Hola, cupcakes :3
Hoy regreso a cumplir otro pedido xD Esta vez para la señorita Mikah Valyria, para los conocidos es simplemente Ludmi. Esta es mi repuesta al desafío que ella me lanzó en el foro Alas Negras, Palabras Negras: Algo de Gerold/Myrcella en plan "M" (y yo como que ┐(゚~゚)┌) Así que espero que esto cumpla con tus expectativas, cariño; o al menos no quieras lincharme por intentarlo.
Nada, nada es mío. Todo es propiedad del asesino serial más buscado de la literatura fantástica: George R. R. Martin.
I
Ha vuelto luego de mucho tiempo, eso asusta a todo el mundo.
Trystane le ha prometido que nada irá mal, que solo es cuestión de tiempo para que lo apresen y la justicia le haga pagar. Myrcella no cree en la justicia. Cuando la cabeza de Ned Stark bajo sola por las gradas del septo de Baelor y Robb Stark murió en la boda de su tío, ella aprendió que las personas más buenas del mundo podían irse de él sin que a la mayoría le importarán. Ella misma puede irse en cualquier momento, probablemente Trystane fuese el único a quien los ojos se le aguaran si su vida deja de ser.
Ah, pero la vida es tan buena. Ella no la quiere abandonar.
II
A Myrcella comienza a darle miedo, no el ver a quien tanto mal le ha causado, la llena de temor darse cuenta de que para nada le incomodan sus disculpas o las siente de verdad. Más bien le incomoda, le incomoda la manera en que él se atreve a acercarse y llenarla de cumplidos.
El pulso se le dispara y las piernas le tiemblan, se hunde en desasosiego al constatar que no se trata de miedo. Algo en su interior crece sin descanso, pero no es odio, se trata más bien de un sentimiento amorfo que se mueve entre la curiosidad y la pena.
III
Puede ser que trate de sus ojos, que la devoran sin ponerle un dedo encima. O más aún, de sus manos, que la hacen gemir lento y delicado cuando todos en el palacio se hayan descansando.
De una manera extraña no lo logra evocar como aquel que una vez le quitó su belleza, solo ve al hombre que despierta su cuerpo antes de tocarla, ese que penetra tan dentro de ella que la hace añicos. Quiere que la haga un manojo de nervios torpes, que la destruya para sacarla de su palacio de cristal, donde es tanto una princesa como una prisionera. A pesar de todo no es lo suficientemente fuerte para decirle eso, simplemente lo toma cuando viene, como si en realidad el miedo corriera en su sangre al verlo despojarse de su ropa y poseerla de la manera en que desea, sin oponer resistencia.
Se engaña ella, lo engaña a él. Pero Myrcella sabe que Gerold puede reconocer una pantomima.
IV
Violetas que se marchitan en odio. Trystane lo dice así, como si fuese un trozo de poesía olvidada. Lo han encontrado, estaba en su cama.
Solo tres noches. Todas fingiendo temor, cuando lo único que deseaba era liberación.
Una lanza en su pecho, Trystante prometiendo que nunca, nunca más la dejará sola. Él llora y ella lo consuela, porque se siente impotente, la han mancillado.
—No se contentó con atacarte hace unos años, tenía que hacerte esto.
"Esto" es la forma en que él describe lo que cree es un ultraje, cuando Myrcella ve un rito de paso. "Esto" es la expurgación de sus demonios, el desligue del trago amargo y viscoso que la ata a una etapa de su vida que es tan luminosa como de pesadilla. Sonríe de medio lado y abraza fuerte al chico que lleva más tiempo del que puede parecer normal siendo su prometido.
Una promesa. Una oreja menos. Un hombre de ojos violetas que despertó su cuerpo y terminó muriendo en su cama. Una larga lista de cosas que no salen como deben. Una lluvia eterna y seca.
