El gran castillo Vongola estaba hecho un caos, la nueva generación de familia Vongola había llegado hace dos semanas desde Japón y aun no estaban acomodados del todo. El décimo ya estaba dirigiendo la familia de la mafia a sus cortos veinte años, había pasado 6 años desde que se volvió Vongola y hace tres semana el nono ya había perecido, apenas comenzaban a acomodarse en aquel enorme castillo y conociendo a todos los demás Vongola

Había muchos cuartos y muchas leyendas sobre ellos, el más interesado en esto era el guardián de la tormenta que había escuchado la leyenda de una dama que recorría el castillo Vongola llorando cada noche desde la muerte del nono caminado un camisón totalmente blanco, el guardián quedó totalmente intrigado ante los rumores de un fantasma entonces este se dedicaba a ver cada cuarto de la gran mansión buscando a su fantasma

En la noche mientras buscaba al fantasma escucho un ruido de la cocina, fue directamente a ella, entro a estas y estaba a oscuras solo había una vela prendida que iluminaba a una chica de tez un poco más oscura que la de él con grandes ojos rojos, cabello negro y flequillo, traía un camisón blanco muy sencillo de tirantes, estaba sentada sobre un taburete en una mesa alta al centro de la cocina comiendo pasta

-oh... hola-le mira sin interés

-¿quién eres tú?-dijo el chico intimidante

-esta es mi casa ¿quién eres tú?-dijo la chica con el ceño fruncido

-¡esta es la casa del Décimo!

-¡esta es la casa del Nono!

-e-espera... ¿el nono? ¿Timoteo el Nono Vongola?

-esta es la casa del Vongola Nono-dijo ella decidida

-oh... ¡tú eres el fantasma!

-¡n-no soy el fantasma!... tú estás loco

-¿que estas comiendo?-dijo intrigado por el olor- ¿es comida de fantasma?

-eres muy raro... estoy comiendo una pasta que invente, tiene camarones, pollo, almendras, brócoli, hum no recuerdo qué más... pruébalo

-¡¿cómo que no sabes que tiene?! ¡¿No seguiste la receta?!

-¿receta?

-¡todo debe tener reglas!

La chica no le prestó ni la menor atención a los regaños del peliplata y con su tenedor metió una porción de la comida en la boca del chico mientras este hablaba, este puso cara extraña primero iba a escupirlo, pero la chica tapó su boca y movió la garganta de del chico para que tragase

-¡pudo tener veneno!

-pero no estas muriendo ¿o sí?-dijo la chica con arrogancia

-¡aun así! ¡Puedes ser un enemigo!

-yo vivo aquí...-dijo la chica sin expresión

-¡claro que no!

-basta, comamos -dijo dándole un tenedor con una sonrisa

El chico se sonrojo ante esa cálida sonrisa, comenzaron a comer los dos del mismo plato y ya cuando terminaron, la chica se fue del lugar, ante los ojos del peliplata pareció desaparecer del lugar. Luego el chico volvió a su cuarto a acostarse y se quedó mirando el techo pensando si la chica que había visto era real o no, parecía haber sido un sueño, estuvo todo el día preguntando a sí mismo si era verdad lo que había visto, iba cada día a verla por los cuartos pero el único lugar donde siempre aparecía era la cocina de noche, luego de un mes a pesar de seguirla viendo seguía sin saber si la chica era real o no

-pensé que te habías ido de la casa del Nono

-no, me quedare por que el Décimo está aquí

-como quieras-dijo la chica con indiferencia

-¿que estas comiendo?

-hum cheesecake pero hice una salsa de frutos rojos, le agregue algunas frutas y chocolate blanco y de leche, creo que también tiene nueces

-¿porque tu no sigues las recetas?

-por qué seria aburrido

-¡las reglas no son aburridas!

-claro que lo son-dijo comiendo una cuchara de su postre- si no la comida no sería deliciosa

-¡si lo seria!

