Hola a todos... he vuelto a traer este fic en peticion a una amiga... Elisa este fanfic va dedicado a ti con mucho cariño. Los primeros 5 capitulos subiran rapido y tendrán algunas leves modificaciones, espero seguir contando con su apoyo. Que lo disfruten.

Los Huérfanos de la Segunda Guerra: "Un Futuro Diferente"

Por Amy Black

Capitulo 1

"Aunque las frías y huesudas manos de la muerte nos agarrasen para retenernos, si no hubiera sido por nuestros padres que habían dado su vida por la nuestra, estaríamos ahora acompañándola."

Eran los pensamientos que pasaban por la mente de un joven de catorce años, mientras miraba el paisaje a través de la ventana del autobús. Sus ojos verdes rivalizaban en color con el del campo y pese a que su rostro reflejaba tristeza, se podía ver que era un joven apuesto con su cabello negro azabache, un poco largo y rebelde. Su tristeza se asentó aun más cuando al mirar a su lado se encontró con el rostro pálido y ojeroso de su pequeña hermana. Also su brazo para acogerla en un cálido abrazo, pues ella era todo para él.

A pesar de tener tan solo nueve años era más menuda que las niñas de su edad y su apariencia era débil casi frágil. Sus ojos grandes, verdes y sombríos, que albergaban dolor y sufrimiento desde la muerte de sus padres. Su cabello era corto y lacio de color del fuego y su rostro estaba decorado con graciosas pecas. Dolía ver a la niña en esas condiciones y el que más sufría al verla era su hermano mayor.

El joven elevo un poco la vista para mirar al hombre que viajaba con ellos, sin duda le tenía un gran cariño y con los años había llegado a verlo como a un padre y estaba seguro que su hermana lo veía de igual modo.

Vestido con una larga gabardina negra que asentaba su pálida tez, su rostro estaba tenso y no deja de mirar hacía el frente. Sus ojos grises que antes miraban con soberbia ahora lo hacían con calidez. Paso sus manos por su lacia cabellera platinada para terminar de ajustarla en una coleta. De pronto volvió su mirada hacia los niños que viajaban con él cuando notó que el muchacho lo miraba.

- No pongas esa cara, James – murmuró – Todo saldrá bien.

El joven no pudo evitar fruncir un poco más el ceño, ocasionando que aquel hombre sonriera.

- Tu rostro se parece al que solía hacer tu madre. – Murmuró con cierta melancolía antes de volverse a dirigir al muchacho – Escucha James, tenemos que sacar el mejor partido de lo que nos queda, se que han sido muy difíciles estos días. Tenemos que aceptar lo sucedido y empezar de nuevo.

- Sé que debo ser más fuerte, pero lo que deseo ahora es venganza. – dijo el muchacho con resentimiento.

- La venganza no es siempre el mejor camino. No deseo que tu alma quede fracturada por ello. – añadió el hombre con seriedad.

La pequeña que había permanecido en silencio todo ese tiempo se volvió hacia el hombre que consideraba su padre y murmuró.

- Papá… no me encuentro bien. Siento una cosa rara en el estómago... – su rostro estaba extraordinariamente pálido; y de su rojiza melena resaltaba claramente un mechón de color negro.

- Querida, Molly – dijo Draco Malfoy dándole un fraternal beso en la cabeza. – Aguanta un poco. Pronto llegaremos y te prometo que iremos a ver a un doctor aunque sea un muggle y te prometo que te sentirás mejor.

Molly se acurrucó en los brazos de Draco mientras su hermano James la contemplaba afligido. Le dolía ver a su hermanita en aquellas circunstancias, temía que ella pasará lo mismo que Mark. Molly se irguió violentamente y empezó a atragantarse y vomitar. Inmediatamente James saco de su mochila un rollo de papel higiénico y comenzó a limpiar a Molly, después se arrodillo y limpio el suelo.

- Lo siento – sollozó Molly, aferrándose desesperadamente a Draco. – No quería hacerlo. ¿Ahora por mi culpa nos encontraran?

- No, claro que no pequeña – contestó Draco, en tono paternal – Estamos muy lejos de ellos y no imaginan que hemos viajado de manera muggle.

