Este es mi primer fic largo, hace mucho que quería hacer algo así, pero no sabia como O.O Ya encontré mas o menos como llevar la historia así que espero que les guste n.n Espero no me maten por la idea de emparejar al lindo, tierno, berrinchudo Alec con el desconocido Sebastian (Verlac, o sea, el Sebastian real que mato el loquito de Jonathan) Sinceramente no se de donde salio eso, la pareja me atrae desde hace un rato y pues quise escribir algo sobre ellos, ya que nunca he visto nada, ni siquiera OS de ellos :(

En fin, lean, juzguen, arrojen piedras lo que quieran. :D

Disclaimer: Nada de esto me pertenece, los nombres, lugares ni nada del maravilloso mundo de Cazadores de sombras, todo corre a cargo de Cassandra Clear.


Capitulo 1 Cambio de planes

Despertó esa mañana un poco más tarde de lo usual, normalmente madrugaba con la intención de entrenar un poco con Jace e Isabelle para después relajarse un poco y almorzar en Takis antes de que cada quien se dispusiera a hacer sus cosas por separado. Hasta hace unas semanas esa había sido su rutina habitual.

Pero últimamente, los últimos tres meses para ser exactos, tanto Izzy como Jace habían estado insoportables al punto de que Alec evitaba pasar un solo momento junto a ellos. Odiaba la atención excesiva que ahora le dedicaban, el hecho de que Izzy intentara consolarlo como si fuera un niño pequeño, que incluso Jace se portara tan fuera de lo común cada vez que estaban juntos ¡Por el ángel! Hasta lo había dejado ganar un par de veces mientras entrenaban en la sala de armas. Estaba decidido a terminar con eso, las palabras no habían funcionada en lo absoluto así que tendría que demostrar lo harto que estaba.

Había evitado a sus hermanos deliberadamente, salía del instituto sin avisar y regresaba lo suficientemente tarde como para evitar confrontaciones. Ese día sin embargo no sería necesario ningún esfuerzo.

Eran casi las once de la mañana cuando despertó, fue a la cocina y se dio cuenta que Jace e Izzy ya se habían marchado del instituto. Jace probablemente había ido a pasear con Clary, y muy seguramente, Isabelle había ido a encontrarse con Simon, aunque después negaría todo al respecto.

Alec se sintió muy tranquilo con esto, podría pasar el resto del día tranquilo en su habitación leyendo y releyendo libros sobre técnicas de pelea, o tal vez sobre demonios.

Luego de un rápido y tardío desayuno se dispuso a regresar a su habitación, sin embargo cuando cruzo por un pasillo cuyas ventanas daban al patio trasero del instituto un movimiento llamó su atención.

Había un grupo de figuras congregadas en el centro, reconoció de inmediato la silueta de los miembros de la clave. Vio a la cónsul Penhallow junto a otros nefilims, y diviso también a su padre. Robert Lightwood parecía inmutable y en paz a lado de las otras figuras, claro que Alec sabía que no era así. La Clave se había escandalizado una vez que se supo de la alianza de las corte de las hadas con Sebastian, esto había puesto de cabeza a todo el mundo, su padre era uno de ellos. No era la primera vez que los miembros del consejo se reunían en busca de pruebas y evidencia que pudiera ayudarles a localizar al hijo de Valentine así como a la reina Selie, pero hasta ahora el esfuerzo había sido en vano.

Vio como los cazadores de sombras rompían sus lugares y se disponían a salir para dirigirse al frente del instituto, Robert Lightwood también les acompaño, Alec supuso que retomarían la investigación y se dispondrían a realizar más interrogatorios.

Más que causarle preocupación, Alec pensó en esto como una oportunidad para ir a la biblioteca en busca de material nuevo para abastecer su ya extenso repertorio de libros por leer. Hace un tiempo que no regresaba a la biblioteca que había sido su lugar favorito desde siempre. Con el regreso de su padre de Idris al instituto Alec había visto interrumpidas sus visitas diarias a su santuario de lectura, ya que Robert acostumbraba pasar tardes e incluso días enteros allí como si de alguna manera evitara el contacto con su propia familia.

Y no era que su padre le prohibiera el acceso cuando estaba allí, pero a Alec le incomodaba el hecho de saber que a Robert le disgustaba su ´condición´ que simplemente evitaba cualquier interacción con él. Desde que había regresado no habían intercambiado muchas palabras, más que algunos saludos al encontrarse a la hora del desayuno y la cena, y unas pocas veces en las que necesitaba su ayuda, pero nada que implicara verdadero cariño o preocupación entre padre e hijo.

