Hey! So, first fanfic will be about Suga x Shiori, because they are the main reason that I finally got the inspiration to begin an account here. This is the Spanish version, but I´ll be translating it to English soon enough. If by any chance you do speak Spanish, I hope you enjoy the story, and feel free to review!
¡Hey! Mi primer fanfic será sobre Suga x Shiori, porque son la principal razón de que al fin me llegara la inspiración de hacerme una cuenta aquí. Pronto traduciré esta historia al Inglés para los que quieran leerla pero no saben Español. ¡Espero que disfruten de la historia y me cuenten su opinión al respecto!
Unos meses después del final de la amenaza de la Kotori Obake, los habitantes de Azakawa finalmente habían empezado a acercarse al museo. No se sabía si era porque el aura sombría que provenía del bosque había desaparecido, o porque Suga ya no intentaba advertir a cualquiera que pasara cerca que no se adentrara en el bosque, o porque tanto el oficial Mochizuki como Sakuma siempre hablaban maravillas del lugar, pero era evidente que cada día entraban más y más visitantes.
El primer día que alguien se acercó a preguntar el precio de entrada, Suga se sorprendió en gran medida. Atendió al cliente fácilmente, pues se sabía de memoria como debería ser el funcionamiento del museo, sin embargo, nunca creyó que realmente necesitaría ese conocimiento. Se lo comentó a Shiori (que estaba en su casa por la universidad) por medio de un mensaje de texto y ella le respondió que estaba feliz de que más gente pudiera apreciar las nuevas obras expuestas en el lugar. No obstante, cuando su amigo le comunicó, con un tono no muy optimista, que cada vez más personas aparecían cada día, la chica supuso que Suga se sentía abrumado por tener que socializar tanto con gente extraña. Habían quedado en que ella se quedaría en Azakawa durante las vacaciones al final de cada semestre, pero ya que había terminado todos sus exámenes, decidió visitarlo una semana antes.
El tren se atrasó bastante y tuvo que esperar casi al anochecer para al fin encontrarse en la estación de la pequeña villa. El oficial Mochizuki la esperaba para recogerla.
-¡Hola, Shiori-chan! Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos. – la saludó alegremente el oficial.
-Lo sé. Lamento no haber podido venir antes, pero realmente estuve muy ocupada. ¿Cómo están todos por aquí?
-¿Por qué no mejor vamos al museo y se los preguntas en persona? Están ansiosos por verte. Suga-kun habría venido conmigo si no hubiera sido por que tenía que encargarse de los últimos visitantes.
Entonces era como Shiori sospechaba. Suga estaba teniendo días cada vez más ocupados como manager y tenía que soportarlo solo, ya que no había más personal en el museo. Decidida a ayudar a su amigo en lo que pudiera, se subió en la patrulla y le agradeció el viaje al oficial. Con un "cuando quieras" como respuesta, se encaminaron a su antiguo hogar.
Lo primero que pasó cuando entró en el recibidor fue que Sakuma casi la tira de espaldas cuando corrió a abrazarla.
-Onee-san! Me alegré tanto cuando supe que vendrías antes de tiempo! – le dijo entusiasmada la pelimorada.
-También te extrañe, Sakuma-chan. – dijo Shiori con una sonrisa, devolviéndole el abrazo.
Una nota que de pronto se encontraba frente a su rostro llamó su atención:
"Bienvenida, Shii-chan."
La chica sonrió al encontrarse con la mirada de Suga. Una sonrisa, perceptible solo para ella, surcaba sus labios y le causó a Shiori ganas de abrazarlo también, lo que pudo hacer cuando consiguió que Sakuma la soltara.
Pasaron charlando varias horas, y aunque le preguntaron a Shiori sobre la universidad, ésta siempre cambiaba el tema a lo que ocurría en la villa. Se enteró de que Sakuma seguía infiltrándose en el museo, pero Suga ya harto de tener que estarla buscando a altas horas de la noche, le entregó una copia de las llaves a Mochizuki para que la rastreara sin tener que despertarlo. También notó que varias piezas de joyería muy hermosas se encontraban tanto en exposición como a la venta y sonrió al saber que el joven manager nunca admitiría en frente del oficial y de la niña que las había hecho él mismo. No mucho había cambiado, aparte de las crecientes visitas, pero a Shiori le alegró ver como la relación entre sus tres amigos de Azakawa había mejorado considerablemente. Al menos Suga no estaba tan solo cuando ella no estaba.
