¡Hola a todos! Vuelvo a ser yo. Pues resulta que el otro día estaba tan tranquila y me vino la idea sin previo aviso sobre este fic xD Espero que lo leáis (y dejéis innumerables reviews ^^). Debería de estar pensando en mi otro fic (corazón de verano)… pero como falta mucho para el sábado xD…

Bueno ya va siendo hora de que me calle, os dejo para que lo leáis y me digáis que os ha parecido. Arigatoo!

NOTA: Esta historia está narrada desde el punto de vista de Arthur.


A BLUISH COFFEE: Prólogo: Tres son multitud.

Arthur Kirkland, o así me llaman al menos. Siempre he sido igual, con mi pelo rubio y mis ojos verdes; ¿realmente soy el tópico de la belleza, no? Aunque no quiero alardear de ello. Además, yo simplemente soy un joven estudiante de instituto que, precisamente hoy empieza un nuevo curso cargado de nuevas emociones… o quizás me harán recordar sentimientos olvidados. No lo sé… Lo único que sé es que como no me mueva de la cama no llegaré a tiempo mi primer día de clases. Las vacaciones habían acabado, y ahora ya no podía permitirme dormir hasta altas horas.

Me desperecé aún envuelto en las mantas. Intenté que mis ojos se acostumbraran a la inminente luz que los cegó, mientras deslizaba mis pies entre las sábanas notando el cambio de temperatura. Al fin me mentalicé, me despojé de las telas y bajé a desayunar. Debía darme prisa, así que no de muchas vueltas pensando en el desayuno, y cogí lo primero que se cruzó en mi camino. De todas formas…. No sé cocinar que digamos. Al acabar dejé los platos en el fregadero (ya los limpiaré a la vuelta) y volví a subir a mi habitación para vestirme. Era un uniforme sencillo, una americana azulada acorde con los pantalones y debajo una simple camisa blanca adornada con una elegante corbata. Acabé de vestirme y di un repaso a mi inventario, asegurándome de que no olvidaba ningún objeto de vital importancia (aunque como era el primer día de clase poco iba a necesitar). Una vez convencido de que todo estaba en orden, abandoné mi apartamento y me dirigí con paso ligero a mi instituto, que quedaba bastante cerca.

Mientras, por el camino, no pude evitar pensar en mi amigo de la infancia, al que no había podido ver en vacaciones. Se trataba de Alfred, ciertamente era de mis únicos amigos. Como es obvio… mi personalidad tsundere me hace preferir la tranquilidad y ser bastante estricto con mi círculo amistoso, pero con Alfred era diferente. Más que ser un amigo era como un hermano, hablábamos a menudo de nuestros problemas, intercambiábamos opiniones… todo eso.

Llegué justo a tiempo. Las clases estaban a punto de comenzar. Me senté en el primer sitio que encontré para disimular mi tardía llegada.

Todo estaba resultando ser muy aburrido… la amargada de la profesora no hacía más que hablar de tonterías y lanzar preguntas al vuelo a las que nadie prestaba atención. Al cabo de unos segundos, sin darme cuenta estaba inspeccionando a mis nuevos y antiguos compañeros.

Ninguno me llamó especialmente la atención, excepto que el americano se encontraba en mi misma clase y… de que mi amor mas oculto también lo estaba.

Era imposible no reconocerle. Era un hombre de cabellera rubia que le caía como una cascada ondulada sobre sus hombros. Su perfecta tez blanca y tersa como la nieve hacia destacar sus ojos azules. Si, ya os habréis dado cuenta de que hablaba de Francis… pero era demasiado orgulloso para reconocerlo abiertamente. Además, ¿a la gente porque cojones debe importarle mi vida? Si tienen estos fetiches deberían dedicarse a comprar revistas de mierda.

Hacía años que me gustaba, pero prefería no meterme en líos con las demás chicas. Francis era una persona muy cotizada, y no estaba dispuesto a que las locas de sus admiradoras me depilaran las cejas a empujones. No estoy preparado para morir aun. Aunque tampoco voy a dejar que unas cuantas desesperadas se lo rifen, este año voy a luchar.


Las primeras clases acabaron sin que me hubieran dado cuenta, seguramente porque no les había prestado atención.