Finalmente llegó a la biblioteca, con la mente hecha una maraña de ideas que prefirió dejar de lado para concentrarse en buscar los tomos necesarios que le garantizaran horas de concentración. Se acerco a los estantes donde abundaban libros sobre subterráneos, últimamente sus favoritos. Husmeo hasta encontrar algo que le diera información sobre las hadas, era imprescindible que repasara nuevamente todo lo que sabían sobre ellas, el detalle más rebuscado o incluso el más insignificante podría ayudarles a dar con la localización de la reina Selie y porque no, Sebastian.

Escogió unos cuantos libros que después coloco sobre uno de los sillones, después los llevaría a su habitación, pero aún quería buscar un par de más para asegurarse de no tener que regresar a la biblioteca por un tiempo, estaba a punto de terminar de escoger los últimos cuando se topo con un antiguo volumen que desde hace un tiempo había dejado olvidado. Se trataba de un libro que hablaba sobre brujos y la inmortalidad, Alec no podía recordar las incontables veces y todas las horas que había dedicado a ese libro en especial, más todo su esfuerzo fue en vano porque no importaba cuanto buscara, llegó a la deprimente conclusión de que no existía una forma de volverse inmortal que no implicara tratos con demonios o una mordida de vampiro, eso lo había decepcionado bastante.

Alec deseaba ayudar tanto como pudiera a sus padres y a la Clave, con tal de demostrar que podía ser útil y que podían contar con él, pero también admitía con algo de vergüenza que la verdadera razón por la que se esmeraba tanto buscando respuestas que parecían no estar por ninguna parte era porque necesitaba algo que lo distrajera, o más bien algo que lo obligara a olvidarse de Magnus. Obviamente para el brujo había sido más fácil, apenas unos días después de su ruptura este se había ido de la ciudad, y Alec se había sentido irremediablemente culpable, no dejaba de darle vueltas al asunto.

Dejo aquel libro en el estante y regreso al sofá donde estaban los otros que había elegido. Se sentó allí mismo y empezó a hojear algunos para aclarar su mente. Estaba a punto de entrar de lleno en su mundo de paz y palabras, pero no pudo evitar escuchar un sonido familiar a la distancia.

Un repiqueteo constante contra el suelo se acercaba a donde estaba: Isabelle y sus tacones de aguja, acercándose rápidamente a la biblioteca. Alec le resto importancia; cualquier cosa que quisiera su hermana no era su asunto, por eso cuando escuchó la puerta abriéndose no despego su vista del libro que tenía en mano. Los pasos se aproximaron más hasta que supuso que la tenía justo detrás de él.

No esperaría ningún reclamo de su parte, en su lugar habló primero:

-Llegas temprano, ¿Qué paso? Simon no dejo que siguieras dominándolo con tu látigo- su vista seguía en el libro y hablo con calma. Estaba tan sumido en su lectura que cuando escucho que le respondían, prácticamente salto del susto, pues no fue la voz de Isabelle la que escucho.

- Que tu padre y yo nos separemos no quiere decir que tenga ese trato con el chico vampiro- Respondió Maryse con ese tono tan autoritario que poseía, pero que dejo entrever cierta sorpresa y confusión en su voz.

Alec despego la vista de su libro y miro de frente a su madre. Por alguna razón temió que estuviera molesta, con él o solo como era lo usual, por lo que le dio toda su atención esperando que le ordenara cualquier cosa.

-Lo lamento, pensé que eras Isabelle- dijo nervioso. Su madre se cruzo de brazos y apenas le miro de frente.

-Supongo que no importa- contesto restándole importancia –Me impresiona encontrarte aquí, hace un tiempo que no te veo- continuo, acercándose al escritorio detrás de ellos y empezando a hojear unos papeles.

-Solo vine por unos libros, no te molestare- Alec hablo con tono sumiso aún temiendo que su madre pudiera molestarse, tomo los libros y se dispuso a salir rápidamente por la puerta.

-En realidad… - Maryse elevo un poco el tono de su voz de la forma en que hacía cuando quería que le prestaran atención, no se escucho molesta en lo absoluto, pero Alec acato la orden implícita –Quisiera hablar contigo un momento-

Alec se quedo de pie apenas unos centímetros de la puerta, de pronto se sintió aún más temeroso pues no podía imaginar que querría hablarle.

