Amor de Media Noche
Serás marcado por la pena de una tragedia infame. Tus lágrimas fluirán, más tu dolor permanecerá incólume, inerte ante el olvido que te ha creado. La dicha será siempre un don que contemplaras con desprecio, la alegría ajena te causará náuseas y la ternura del mundo no osará tocarte
Cuando de tu alma sólo queden jirones de humanidad, cuando no puedas distinguir la noche de la oscuridad que oprime tu pecho, cuado los días se sucedan como pálidos despojos de niebla y el tiempo que transcurra entre ellos te parezca una sustancia pegajosa, infectada con el pútrido aroma de la vida y la luz, entonces podrás hundirte dulcemente en las tinieblas de tu mente, y allí encontrarás consuelo...
... De aquella desolación surgirá un clamor, un llamado desolado que no sonará en vano. Tus hermanos que vagan por la Noche Eterna escucharán, y si tu corazón está dispuesto a saborear los amargos placeres del pecado, jamás volverás a estar solo.
EL FINAL Y EL INICIO.
La noche llego, terminando así con los débiles rayos de sol, comencé a caminar, la calle se encontraba totalmente vacía, me dirigía hacia una hermosa casa la cual llevaba algunos meses deshabitada, esta noche sería diferente, por la mañana se había dado aviso de que cinco chicas habían desaparecido, llevaba meses planeando esto, aun quedaban detalles fuera pero no podía esperar, la vida de esas chicas dependían de mi, la sociedad no tenía contemplado un ataque esta noche pero el impulso era más fuerte que yo, mi corazón se encontraba herido y se sentía desolado, no había lugar para el miedo solo un dolor desgarrador, la abuela había muerto, la única amiga que conocía y la única persona que tenía una respuesta a cada extraño suceso en este mundo donde nada es lo que parece, donde los mitos no son solo eso sino historias verdaderas, ahora ella se había ido y jamás volvería.
En el mundo existían muchas personas, que al igual que yo arriesgaban la vida para terminar con los monstruos que salían por la noche y acechaban a la humanidad. Los "Cazadores de la noche", el secreto era la única regla existente en el misterioso mundo de la noche.
—Que empiece la diversión —eso me hizo sonreír, llegue frente a la puerta la abrí con delicadeza y dije en un tono que pretendía ser cortés (dudo el haberlo logrado) —Buenas noches señores —cinco pares de rojos ojos se fijaron en mi.
—Señorita esto es una fiesta privada, pero no le podemos negar la entrada a una delicia como usted –hablo el que se encontraba en el centro, todos eran corpulentos, iban vestidos muy elegante como si fueran a una fiesta de etiqueta, eso me hizo enfurecer. —Veo que estamos en presencia de la realeza —me sonrío e hizo una reverencia, en el mundo de los vampiros mi familia era muy conocida –Señorita Sant-Claire, la ultima de su familia. ¿Por qué había tardado tanto? Pensó.
—Stefan, ella fue la que destruyo el aquelarre de Baltasar hace unos meses —dijo el que estaba a la derecha de Stefan todos cambiaron su expresión. Sí, mi ultimo desastre, hace unos meses un aquelarre de siete vampiros muertos, bueno hechos cenizas, me hizo sonreír el hecho de que lo supieran y que les diera miedo me infundo más valor.
—Solo es una niña, pero no hay que negarle que tiene talento para esto, pero tengo entendido que tu familia es legendaria por tener esos extraños… dones ¿Cierto?
—Esto no es una visita social señores ustedes tiene algo que me interesa, pero tengo curiosidad, ya que no son los primero que me llaman por mi nombre ¿Cómo es que lo saben?
—Bueno, todas las mujeres de tu familia se han dedicado a la caza de vampiros, tienen los mismos ojos grises, hermosos y expresivo y ya que lleva el anillo de la familia Sant-Claire podríamos deducir algo tan obvio y debo agregar todas ustedes tienen un olor adictivo, por desgracia su sangre nunca a llegado a los labios de ninguno de nosotros, dicen que quien la prueba encuentra la muerte —dijo Stefan, estaba empezando a perder el control, los vampiros que había conocido pensaban lo mismo, la ventana que estaba detrás se hizo pedazos.
—Veo que los rumores son ciertos. Pensó Stefan,
¿Dónde se encontraban las chicas?, estaba perdiendo tiempo valioso, tenía que arriesgarme. Todo por el bien mayor, me dijo una voz en mi cabeza.