Aproveché el tiempo de descanso para acercarme a Alfred… aunque no creo que haga falta, porque ya viene él.

-¡Arthur!-dijo dirigiéndose a toda prisa hacia mi.- ¡Nos ha tocado juntos de nuevo!

Alfred parecía más alto y atractivo de lo que recordaba, y hasta juraría que ha perdido algunos quilos de sobras.

-Ya es el tercer año que vamos a la misma clase.

Alfred sonrió dulcemente mientras se acomodaba a mi lado.

-Sinceramente me alegro, si no estuvieras sería muy aburrido. ¿A quién vendría a molestar?

-Que majo eres… Lo mismo digo-dije con tono irónico- ¿Por cierto que tal las vacaciones?

- Hubo un accidente con billetes de avión y acabé en un extraño país donde no habían hamburguesas… ¡Fue horrible! ¿Que comían esa gente?

Ahora entiendo porque está más delgado… No es que hiciera dieta, es que no tenía nada grasiento que comer.

-¿Y tu Arthur?

-¿Yo? Pues bastante aburridas.

-¿Y ya está? ¿No ha pasado nada interesante?- dijo esperando que lo sorprendiera. ¿No has conocido a nadie especial?

Su pregunta me desconcertó un poco. ¿Será idiota? Le expliqué rotundamente que a mí solo me interesaba el idiota de Francis. Además, Alfred nunca se había interesado por temas amorosos. ¿Porque en los míos parecía mostrarles interés? Joder, cualquiera diría que se preocupa por la competencia…

-¿Eres tonto?-contesté simplemente

-¿A qué viene eso? ¿Te molesta mi pregunta?

-Me molesta que me ignoren cuando hablo. Te confesé hace tiempo que ya había alguien.

Como respuesta solo hubo una corriente de aire y poco más. ¿Cómo se puede ser tan idiota?

-¿De verdad?-preguntó confuso- Y bueno… ¿cómo es la chica?

Acaba de ser coronado rey de los idiotas… Nadie podrá superarlo.

-¡COMO QUE CHICA!-grité por fin

Toda la sala me miró sorprendida por mi declaración. ¿Que pasa en este maldito país? Acaso no me puede gustar un chico…

-Entonces….

-Se trata de Francis… y no se tu, pero yo nunca he visto a una mujer con esa barba.

De repente el rostro del americano se iluminó. Vaya, parece que por fin se ha acordado.

-¡Ahora me acuerdo!

-¡Por fin! Recuérdame que la próxima vez que quiera contarte algo te lo grabe.

-Lo tendré en cuenta- Dijo mientras sonreía estúpidamente.

-Entonces-dijo cambiando su semblante a uno más serio-deberías saber que es un pervertido y un mujeriego…. Bueno, mas vez un hombriego. El año pasado sin ir más lejos tuvo relaciones con más de dos cientas personas.

Esa información la conocía perfectamente. Yo mismo llevé la cuenta ese año, aun así no me gustó nada que me lo recordaran.

-Ya lo sé…

Eso fue lo único que gesticulé como respuesta acompañada de un incomodo silencio. Ahora no iba a ir de víctima. Antes prefiera vestirme de mujer… No, mejor no…

-Puedo hablar con él. Somos amigos desde que coincidimos en esa mierda de país sin hamburguesas… ¡Por favor! ¿Que come esa gente?... ¿Tierra?

Mi amigo cada día me sorprendía más. Ignorando sus conocimientos sobre que la hamburguesa es el único alimento comestible en el mundo… podía llegar a ser oportuno.

-¿¡EN SERIO?- Grité de nuevo alegre y desconcertado-¿Entonces podrías hablarle de mí?

-Por supuesto. Mañana mismo tendrás una respuesta.

Un sonido que resonó por todo el colegio nos advirtió de que se había acabado la hora de descanso. Alfred se levantó de mi lado y se disponía a irse cuando mi mano, segura como una garra se le enredó en el brazo.

-¡Un momento! ¿De veras crees que me prestará atención?

-¿Uh? ¡Por supuesto!- dijo amablemente- ¡Con lo bueno que estas ningún tío se te puede resistir!

-¿Eeeeeeeeh?

Alfred empezó a enrojecer hasta límites insospechables dándose cuenta de que sus palabras podían ser malinterpretadas. ¿Verdad que sonaban como una declaración?