-Está bien- con los nervios aún impregnados se acerco al escritorio y espero frente a él. Maryse ya se encontraba sentada dándole un aspecto mucho más intimidante, Alec espero a que ella volviera a hablarle, pero comenzó a revisar documentos de manera tan cautelosa que parecía que se había olvidado de él. Luego de unos segundos su vista regreso a su hijo -¿Hay algún problema?-

-Hay muchos problemas- respondió Maryse cansada, pero con un tono que hacía notar que ya estaba acostumbrada a tratar con eso –La Clave está desesperada por encontrar a Sebastian, pero no saben cómo actuar. Siguen interrogando a los nefilims en todos los institutos, incluso a los subterráneos, temo que lleguen a usar la fuerza y provoquen más disturbios con ellos y ya es bastante malo lo que pasó con la corte de las hadas- Maryse parecía en verdad aterrada, Alec no pudo evitar preocuparse por ella, a pesar de saber que su madre era lo bastante fuerte como para valerse por sí misma, pero a veces pensaba que era demasiado peso el que tenía sobre sus hombros.

-¿Puedo hacer algo para ayudar?- el pensamiento de Alec salió en voz alta antes de que pudiera detenerse, no estaba seguro de si podía hacer algo, pero quería demostrar su valor y especialmente ayudar a su madre. Ella le miro con algo que pareció sorpresa al escuchar su pregunta –Se que no tengo mucha experiencia tratando con la Clave, pero ya soy mayor de edad y debería poder hacer algo…-

-Lo sé- ella respondió, pero no como si le recriminara sobre algo, más bien se vio compasiva –Pero lo último que quiero es que mi familia se vea aún más involucrada-

-¿Qué quieres decir?- Alec enarco una ceja temeroso al escuchar aquello.

-Con todo el asunto de Jace y el fuego celestial, algunos miembros de la clave creen que lo mejor es que él permanezca en Idris, piensan que aún podría ser un blanco fácil para Sebastian y si lo tienen retenido…-

-Podrían usarlo como carnada- declaró Alec, atónito y molesto de solo pensar que su hermano siguiera teniendo tan poca importancia para la comunidad nefilim, aún después de lo mucho que él había sufrido por ellos –Pero, tú no…-

-Ni siquiera considere la idea- se adelanto Maryse, atrayendo de nuevo la atención de su hijo –Deseo tanto como todos que atrapen a ese maligno y despreciable monstruo, pero no voy a arriesgar a Jace otra vez para conseguirlo, ya ha tenido suficiente y solo quiero que pueda vivir tranquilo-

Alec notaba la forma en la que su madre hablaba sobre Jace, como si fuera su propio hijo y la manera maternalmente dulce en la demostraba tenerle afecto. Se pregunto si quizás se debiera a que veía en Jace todo lo que no había en él. Jace era valiente y fuerte, siempre había demostrado más voluntad para pelear que cualquier otro nefilim, mucha más que él y aunque esto nunca le había molestado realmente, ahora no podía evitar anhelar que tanto ella como su padre lo vieran de la misma manera, pero sabía que su deseo parecía ser demasiado irreal e imposible.

-¿Tendrás problemas por eso?- pregunto, intentando esconder sus pensamientos.

-Probablemente- dijo Maryse, viéndose más segura al decir eso –Pero mi familia va antes que mi deber con los nefilims-

Familia, pensó Alec y se pregunto a quienes incluía al usar esa palabra.

-¿De esto querías hablarme?-

Maryse pareció tener su mente en otro lado por un momento, por lo que Alec la tomo desprevenida.

-Oh, no, en realidad no se supone que supieran sobre esto, pero es algo reconfortante poder hablarlo con alguien- ese simple comentario hizo que la autoestima de Alec subiera un poco y le hizo sentir que era útil –Quería hablarte sobre algo que te incumbe a ti, Alec-

Alec se sorprendió de inmediato y no supo que responder con exactitud, hubiera preferido que su madre no viera la mueca de temor que puso en su rostro, pero no pudo evitarlo y tuvo que encontrar un mínimo rastro de valor dentro de sí para enfrentar lo que le esperara.

-Está bien- se acerco más hasta el escritorio e intento mantenerse tan firme como pudo -¿De qué se trata?-

Maryse le hizo una seña para que se sentara frente a ella, con toda la tensión del momento se había olvidado de los pesados libros que tenía en sus manos, los coloco sobre el escritorio tan pronto se sentó y entonces espero porque su madre tomara la palabra de nuevo.