Molly empezó a gemir y a temblar. James que había terminado de limpiar le tocó la frente y la tenía sudorosa, y ahora su cara no estaba pálida, ¡sino blanca! Como la de Mark antes de… morir. Ante aquel recuerdo los ojos de James se llenaron de lágrimas e impotencia.

- ¡ALTO! – gritó Draco al conductor y este detuvo de inmediato el autobús. – Vamos... ¡James!, Debemos llevar a Molly a un hospital. – Draco tomó delicadamente y con mucho cariño a Molly en sus brazos.

James sin perder un minuto más tomo las dos mochilas y siguió a su tutor. Una vez fuera del autobús el muchacho se dio cuenta de que están en un pequeño pueblo.

- Vamos, por ahí. – Indico Draco. A una cuadra de donde estaban había un rótulo pequeño que decía: "SÓLO PARA PACIENTES".

Caminaron apresuradamente hasta llegar a la casa, era de color blanco y en el porche un hombre dormitaba sobre un sillón de mimbre pintado de amarillo.

- Disculpe señor – dijo Draco con urgencia. – Estamos buscando al médico es una urgencia.

El hombre se despertó, contrariado y tras mirarlos largamente por unos minutos dijo con voz ronca.

- Yo soy el médico, mi nombre es Paul Beech. – se acercó rápidamente a Draco para observar la carita blanca de Molly.

Le abrió los cerrados párpados con el dedo índice y pulgar, y miró un momento el ojo verde, en busca de lo que éste pudiera revelarle.

- ¿Cuánto tiempo hace que está inconsciente?

- Unos minutos – respondió Draco. – Molly vomitó tres veces mientras viajábamos en el autobús; después empezó a temblar y a sudar.

El médico asistió con la cabeza y sin perder más tiempo los condujo al interior de la casa que era su consultorio.

- Por favor recuéstela aquí – indico Paul Beech a Draco.

Llenos de ansiedad, Draco y James observaban al médico, mientras éste tomaba la presión sanguínea, el pulso y la temperatura de Molly, y la auscultaba el corazón y la espalda. Molly volvió en sí, estaba un poco asustada aun así tosió cuando el doctor se lo indicó.

- Molly – dijo amablemente el doctor Beech mientras la cubría con una manta de color azul cielo. – Vamos a dejarte un rato en está habitación para que descanses. No tengas miedo, tú padre y tú hermano me acompañaran un momento a la habitación contigua.

Pocos minutos después, Paul Beech se sentaba tras su escritorio y apoyando sus codos sobre una carpeta con papel, empezó hablar con un tono preocupado.

- Siento informales que encuentro a la pequeña muy, muy enferma les sugiero ingresarla a un hospital inmediatamente.

- ¿Tan mal la ha encontrado? – Preguntó Draco con pesar.

- Me temo, mi estimado señor que la niña presenta un cuadro muy avanzado y es necesario internarla para que sea tratada adecuadamente; Por desgracia no tengo los medios necesarios para atenderla.

- Por favor doctor, usted debe curarla, hacer que ella se recupere – gritó James con desesperación y casi al borde de las lágrimas. - ¡ELLA ES LO UNICO QUE TENGO!

- Tranquilo muchacho, haré todo lo que pueda aunque sea poco. – Contestó el doctor – Aunque me ayudaría tener más información para trabajar; sé que la pequeña está desnutrida, débil y poco desarrollada para su edad, por lo que sospecho que la pequeña sufre de anemia, es propensa a sufrir muchas infecciones. Su presión sanguínea es alarmantemente baja. Pero hay un factor evasivo, que no puedo descubrir. Por consiguiente, Molly podría morir, insisto en que deben llevarla a un hospital.

- Muchas gracias doctor, ¿cuánto le debo? – dijo Draco melancólico, quería mucho a la pequeña como si fuera suya y no deseaba verla sufrir de aquel modo.