-¡N-Nada! – Dijo tapándose el rostro con las manos- Y-Ya verás como todo sale bien. ¡Déjaselo todo al mayor héroe de la historia!

Y dicho esto se alejó a toda prisa llevándose una mesa por delante.

¿Y esta es la primera potencia mundial?

Que mal está el mundo.


El día siguiente amaneció más deslumbrante que nunca desde mi punto de vista. Aunque desde el punto de vista de alguien con las ideas claras era un día de mierda: Hacia un frío antinatural, estaba nublado y no tenía intención de cambiar, y, por si fuera poco decían en las noticias que se había escapado del laboratorio "El Monstruo de las Galletas", y por culpa de esto los shotas hoy deberían proteger sus regiones vitales encerrados en casa. Vamos, una mierda de día.

Pero para mí era menos traumatizante, porque sabría la respuesta de Francis. Aunque tampoco me importa mucho, en el hipotético caso de que todo saliera mal seguiría viviendo la misma vida que tenía antes.

Sonó el despertador despertándome de mi imaginación, de MI AGRADABLE imaginación, y lo acallé de una patada. El pobre despertador acabó sus horas rompiéndose en mil pedazos contra la pared más cercana.

Tomé una buena ducha para aclararme las ideas. Hoy debería empezar mis planes de invasión de Francia.

Esta vez, en vez de ir directamente a clases, pasé a recoger a Alfred…. ¡No porque quisiera saber la respuesta! Eso me da absolutamente igual.

Me acerqué a su lujoso apartamento de dos pisos y con jardín que contenía un perro muy majo llamado Joker y el estrambótico extraterrestre Tony oculto entre algún matojo. Alguien debe decirle a este americano que no recoja todo lo que encuentre por la calle… ¿Quien le garantiza a él que Tony no es peligroso? Debería aprender a elegir mejor a sus amigos. (Y lo dice alguien que ve unicornios y seres raros ¬¬U)

Estaba a punto de llamar a la puerta cuando esta se abrió dejando paso al americano acompañado por un desconocido. Era idéntico a Alfred, con la única diferencia de que le colgaba una antena de la cabeza…. A no, es un pelo que desafía la ley de la gravedad. Parecía que estuviera asustado y se escondía detrás de los numerosos quilos de Alfred.

-¿Quién es este?

-Es verdad, se me olvidaba. – Alfred se apartó dejando al descubierto al visitante que parecía estar a punto del colapso- Es un familiar mío. Se llama Matthew, aunque también se le conoce como Canadá. Vamos, saluda a Arthur.

Matthew levantó la mirada del suelo y empezó a gesticular palabras que no sonaban. ¿Tanto le costaba saludarme? Después dice Alfred que ningún tío se me resiste… ¡será imbécil! ¿Y porque me enfado ahora?

-H-Hola… encantado de conocerte…Arthur.

-¿Eeeh? A sí… lo mismo digo.

-¿Bueno nos vamos ya?- preguntó Alfred a tres metros de distancia.

Me dirigí hacía Alfred mientras que el canadiense guardaba distancias y caminaba cabizbajo. ¿No será emo verdad?

-Oye Alfred, ¿hablaste con Francis de… eso?

-¿De qué?

¿Qué cojones le pasa a este tío? ¡No puedo creerme que ya se le haya olvidado! ¿A caso comer hamburguesas desde el desayuno a la cena volvía a alguien retrasado? ¡Luego se quejará de mi comida, pero al menos la memoria la mantengo intacta! En serio…la próxima vez le grabo las conversaciones, ¡Hasta hago una serie! ¿Te imaginas una serie donde saliéramos Alfred y yo hablando de nuestras cosas? No lo vería nadie…

-….

-¿Arthur? ¿Estás bien? Tienes la misma cara que Tony cuando sale de la sauna… Creo que el vapor no les beneficia a los extraterrestres. Hace dos años decidí bañarme con él y…

-¡NO ME LO PUEDO CREER!-grité indignado. ¿Cómo era posible?- ¿Te acuerdas de una anécdota que ocurrió hace dos años, que además es una gilipollez de la que tan solo te incumbe a ti, y no te acuerdas de una conversación tenida un día antes?

-¿Iggy?

