Capítulo I

En un hermoso parque de Tokio se encontraban cuatro hermosas chicas sentadas sobre un verde césped quienes habían culminado un pequeño picnic para poder despedir a un querido amigo. Quien las observara a simple vista pensaría que son unas jóvenes adolescentes cercanas a los diecisiete años.

La chica de mayor estatura y cabello castaño recogido en una cola alta, Makoto, había realizado la deliciosa comida que habían disfrutado momentos antes, ella observaba a la distancia como los pétalos empezaban a caer, cubriendo todo el escenario.

-Es muy romántico-suspiró la chica de ojos verdes, perdiendo su vista en todo el horizonte.

-¿Qué cosa?-preguntó inocentemente una joven de cabello corto azul, quien separó sus ojos azules del libro que rezaba en su portada "Amantes de la Medicina: Grandes Descubrimientos en el Siglo XX", ella respondía al nombre de Ami.

-Me imagino que se refiere a cuidar de los tórtolos-dijo Rei, la chica de cabellera oscura y ojos violetas, los cuales desvió hacia la única pareja en el lago.

-¿No les recuerda a otra época?-comentó nostálgica Minako, ésta poseía unos hermosos ojos azules y un rubio cabello, medio recogido en un lazo rojo.

-Falta algo especial para que sea igual a aquellos tiempos-comentó Makoto.

-Cuatro piedras-habló Ami, como siempre, acertando el comentario.

Por su parte, en el lago, se encontraban dos enamorados: Usagi y Mamoru; la rubia con un gracioso peinado estaba sumamente triste, puesto que su encantador novio iba a Estados Unidos aprovechando, por segunda vez, la oportunidad de culminar su carrera de medicina.

-No estés triste, Usako-decía al chico al tiempo que remaba, ella bajó la mirada para observar el reflejo de las nubes en el agua.

-Aquí tuvimos nuestra primera cita…-comentó cambiando el tema-Bueno, después de recuperar nuestras memorias pasadas.

-Así es, princesa-comentó soltando un remo y acariciando la mejilla de su novia.

-Espero no sea la última-susurró, esperando que el pelinegro no la escuchara.

-No lo será-dijo el chico separando su mano de la piel de la rubia-Tengo el presentimiento que todo saldrá bien y cuando regrese…-no pudo continuar al observar el entrecejo de la chica fruncido-¿Usako?

-¿Cuándo fuiste antes de Galaxia tenías un mal presentimiento?-preguntó la rubia-¿Intuiste tu propia muerte y fuiste incapaz de quedarte?-dijo conteniendo las lágrimas que amenazaban por caer.

-Usako…-dijo sosteniendo sus manos-Nunca presentí mi muerte, ni que iban a atacar la Tierra hasta que llegó Galaxia y ya estaba en el avión, ya era tarde para mí-en eso sintió los brazos de la chica rodeándolo.

-No me dejes, Mamo…-dijo Usagi uniendo sus labios, aun cuando el chico no era participe de demostrar sus sentimientos con público, sobretodo sabiendo que las chicas estaban observando a una distancia prudencial, pero él también necesitaba ese contacto con ella, por sobre sus propios prejuicios-Te amo-pronunció al separarse.

-Usagi Tsukino-comentó, extremadamente, serio. Provocando mayor nerviosismo en la chica-Hoy estamos en el lugar donde tuvimos nuestra primera cita, como ya dijiste, me encantaría que este lugar tenga ahora un nuevo significado para ambos-dijo al tiempo que sacaba una pequeña caja de su bolsillo, provocando un pequeño chillido en la rubia-Me encantaría que seas mi esposa-dijo abriendo el objeto, permitiendo observar un anillo dorado con un diamante.

-Mamo…-dijo con incredibilidad en los ojos-Yo quiero ser tu esposa-dijo sonriente al tiempo que salían lágrimas de sus hermosos ojos azules.

-Te amo-dijo colocando el anillo en el dedo correspondiente-Usako-dijo acercando sus labios nuevamente. En ese momento se escuchó el chillido de cuatro chicas desde la orilla del lago.

Con ustedes un nuevo fic. Espero sus reviews 3