Mochizuki y Sakuma se despidieron cuando los padres de esta última llamaron al museo preguntando por ella. Antes de irse, Sakuma escuchó a Shiori mencionar que como al día siguiente el local estaría cerrado, ayudaría a Suga a limpiar algunas de las habitaciones más viejas, y se ofreció de inmediato con tal de pasar un día en su lugar favorito sin tanta gente alrededor.
-Entonces, Suga-kun – dijo Shiori cuando la patrulla se hubo perdido de vista. - ¿Cómo está tu voz?
"No la uso demasiado." Le respondió por medio de un memo. "No les he dicho a los otros que la tengo de vuelta."
Shiori asintió comprensiva. Todos en la villa creían que Suga era mudo y que empezara a hablar de un pronto a otro habría sido difícil de explicar. Y aun cuando Sakuma y Mochizuki sabían la historia de cómo había perdido su voz, Suga era demasiado tímido como para compartirla con otros. Para él todavía sonaba ajena a su propio cuerpo, habiéndose agravado considerablemente en comparación a cuando era niño. Shiori era la única que la había escuchado y sospechó que así sería por un largo tiempo.
Shiori soltó un gran bostezo.
"Debes estar cansada." Le escribió Suga. "¿Por qué no vas a acostarte y mañana hablamos de lo que quieras?"
-¡De acuerdo! – dijo algo apenada por haber bostezado tan indecorosamente enfrente de él. – ¡Buenas noches, Suga-kun!
Se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla, lo que de inmediato provocó que el rostro del joven enrojeciera. Sin más demora, se dirigió a su cuarto para un necesitado descanso.
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Al día siguiente, aunque Shiori se levantó temprano, no pudo vencer a Suga en lo que a madrugar se refiere. Como esperaba, lo encontró en la cocina preparando el desayuno. Se sorprendió cuando vio que el plato de panqueques en la mesa no poseía el color negro característico de todo lo que cocinaba su amigo. Aún estaba demasiado cocinado, pero era una gran mejoría. ¿Habría estado practicando?
-Buenos días… Shii-chan… - le dijo en un murmullo cuando la vio entrar.
-¡Buenos días! – le sonrió Shiori. – Por cierto, estuve pensándolo y creo que podríamos empezar por limpiar una de las habitaciones del sótano. Supongo que habrán varios objetos antiguos que sirvan para exponerlos en el museo. Recuerdo que mi abuelo era un coleccionista algo excéntrico.
Suga asintió, pero le escribió un memo que decía que primero tenía que encargarse de revisar los ingresos de la semana. Ya que tendría algo de tiempo después de desayunar, la chica concluyó que al menos debería hacer algo productivo, así que se puso a limpiar el recibidor. Poco después de haber empezado, Sakuma se presentó como había prometido y la ayudó a terminar el doble de rápido. Para ser tan joven, era bastante buena limpiando.
La llegada de Suga le indicó que estaba listo para seguir con el sótano.
Shiori se hallaba algo emocionada por ver que había debajo de su vieja mansión. Nunca la habían dejado ir allí de niña y la curiosidad hacía que bajara cada vez más rápido las escaleras que llevaban al lugar. En cuanto llegó al final de estas, lo único que vio fue oscuridad. Buscó a tientas un interruptor, pero suspiró decepcionada cuando al encontrarlo no provocó que se encendiera ninguna luz. Tendrían que subirlo todo para poder clasificarlo correctamente.
-Bueno, - dijo Sakuma – al menos así cierta persona no podrá quejarse de todo lo que haga.
Enfocando un poco la vista, pudo ver a Suga cruzando los brazos.
-No te preocupes, Suga-kun, estoy segura de que no hará nada malo.
Cerró los ojos resignado, y se dispuso a guiar a las chicas hasta una puerta al fondo de la habitación. Era mejor comenzar desde lo más lejano a las escaleras cuando aún tenían suficientes energías, además de que así sus acompañantes podrían memorizarse el camino hacia los otros cuartos de abajo. Al abrir la puerta solo encontraron más oscuridad, por lo que Sakuma sacó su celular y lo mantuvo encendido para iluminar un poco el lugar. Era un cuarto pequeño con dos roperos a cada lado, uno justo enfrente del otro. Al fondo había un escritorio muy antiguo que amenazaba en caerse a pedazos si se lo trataba con demasiada fuerza. Sakuma lo señaló de inmediato.
-¡Yo pido revisar eso! – y sin esperar respuesta de ninguno de los otros salió disparada a investigarlo.