—Lamento no tener más tiempo para quedarme charlando con ustedes —Moriremos, moriremos, ¿Quiénes son estas personas?, escuche la voz de una chica, estaban bien, su miedo me hizo decidirme, si estaban en una habitación de arriba morirían, pero la casa tenía un sótano si ellas se encontraban ahí estarían seguras ¿Cómo saberlo? —Pero tengo asuntos importantes que tratar, lamento haber arruinado su festín —me dí la vuelta y saque tres bolas del tamaño de una pelota de béisbol, contenían luz ultra violeta, les quite el pequeño seguro, dí unos pasos asía la puerta gire y lancé las bolas, pude ver la cara de incredulidad de cuatro vampiros, eso me distrajo un segundo, no llegaría lejos, corrí hacía los escalones de la salida pero la fuerza de la explosión me lanzo algunos metros por delante, de pronto fue como si el sol hubiera salido en plena noche, al minuto la luz se extinguió, me levante del suelo y sentí un ardor en el hombro izquierdo, agache la vista y vi un pequeño vidrio enterrado, lo saque, en esos momentos el dolor no me importaba, corrí de regreso a la casa, abrí lo que quedaba de la puerta y desvainé mi espada y me aproxime a descuartizar los cuerpos, la espada cortaba sin problemas, mi abuela decía que las espadas eran mágicas y que absorbían lo que las hacía fuertes, esta espada contenía veneno de hombre lobo, lo que destruía la piel de un vampiro al tocarla, todos estaban mal heridos y gritaban de dolor, termine de destruir los cuerpos y me apresure a salir por la puerta de la cocina, aun me quedaba uno, lo encontré al pie de la puerta que daba asía el jardín, aun estaba conciente pero muy mal herido.
—Ja, ja, ja, ¿Entre vampiros no hay lealtad?
—La lealtad solo es para estúpidos humanos como… tú —se puso de pie tambaleando, antes de que recuperara el equilibrio le hinche la espada a la altura del corazón, dio un desgarrador grito de dolor, saque la espada; todo fue tan rápido, un momento antes estaba de pie frente a él y ahora estaba en el piso y él encima de mi, lo frío de su piel atravesaba mi ropa y me congelaba los huesos.
—Y aquí termina el linaje de las Sant-Claire, hay tantas historias sobre su sangre, quien la beba puede encontrar la muerte o quizá la libertad, si tú me lo pides puedo convertirte en una de nosotros.
— ¡Nunca!, jamás desearía convertirme en un monstruo que esta atado a la oscuridad eternamente y privada del derecho de ir al paraíso.
—Eres una tonta tu podrías terminar con la maldición que nos ata a la oscuridad, podríamos apoderarnos de la humanidad. Podríamos gobernar la noche y el día. Pensó.
—Prefiero que bebas hasta la última gota de mi sangre a convertirme en un ¡maldito VAMPIRO!
— ¡Estúpida! –Me gritó y me dio una bofetada —Tu vida no es mejor que la mía, estas condenada como yo, pero ¿Qué es peor la oscuridad o la soledad?, tú mejor que nadie conoce hasta que grado llega nuestra venganza y tu familia ha descuartizado a muchos de nosotros, no descansaran hasta destruir a todo aquel que amas, tu madre y tu abuela, yo opino que la soledad es peor –me dijo burlándose de mi, sus palabras me dejaron desarmada, él tenía razón me quedaría sola por siempre. ¿Qué más da unirme a ellos? No lo hagas. ¿Por qué no? Así podría tener una vida sin problema y sería feliz. ¿Feliz? Tu destino es luchar por este mundo, este mundo que le pertenece a la humanidad. ¿De quien era esa voz? No había nadie más con nosotros.
—Puedes matarme o convertirme en vampiro pero seguiré siendo leal a mi causa.