- ¡Un momento! – gritó James, levantándose de un salto y acercándose rápidamente a la mesa del doctor. – Si de alguna manera más información pudiera ayudar a mi hermanita, le contaré ese factor evasivo – dijo el joven sin mirar a su tutor que se había puesto aun más pálido - El factor evasivo que se le escapa a usted... lo que hace a Molly vomitar, y de que yo algunas veces yo lo haga. Tiene que ver con la muerte de nuestros padres hace 5 años, pero antes debe saber que nosotros no somos personas comunes es decir somos magos…

- ¡MAGOS!... Por quien me tomas muchacho – respondió el doctor enojado. -

- Si no me cree, tendré que probarle – dijo James sacando su varita y el único recuerdo que tenía de su padre. – Observe… Wingardium Leviosa.

Un viejo jarrón de porcelana que descansaba en una mesita junto a la ventana, comenzó a levitar causándole un sobre salto al doctor. Aterrado Paul Beech se volvió a hacia el joven y su tutor.

- ¡Imposible! Ustedes… - dijo el doctor acercándose a James. - ¡Largo! ó llamaré a la policía. – sentencio con temor mientras abría uno cajón de su escritorio.

- Tranquilo, el muchacho no le hará nada ni yo tampoco. – dijo Draco con sutileza.

- Lárguense ahora mismo de mi consultorio – gritó Paul, sacando una pistola y apuntando con ella a Draco.

- Bien, nos iremos no sin antes… ¡Obliviate! –

Tras haber dicho aquellas palabras Paul Beech cayó inconciente. James se volvió de inmediato hacia Draco, asustado por lo que había visto dijo.

- ¿Qué le has hecho?

- Tranquilo James, él estará bien y al despertar solo estará confundido. Por ahora lo único importante es salir de aquí lo antes posible, a estará hora ya deben saber nuestra ubicación. – respondió Draco avanzando hacia la habitación donde descansaba Molly.

- Yo… lo siento – dijo James deteniendo un instante a Draco. – Fui un inconsciente al revelar nuestra identidad pero yo solo intentaba…

- No digas más, entiendo porque lo hiciste. Ahora saquemos de aquí a Molly.

La pequeña Molly dormía tranquilamente, parecía un dulce ángel, cuya imagen Draco grabo en su memoria. La tomo entre sus brazos intentando no despertarla, sin perder un instante más se dirigió a James.

- Escúchame muy bien James, tomarás mi brazo fuertemente y cerraras los ojos, sientas lo que sientas no me sueltes…

- ¿Qué harás?... Espera, no intentarás hacernos aparecer en otro lugar – dijo James exaltado.

- No hay otra opción, ellos no tardarán en llegar. Vamos James, es ahora el momento en que saques el espíritu de tú padre recuerda que debes ser prudente y fuerte por Molly.

Sin replicar más James tomo con fuerza el brazo de Draco y siguiendo sus indicaciones cerró fuertemente los ojos. Con un ligero "plop" desaparecieron.

La Mansión de los Malfoy situada el Wiltshire, en el sureste de Inglaterra seguía tan imponente como años atrás, al parecer el tiempo solo había arruinado la fachada. Draco índico a su joven acompañante la dirección por la cual debían ir, no podían perder más tiempo debían entrar en el compartimiento secreto debajo del salón donde su padre, Lucius Malfoy, solía guardar objetos prohibidos de Artes Oscuras.

- ¿Qué hacemos aquí? – pregunto James contrariado. – Los mortifagos sabrán que estamos aquí.

- Lo sé a la perfección, será solo cuestión de minutos antes de que encuentren este compartimiento así que escucha con claridad. James, ¿recuerdas nuestra plática con Remus Lupin?

- La recuerdo, pero no estarás pensando seriamente en hacerlo. Además Remus dijo que todos los giratiempos estaban destruidos.

- No todos, mi padre poseía muchos artefactos y recuerdo que entre ellos había un giratiempo. – respondió Draco sonriendo, finalmente lo había encontrado. –

- Aunque viaje en el tiempo, yo sólo no podré… y si a Molly le pasará algo jamás me lo perdonaré.

- James, desde que quedaste huérfano me hice cargo de ti, te enseñe todo lo que sé y por eso sé que no me defraudarás y que protegerás a tu hermana. – dijo Draco acercándose al joven. – Muchacho, se que da miedo enfrentarse a lo desconocido pero estoy seguro que sabrás hacerlo.

- ¿Dónde estamos? – pregunto la pequeña Molly, su frágil voz atrajo la atención de Draco y la de su hermano.

