Disclaimer: Ni Fairy Tail ni sus personajes me pertenecen, tan sólo la historia. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

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Aquel bar era un sitio tranquilo. Una cervecería donde pasar la tarde hablando, bebiendo y picoteando algo con los amigos. Natsu nunca había ido allí pero le gustó el ambiente, sobre todo por un grupito de chicas que ya estaban un poco perjudicadas en una mesa cercana, y que reían sin parar llamando la atención del resto de los clientes, a propósito. Sting y Jellal estaban con él, pero Gray, que fue quien recomendó el sitio, llegaba tarde.

"Como siempre..."

- Voy al baño un segundo -dijo el chico de pelo azul mientras se levantaba-. Pedidme una Grimbergen por favor.

La camarera no tardó en llegar para apuntar la comanda, y Natsu recibió una patada en la espinilla para que dejara de leer la carta y se fijara en ella. Cuando alzó la vista se encontró a una voluptuosa rubia con una sonrisa radiante y ojos cansados, con tanta delantera como desparpajo y vestida con el ridículo uniforme del local, consistente en una blusa que llevaba elegantemente demasiado abierta y en una falda demasiado corta tras un mini delantal.

- Qué os pongo chicos?

La mente pervertida de ambos voló hacia la misma idea.

"Cachondos, para empezar..."

- Em... sí, -comenzó Sting- a mí ponme una Heinekken. -Y entre dientes murmuró cerca de su amigo- Hoy me apetece una rubia...

Natsu, que aún la miraba, vio cómo soltaba una apenas perceptible carcajada mientras anotaba el pedido. Había oído el comentario.

- Yo quiero una Paulanner. Y ponme también una Grimbergen.

- Dos para ti solito? Que duro! -bromeó con sarcasmo la chica escribiendo en su comandero. La pullita le hizo verla con otros ojos. No era una rubia tetona cualquiera, esta chica tenía algo dentro de esa preciosa cabeza, y sin poder evitarlo respondió con el mismo tono devolviéndole la pelota.

- Y puedo con más. Estás interesada en probar?

Un escalofrío recorrió la espalda de la muchacha y la hizo detenerse en seco. Había entendido la alusión de carácter sexual que le acababa de lanzar ese chico de pelo rosa. La había dejado descolocada, no esperaba una contestación así. Notó cómo se le empezaban a encender las mejillas, así que se dio la vuelta enseguida haciéndose la tonta.

- Enseguida lo traigo.

Pero Natsu la había visto sonrojarse antes de desaparecer. Continuó mirándola con una media sonrisa triunfal hasta que desapareció detrás de la barra.

- Joder, cómo está la pava! -Comentó Sting.

- Demasiado vulgar. -Dijo su amigo agachando la mirada de nuevo a la carta de cervezas.

- Me da igual, tronco. A esta tía le daba yo todo lo que se dejara!

- No seas ordinario! -Le reprendió Jellal, que acababa de llegar del baño justo para escuchar ese comentario.

- Es que no has visto a la camarera... Ahora me lo dices!

- Bueno, entonces qué vamos a hacer esta noche? -preguntó Natsu cambiando de tema. No quería pensar más en el estupendo cuerpo de esa rubia, ni en el adorable rubor con el que la vio marcharse.

- Queréis que después de esto vayamos a las terrazas de verano? -preguntó Sting- Ya están abiertas y son muy agradables, tanto para los muermos que sólo se sientan en los sillones -dijo señalando a su amigo de pelo azul- como para los que nos apetece ir de caza por la pista de baile.

- Me parece bien. -contestó haciéndose el ofendido Jellal.

En ese momento Gray atravesaba la puerta del establecimiento. El muchacho de pelo rosa levantó un brazo para llamar su atención, y al verle se dirigió hacia ellos.

- Hola chicos, siento el retraso. Ya habéis pedido? Tienen un montón de cervezas aquí.

- Sí, ya estamos viendo. Cervezas, y otras cosas interesantes...

El rubio señaló hacia la mesa de las chicas ruidosas para que su amigo mirara.