Tanto Shiori como Suga sabían que no tenía caso replicar o pelearse por quién hacía que, así que Shiori simplemente se dirigió al ropero de la derecha mientras el manager hacía lo mismo con el de la izquierda. A diferencia del escritorio, los armarios se veían bastante firmes y resistentes, aunque el de Shiori se tambaleó un poco cuando posó una mano sobre la puerta. Probablemente una de las patas estaba dañada, pero no lo tomó muy en cuenta. Debió haberlo hecho.
Al abrir el ropero, una gran rata peluda saltó en dirección a la chica, que por instinto se impulsó contra el ropero para alejarse. Gran error. El mueble se balanceó hacia adelante con la puerta aún abierta y todos sus contenidos empezaron a caer sobre ella. Demasiado tarde, Suga se dio cuenta de lo que pasaba e intentó apartarla, pero lo único que consiguió fue quedar atrapado en la avalancha de objetos pesados. Para empeorarlo todo, el ropero chocó contra el de enfrente, cuya puerta también estaba abierta, y las cosas guardadas en este se unieron a las que aplastaban a los dos jóvenes. Afortunadamente, el primer ropero se quedó prensado entre el segundo y la pared, por lo que no pudo caer sobre ellos. Cuando Shiori abrió los ojos, estaba tirada sobre su estómago y reparó en que al menos solo estaba cubierta de cosas de la mitad de su espalda hacia atrás y tenía la cabeza libre. Pero su alivió se esfumó en cuanto sintió que algo se movía bajo ella.
"Oh no…" pensó. Sip. Había caído justo encima de Suga, que por su parte había caído de espaldas.
-¡Onee-san! ¡¿Estás bien?! – la llamó Sakuma preocupada desde el fondo del cuarto.
-¡Estamos bien, Sakuma-chan, no te preocupes! Pero creo que vamos a necesitar ayuda para salir. ¿Crees que podrías dar la vuelta y ayudarnos de este lado?
Okay, espera un momento.
La niña con cuidado de no mover el ropero caído, se movió lo mejor que pudo entre las patas de este y pudo llegar a dónde estaba la parte visible de los accidentados. Al verlos, Sakuma no pudo contener la risa.
-¡Qué posición tan incómoda, ¿cierto, manager-kun?!
Completamente sonrojado, Suga la miró irritado.
-¿Podríamos dejar esto para después? Todo esto realmente pesa mucho…
-Claro, lo siento. – dijo Sakuma más seria. Intentó jalar a Shiori, pero lo único que logró fue moverla un par de centímetros. Luego trató de empujar unos de los objetos hacia el piso, pero muchos eran antigüedades de metal pesado y no hubo forma de que pudiera moverlos con su pequeña figura.
-Esto no funciona… - dijo Shiori un poco impaciente. – Sakuma-chan, ve a llamar al oficial Mochizuki, por favor. Estoy segura que podrá ayudarnos con esto.
-De acuerdo. – aceptó de inmediato. – Regresaré antes de que se den cuenta.
Y dicho esto salió corriendo hacia las escaleras. Sin el celular de la chica, ahora Suga y Shiori estaban completamente a oscuras. Estando tan cerca del joven, sin la capacidad de moverse y con un silencio de ultratumba, estaba empezando a ponerse nerviosa. Podía sentir el movimiento de su torso expandiéndose, tratando de respirar, con un poco de dificultad por el peso extra sobre él. Su cara estaba a pocos centímetros de la de ella. Tenía que decir algo. Lo que fuera.
-S-suga-kun, – empezó – ¿estás bien? – Percibió como asentía. – Quizá deberíamos intentar movernos un poco. Tal vez algunas de las cosas se caigan.
Shiori se apoyó a ambos lados de Suga y trató de empujar su espalda hacia arriba, pero se detuvo y emitió un quejido cuando algo puntiagudo chocó contra ella. Casi al instante, Suga usó su único brazo libre para atraerla hacia él.
-Cuidado… habían espadas… - le informó – Podrías lastimarte… Mejor esperemos…
Esa era la tanda de palabras más larga que lo había escuchado decir en mucho tiempo. Pero supuso que no había otra opción dadas las circunstancias. El silencio amenazaba con volver, así que Shiori le dijo lo único que se le ocurrió.
-Y… eeemm… ¿quieres hablar de algo? ¿Lo que sea?
-Bueno… ¿Lo que sea…? – preguntó Suga algo inseguro.
-¡Así es!
-Quizás… sobre… - Pareció pensárselo mejor.
-¿Sobre qu-… ?