— ¡Imprudente!, cambias la felicidad por personas que no te agradecerán lo que haces –se agacho podía sentir su respiración fría como la muerte en mi cuello —Tu lealtad cambiará pensó. Todos dicen que antes de morir puedes ver tu vida pasar ante tus ojos, yo solo podía ver el cuerpo de un monstruo sobre mi, yo no había tenido una vida, y ahora se me escapaba, retenerla era tan imposible como tratar de impedir que el agua corra entre tus dedos, moriría sin duda, sentí un dolor terrible en el cuello, no gritaría, no demostraría debilidad en mi último suspiro, un ruido como el choque de dos piedras me hizo reaccionar, ya no sentía el peso aplastante en mi pecho, me lleve los dedos al cuello, sentí mojado vi mis dedos con manchas rojas, sangre; tenía que apresurarme en incendiar la casa, me levante del suelo sin pensar en que había pasado, el impulso me llevaba, saque los detonadores y regrese a la casa, el espectáculo que me esperaba me sorprendió algunas partes de los cuerpos destrozados se estaba uniendo, comencé a colocar los detonadores por todas partes tenía pocos minutos antes de que explotara la casa, salí a admirar los fuegos artificiales, el cuello me estaba quemando, sentía la garganta arder, mala señal pensé, levante mi espada del suelo y de nuevo la explosión me levantó, oí crujir mi muñeca, pero no me importo aun sentía fuego en la garganta y se extendía hacía mi pecho, como pude me levante del suelo y observe como la casa se incendiaba, un humo azulado y gris lleno el aire, escuche algunos gritos, sonreí. Me apresure asía las puertas de madera que sabía que daban hacía el sótano, me sorprendió ver los restos de un candado pero no le preste atención, la abrí y comencé a decender las escaleras, en el fondo un grupo de chicas hincadas murmuraban algo estaba rezando.
—No les are daño, ¿Están todas bien? –la quemazón se estaba extendiendo en todas direcciones, el dolor era terrible.
—S….i –alguien me contestó. Es un ángel, no, ¿Qué no es la hija del profesor Sam? Pensó una de ellas. Maldición me habían descubierto.
—Salgamos –me dí la vuelta y comencé a subir los escalones, la vista se me estaba nublando, las chicas estaban a salvo, el dolor me venció y me deje caer, pero el golpe nunca llegó, sentía el cuerpo arder, todo me dolía, no podía respirar, claro el veneno estaba llenando todo mi cuerpo, me convertiría en vampiro, era tiempo de tomar decisiones; no sería un vampiro por mucho tiempo, tenía la espada de la abuela yo misma me descuartizaría colocaría un detonador y así terminaría con mi vida, error con mi existencia, yo ya no tenía vida, todo por lo que me había mantenido de pie esta noche se había derrumbado, tu vida no es mejor que la mía estas condenada como yo, pero ¿Qué es peor la oscuridad o la soledad?, el eco de sus palabras me perseguirían hasta la muerte.
—No… se convertirá en una…de ellos ¿Verdad? –oí una voz preocupada. No mi bebe no, pensaba.
—Se le extrajo la sangre infectada, la conversión no fue concluida, ella se pondrá bien –la voz sonaba tranquila –Calma Sam ella es fuerte, estará bien, se recuperará.
Claro, la voz preocupada era la de mi padre y la otro sin duda la de Víctor, ¿Qué era lo que pasaba?, ¿Por qué solo sentía arder mi corazón? Los vampiros no sentía esta clase de dolor ¿o si?
—No puedo creer que esto le pase, todo por… tratar de ser héroe…
—No Sam, si estas pensando que yo la obligo estás equivocado esto es su decisión.
—Yo solo… ¿No podrían asignarle un compañero?
—Papá –que horror mi voz realmente sonaba terrible – Me gusta trabajar sola, ¿Qué me pasó? ¿Por qué no estoy matando gente? –intente hacer una broma, pero un escalofrío me recorrió el cuerpo.
— ¡Oh! Zoe cariño todo esta bien, no te pasara nada, seguirás siendo humana, mi Zoe – ¿Así que si algún día me convirtiera en un monstruo dejaría de ser su Zoe?, me estaba poniendo paranoica. Había algo raro en todo esto, muchas preguntas y ninguna respuesta.
—Sam, Zoe necesita descansar dejemos que duerma – Ya abra tiempo de arreglar todo esto, pensó; él tenía razón todo me dolía, baje la mirada y me encontré con una sorpresa.
— ¿Qué me paso en la mano?
—Te la fracturaste, descansa cielo Erik esta afuera ¿Quieres que pase o quieres dormir?
— ¿Y Camila, no esta aquí?
—No esta con Karen.
—Ok, dile a Erik que pase, creo que aun puedo soportar una visita.