- Nooooo... -dijo éste llevándose una mano a la frente- Ya empezáis?

Todos rieron menos el aludido, que alzó los hombros y contestó.

- Aunque creo que mi corazón ya ha sido conquistado por esta noche.

Gray le miró extrañado. Entonces se fijó en que su vista se había dirigido de pronto hacia un punto al que miraba fijamente. Entonces la camarera llegó con el pedido y empezó a dejar las cervezas en la mesa. Cuando alzó la vista se dio cuenta del motivo de atontamiento de su amigo.

- Lucy? -Preguntó el recién llegado.

Ella le miró con una sincera sonrisa en los labios.

- Gray! Qué haces por aquí? Hacía siglos que no te veía!

El chico se levantó y la dio un abrazo cariñoso bajo la atenta mirada de Natsu, quien empezaba a sentirse incómodo con ella allí.

- Trabajas aquí ahora? -le preguntó.

- Aquí y en un par de sitios más. Me alegro de verte, qué te pongo?

- Cachondo, para empezar!

Sus tres amigos abrieron los ojos sorprendidos por la contestación, sobre todo los dos que ya lo habían pensado con anterioridad. Sin embargo, en lugar de enfadarse o responder con uno de esos sarcasmos que sabía utilizar, la chica se rio abiertamente y le dio un manotazo en el hombro.

- Idiota! Una Voll Damm?

Él le guiñó un ojo.

- Como siempre!

- Ahora te la traigo.

Y se marchó pizpireta dejando a todos en la mesa de hielo. El chico se volvió a sentar y los miró.

- Qué?

- Preséntamela! -dijo desesperado Sting mientras le agarraba de la camiseta- Por dios, es la madre de mis hijos! Tengo que conocerla!

Natsu no supo por qué pero el comentario le molestó un poco. Su amigo estaba siendo demasiado efusivo.

- Vale vale, ahora os la presento.

- Por mí te lo puedes ahorrar -dijo el chico de pelo rosa-. No estoy interesado en conocer chicas vulgares.

- Espera... -se extrañó su mejor amigo- desde cuándo?

- De qué la conoces? -Preguntó Jellal. Era algo que el chico quería saber pero que no se atrevía a expresar.

- Somos amigos desde hace mucho tiempo. En el instituto yo solía estar colado por ella, pero no es una chica fácil. -Aclaró mirando al rubio.

- No importa, la conquistaré con mis artes románticas y mi encanto! -Dijo mientras apretaba sus brazos para marcar músculo.

En ese momento la chica volvió a aparecer con la bandeja repleta.

- Uo uo uooo! Chico, guarda esos brazos que no quiero que me revoluciones el local! -Le dijo a Sting con una sonrisa. Éste se desarmó por completo y sus amigos rieron.

- Lucy, te presento a la peña. Éste es Jellal, fuimos compañeros en la universidad. El musculitos es Sting. -Éste saludó con una mano- Y el que tiene cara de malas pulgas es Natsu, mi mejor amigo.

- Chico, nunca has tenido buen ojo para escoger a tus amistades cercanas! -Dijo ella divertida. Natsu se molestó un poco más. Por qué con todos era amable menos con él? No pensaba ser el único que recibiera ataques.

- Ni escogiendo chicas de las que pillarse.

Lucy volvió a ruborizarse por el comentario. Dios, estaba preciosa así. Por un momento se olvidó de sus mutuos ataques, del lugar en el que estaban y del resto de la gente, y sus hormonas empezaron a saltar y hacerle que se imaginara cosas, como a aquella dulce rubita totalmente sonrojada y acalorada jadeando debajo de él en su cama. Al notar como su virilidad se activaba por momentos apartó la vista frunciendo más el ceño, momento que ésta aprovechó para reponerse.

- Supongo que ya les has contado la historia, no Gray? -Éste sonrió con picardía mientras se llevaba una mano a la nuca.- Pero cariño, -dijo de pronto melosa, cosa que hizo a los chicos girarse a mirarla cómo acariciaba la cara de su amigo mientras le ponía una rodilla encima- ambos sabíamos que no iba a funcionar. No me van los tipos rudos, sexys y dominantes como tú. Por muy bueno que fueras en la cama.

