Disclaimer: Esto debería venir incorporado en ff, algo así como una aplicación, porque después de casi dos años en el sitio, cansa xD
Claim: Jacob/Leah.
Advertencias: Vitamina C, bah.
Notas: Participa en el Reto Palabras para el recuerdo, del foro LOL.
Lo que nadie sabía
(31# Calor)
Jacob.
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Todos en La Push lo sabían ya, y tampoco era que ellos lo ocultaran, solía darles lo mismo. Tampoco les importaban las miradas sospechosas cada vez que llegaban juntos a algún sitio o se iban de éste en compañía, mucho menos los comentarios por las espaldas, aquellos murmullos o pensamientos bajos que podían oír muy bien. Para todos, ellos eran simplemente follar en el medio de algún lugar donde hubiese árboles por romper.
Para todos, ellos eran calor, calor y mucho más calor. Manos que tocaban todo y mucho más, que aumentaban la temperatura donde fuere que acariciaran, que quitaban las ropas como si las carbonizaran. Labios ardientes que se encontraban entre sí, que mordían, que besaban cada centímetro de la piel, labios que gritaban, gemían y jadeaban cosas ininteligibles que quemaban la garganta por salir, que aumentaban el calor allí. Caderas que se encontraban y se embestían como si no hubiese un mañana, haciendo que la fricción allí fuera insoportable, sintiendo como si algo explotara allí y esparciera su calor por todo el cuerpo. Lenguas, rasguños, gruñidos. Piernas, manos y suspiros. Cuerpos sofocados del otro.
Para todos, ellos solamente eran sexo ardiente, eran una búsqueda desesperada de calor, pura necesidad, hambre carnal.
Pero lo que nadie sabía, eso que todos ignoraban porque estaba bien escondido dentro de ellos, eso que no revelaban porque quizá ni siquera ellos los sabían, era que aquel calor que tanto parecían encontrar en el otro, lo necesitaban en más de un sentido. Porque no sólo era atracción física, era algo más y no sabían qué. Porque Leah buscaba ese calor que descongelara su corazón, que la derritiera por dentro, y Jacob lo buscaba para mitigar su dolor, para calmarlo todo. Porque ambos lo buscaban para poder hacer hervir el veneno por un lado y el dolor a la pérdida por el otro. Y entonces, lo que nadie sabía, era que ya no eran sólo sexo, eran también personas que buscaban vida en el otro.
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