—Te quiero cariño –Que débil se ve, mi bebe. Me dijo y me beso en la frente, salio de la habitación, me partía el corazón escucharlo así, debatido y triste, él no estaba de acuerdo con lo que hacía, pero ese era mi destino, no tenía elección yo también estaba condenada.
—Piojita que mal te vez, Víctor nos contó que te mordió, él estaba seguro de que te salvarías, papa estaba como loco, ¡Carajo! no vuelvas a irte sin avisar. Nos preocupaste a todos.
—Lo siento hermanito
—Y a todo esto ¿Cómo te sientes? –era la primera persona que me lo preguntaba.
—Me duele hasta la última parte del cuerpo, pero estoy feliz –o algo parecido.
—Loca
—Ja, ja, ja, no es el orgullo, cuéntame supongo que llegaron bomberos, y ¿Cómo me encontraron? No recuerdo haber conducido hasta… aquí ¿Dónde estamos? –tenía toda la intención de ser un cuarto de hospital, pero en este trabajo había aprendido que a menudo las cosas no son lo que parecen. El trataba de no pensar en eso, se estaba volviendo muy hábil en evitar que yo me entrometiera en sus pensamientos así que decidí dejarlo.
—Piojita ahora no, mejor descansa tienes aspecto de caer rendida en unos segundos –el tenía razón, me conocía mejor que yo, los ojos me pesaban.
—Tienes razón, solo no me dejes ¿Vale?, lo más probable es que tenga pesadillas y no quiero estar sola, dile a papa que se valla a casa y a todo esto ¿Qué hora es?
—Las cuatro de la mañana y es mmm... viernes.
— ¡¿QUE?! ¿Llevo cinco días inconciente? –no lo podía creer había estado casi una semana en este lugar.
—Bueno tienes que tomar en cuenta que tuvieron que mmm... bueno le diré a papá que se valla a la casa –y salió de la habitación dejándome con todas mis dudas.
Había muchos hilos que entretejer, todo estaba muy confuso, el cansancio se apodero de mi y como predije tendría pesadillas, estaba sola, caminando, era una calle vacía, sentía como si debiera buscar algo cada paso que daba me frustraba aun más, de pronto las ventanas de las casa comenzaron a vibrar, ese ruido comenzaba a enfurecerme, yo seguía buscando, caminando sin rumbo, como si estuviera perdida, la frustración y el enojo fueron en aumento, todas las ventanas que estaban cerca de mi explotaron y se hicieron añicos, por todas partes brincaron trozos de vidrios sentía como muchos de ellos me perforaban el cuerpo me tiraba al piso para tratar de cubrir mi cuerpo, de pronto tenía a alguien sacando los vidrios de mi cuerpo, tenía la cabeza baja y no podía verle la cara, pero sentía sus manos frías como las manos de un cadáver y de un color blanco que brillaban en la oscuridad, el pánico me mantuvo callada y quieta, yo lo seguía observado termino de quitar los trozos de vidrios y comenzó a lamer mis heridas, seguía aterrada, solo había alguien capaz de hacer semejante acto, un vampiro, él alzó su rostro y esperaba ver a Stefan pero no era él. Tu vida no es mejor que la mía tú también estas condenada, pero ¿Qué es peor la oscuridad o la soledad? Me dijo, pude ver el par de colmillos y unos ojos negros llenos de odio, en ese momento me desperté gritando.
—Piojita, tranquila solo a sido una pesadilla –Erik estaba a mi lado tomó mi mano que no estaba fracturada y me beso la frente –Todo esta bien, tranquila aquí estas a salvo, yo te cuidare.
-Erik ¿Qué es peor la oscuridad o la soledad? –le pregunte con la voz entre cortada por el miedo, aun tenía gravados en mi mente ese par de ojos negros, sentía como si me acecharan.
— ¿Por qué lo preguntas?, no te entiendo.
—Stefan me lo dijo antes de… morderme, me dijo que yo estaba condenada como él.
—No pioja no le creas, ve a mamá y la abuela, ellas nunca estuvieron solas –él tenía razón, pero quedaba una duda la abuela jamás quiso hablar de su madre, ¿Ella había sufrido?
—Erik, tú… yo… lo que hago ¿Tú crees que sea una condena?
—No pioja, es un don y eso te hace diferente y especial, pero no es una condena, puedes decidir dejarlo como mamá.
—No, no me entendiste, yo me refiero a… las voces.