Ahora que había picado su curiosidad, Shiori no iba a dejarlo cambiar de tema. Giró su cabeza rápidamente para que quedara frente a la de él, pero calculó mal la distancia entre sus rostros y sus labios terminaron rozando los de él. Ambos se tensaron y se quedaron estáticos por un momento. Podía sentir el cálido aliento del chico sobre su boca y su corazón latía tan fuerte que temía que Suga pudiera sentirlo al estar tan cerca de él. Por su parte, si el manager se hubiera podido poner más rojo, su cara hubiera brillado en la oscuridad. Los segundos pasaron lentamente hasta que la chica se dio cuenta de que quizá debería moverse.
-¡Ah! ¡Lo-lo s-siento, Suga-kun! C-como sea… ¿Q-qué ibas a decir?
Suga guardó silencio un momento, como si se estuviese preparando para continuar. Parecía que debido al nerviosismo no se le ocurría un tema para reemplazar el que originalmente había querido comenzar. Dejó de intentar.
-Shii-chan… - dijo Suga con voz temblorosa – ¿Alguna v-vez… a-alguien… t-te invitó a salir…?
La pregunta la tomó totalmente desprevenida. ¿Por qué querría saber aquello? Pero Suga sin duda alguna había preguntado lo que en un principio quería preguntar, así que Shiori decidió que lo justo sería responder con sinceridad.
-Bueno, pues… Sí, más de un chico se me ha declarado antes, para ser honesta…
Suga se quedó pensativo.
-Pero – continuó ella rápidamente– nunca acepté a nadie.
Sorprendido, su compañero volteó a mirarla.
-¿Por qué no…?
-Nunca me sentí muy cercana a ninguno de ellos… - hizo una pausa preguntándose si debería decir la siguiente parte. Sintiendo como se le calentaba el rostro de lo sonrojada que estaba, suspiró y continuó– A decir verdad, si lo comparo con el tiempo en que jugábamos juntos, era un poco solitario. Supongo que… te extrañaba… inconscientemente…
Sintió el brazo de Suga rodearla de nuevo, esta vez en un abrazo. Shiori lo miró, cuidándose de no repetir el mismo error de antes. Le habría devuelto el gesto si no hubiera sido porque, en esa posición, técnicamente lo había estado abrazando todo el rato. El joven juntó su cabeza con la de ella.
-También… te extrañé… y mucho… Shii-chan.
Era en esos momentos en los que Shiori volvía a ver al pequeño niño dulce, tierno y llorón que había sido Suga y sonrió ampliamente al recordarlo. Sin embargo, este pensamiento junto con la pregunta del joven la habían llenado de curiosidad sobre cómo había sido su adolescencia. ¿Cómo había crecido? ¿Se habría enamorado alguna vez? Oh sí, la pregunta de Suga estaba a punto de volverse en su contra.
-¿Qué hay de ti? – le dijo – ¿Alguna vez se te declaró alguna chica?
-No… - respondió con un pequeño dejo de tristeza.
Shiori se sintió terrible. Pero en vez de disculparse, intentó arreglarlo.
-E-eso es extraño. ¿P-por qué será?
-Mi actitud… mi apariencia… doy miedo…
Entonces Shiori se dio cuenta que Suga realmente creía en las palabras de los habitantes de Azakawa. Nadie lo quería demasiado cerca y probablemente, al no tener nadie que alejara los rumores de sus oídos, el joven había concluido que el problema era él. Eso sin contar las reacciones que los espíritus de los niños del bosque habían tenido al verlo. Tanto su ego como su autoestima estaban heridos, y eso que nunca habían sido muy altos para empezar.
-¡No es verdad! – Saltó la chica sobresaltando a Suga – ¡Quizás eres un poco tímido y callado, pero definitivamente te volviste muy apuesto mientras crecías!
Lo dijo sin pensar mucho en cómo sonaría, pero para cuando se dio cuenta, Suga ya la miraba atónito.
-B-bueno, lo que q-quiero decir es que… - respiró intentando no balbucear - Cualquier chica que no sepa apreciar a alguien como tú debe de estar loca.
Aun sin poder verlo, Shiori supo que Suga le estaba sonriendo.
Después de eso, los temas de conversación fueron mucho menos personales y en su mayoría se trataban de la vida cotidiana de ambos. Por supuesto, Shiori era la que más tenía que hablar. Si bien Suga podía entablar conversaciones con oraciones cortas y en voz baja, no pasaba mucho tiempo antes de que le empezara a doler la garganta por el uso constante de su voz adulta y grave.