La chica volví a hacer lo mismo que las otras noches, metió una cucharada en la boca del peliplata e hizo que comiera obligado, ella sabía que le gustaría y no dejo que sus gruñidos y regaños le detuvieran

-eres muy arrogante, niñata

-cállate, al fin y al cabo te gusto ¿no?

-eso es lo de menos, me parece ridículo que no sigas la receta

-entonces ¿crees que una buena comida tiene receta?

-¡así es!

-¡entonces prepárate porque en una semana a esta hora veremos quién es el mejor! si tus tontas reglas o mi creatividad

-¿y quién decidirá?

-tu solo te darás cuenta, aunque me gustaría que el Nono lo viera

El peliplata le miró extrañada y se preguntó si ella sabía que el Nono había muerto hacía ya más de un mes pero no quiso decir nada, parecía tan emocionada por la competencia que no le dijo nada. Luego de charlar un poco con ella se retiró a su cuarto a dormir y los siguientes días los pasó en la biblioteca revisando como debía hacerlo pero no sabía exactamente qué debía hacer, así que a la siguiente noche fue a la cocina a ver si estaba y había tenido suerte ya que estaba comiendo un sándwich de galleta con helado malvavisco chocolate, crema y fresas

-oh, eres tú de nuevo

-tengo una duda

-¿sobre la competencia?

-así es

-¡dispara!-dijo la chica animosa

-¿qué cosa quieres que cocine?

-hum...no lo sé, no lo había pensado

-vaya sí que eres extraña, eres un fantasma muy raro

-que no soy un fantasma-dijo molesta

-entonces ¿qué cocinaremos?

-hum... ¡lasaña!

-pero eso es simple

-¿y qué? eres muy molesto y aburrido

-¡¿qué?!

De repente apareció la caja arma del Vongola, aquel gato de la llama de la tormenta Uri, subió al mesón de un salto y se acostó junto al brazo de la chica. La mujer le acaricio suavemente y con la punta de sus dedo unto un poco de helado y le extendió el dedo con una porción mínima de helado para que le gato comiera, el peliplata asustado de que le mordiera le iba a detener pero el gato lamió suavemente el helado sin hacerle daño

-Uri no te hizo nada...

-¿Uri?-la chica rio- así que Uri, cada noche viene aquí a pedirme comida-sonríe-aunque no pensé que tuviera nombre

-es mío-lo toma- no le des comida es una arma caja

El gato rasguño a su dueño hasta que pudo liberarse del agarre y volvió hasta los brazos de la mujer acomodándose victorioso mientras la mujer sonreía alegre, el peliplata solo se quejó del gato mientras ella cambiaba su expresión a una molesta y el guardián seguía gritando enojado. Se levantó del taburete y le dio una bofetada, la chica tenía expresión seria y él se quedó ahí inmóvil y luego le respondió molesto insultándose uno a otro hasta que ella desapareció del lugar llevándose la caja arma. Luego de unos minutos de eso el décimo Vongola llegó atraído por los gritos que venían de la cocina

-¿Gokudera-kun?-dijo el castaño refregándose los ojos

-¡Décimo!

-¿está todo bien? se escucharon muchos gritos

-esa chica rara que estaba aquí

-¿chica?

-era un fantasma

-Gokudera-kun estás comiendo demasiado dulces-dijo mirando sobre la mesada- quizás deberías descansar

-¡yo no estaba comiendo!

