakura a su alrededor y tampoco había rastro del misterioso joven que la había salvado.
Miro su cuerpo preocupada.
Nada.
No había nada.
No tenían ni un golpe en el cuerpo. Este estaba totalmente curado.
Se levanto asustada mientras trataba de asimilar lo que había pasado. No sabía dónde estaba ni él porque de la desaparición de sus heridas, lo único que sabía era que era libre. Totalmente libre.
Sonrió de nuevo mientras lagrimas de felicidad caían por sus mejillas. ¡Era libre!, libre de ir a donde quisiese, de hacer lo que quisiese, ¡libre!
Comenzó a bailar de alegría mientras sus carcajadas comenzaron a llenar todo el lugar.
Mientras daba vueltas de alegría pudo distinguir un destello dorado detrás de uno de los arboles.
Se detuvo de golpe y miro hacia ese lugar, encontrándose con el joven que la había salvado.
Bestia totalmente de negro y las manchas de sangre que había tenido habían desaparecido. Sus manos lucían totalmente normales sin rastro de garras.
Sus ojos dorados, parecidos a los de los felinos, la miraban con extrañeza. Había un brillo extraño en ellos, como si desease algo de ella. El corazón de ella palpito estrepitosamente al ver esos ojos y el rubor subió a sus mejillas, había algo en esos ojos que hacían que ella los desease.
El joven frente a ella era realmente guapo, con ojos grandes y delineados por pestañas grandes y gruesas, unas cejas finas pero varoniles, unos pómulos resaltados, una barbilla cuadrada pero a la vez afilada, unas orejas pequeñas y una nariz puntiaguda y delgada.
El cuerpo de él era delgado, remarcado por finos músculos.
Su cuerpo se perdía entre la oscuridad, parecía como si el perteneciese tanto a la oscuridad que había hecho un pacto con ella a cambio de mantenerlo escondido bajo su sombra. Ella tenía que esforzar su vista para lograr mirarlo. Lo único que sobresalía eran sus ojos. Dorados como la luz del sol, estos le devolvían la luz de la luna como si se tratase de un espejo.
Ella lo miro por unos minutos más, y después tomo una decisión. Por lo que camino en dirección al joven hasta quedar justo enfrente de él.
En todo ese tiempo el no había despegado la mirada del cuerpo de ella, penetrante y fría.
Ella bajo la mirada apenada y su sonrojo subió unos dos tonos más. El era realmente guapo.
-gracias- le repitió al joven. Y entonces levanto la vista para así dedicarle una de sus más sinceras sonrisas al joven, quien puso los ojos en blanco a causa de esto.
Entonces todo sucedió tan rápidamente. El joven la tomo de los hombros y la empujo con fuerza alejándola de él, mientras que el también retrocedía para crear más espacio entre ellos dos.
Ella cayó de sentón en el suelo y al levantar la mirada se encontró con el mismo joven. Solo que ahora el lucia realmente preocupado. Mantenía una mano presionada fuertemente contra su boca, tenía su otra mano posada sobre su pecho y respiraba con dificultad mientras miraba en la dirección opuesta a la que ella se encontraba.
Entonces un dejo de comprensión apareció en la mente de ella.
-¿sabes?, este es el día más feliz de mi vida- le dijo al joven mientras se ponía de pie, esa era la primera vez que escuchaba su voz tan llena de vida y alegría, esta era cantarina, dulce y suave- y eso es gracias a ti- le volvió a dedicar una sonrisa- es por eso que-comenzó a caminar en dirección al joven de nuevo-no tengo dudas al decirte- lentamente tomo una de las manos de él la subió hasta su propia garganta-que esto es tuyo- le dijo mientras que con la uña del dedo índice de él hacia una pequeña cortada en su propia garganta. La sangre comenzó a caer lentamente.