—A eso, mmm no pienso que sea una condena como te dije es un don y tienes muchos, eres valiente, linda y sin duda la chica más hermosa que he conocido, y lo que haces es maravilloso, es parte de ti, de tu esencia, no lo veas como una condena y talvez jamás te deshagas de ellas pero se que aprenderás a vivir con ellas, tendrás una vida plena y larga y yo no te dejaré sola, tenemos que aprender a vivir con las cosas que nos dan y hacer lo mejor que podamos para tener una vida plena y tú eres especial y se que todo estará bien.
—Lo se, estoy contigo –era cierto nada me pasaría si el se quedaba a mi lado –Bueno ahora sí cuéntame que fue lo que paso ayer.
—Bueno, Víctor llego a la casa con Karen preguntando por ti y yo les dije que habías llegado y te encerraste en tu cuarto y que después escuche tu auto, así que Víctor subió a tu recamara y estuvo parado un buen rato sin decir nada, debo confesarte que tenía cara de preocupación –no lo había visto así nunca —Después de un rato camino hasta tu mesa de trabajo tomo una libreta rayo algo en ella, se bajo corriendo y se fue con Karen sin decirme nada, después papá llamó a la casa y me dijo que te habían lastimado así que salí de la casa y me vine, llegue cuando Víctor le estaba explicado a papá lo que te había pasado y que te estaban tratando de urgencia, el veneno se había extendido muy lento y que había una posibilidad de que te salvaras, debo confesarte que dudaba de lo que me decía después de todo te mordieron y el sólo repetía "ella se salvara" una y otra vez, la verdad yo no entiendo nada, él es muy extraño, nos estábamos poniendo histéricos todos llevabas mucho tiempo inconciente, tenías muchas heridas, contusiones, moretones, fracturas y lo que nos preocupaba más era la herida de tu cuello que no sanaba –me lleve la mano al cuello tenía una gasa –Descuida ya esta cerrando, pero el… doctor dijo que tardara demasiado tiempo en terminar de sanar.
—Una cicatriz más, la pregunta es ¿Cómo me encontraron?
—Bueno Víctor te conoce bien y el humo que se extendía varios metros hacía arriba nos dio una pista de donde estabas –dijo una voz de mujer en la puerta
— ¡Karen! –grité, de inmediato me arrepentí la garganta me ardía como si estuviera en carne viva.
—No deberías de gritar, el veneno afecto tu garganta, se quitara en algunas… pronto –me dijo Erik.
— ¿Cómo estás cariño? –me pregunto Karen
—He tenido días mejores
—Tú verdaderamente estás loca –me respondió.
Es lo que yo dijo, piojita ya somos dos deberías de considerarlo –se burlo Erik le hice una mueca.
— ¿Dónde está Cam? Papá me dijo que estaba contigo.
—Esta afuera muere por verte.
— ¿Cuál es la historia? –mi hermanita no sabía nada sobre lo que yo hacía, ella no era tonta y pienso que sabe más de lo que aparenta, después de todo esta maldición no llegara a afectarla a ella.
—Ella piensa que chocaste por estar jugando a los carreritas, saldré a decirle que puede entrar. –Karen me beso la frente y salió. Algo preocupaba a Erik, por fin se rindió y dejo fluir su mente
—Antes de que entre Camila tengo que decirte algo respecto a ella, no es el mejor de los momentos, pero el día que le dije que habías tenido un accidente ocurrió algo muy extraño, ella se quedo muda y el vaso que estaba en la mesa salto en mil pedazos, papá no sabe nada de esto y no se si ella se dio cuenta de algo, realmente estaba muy enojada. Pensó
—No solo fue un accidente, ella no… -no ella no podía sufrir con esto también eso no, ella tenía que elegir dejarlo, ella debe de decir que no a esto, yo la pasaba muy mal en el fondo sabía que jamás sería una persona normal, ella debería negarse a ser parte de esto, yo la protegería se todo y si era necesario de ella misma, era solo una niña.
