Disclaimer: South Park y sus personajes no me pertenecen.
Lo empujó con suavidad hasta tenerlo prisionero contra una pared mientras tanteaba con su mano, a modo de intrusión, por debajo de la camiseta de su amante.
―Kenny... ―pronunció éste su nombre con un suspiro nada más sentir su fría mano acariciándole la tersa piel del abdomen.
Kenny lo miró a los ojos y pudo comprobar lo encendidas que tenía las mejillas debido a la temperatura excitada que estaba experimentando su cuerpo.
―No me hagas esperar más ―pidió Kenny―. He aguantado demasiado tiempo ―añadió empleando un tono de voz cáustico, lujurioso. Su acompañante se limitó a responder con un breve aunque tembloroso asentir de cabeza.
Kenny, sirviéndose de ese consentimiento, se apretó aun más, y le besó el cuello deliciosamente mientras le desabrochaba el pantalón.
―¡Kenny...! ―escuchó de nuevo cómo pronunciaba su nombre entre desinhibidos gemidos. Kenny lo había envuelto entre sus brazos. Se mordió el labio inferior, conteniéndose; no tardarían en venirse. Siguió mirando como si no quisiera perderse detalle alguno del rostro de su amante quien finalmente convulsionó de placer con el ritmo desenfrenado de sus últimas embestidas―. Es-estoy ardiendo...
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Tentativa.
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Kenny McCormick se despertó aquella mañana con una amplia sonrisa pintada en el rostro, sintiendo húmeda y pegajosa la zona de su entrepierna.
―¡Mierda!, ¡otra vez! ―refunfuñó para sí, quitándose pijama y calzoncillos manchados antes de que acabara ensuciando también las sábanas de la cama.
Se dirigió al baño. Durante lo que duró la ducha, recordó el motivo de su último sueño húmedo recurrente. El día del inicio de las clases ―hacía ya una semana de eso―, su amigo les había confesado que era homosexual.
―Chicos, tengo que contarles algo importante. ―La voz de Stanley Marsh en el momento de la declaración aun hacía eco en su cabeza. La discusión entre Cartman y Kyle sobre quién de los dos había pasado las mejores vacaciones prosiguió, sin hacerle el menor caso.
―¡Chicos! ―llamó Stanley la atención, algo más enterado. Sólo Kenny parecía prestarle atención mientras absorbía con una pajita la leche de su pequeño brick.
―Pues cuando me aburrí de Disneyworld nos fuimos a... ―continuó Eric Cartman. Kyle Broflovski lo miraba con odio.
―¡He estado con un chico! ―gritó Stan, silenciando a sus amigos al instante. Kenny, en cambio, se había atorado con la leche y tosió descontroladamente.
Los tres contemplaron a Stan incrédulos, con la boca abierta y sin dar crédito a sus palabras.
―¡Qué? ―preguntó Kyle aún sintiéndose muy aturdido.
―Lo que has oído. ―Stan parecía que iba muy en serio, no estaba gastándoles una broma pesada. Profirió un hondo suspiro y continuó―: En las vacaciones de verano conocí a un chico y... estuve con él ―los miró como si viera que todavía ellos no lograran entender por completo―. Creo que... soy gay.
Kenny, en ese momento, no pudo evitar imaginarse a Stanley Marsh teniendo relaciones sexuales o, al menos, amorosas con otro chico. Cartman se limitó a desternillarse de risa.
―¡Stan es un marica! ―canturreó con su chirriante voz―. ¡Me esperaba algo así del judío pero de ti, Stan...!; ¡esto es mucho mejor!
―¡Cállate, Cartman! Stan nos está hablando de algo muy serio y tú sólo piensas en burlarte.
―Déjalo, Kyle ―intervino Stan sin darle demasiada importancia a las burlas―. Después de todo no es algo muy extraño, ¿no crees? Varios chicos del instituto han confesado su homosexualidad y no ha pasado nada. Kenny, tú también te has acostado con otros chicos, ¿no es así?
Kenny optó por no decir nada y responder con un leve encoger de hombros sin darle importancia al tema. Sí, el había tenido ya relaciones sexuales con tres chicas durante el undécimo grado y que habían sido esporádicamente sus novias. También tuvo algún que otro acercamiento sexual con varios chicos; sin embargo, siempre creyó que Stan era del todo hetero, ya que siempre lo había visto con chicas. Esta situación lo había desconcertado en cierto modo.
El timbre indicó el inicio de las clases, dando por finalizada la conversación. Kenny vio cómo Kyle sonrió a su mejor amigo como si quisiera demostrarle que contaba con su apoyo.
Volviendo al presente, Kenny salió de la ducha; se secó el pelo y se ató la toalla a la cintura. Por un lado se sentía culpable de recurrir a la imagen de Stan para representar el papel principal en sus sueños húmedos, pero por otro lado estaba...
El timbre resonó por el piso y despojó a Kenny de sus pensamientos. Fue tal cual a abrir la puerta.
―McCormick. ―Aquel saludo apenas enfatizado, monocorde y lineal, no tomó desprevenido a Kenny, quien observó cómo el recién llegado entraba sin dilación para luego dejarse caer en el sofá del salón, encender la televisión y buscar el paquete de cigarrillos que guardaba en uno de los bolsillos de su chaqueta.
―¿Y tus llaves? ―replicó, cerrando la puerta con cierta molestia.
El aludido se limitó a responderle enviándole una peineta desde el sofá; dedo en medio alzado.
―Que te jodan, Tucker.
Pasando del joven, Kenny marchó rumbo a su habitación con intención de vestirse.