-tranquilo Gokudera-kun, ve a descansar

-d-de acuerdo

El chico se retiró a su cuarto y tocó su mejilla mientras estaba sentado en su cama, sí que le había dolido pero más que el dolor físico era su orgullo, definitivamente debía ganar esa competencia

Los días pasaron y él estuvo encerrado en la biblioteca, de nuevo, buscando la mejor receta para competir contra aquella mujer que además de quitarle su mascota había tenido el descaro de abofetearlo

El día había llegado y pasó repasando la receta lo mejor posible todo el día mientras realizaba sus tareas en la mansión, a la caja arma no la había visto en días y estaba preocupado pero sobre todo molesto, molesto por todo, por la chica que se había atrevido a golpearle y por su mascota que prefería la compañía de ella

Ya era la hora, se puso una camisa de color blanca sobre una playera negra, y se fue hacia la cocina, ya estaba la chica con un vestido rojo, muy femenino, simple sin tirantes y una cinta rosa bajo su pecho pero siempre descalza, su cabello negro estaba trenzado de forma holgada, junto a ella estaba Uri

-buenas noches

-comencemos de una vez-dijo él con expresión seria

Los dos comenzaron a moverse de un lado para otro, había tiempo límite así que era mejor ponerse a trabajar, el peliplata volvía a leer el libro que traía de cocina para asegurarse de que todo saliera bien, mientras que la chica andaba con una cucharilla de un lado para otro probando cada cosa para que saliera bien, luego de que el tiempo hubiese acabado ambos presentaron sus platos, el del chico se veía bien se podían ver las capas de separación simple no mucho trabajo, mientras que la chica tenía un perfecto cubo se veían varias capas de colores sobre esto unas hojas de albahaca y alrededor parecía un círculo de salsa blanca. Ambos gritaron al unísono que habían terminado, se miraron enojados, había una increíble tensión entre ambos pero fueron interrumpidos por los dos niños revoloteando animosos

-¡vaca estúpida! ¡I-pin!

-estupidera ¡danos comida!

-¡es muy tarde para ustedes! ¡Vuelvan a la cama!

-¡calma!-le gritó la chica- ¿tiene hambre?

-¡sí!-respondieron ambos al unísono

-creo que un poco no les hará mal -la chica volvió a mirar a su rival- ellos serán los jueces, estupidera

Los niños se sentaron sobre los taburetes y esperaron con tenedores ansiosos por comer, ambos sirvieron de un poco de su lasaña a los pequeños que no tardaron en comenzar a comer, el chico estaba serio mirándolos a ambos mientras que la chica a su lado estaba sonriendo esperando ansiosa

-¡delicioso!

-¿cuál?-dijeron ambos nerviosos

-¡ambos!

La mujer y el peliplata chocaron sus frentes enojados dejando caer un hilito de sangre e sus frentes gruñéndose molestos, esto no quedaría así de simple. Cada uno tomo un poco de las lasañas del otro y la probaron enojado seguidos de un largo silencio, se miraron decididos durante un momento hasta que la muchacha se comenzó a sonrojar fuertemente

-o-oye, ¿estás bien?

-e-e-es que... esta bueno... Nono solía cocinar así -dijo la chica sonrojada desviando la mirada

-no está nada mal-dijo sin mirarla

-qué bueno que te haya gustado...

-dije que no estaba mal... no que me gustara

-eres muy terco ¿no?

-cállate, fantasma

-Kizuna-corrigió

-¿cómo dijiste?-dijo el peliplata

-ese es mi nombre, Kizuna

-Gokudera Hayato

-es un placer, Hayato

Luego de comer, charlar y lavar todo subieron a ambos niños en sus espaldas y los llevaron a sus respectivos cuartos, en el corredor esperan ambos para despedirse pero estaban mirando hacia otros lados esperando que el otro digiera algo mientras el tiempo corría lente en la oscuridad de la mansión, el peliplata alzo la vista para mirarla mientras esta estaba perdida en la ventana, dio un suspiro y dijo

-oye... quien eres tu

-¿a qué te refieres?

-¿Cedef? ¿Varia?

-soy Vongola

-imposible

-bueno... lo veras mañana en la fiesta, buenas noches Hayato

La chica se alzó en la punta de sus pies descalzos y besó levemente su mejilla sosteniéndose en el pecho de este, sonrió levemente y luego se retiró desapareciendo en la oscuridad