Después de lo que parecieron ser unas dos horas en la misma posición, a Shiori le empezó a doler horrores la espalda por la constante presión que ejercían los pesados instrumentos de metal. También le había dado mucho sueño el estar hablando tanto y sentía que los ojos empezaban a cerrársele. No podía esperar a que Sakuma llegara con el oficial Mochizuki, pero en cierto modo, no quería quejarse en voz alta. Después de todo, había sido su culpa que estuvieran en aquella situación.
-Suga-kun – dijo con voz soñolienta.
-¿Hmm…?
-Lo siento… esto es culpa mía. Si no me hubiera asustado así…
-Shii-chan… fue un accidente… no importa…
-Aun así…
Suga desvió su mirada antes de hablar de nuevo, olvidando que su amiga no podía verlo.
-Shii-chan… si tienes sueño… - Shiori lo escuchó tragar saliva – p-puedes dormirte… yo esperaré…
-¿Eh? Pero no quiero que esperes solo… - dijo con un bostezo.
-No lo estoy. – dijo firmemente.
Fue lo último que oyó antes de recostar su cabeza en el hombro de Suga y quedarse profundamente dormida.
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Cuando Shiori finalmente despertó, estaba cobijada en su cama. El sol ya se había ocultado por completo, pero no tuvo muchos problemas para adaptar su vista debido a las condiciones en las que había estado anteriormente. Desperezándose, reparó en que el dolor de espalda había desaparecido casi por completo y decidió salir en busca de los demás. Bajó las escaleras del segundo piso y escuchó la voz del oficial Mochizuki. De inmediato se sonrojó de la pena, pues el policía seguramente la había visto dormida sobre Suga cuando bajó a ayudarlos. Entró en el recibidor, no sin antes asegurarse de no haberse despeinado mucho mientras dormía. El oficial estaba examinando una copa dorada, mientras que Suga vigilaba que Sakuma no dañara nada de lo que habían logrado trer del sótano.
-¡Ah! ¡Miren quién se despertó! – dijo Mochizuki con la alegría de siempre.
-Hola, Mochizuki-san. – dijo Shiori – Muchas gracias por sacarnos. Espero que no haya sido mucho problema. Pero… ¿por qué no me despertaron?
Lo último lo dijo fijándose en la gran pila de artefactos que se encontraban en el piso, que sin duda alguna formaban parte de los que la habían aprisionado hace poco. Estaba segura de que podría haber ayudado a moverlos. Había sido su idea ir por ellos después de todo.
-Lo habría hecho, pero Suga-kun no me lo permitió. Lo primero que hizo cuando estuvo libre fue llevarte directo a tu habitación. Supongo que quería que descansaras después de tener que soportar todo este peso. ¿No es así, Suga-kun?
-¡Bah! – exclamó Sakuma con una sonrisa. – Apuesto que solo quería verla dormida cerca de él por unos minutos más. Oh, y perdona por tardar tanto, Onee-san. El estúpido oficial se pasó la tarde comiendo donas y no lo pude encontrar hasta que salió de su escondite.
Suga, ya ruborizado por los comentarios de ambos, simplemente escribió una nota y se la pasó a Shiori, mientras Mochizuki intentaba desesperadamente defenderse de las acusaciones de la pequeña.
"Debes de tener hambre. Hay pizza en la cocina. No tuve tiempo de cocinar."
Dándose cuenta de que, de hecho, se moría de hambre, Shiori le sonrió cálidamente a su amigo y asintió. Le preguntó a Suga si ya había comido y cuando este negó con la cabeza, prácticamente lo arrastró a la cocina, dejando que las visitas siguieran su discusión.
Ya con un pedazo de pizza en la mano, Shiori le dijo a Suga:
-Gracias por dejarme dormir. Y lamento que no pudiéramos hacer demasiado hoy por mi culpa.
"No fue tan malo. Pude pasar mucho tiempo contigo." El memo frente a ella le hizo sentir una repentina ola de cariño hacia su amigo. Sinceramente, tampoco le había parecido tan malo el haber estado tan cerca de él. Se sorprendió a sí misma cuando el recuerdo de él abrazándola le provocó una gran felicidad. Definitivamente quería pasar más tiempo con él. Quería conocerlo aún más. Se decidió.
-¿Crees que quizá podríamos dejar el trabajo por el día de mañana? La última vez que estuve aquí no pude ver el resto de la villa y estaba preguntándome si podrías… ya sabes… enseñarme qué ha cambiado por aquí. Claro, solo si quieres.
La emoción en la cara de Suga no tenía precio.
"No hay problema. Iremos a donde quieras, Shii-chan."