-Ya habrás visto a los miembros de la Clave reunidos afuera- Alec asintió con calma – La cónsul Penhallow también estaba presente, discutimos sobre cómo proceder en la búsqueda de Sebastian, es algo que ya habíamos hablado en otras ocasiones, pero también hubo otras cuestiones que salieron a flote-

Alec parpadeo confundido al escuchar aquello, de que más hablarían su madre y la cónsul, especialmente si era algo referente a él.

-Supongo que no importa mucho si te cuento sobre la investigación de la Clave, de todos modos ha sido prácticamente inútil- declaro con evidente hastío en su voz. Alec entendía lo difícil que era aceptar la derrota que hasta ahora yacía sobre todos los nefilim al no dar con el paradero de Sebastian Morgenstern, el horrible hijo de Valentine que había asesinado a su hermano. Quizás nunca había compartido un gran vínculo con su madre, pero era desgarrador saber que sufría mucho y no estaba dispuesta a admitirlo ni siquiera con su propia familia –En fin, el asunto es que ya que últimamente no ha habido oportunidad de que participes activamente con la Clave, me ha parecido buena idea si viajas a Idris por un tiempo, como tú lo has dicho ya eres un adulto y deberías involucrarte más abiertamente con el resto de la Clave. Quisiera que tu hermana y Jace también tuvieran esa opción, pero creo que les falta algo de madurez aún.

- Pero… ¿Irme a Idris? – empezó a titubear nervioso, la idea de alejarse de su hogar sin ninguna compañía en lo absoluto le pareció sumamente aterradora.

-No sería algo extraño, Alec. Es costumbre que al alcanzar la mayoría de edad, los nefilim viajen a otros institutos del mundo, sinceramente me hubiera gustado que lo hicieras antes, pero con todo el desastre de la guerra y tú con ese bruj… -Maryse se detuvo al instante y por un momento su rostro entero se paralizo de miedo, miro a Alec de reojo y desvió la mirada a un lado con su mano cubriendo su boca, como si hubiera insultado al mismísimo raziel, por su parte el nefilim se quedo en silencio sin la mínima intención de responder –Lo siento… no quise decir eso- y enserio parecía estar genuinamente arrepentida, Alec no supo si sentirse bien por eso o no, ya que por una parte su madre estaba consciente de que pasaba por un mal momento emocional, y por el otro lo último que quería era que ella entre todas las personas que lo conocían le tuviera lastima.

Alec prefirió, y lucho, por mantenerse firme y dejarse ver débil frente a ella, ya era hora de ir superando el pasado aunque fuera poco a poco.

-Está bien, tienes razón. Malgaste mi tiempo portándome como un irresponsable cuando debía ayudar a los míos. Pero ya termino todo eso, así que ya puedo empezar a ser alguien útil-

-Alec, nunca dije que no fueras útil es solo que me preocupa…-

-Podemos no hablar de eso- dijo él, con el tono más molesto que pudo ser capaz de mostrar a su madre –Por favor-

Ella le miro a los ojos por apenas un minuto, como si quisiera encontrar una forma de leer sus pensamientos, pero finalmente cedió.

-De acuerdo, de todos modos no me concierne- se aclaro la garganta para recuperar la compostura –Como te decía, creo que deberías pensar en lo que te dije, es una buena oportunidad ya que no has tenido mucho tiempo de visitar Idris tanto como quisiera y Jia ofreció hacerse cargo de ti-

Alec enarco una ceja sorprendido al escuchar aquello.

-¿En serio?-

-Sí, puedes quedarte con los Penhallow durante tu estadía, supongo que no será problema, además te llevas bien con Aline y ambos podrían ayudarse-

Eso último le hizo sentir un poco mejor, al menos estaría con alguien conocido y tal vez Aline si podría ayudarle. No sonaba tan malo ahora que lo pensaba y un cambio de ambiente parecía perfecto para ese momento de su vida.

-No tienes que responder ahora, tomate unos días para pensarlo. Los miembros de la Clave volverán en dos semanas y si entonces ya tienes una respuesta entonces solo dímelo-

Hubo algo en la voz de Maryse que hizo que Alec se sintiera aliviado, sonaba muy comprensiva, obviamente no quería obligarlo a hacer algo que no quisiera. Quizá si le importara, al menos un poco, lo que sentía.

-Está bien- respondió finalmente y se sintió ligeramente libre de cualquier carga que lo hubiera atormentado en semanas anteriores –Gracias, mamá-