Un día más Megu Kakizaki en ese estúpido hospital y postrada en esa cama blanca, era verano donde el cielo era azul celeste con nubes despejadas, un sol imponente, cigarras sonando en todas partes sin cesar, todo eso se lo perdía y todo por esa maldita enfermedad. Comía una sandía, daba una mordida sutil y culminaba con un suspiro mientras en la ventana estaba Suigintou.
Suigintou estaba sentada en la ventana viendo el estupido paisaje de siempre, estúpidos humanos caminando o andando en la calle, muchas tiendas, mucho bullicio aunque su objetivo como siempre era obtener las rosas místicas (En especial la de Shinku, bueno dos rosas, la de ella y la que tenía ahí abajo… Esta última parte ustedes lo entienden), ganar el juego de Alice y ser esa Alice para volver a obtener el amor perdido de su padre.
Como siempre callada y sentada, sin decir nada mientras Megu comía de nuevo otra sandía y otro suspiro, en verdad era otro verano que se fue al garete. Miró sea a su muñeca como a la ventana brillante, dejó la sandía en el plato
-Ya que estoy en el hospital en serio no puedo encontrarlo- La pelinegra miró a la rosa negra- Ya es verano, ¿No?
No hubo respuesta alguna de la prusiana, no era de extrañar que tuvo una batalla con Shinku o alguna de sus amigas y perdió el combate, por algo su silencio repentino. Una vez más Megu probaba su sandía y dio un leve mordisco hasta llevarlo a su aparato digestivo.
-Me gustaría conocer el océano- Expresó mientras miraba esa sandía y ahora miraba al cielo, si tan solo tuviera las fuerzas necesarias para levantarse como ver el paisaje pero se limitaba a ver el celeste matutino- Sería muy lindo si hubiera un océano fuera del hospital
El mismo silencio rondaba como siempre a lo cual Megu continuó comiendo sus alimentos mientras la primera muñeca seguía viendo las afueras pero por alguna extraña razón su mirada se enfocaba en más allá de los edificios de la ciudad, era interesante buscar ese algo más de los enormes edificios que adornaban Tokio… Si era una voluntad de su médium pues debía hacerse realidad al pie de la letra.
(…)
En la mansión Sakurada, Hinaichigo estaba viendo a la luz de la ventana lo que parecía ser una brillante concha o almeja de un color resplandeciente, la muñeca rosa estaba muy maravillada por ver una de tantas almejas que estaban en la pequeña mesa mientra Nori le explicaba que eran como un tesoro entre ella y Jun, mientras tanto el hikikomori estaba teniendo como siempre otra bronca con Shinku acerca de té.
-¡Wow! ¡Son preciosísimas-nano!- Exclamó la sexta muñeca mientras sus verdes ojos se maravillaban al ver semejante concha, de hecho nunca había visto nada igual ni siquiera el mar desde hace mucho tiempo mientras Nori se reía levemente
-Nori, ¿Qué son?
-Son una especie de almejas conocidas como almejas marinas
-¿Oh?- Miró con reojo el contenido de esa caja, habían muchas comenzando desde simples almejas hasta había una caracola lo que despertaba el interés como la curiosidad de la muñeca rosa- ¡Es muy interesante el que todas tengan unas formas diferentes!
-¿Hay algunas que te gusten mucho?- Hinaichigo asintió ante la pregunta- Te regalaré tantas como quieras
-¿En serio?- La muñeca de cabellos a lo ricitos estaba con unos ojitos estrellados mientras el fondo era de brillitos y flores junto a un rosa tono fuerte- ¡Kyaa! ¿Cuáles debería escoger?
Mientras tanto a una distancia Shinku estaba con su habitual cara seria mientras una gota de sudor de ubicaba en su mejilla, a veces la actitud de su hermana menor le agobiaba mucho en ocasiones, al menos Suiseiseki era soportable pero Hinaichigo era como cualquier niña boba y tonta que se la pasaba viviendo en su mundo, la más infantil de las siete.
Por ahora su única salida ante esa situación era tomarse un buen té pero como era obvio y no era de extrañar terminaba en lo mismo
-Jun…
-Sí
-¿Qué pasa?- Su habitual voz de desgano ponía la primera piedra
-El té está tibio
-…-Comenzó a refunfuñar, de hecho era lo mismo de siempre cuando se trataba de las exigencias de la muñeca roja
-¿Cuántas veces tengo que decirte que tienes que usar agua caliente para preparar el té?
-Entiendo- Por ahora tenía una pequeña vena negra en su cabello a lo cual le trajo otro café, a veces se preguntaba si ese rollo del té era una especie de trolleada o un intento para barato de hacerlo enfurecer pues esta rubia insoportable lo estaba logrando, mientras Suiseiseki aprovechó el momento para grabar con su móvil y Souseiseki como siempre era cómplice en contra de su voluntad, era imposible darle un no a la muñeca verde después de todo más que su hermana gemela era su hembra castigadora, su maestra que conocía hasta su más íntima.