—Piojita, tu sabes lo que es, tu empezaste un año antes que ella, piénsalo telequinesia, mamá y la… -no termino de decir la frase por que en ese momento me tape los oídos, sabía que era demasiado infantil, pero no podía escuchar hablar de ella, el dolor aun no me sepultaba del todo y yo esperaba que fuera cuando estuviera sola en mi habitación para así poderme regodear en el sin público a quien explicarle, por que no podía respirar y que sentía un gran vacío en donde se suponía debería estar mi corazón, si seguía pensando en eso realmente me pondría mal, no quería preocupar a nadie ya habían sufrido demasiado para que ahora yo saliera con mis tonterías después de todo en algunas culturas la muerte era algo maravilloso. El ciclo debe de continuar. –Zoe ella está…
—No me digas nada, no servirá, no me ara sentir mejor, quizá ella este bien, pero yo ¿Qué hay de mí? Se fue y me dejo aquí sola, a la deriva como un naufrago, llena de preguntas.
—Ok, entonces ¿Qué soy yo? Contéstame Zoe, si dices que estas sola y perdida entonces ¿Yo quien soy? ¿Y papá y Camila? No seas tan egoísta ¿Te has puesto a pensar que no eres la única que la extraña? Me duele verte así, muerta en vida.
—Erik –tuvimos que interrumpir nuestra charla, algo se abalanzaba sobre mi, solo fui capaz de sentir lo caliente del cuerpo, esto no era normal.
—Hermanita, te he echado mucho de menos, no lo vuelvas a hacer, por cierto ¿Por qué no estas en un hospital? –claro esto no era un hospital.
—Bueno, es muy caro un hospital y digamos que papá es solo un profesor –bajé la voz y le dije al oído –Sabes, detesto los hospitales –soltó una pequeña risita –Algo más pequeña, recuerda que tuve un accidente –su peso aplastaba mi cuerpo.
—Ups, lo siento ¿Me haces espacio? –me hice aun lado para que ella se acostara, era solo una niña de 12 años, ¿Cómo su destino podía estar ya marcado por la condena y la desgracia? Pero yo lucharía contra el si era necesario para mantenerla apartada de esta maldición -¿Por qué lloras? ¿Te lastimé? Lo siento, perdón, perdón –Que torpe soy, pensó e hizo ademán de levantarse, la tome de la mano para que no se levantara, no me había dado cuenta de que estaba llorando.
—No pequeña, solo me siento un poco… aburrida.
—Te amo hermanita –me dijo, bese su cabeza, la vida era tan injusta ella era un ángel –La abuela me dio un libro, dijo que cuando ella ya no estuviera aquí te lo diera ¿Lo quieres ahora? –se me hizo un nudo en la garganta ¿Qué significaba esto? –No lo he leído, el titulo está en griego, creo.
—Camila no creo que sea el mejor momento, dejémosla dormir. -¿Libro?, pensó Erik, lo mire con la misma cara de sorpresa con la que el me miraba a mí.
Pero ya durmió demasiado –pensó — ¿Aun tienes sueño? –me preguntó.
—No, pero Erik tiene razón, me mostraras el libro cuando regrese a casa.
—Si, ¿Me enseñaras lo que dice?
—Ya veremos.
—Zoe no podemos ser presas de cada arranque hormonal que tengas, cada vez es más difícil tapar tus momentos de histeria, tienes que comprender que no puedes seguir actuando así, eres la única que nos causa problemas ¿Es tan difícil obedecer? Es una verdadera molestia. Pensó Tania, si supiera que puedo escucharla cuidaría más sus pensamientos.
—Tania no le hables así, ese es su estilo y si eso nos ayuda a terminar con esos monstruos seguiremos soportando sus arranques de hormonas y si te…
—Basta, Tania, Karen –dijo Víctor, no necesitó subir el volumen, su voz ya tenía un tono de autoridad –Zoe ya te lo pedimos por favor no seas tan… exhibicionista, la discreción es la base de esta sociedad, no podemos estar lidiando con todos tus eventos, por así decirlo, tampoco puedo decirte que no lo hagas, eres la más eficiente de todos, pero eso no te da derechos especiales, no quiero que lo veas de ese modo; queda por tratar a donde serás reubicada –suspiré esto era lo más lamentable –No pareces sorprendida – me dijo alzando la ceja en señal de que eso a él si le sorprendía, no dije nada claro que no estaba sorprendida, mi misterioso don y la intuición me habían prevenido –Ya está todo arreglado, si no hay nada más que tratar les pido que se retiren.
— ¿Eso es todo? Claro, como va a seguir las reglas si sólo es reubicada mientras todos nosotros quedamos como imbéciles, ella seguirá abusando y todos quedaremos a su merced. ¿Por qué nadie puede entender lo peligrosa que es esta niña? Deberían de sacarla de la sociedad, claro pero nadie lo hará es la nieta de Sofía. Ese pensamiento me hizo enfurecer.