- Bu-bu-bueno... -tartamudeó el muchacho.

Ella se separó despacio guiñándole un ojo mientras hacía un gesto con la cabeza a la mesa de chicas ebrias que les miraban con ganas de saltar sobre su amigo en cuanto la camarera se fuera, y terminando de dejar los platos con los mini bocadillos que traía de aperitivos y las patatas fritas, y tras hacer un mohín se giró y volvió a la barra, pasando fugazmente la mirada por el muchacho de pelo rosa que la miraba con gesto demasiado molesto. Sting soltó de golpe todo el aire que llevaba rato conteniendo, y agitando la mano se recostó en la silla diciendo:

- Vaya hembra...

Jellal rio señalando la evidente agitación de su amigo de pelo negro causada por la cercanía de la chica, y Natsu, simplemente, giró la cara conteniendo una rabia que crecía por momentos. Qué era lo que estaba sintiendo? Por qué? Como si le importara algo una rubia vulgar con una lengua bífida. Como si le molestara ese roce con Gray. Como si le sacara de quicio que Sting llevara toda la noche babeando por ella. No, nada de eso tenía interés para él. Se giró de nuevo a la mesa de las ruidosas chicas, que ahora hablaban todas del sexy moreno, y decidió que después de todo, hoy lo pasaría bien.

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Las terrazas de verano estaban bastante concurridas. La música era cañera y la temperatura agradable. Habían bebido bastantes rondas en la cervecería, así que sus temperaturas corporales desafiaban las leyes de la naturaleza en esa época del año, ya que las noches de mayo aún no eran demasiado cálidas.

Jellal disfrutaba de un mojito recostado en un butacón muy cómodo con cojines oscuros, mientras se entretenía mirando su móvil o, de vez en cuando, a sus amigos moverse por la pista detrás de alguna pobre víctima. Sting bailaba con dos chicas a la vez, colocando las manos cada vez en lugares más comprometidos cuando ellas se despistaban. Gray se había encontrado con una chica de pelo azul que le había llamado la atención, pero no se atrevía a dar el siguiente paso. Llevaban todo el tiempo hablando y bebiendo apoyados en la barra. Tras el tercer chupito, la chica sintió un ligero mareo y se tambaleó hacia delante, cayendo directa en brazos del muchacho que aprovechó para deleitarse con ese pequeño contacto y que hizo que se decidiera a ofrecerle asiento en unos butacones cerca, más cómodos, más íntimos. Natsu, por su parte, no había parado de beber en toda la noche. Varias chicas le habían entrado y lo más que había logrado era acorralarlas en las puertas del baño para devorarse mientras las manos volaban por debajo de sus ropas. Pero no pasaba al siguiente nivel, aunque sus amigos viendo las idas y venidas pensaran que sí.

En una de las veces que Jellal levantaba la vista hacia el mundo se encontró con algo que no esperaba. Varias chicas formaban un corro en el centro de la pista y bailaban con mucha destreza y alegría. Pero lo que más le llamó la atención es que una de ellas fuera Lucy, vestida ahora con un pantalón corto vaquero, unas botas y una blusa vaporosa que le caía hacia un lado y dejaba ver uno de sus hombros mientras alzaba el otro brazo para bailar. Sujetaba una copa con algún líquido oscuro y parecía no darse cuenta de que a pocos pasos de ella Sting manoseaba a las dos chicas pasadas de rosca. Quiso alertarle. Llevaba toda la noche hablando de ella y diciendo que era la mujer de su vida, la madre de sus hijos. Al menos debía saber que estaba a su lado. Se levantó y salió deprisa en dirección a su amigo, con la mala suerte de que tropezó con alguien que venía directa a los sillones.

- Perdona! -Le dijo mientras el chico contemplaba su cóktel en el suelo.- Déjame que te invite a otro.