-Jun… El té está tibio
-Entiendo- Ahora su vena creció y era blanca, otra taza
-Está tibio
-Entiendo- Ahora su vena estaba roja mientras unas cuantas venas rodeaban sus brazos como hubiese estado matándose en los gimnasios, en cualquier momento la situación se tornaría molesta pero
-¡Freezer!... Eh, digo… ¡JUUUN!- Ahora era la quinta muñeca que tenía una especie de cabellos parados excepto sus rizos-coletas aunque eso le daba un toque diferente a su peinado Super Saiyajin mientras una luz igualmente dorada rodeaba su cuerpo
- ¡El maldito té está tibio! ¡Debes que calentarlo sabandija!
Ahora era el hikkikomori que estaba rasgándose la camisa mientras tenía un cuerpo tonificado y decente mientras tenía dibujada con marcadores la constelación de la Osa Mayor
-¿¡Cómo dices niña mandona!? ¿¡Si no te gusta así por qué no la calientas tú!?
Ambos gruñían de ira y enojo, se querían matarse del uno al otro mientras Suiseiseki estaba abrazándose a sí misma mientras hacía besitos estilo pescado y luego sacaba la lengua haciendo que aquel pleito entrara en una pausa mientras ambos contrincantes estaban con un sudor en la frente, no entendían a qué quería llegar la muñeca verde mientras la muñeca azul estaba con una cara de WTF.
-Y luego Jun y Shinku se besan, lo hacen de lengua y luego le toca el trasero
-¡CALLATE CHACHALACAS!- Le gritaron al unísono y una vez más entraron en un combate de miradas mientras dos kis, uno rojo y uno dorado chocaban entre sí mientras pequeños truenos salían de aquel pequeño choque, el primero en hablar fue Jun, pareciera que era otra discusión digna de uno de esos discursos de la WWE.
Faltaban que el muchacho y la muñeca tuvieran un micrófono, un ring donde estuvieran hablando, una fanaticada, una sala de tres comentaristas, y sobretodo que Jun usara un pantalón con rodilleras y una máscara; y luego Shinku estuviera vestida de leotardo rojo y con mascara… Una típica discusión de lucha libre.
El primero en tomar el micrófono es el hikkikomori
-¡En primer lugar no deberías beber el té caliente no está caliente!- Le señalaba constantemente con el dedo- ¡Me hace sentir bochorno y más cuando estoy con una niñita exigente como tú!
Ahora Shinku debía responder
-¡Despeja la mente y hasta el fuego se sentirá frío como tú!- Como siempre le señalaba con el dedo- ¡No te entrenaste lo suficiente y es por eso que lo sientes caliente, claro cuando estás tus porno! ¿Ahí si te pones caliente, verdad?
-¡Sí que te jactas para alguien que está cubierta de sudor! ¡Luego de que te vas con la gótica y lo hacen en el oscurito!
Mientras eso pasaba, Nori como Hinaichigo estaban con cara incomoda mientras sonreían torpemente aparte de una gota en la cabeza de cada una, de hecho no entendían como este rollo del té llegaba a un casi encuentro de lucha libre
-¿Cómo te atreves…?
-¡No lo niegues Shinku! ¡Tú y la otra rara tienen algo entre ustedes!
La quinta muñeca se iba a lanzar al ataque pero la referí Nori intervino y en menos de nada dijo
-Te lo calentaré enseguida, Shinku- La mayor de los Sakurada alejó a la muñeca roja con tal de tranquilizarla con la premisa hacer bien el trabajo de lo que no hizo su hermano menor
-Shunku, disculpa que no lo notara
-¡Voy a enseñarle a ese sirviente engreído algunos modales!
Mientras tanto el muchacho de gafas se encogió de hombros tomando poca importancia al asunto a lo cual se dirigió notando que Hinaichigo estaba mucho tiempo viendo algo
-¿Hm? ¿Qué estás haciendo?- Se acercó con interés hasta posarse detrás del sofá y vio de cerca la caja de almejas marinas- Ah vaya, estas sí que me traen muchos recuerdos
Tomó una de ellas y la vio detenidamente, en menos de nada sintió una pequeña nostalgia aunque siempre mantenía esa cara seria
-¿No son estas las que agarré en la playa cuando estaba en la primaria? ¿Dónde las encontraste?
-Las encontré cuando estaba jugando al escondite con Nori- Respondió la sexta muñeca mientras kle mostraba la caja, el hikkikomori no se lo podía creer ya que pensaba que las había perdido o algo parecido
-Casi no puedo creer que las encontraras
La muñeca rosa miró con ternura al muchacho como si quisiera una opinión acerca de él o al menos una sugerencia
-Nori me dijo que me regalarías algunas, ¿Tienes alguna recomendación?
El muchacho calló por unos segundos hasta que señaló a la quinta muñeca en la parte menos vista de almejas en la caja
-¿Qué te parece esta? Aunque en la parte de afuera luce un poco llana- En eso sacó una especie de caparazón definido como grande, en forma de enrolle casi parecida a una ocarina que por cierto impresionó a la muñeca rosa
-¿Qué es?