En ese momento fue cuando ella fue capaz de percatarse de que el brillo en los ojos de el, que en un inicio le pareció extraño, ahora le parecía deseo, el tenia deseos de la sangre de ella.
Ella hecho su cabeza hacia atrás, dejando al descubierto su garganta. Al hacer esto el estiro las manos y con la mano derecha sostuvo la cabeza de ella mientras que con la mano izquierda la coloco en la espalda de ella, para darle apoyo.
Ella sentía como si su sangre hirviera, como si esta estuviese deseosa de que el la probara, de ser parte de él. Su sonrojo permaneció en sus mejillas mientras que el palpitar de su corazón se incremento gradualmente. De alguna forma ella sabía que él podía oírlo.
El acerco su rostro al cuello de ella y con su nariz dibujo el patrón de las venas de ella. De arriba hacia abajo.
Entonces ella fue consciente de que no solo él podía escuchar el palpitar de su corazón, sino que también podía oler su sangre.
El acomodo su rostro en la garganta de ella y después de unos segundos hundió sus colmillos en esta. Ella gimió de placer al sentirlo y entonces el dio el primer trago.
Las rodillas de la jovencita cedieron por lo que él la tomo de la cintura y la apretó contra su cuerpo para darle sostén. Ella subió instantáneamente sus manos el cuello de él, permitiéndole más facilidad para tomar su sangre.
Y luego el segundo trago. La sensación de placer se extendió por todo el cuerpo de ella, tanto que inclusive sintió como si esta se hubiese extendido también por el cuerpo de él y supuso que esto se debía a que el estaba tomando su sangre y en cierta forma, el también lo estaba sintiendo.
Su respiración se había vuelto entre cortada.
Entonces el tomo el tercer trago. Ella gimió realmente fuerte, sentía la respiración de él en su cuello, fría y al igual que la de ella, exaltada.
Sintió algo frio en su espalda. Al parecer él la había colocado entre el tronco de un árbol y el mismo cuerpo de él.
En el mismo momento en que dio el cuarto trago el coloco una de su piernas entre las de ella, logrando que ella se tensara y gimiera de nuevo mientras trataba, inútilmente, de recuperar su aliento.
Cuando el dio el quinto y último trago todo se desvaneció alrededor de ella, sus fuerzas se fueron rápidamente como el caer de un objeto al suelo, su cuerpo se volvió flácido y su cabeza callo de lado aun sonrojada.
Entonces él se separo de ella para después recostarla en el suelo.
Él se puso de pie y se dispuso a Salir del lugar.
-e-espera – le dijo ella débilmente. El pudo escucharla perfectamente por lo que se detuvo pero no dio media vuelta ni regreso- ¿Cuál es… t-tu nom-bre?- le pregunto con el mismo volumen débil en su voz.
-Ren Tao- le contesto fríamente. El escuchar la voz de él hizo que su corazón volviese a latir frenéticamente. Su voz era fría, gruesa y seductora, muy seductora.
-y-yo soy Tamao-o Tam-am-ura- le dijo mientras intentaba hacer una sonrisa.
-lo sé- le contesto el joven fríamente antes de desaparecer entre la oscuridad de la noche.
Si lo sé , lo sé. Ni siquiera he podido acabar de publicar el de Encuentros Inesperados y ya estoy haciendo este fic, pero lo que pasa es que no pude resistirme, me llego la musa de este fic y no tuve otra más que hacerlo. No quería perder la inspiración :D
Lamento mucho la forma en la que hable de Hao (perdónenme chicas pero no sabía a quien más poner para este papel :S) y por la difamación de la familia Azakura pido perdón también :S
Y también lamento haber maltratado tanto a Tamao. Realmente que me sobrepase, no esperaba que mi mente fuese tan retorcida a la hora de lastimar a los protagonistas xD.
Sé que a mucha gente no le gustan los vampiros por Crepúsculo, así que espero y este fic sea de su agrado.
Y bueno eso es todo por Hoy.
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