-¡Vete al infierno tú y tus paranoias! ¿Puedes decirme si hablaste por fin con Francis?

-¿De qué?

En estos momentos me gustaría saber donde está Suiza exactamente, pedirle prestada la escopeta y volarme la cabeza… O más fácil, creo que voy a entregarme a los Poderes de Eje y que me den paz. (O.O)

-¡Que si le has preguntado sobre mi!

-¡Aaaah! ¡Hubieras empezado por ahí!

-Lo llevo diciendo todo el tiempo…

- Ya hablé con él. ¿En serio no sabes la respuesta? Ese es capaz de violar una chincheta, aunque no sé cómo puede hacerse eso.

-Entonces…

-Tranquilo, te estará metiendo mano cuando menos te lo esperes.

-¿QUÉEEEE? ¿Que quieres decir con eso? ¡Yo no quiero a un pulpo baboso que este constantemente manoseándome!

-Pero es Francis, ¿qué esperas?-dijo arqueando una ceja- Puede con el tiempo tengáis una relación más seria.

-¡Claroooooo! ¡Con el tiempo, como si tuviera todo el tiempo del mundo!

-¡Oye no te quejes! He hecho lo que he podido, a pesar de que no me gustaba la idea…

-¿Q-Que quieres decir… c-con que no te gustaba… la idea?

-Pues… es fácil….-dijo sonrojándose-yo….

Una voz poco familiar rompió el ambiente.

-¿Donde vais?-preguntó Matthew con un tono de voz inaudible- Llevo todo el camino diciéndolo… Os habéis pasado dos calles de mas hablando….

¡MIERDA! Ahora encima acabaremos llegando tarde. ¿Por qué esta todo nublado?... Un momento ¿Qué es eso muñeco azul que se asoma por esa esquina?...

¡MENUDA MIERDA DE DÍA!


-Llegáis tarde- dijo el tutor en el preciso momento en que entramos en el aula.-Quedaos de pie.

Lo que me faltaba… ¿Por qué tengo que quedarme yo de pie por culpa del imbécil de Alfred? Si me escuchara más cuando hablo…

-Esto…-empezó a decir Matthew con su vocecita- Yo soy nuevo… acabó de llegar hoy y…

-Ya veo-dijo observando la lista de asistencia- ¿Tú debes de ser Matthew no?

Matthew asintió con la cabeza ahorrándose palabras.

-Pues preséntate tú mismo.

-…. S-soy como ya habréis escuchado Matthew... vengo de- El canadiense tragó saliva mientras intentaba controlar los nervios- Canadá… y…

Todos los presentes ignoraban a Matthew, incluso el tutor ya había empezado las clases con un pobre canadiense medio traumatizado a su lado.

-¿Aún estas aquí?-preguntó enfadado el profesor-Siéntate en algún sitio vacio. Por ejemplo… Al lado de Francis.

Matthew se dirigió a su nuevo asiento, al lado de Francis, mientras que yo lanzaba miradas asesinas en todas direcciones.

-Francis, encárgate de ayudar a Matthew en todo lo que necesite. Explícale todo lo que no entienda.- dijo mientras se giraba de cara a la pizarra y seguía con sus penosas explicaciones.

Mientras, yo seguía de pie junto con el americano. Lo único que conseguiré hoy será criar un montón de heridas en mis talones y quedarme ciego de tanto forzar la vista. ¿Creéis que la gente verá mal que aparte al canadiense de un empujón?

Seguí mirando en dirección al francés cuando este se percato de mi atrevimiento (¿Aunque quien no se iba a dar cuenta? Solo me faltaba un letrero que pusiera "No toquéis a mi propiedad").

-Oye, Matthew-dijo Francis con un tono de voz casi inexistente- ¿Sabes de donde vienen los niños?

-… ¿eh?

-Si quieres te lo enseño, es mi deber.

Fue en eso momento cuando la pared más cercana a mi empezó a desconcharse debido al golpe que le había propinado.Y… Así pasaron las semanas, con sus días nublados… sus lluvias y su frío invernal. Siguieron las clases monótonas sin cambios por parte del francés… América me seguía allí donde fuera y el "Monstruo de las Galletas" seguía monopolizando a Sealand y Finlandia que seguían escondiéndose en sus casas….