-Es una almeja caracol
La muñeca con peinado de ricitos no vio con muy buenos ojos ese detalle y eso que hizo un puchero de enojo al verlo cerca, le parecía bastante feo como horrible
-Eh… No es muy linda que digamos
-Eso es verdad pero el verdadero valor de ésta no se mide por el exterior sino por el interior- Recalcó y en menos de nada apartó los cabellos de Hinaichigo para acercar el caparazón a su oído izquierdo- Si te la pones en la oreja…
En menos de nada la sexta muñeca escuchó una especie de viento susurrante, más bien a las olas de una playa o la brisa del mar pero de alguna forma se sentía que estaba en un lugar paradisiaco de arena blanca como de aguas azules y cristalinas… Era raro pero se sentía de maravilla
-¿Qué piensas?- Preguntó el hikkikomori notando que la muñeca rosa quedaba sin habla y estaba de piedra a lo cual apartó el caparazón mientras Hinaichigo seguía como si nada, un minuto de silencio pasó para que la joven diera una respuesta
-Es… ¡Es genial!- Tenía los ojos estrellados como un sonrojo en sus mejillas
-¿Te gustó?
-¡Sí! ¡Hace un sonido susurrante!- Tomó de cuenta el caparazón mientras intentaba saber cómo se veía por dentro y el porqué de ese relajante sonido pero no hallaba nada
-Es muy extraño ya que no hay algo adentro, ¿Qué clase de sonido es el que le sale?
-Yo tampoco sé cómo funciona- Opinó Jun- Pero cuando pones una caracola contra la oreja escuchas el sonido del océano
-¿Qué es el océano?- Preguntó Hinaichigo a lo cual el hikkikomori dio un leve suspiro, tenía mucho más bien demasiado que explicar, no entendía como una muñeca antigua al pasar de los tiempos no lograba entender nada.
(…)
Suigintou decidió volar por la ciudad con tal de cumplir el sueño de su médium mientras portaba en su mano el móvil con tal de saber dónde estaba el mar como se decía en el japonés, buscaba a Umi hasta que se topó con una de las entradas de una piscina comunal, había una valla metálica y un cartel que según su contenido era una especie de piscina comunal para cristianos y una chica peliazul que estaba alistándose para la piscina.
-Bien, veamos esa es una gran valla es decir Ami, y este es un pecado o sea Tsumi y esa de allá es una cigarra, es decir Semi- Quedó muda por unos segundos- Estoy con Ami, Tsumi y Semi pero, ¿Dónde está Umi?
-¿Me llamabas?- Preguntó la peliazul que estaba muda ante la presencia de la primera muñeca
-No, me refería al océano- Respondió la rosa negra aunque debía sacarse una duda- ¿Me puedes decir que es un océano?
-¡Ahí te agarré puerca!- Se escuchó una voz dulce pero dura y en menos de nada salió una peligris de ojitos ámbar dispuesta a enfrentar a la "Basura que le quitó a su hembra", de hecho era la hembra castigadora de la peliazul
-¡Esta chica no te pertenece!- Reclamó la joven mientras alistaba las garras para darle unos buenos putazos a la primera muñeca la cual tenía un tic en el ojo más una gota de sudor, de hecho no entendía que diablos pasaba aquí
-¡Umi-chan, es mía! ¡Solamente mía!- En menos de nada la chica cabello de pájaro tomó el brazo de la peliazul con posesividad mientras se escuchaba aquella vieja canción de Paulina Rubio, esa de "Mío, ese hombre es mío"
-¿Qué cosas dices mortal?- Comenzó a enfadarse
-¡Lo que escuchaste niña gótica! ¡Aléjate de mi Umi! ¡Es mía!
-Para tu información humana, no estoy interesada en ese tipo de cosas. De hecho mi objetivo es vencer a Shinku
-¿Acaso esa Shinku es tu ex o qué?
-Sabes que pedazo de animal- Habló con los dientes apretados, debía deshacerse de esa niña tonta- Te destruiré hasta que seas basura y no tendré piedad contigo
En menos de nada la peligris alzó de las alas a la pobre prusiana mientras ésta ya estaba hasta la coronilla de tanta estupidez de los humanos, la ojidorada con una mirada burlona le dijo mientras le señalaba con el dedo
-Debo asegurarme de que seas un duende. Quiero que cantes una canción de anime o algo
-¿Pero qué estás haciendo humana?- La peligris imitaba a la pobre rosa negra usando una mano como títere como si intentara arremedarla, Suigintou no iba a permitir tal ofensa, debía hacerla como era… Una basura
-¡Suéltame ahora mismo! No voy a permitir que me trates de esa manera, eso nunca…- Decía mientras movía en vano sus puños y pies, quería darle una lección pero era inútil ya que sus alas eran como su punto debil
Un minuto después la pobre Suigintou estaba colgada de un poste cercano a la valla mientras la peligris se llevaba a su novia con paso triunfante como si le hubiera llevado la victoria. La rosa negra estaba colgada de calzones, es decir le hicieron calzón chino y para remate tenía una especie de bandera de Inglaterra en sus interiores con el kanji 真紅… Tenía mucho que explicar u ocultar sobre todo si Shinku estaba de por medio.
(…)