—Tania, creo que la que tiene arranques hormonales eres tú –me burlé.
—Zoe ten cuidado con lo que dices no te confíes por ser la favorita de Víctor.
— ¿Favorita? No seas ilógica, soy eficiente y eso es todo, si no te parece ¿Qué haces refugiándote en los edificios de la sociedad? Si tanto te enfurece mi manera de trabajar ¿Por qué no sales tu y te arriesgas? Tengo entendido que Víctor les contó todo ¿Cierto? –Tania estaba poniéndome furiosa.
—Absolutamente todo –dijo Karen.
—Entonces ¿Quién arriesga más yo o todos ustedes con mis arranques hormonales? –me quite la gasa que cubría la mordida de Stefan.
—Zoe cálmate –me dijo Víctor
—No Víctor estoy cansada de que siempre sea yo a la que juzguen, ¿Quien me va a responder? –todos guardaron silencio, en sus mentes solo resonaban mis palabras –Si alguno de ustedes aun piensa que tengo privilegios por ser la nieta de Sofía respóndanme esa pregunta, quiero que les quede claro, yo sola me he ganado el lugar que tengo, me he roto más huesos que nadie, he acabado con más vampiros que muchos a mi edad y ninguno de ustedes se a despertado con la misma incertidumbre que yo, a mí es a la que reconocen los aquelarres, a mi es a la que persigue la soledad ¡Soy yo la que esta maldita! –estaba perdiendo el control, en ese momento algo extraño sucedió, el vaso de vidrio con agua que estaba frente a mi se hizo pedazos, todos quedaron sumidos en un profundo silencio, nadie se movía, nadie respiraba, la única respiración que se escuchaba era la mía, mi mente estaba embotada de preguntas, No es el mejor momento. –Recuerden esto la próxima vez. –me di la vuelta y salí, cuando estaba lo suficientemente lejos eche a correr, en cuestión de segundos estaba sentada en mi auto respirando entrecortadamente, las preguntas me invadieron, encendí el auto y hundí el pie en el acelerador, el auto avanzaba a gran velocidad, el aire frío, casi congelado que entraba por las ventanas me hacía daño en los ojos, pero ni el dolor ni el frío lograban borrar las imágenes y las voces que estaba recordado mi mente.
—Fue un accidente Sam, sabes lo inestable que era Maya –decía la abuela, yo estaba escondida en el armario de papá.
—Sofía ¿Cómo voy a vivir sin ella? –le preguntaba papá con la voz llena de dolor, un dolor que me laceraba el corazón.
—No fue tu culpa, no puedes dejarte caer Zoe te necesita sabes lo que esta por suceder, ella se convertirá en una cazadora, yo estaré a su lado.
—Sofía, Maya nunca quiso explicarme nada de esto ¿Por qué tienen que hacerlo? Mi hija solo tiene 15 años es una niña.
—Es más seguro que no sepan mucho. –la abuela no dijo nada más, me encogí en el armario y unas silenciosas lágrimas comenzaron a caer, mamá ha muerto, mamá ha muerto, me repetía una y otra vez.
El sonido de mi celular me volvió a la realidad, no sabía como había llegado a las puertas de mi cafetería favorita. Ring, ring, ring. Estaba tentada a no contestar, pero decidí ser responsable.
—Zoe ¿Dónde estas? –era la voz preocupada de Erick
—Me pare por un café –le respondí.
— ¿Estas bien? Víctor llamó hace media hora diciendo que te habías ido muy enojada, estaba preocupado, esperamos a que llegaras a casa, llevo diez minutos tratando de comunicarme contigo ¿Por qué no contestabas? –me dijo, esta vez un poco irritado.
—Lo siento no lo escuche –y era verdad, había estado tan sumergida en mi miseria, que si hubiera chocado y muerto seguro que no me habría dado cuenta.
— ¿Tardaras mucho? Papá se esta poniendo histérico
—No lo se, dile que estoy bien –y colgué. Tomé mi bolso y salí, entré a la cafetería y me senté en mi mesa favorita, mi mente era un hervidero de voces, detestaba no poder callarlas, a los quince minutos alguien dejó una gran copa enfrente de mí.
—Frapuchino –dijo una voz de chico.