- Molly – respondió Draco acercándose a la niña. – Tu hermano y tú deberán hacer un pequeño viaje y debes prometerme ser valiente.

- ¿Valiente?... Pero papí, tú irás con nosotros ¿Verdad? – sollozo la pequeña.

- No esta vez pequeña, pero no debes estar triste si todo sale bien nos volveremos a ver y con un poco de suerte…

Un fuerte estallido interrumpió a Draco, asustado y sin perder un instante más coloco una cadena dorada sobre James y Molly.

- Escúchenme bien, en aquella época mi carácter es diferente por lo que deben entregarme esta carta y aun así dudo mucho que cambie de inmediato. – dijo entregando a James un sobre. – Recuerden sus padres y sobre tu padre desconfiaran de ustedes, deben buscar a Remus y contarle todo, él podrá ayudarlos… cuídense mucho y Molly no llores, eres una niña muy valiente.

- Lo seré papí… te quiero.

- James cuida a tu hermana y pese a todo no te desanimes. Tu padre puede llegar a tener complejo de héroe que lo haga tratarte algo mal pero dale tiempo.

- Si señor, lograre mi cometido y volveremos a verte, es una promesa. – dijo James con seguridad.

El sonido de la puerta de compartimiento al explotar hizo que Draco sacara su varita y volviéndose hacia los niños dijo.

- Escuchen intentaré darles tiempo, el giratiempo ya esta listo solo debes presionar tres veces su centro y los llevará al pasado.

Los pasos de varias personas se detuvieron de pronto, una voz fría y arrogante se dirigió hacia Draco.

- Hasta que volvemos a vernos Malfoy, la verdad me has decepcionado jamás creí que te volverías la niñera de los hijos de Harry, ¿acaso buscabas enmendar tus errores?

- Longbottom, me hablas a mí de enmendar errores… cuando fuiste tú quien traiciono y asesino a sus amigos.

- Como te atreves a hablarle de esa manera a mi señor. – grito molesta una mujer rubia, a quien Draco reconoció de inmediato.

- ¿Lovegood? – dijo Draco con tristeza y decepción. – Luna ¿Porque?

- Basta, esta no es una reunión… ahora Malfoy apártate, esos mocosos deben morir como sus padres. – ordenó Neville.

- Jamás dejaré que les pocas un dedo en cima. -

- Lo siento Draco… tu lo quisiste Avada… – grito Luna.

- ¡Avada Kedavra! – un rayo verde salió de la varita de Neville y se impacto en el pecho de Draco.

James sintió ganas de levantarse y de enfrentarse aquel asesino que le había quitado a sus padres; ahora al que consideraba su padre yacía sin vida muy cerca de él. Los sollozos de su hermana lo hicieron reaccionar y apartar sus pensamientos de venganza, presiono tres veces el giratiempo. Abrazo a su hermana y cerro fuertemente los ojos, jamás había viajado en el tiempo pero sentía que todo le daba vueltas justo como le ocurría cada vez que viaja por traslador.

- ¡James! Me siento mal – dijo Molly con debilidad. James abrió de golpe los ojos para encontrar el rostro pálido de su hermanita y sintió que su corazón se partía.

- Aguanta Molly, buscaremos ayuda. -

James observo por primera vez el paisaje que los rodeaba. El viaje a través del tiempo había sido un éxito pero no sabía a dónde habían llegado y eso lo aterro. Muy cerca de ellos se encontraba una vieja cabaña, el humo de la chimenea les indico que estaba habitada. Sin perder tiempo James cargo a Molly en su espalda y no tardo en llegar a ella, justo en ese momento la puerta se abría y un hombre corpulento y de gran estatura salía por la puerta, su larga barba castaña y sus ojos bonachones se posaron en ellos.

- Está prohibido que los alumnos paseen cerca del bosque – reprendió el hombre.

- Señor, por favor ayúdenos… - suplico James al desconocido. – Mi hermanita esta enferma y…

Hagrid detuvo a tiempo al joven para que no cayera al suelo, había perdido el conocimiento y su aspecto al igual que el de la pequeña niña no eran una buena señal. Tomándolos entre sus brazos se apresuro hacia el castillo debía llevarlos lo antes posible con Madame Pomfrey.

Continuara…