Nada más hubieron ingresado en el instituto, varios chicos de South Park lograron independizarse y salir del yugo familiar; Kenny fue uno de ellos. Se hizo con un piso bastante cómodo, si bien modesto, próximo al instituto, pero a la sazón de pocos meses se vio incapaz de hacerle frente a los cuantiosos pagos mensuales del alquiler. Estudiando por las mañanas y trabajando a media jornada le estaba resultando agotador, incluso, para alguien tan activo como él. Finalmente, tomó la decisión de buscar un compañero de piso que le ayudara con el arriendo. Craig, por su parte, buscaba un lugar cercano al instituto ya que , como perdía tiempo con los castigos extraescolares, terminaba llegando demasiado tarde a su casa... si a eso se le añadía el deseo de liberarse de la severidad impuesta por sus padres. Cuando el hijo varón de los Tucker se enteró de que se alquilaba habitación en un piso próximo al instituto, se mudó inmediatamente, firmando el contrato con la dueña... y sin saber que su compañero de piso sería él, Kenny McCormick.
―¡Ey, Ken! ―le gritó Craig desde el sofá. Kenny abrió la puerta de su habitación mientras seguía vistiéndose con torpeza. Sintió que la mirada del joven se había clavado en una determinada zona de su pantalón, para luego dirigirla hasta su torso desnudo―. Vaya..., tienes algo ahí. ―Craig se levantó del sofá, caminó despacio hasta llegar a su altura, apuntó con el dedo índice la marca que Kenny tenía en el cuello y rozó con la yema―. Te he dejado marcado.
―¡Te dije que tuvieras cuidado con eso!, ¡mi piel es muy sensible! ―bromeó poniendo cierto tono dramático para seguidamente golpear el brazo de Craig con un codo.
A los pocos días de haberse mudado con Craig, se habían hecho muy buenos amigos. Charlaban a menudo de muchas cosas; de chicas, de chicos, de autos, de videojuegos, de la escuela..., en fin, de todo un poco. También habían avanzado un paso más allá. Podría decirse que eran amigos con privilegios.
―Intentaré ser más cuidadoso a partir de ahora ―carcajeo Craig, acercándose peligrosamente por detrás. Kenny sintió que unos brazos rodeaban su cintura y unos labios se aproximaban a la fina piel de su cuello.
―Ahora no, Craig ―respondió meloso. Cerró sus ojos y sus párpados temblaron instintivamente al sentir el cercano contacto del otro.
―Ahora sí, Kenny.
Sin embargo, su relación no iba más allá de meros jugueteos eróticos, caricias y estimulaciones. Ninguno de los dos quería asumir el rol de "pasivo".
―Vamos, no empieces ahora. ―Ya le era imposible resistirse a los besos de Craig.
―¿Y qué piensas hacerme si no me detengo? ―lo tentó, sabiendo de primera mano en lo que se enredaba.
―Sabes perfectamente lo que podría hacerte.
Volteándose frente a Craig, lo llevó hasta la pared según deslizaba su húmeda lengua sobre sus propios labios. Se acercaba a su compañero desafiante, como lo hacía cada vez que éste le provocaba. Sujetó sus muñecas y las posicionó contra la pared. Craig estaba respirando agitadamente. Ambos reconocían que su relación no llegaba a ninguna parte; no era nada serio. Ninguno de los dos involucraría sus sentimientos con ese tipo de juegos.
·
―¿Y qué hacías fuera tan temprano? ―Kenny estaba desnudo, cubierto con las sábanas hasta la cintura, y apoyado en el respaldo de la cama con un brazo detrás de la nuca. Fumaba despreocupadamente un cigarrillo.
―Fui a ver a alguien.
Craig, acostado al lado de Kenny, se encontraba en ropa interior, fumando a su vez. Tenía los ojos entrecerrados, relajado después del intensoencuentro mantenido por ambos.
―Así que has ido a molestar a Tweek de nuevo, ¿no? Ya han pasado meses desde que terminó contigo.
―Lo sé, Ken, pero es como una obsesión que tengo con ese chico. No puedo quitármelo de la cabeza.
―Tal vez deberías desistir y buscar a alguien.
Craig bufó en respuesta.
―No es como si pudiera elegir de quién enamorarme. Esas cosas son complicadas, Kenny.
―Yo puedo hacerlo. ―Kenny lo miró con suficiencia.
―No, tú no te has enamorado en la vida. Tú sólo te calientas con alguien y lo único que quieres es llevarlo a la cama.
―Es lo mismo ―reclamó dando una última calada a su cigarrillo.
―No, no lo es. Si algún día llegas a enamorarte, que lo dudo, te darás cuenta enseguida y no desearás a nadie más salvo a esa persona. Si llega eso a ocurrir, apuesto a que vendrás corriendo a pedir mi ayuda. ―Rió Craig mientras se imaginaba la escena.
Kenny carcajeó divertido al mismo tiempo.
―Ya, claro. Como si un casanova como yo necesitara tus consejos para conquistar a otra persona.
Kenny tomó impulso y se levantó de la cama. No tardó en arreglarse para ir al instituto.
Bien, ya está de nuevo en su versión 2.0 mi primer fanfic de South Park publicado.
Espero que disfruten tanto el leerlo como yo.
Y por supuesto, ¡cómo no voy a mencionarlo!
Todo esto fue posible gracias al GRANDIOSO "beteo" de Silenciosa, que sin su ayuda este fic permanecería a medio terminar y botado como lo estuvo por más de un año.
Muchas gracias Silen, tu ayuda fue esencial para devolverle la vida a este fic.
Saludos a todos~
*Pepi.