Pero todo cambió hoy. ¿Para bien o para mal?

Era domingo, y lo más natural era verme tirado en el sofá comiendo una bolsa de patatas fritas mientras veía un programa sin sentido aparente en mi pantalla de 40 pulgadas. (Creo que me estoy convirtiendo en América) Cuando de repente llamaron a la puerta. Mi primera decisión fue ignorar la llamada y seguir engullendo, cualquiera se levantaría ahora, ¡con lo cómodo que estoy! Pero siguieron llamando incansablemente, hasta que ya no pude ignorarlo más y me levanté con la intención de mandar a la mierda al pesado que se encontraba al otro lado de la puerta. Pero cuando abrí la puerta me sorprendí, era Matthew.

-¿Ocurre algo?-pregunte sorprendido.

-Bueno… siento molestar…

-No que va, no molestas. Estaba en mi sesión de yoga-mentí descaradamente-¿Qué quieres?

-Bueno… ¿tu yo somos buenos amigos verdad Arthur?

Matthew siempre iba donde iba Alfred, y Alfred siempre iba donde yo, por lo que durante estas semanas he tenido que llevar carga extra. Lo peor, es que a veces nos lo olvidábamos en algún lugar, y después debíamos deshacer el recorrido buscando a un canadiense perdido. Así que bueno… habíamos congeniado. ¿Podría considerarlo un amigo? Supongo que porque lo haga no será nada malo…

-Naturalmente Matthew. ¿Por qué preguntas eso?

-He pensado que… como amigos que somos era mejor… que te lo dijera yo.

-… ¿A qué te refieres?

-Esto… se que a ti te gusta Francis… ¿verdad?

-Sí… bueno. ¿Te ha hecho algo ese maldito pervertido?-Dije destripando la bolsa de patatas con fuerza.

-¡Noooooo!-Contestó un asustado canadiense moviendo las manos muy deprisa- No ha hecho nada.

-Me alegro. ¡Como llegué a ponerte la mano encima atento contra la Torre Eiffel!

Matthew sonrió liberando la tensión que se había acumulado en torno a mí. ¿Qué queréis que haga? Hay que estar loco para no pensar mal de Francis.

-Entonces… ¿Que cojones es lo que te pasa? ¡Parece que te guste a ti también!

Y entonces empecé a reírme sin intención de parar. ¿Que la mosquita muerta de Canadá, que apenas hablaba y se hacía notar, estaba enamorado de Francia? Eso no se lo creería nadie. Seguí riéndome durante un largo rato sorprendido de que Canadá no se uniera a las risas. Cuando respiré hondo y mire al canadiense, este estaba muy tenso y enrojecido. Entonces… ¿Era eso?

-¿En…serio?

-Si…

¡Vaya mierda de vida, por dios! Lo que me faltaba; Que Alfred me hubiese traído un rival, y encima un rival tan apetecible como Canadá, que daban ganas de adoptarlo o de exhibirlo. ¡Ya podría haber presentado a Shinatty a Francis! Al menos no me sentiría tan preocupado como lo estaba ahora… ¿Dónde está Suiza cuando se le necesita? Juró que ahorraré dinero para comprarme un tanque, y cuando lo tenga… No se qué haré con ese trasto la verdad.

Ese domingo empezó la batalla campal por la conquista de Francia. Mi ejército ya estaba preparado… Lo malo era que no sabía cómo actuar… Y el canadiense me miraba ahora con una mirada llena de confianza…


Gracias por haber leído este fic ^^.

Espero que les haya gustado y podamos vernos de nuevo en el segundo capítulo que espero subir pronto, de momento espero encontrarme con muchos reviews y sugerencias para el próximo capítulo ^^

¿Por cierto… que os ha parecido este triangulo, o cuadrado amoroso? xD Espero que al final todos acaben felizmente y que el Monstruo de las Galletas deje de asustar a los shotas xD

Notas: (Alfred no tiene ningún perro, pero me hacía ilusión que tuviera uno con el nombre de Joker… (¿INDIRECTA?). También espero que haya podido arrancaros algunas risas con esta fic. Arigatooo!

Por cierto… ¿Por qué escribo un fic sobre el instituto cuando precisamente acaba de terminar? xD En fin… es lo que hay. ^^