Alzó la vista y se encontró con el rostro avergonzado de una pelirroja que le dejó sin aliento. Atontado, sólo atinó a asentir, y la chica le indicó con un gesto que se sentara y que enseguida se lo traía. La siguió con la vista hasta la barra. La observó pedir. La vio sonreír al camarero. Era muy guapa, preciosa. Pero lo que más le encandiló fue su forma de moverse. Cuando volvió y le tendió la copa, se sentó a su lado y brindó con el perplejo muchacho.

- Discúlpame, en serio.

- No importa, tranquila.

Ella le sonrió.

- Me llamo Erza.

- Yo soy Jellal.

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Natsu volvía del baño tras magrearse de lo lindo con otra de las chavalas del local. Había decidido que ya era hora de irse. Estaba claro que no iba a conseguir nada más esa noche que preparar el terreno para una apoteósica resaca al día siguiente. Cuando iba de camino a decírselo a Jellal le vio demasiado ocupado charlando con cara de bobo junto a una chica. No se esperaba eso de él. Gray no estaba por ninguna parte, así que fue a molestar a Sting para decírselo. Entonces, un brillo dorado le despistó y le hizo fijar la vista en unas piernas que se movían sensuales y una melena rubia que se sacudía seductora al ritmo de la música. En un giro se dio cuenta de que la chica a la que estaba mirando era Lucy, la camarera de la cervecería. Sin poder controlar su cuerpo, se acercó a ella y le dio un empujón por detrás lo suficientemente fuerte como para llamar su atención y pasó de largo. La chica vio cómo un muchacho de pelo rosa se alejaba después de haberle dado un empujón a drede, y sin pensarlo salió detrás de él.

El muchacho cruzó toda la pista de baile y siguió caminando hasta llegar a la última barra, donde se ocultó. Ella llegó y se encontró al chico apoyado contra la pared con los brazos cruzados sobre el pecho y el gesto ofuscado.

- Qué coño te pasa? -preguntó poniendo las manos en la cintura.

- A mí? No he sido yo quien te ha perseguido por todo el local.

Lucy enarcó una ceja y lanzó un dedo acusador hacia el pecho del chico.

- Tú has sido quien me ha empujado, y juraría que lo has hecho a posta.

En ese momento, Natsu le agarró la mano y tiró de ella hasta lanzarla directa a sus labios. Ella no se esperaba esa reacción, y tardó un momento en darse cuenta de lo que estaba pasando. Pero cuando intentó zafarse notó cómo la apretaba más hacia él y cambiaba el tercio del beso, abriendo la boca y arrastrando los labios de ella con ese gesto, invadiendo entonces su boca. La chica, al notar esa viva y experimentada lengua jugando con la suya, perdió toda la razón y se dejó llevar. Cuando él se dio cuenta de que era suya bajó las manos hasta sus glúteos, estrujándolos y apretándola más hacia su cuerpo. Lucy puso las manos alrededor de su cintura y tuvo que agarrarse a su ropa para no caerse, y al hacerlo notó su duro y caliente torso bajo la camiseta que la invitaba a acariciarlo. Ese gesto logró encender al muchacho más de lo que había esperado. Entonces, el tórrido beso se detuvo, Natsu la miró aún con el ceño fruncido y la soltó para marcharse de allí deprisa, dejando a la muchacha con los labios hinchados y con ganas de matar a alguien.

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Hola a todos! Bienvenidos a mi nuevo proyecto. Una historia que hacía tiempo que quería plasmar. Para estas primeras escenas me he inspirado en localizaciones de una ciudad en la que viví una preciosa época de mi vida (en la que salía bastante de fiesta por lo que podéis ver xD) y la verdad es que las he escrito con mucho cariño, imaginando a los personajes en esos sitios que tan buenos recuerdos me traen. Espero que lo disfrutéis, y como siempre, sabed que se agradecen los comentarios, además de que ayudan a motivarse para seguir escribiendo ^^

Un saludo desde el mundo de Hanako!

Nos leemos.