—Hola David –dije, el chico ya me conocía, sus papás eran los dueños del lugar.
— ¿Por qué tan triste? –me preguntó. ¿Que esta mujer no sabe sonreír? pude notar una verdadera preocupación tanto en su voz como en sus pensamientos, claro yo no podía decirle la verdad, quise imaginarme como sonaría –Nada, creo que hice saltar en pedazos un vaso y tengo que mudarme por haber incendiado una casa llena de vampiros. Él pensaría sin duda que yo era una chiflada. Quizá y ya lo piensa. Me dijo una vocecita en mi cabeza, estaba llegando a la conclusión de que esa voz era el diagnostico correcto de que me estaba volviendo toda una loca en regla.
—Tendré que mudarme, a papá le ofrecen un mejor trabajo. –le respondí un poco tarde.
— ¿A dónde iras? —No puede irse pensó
—A la capital —
— ¿Cuándo te vas? —
—Aun no lo se, supongo que lo antes posible el curso ya inició, pero no quiero hablar de eso ¿vale? Me deprime. —
—Ok, ¿Puedo sentarme? –asentí con la cabeza.
—No te había visto dese hace algunas semanas –alcé mi mano y dije.
—No se me permitía manejar, ¿Qué ha pasado últimamente? –le pregunté, tenía que saber que era lo que la gente sabía sobre la explosión.
—Bueno el otro día hace como dos semanas, hubo una fuga de gas en la casa abandonada que está a dos manzanas de aquí.
— ¿Cómo? –trate que mi voz sonara incrédula.
— ¿No te enteraste? –negué con la cabeza. Vaya que raro, la noticia se esparció como pólvora. –Bueno era ya muy entrada la noche, no me había dado cuenta de la hora que era, estaba esperando… —No metas la pata, la vas a asustar si se entera que te quedaste solo a esperar a que ella llegara —Bueno sucedió algo muy extraño, los vidrios comenzaron a vibrar así que salí y vi alzarse una luz pero se extinguió muy rápido y no se vio nada más, me quede plantado no sabía si ir o quedarme no sabía que hacer… —se me hizo un nudo en la garganta sólo de imaginarme si David hubiera decidido ir a ver que pasaba –Y de pronto los vidrios volvieron a temblar y el cielo se cubrió de un humo azulado con gris, eche a correr, cuando llegue ví alejarse un auto, a las cinco chicas que ese día se habían robado tiradas bajo una árbol y a mucha gente tratando de apagar el fuego, después llegaron los bomberos que obligaron a la gente a irse a sus casas dijeron que había una fuga de gas –esos sin duda no fueron bomberos –Salió todo en las noticias ¿No podías tomar un periódico? –se burlo de mí.
—Muy gracioso, espero que nunca te fractures nada ¿Tú que opinas? –le pregunté, fingiendo que no me interesaba.
—Bueno, no creo que halla sido una fuga de gas, esa casa lleve deshabitada varios años, pero la verdad a mi no me interesa, solo te lo conté para que te distrajeras y si sirvió, pareces un poco más viva… —los dos nos quedamos callados, sabía lo que estaba pensando sin necesidad de leer la mente, yo le gustaba –Te voy a extrañar –las palabras salieron muy precipitadas, como si hubiera preferido no decirlas y a ser verdad yo opinaba lo mismo.
—Descuida estaremos en contacto, no te libraras de mi fácilmente –aunque no sabía si eso sería posible.
—Quisiera nunca librarme de ti – ¿Eres tan despistada que no notas que me muero por ti? Esto no iba bien tenía que parar esta conversación lo antes posible.
—Tengo que irme, Sam debe estar como loco –se quedó sorprendido pero no me detuvo, su mente estaba llena de confusiones Es tan extraña pero tan hermosa, jamás había conocido a alguien así... Me alejé lo más rápido y ya no pude escuchas el resto de sus pensamientos.
Necesitaba tiempo para pensar lo que había sucedió hoy; seguro estaba tan enojada que no me dí cuenta y tiré el vaso yo misma y todo esto es producto de mi paranoia y mi locura; llegué a ésta conclusión, no podía ser de otra manera, no podía tener tan mala suerte, mi vida ya era una maldición hecha y derecha para aumentarle más sufrimientos. Si tú lo dices.
-Cállate –comencé a reírme histericamente –Zoe ahora si estas loca –Ahora te das cuenta. –se burló una voz en mi cabeza.
