-Aun no entiendo que hago caminando hacia Sunagakure. Dicen que allí tendré que hablar con el Kazekage... Pero no quiero. El resto de los Jinchuriki's me han mandado a mi. ¡Pero Naruto-san es su amigo! ¿Por qué e de ir a hablar yo con él? No me niego. Si me dice que no a la primera no voy a insistir.- Me repetía y preguntaba una y otra vez.- Naruto-san podría haber venido conmigo...- Suspiré cansada mientras llegaba al final del bosque y por fin. El desierto. La verdad es que no sabía si alegrarme o no por llegar ya. Allí me esperaba una chica rubia con un abanico en la espalda. Me paré delante de ella.
-Tu debes de ser Fū.
-La misma.- sonríe mientras le miraba.- ¿Y tú eres...?
-Sabako No Temari.
-Ah. La hermana del Kage ¿no?
-Esa. Vamos te acompañaré a Sunagakure.
Asentí mientras nos poníamos las dos en marcha.-Al menos, ya sabe que va ir alguien a buscarle.- Dije para mi misma mientras seguía corriendo detrás de la chica rubia. Al cabo de unas horas bastante largas y calurosas. Lleguemos a las puertas de la ciudad de Sunagakure.
-Al fin.- suspiré mientras me tiraba al suelo y me recostaba en mi mochila. La rubia rió mientras me miraba y yo solo pude sonreír. Al poco rato apareció un chico, algo mas grande que yo y mas alto. El sombrero de Kage le tapaba la cara. Y su túnica el cuerpo. Me levanté y me acerqué levantandole el sombrero y dejando ver su cara.
-Nos vamos.-fue lo único que dije mientras le retiraba el gorro y me lo probaba.- Los demás Jinchuriki's nos esperan. Así que andando.
El chico de cabello rojizo y ojos aguamarina enarcó una ceja mientras me miraba y me arrebató el sombrero poniendoselo de nuevo. Se dispuso a hablar.
-Lo siento, pero antes de partir tengo papeleo que realizar.
-Pues venga a que esperas.- dije mientras empezaba a meter prisa al Kage.- No tenemos todo el día ¿sabes?
El chico me miró asombrado y cansado a la vez. Se dio media vuelta y puso rumbo a la mansión Kazekage para seguir con el papeleo. Temari se puso a mi lado.
-Habla con algo de respeto, es el Kazekage.
-No. Perdona. Lo será para ti. Para mi es un Jinchuriki, un compañero. No un puesto en el alto mando.
Sentencié mientras me ponía bien la mochila y entré dentro de la ciudad. Era bonita pese a la arena que había y el calor sofocante. Me paré en un puesto de comida. Todo parecía tan delicioso... Se me hacía la boca agua tan solo de mirarlo, así que decidí comprar algo para no tener tanta hambre. Dicho esto, lo compré y me lo comí de un solo bocado. Sonreí de lo bueno que estaba y me puse en marcha para inspeccionar la aldea. Cada rincón era distinto al otro y cada vez me gustaba mas esa ciudad. Y allí vi mis salvación.
-¡Al fin unas termas!
Corrí hasta dentro de ellas y pague lo que costaba darme un pequeño baños allí. Entré en el vestuario y me cambié. Entré a las termas, cuyas aguas estaban calientes y salía vapor de ellas. No había nadie y me sorprendí, ya que escuché que las mejores termas eran esas. Me senté primero en una roca para mojarme los pies y después entre con cuidado de que la toalla no se saliera.
-Esto si que es vida...- dije mientras me escurria hacia abajo y dejaba solo media cara a la vista.- No entiendo como el Kazekage no está aquí siempre...
-Él adora su papeleo.- una chica morena de ojos marrones estaba detrás de mi. La miré sin levantarme de donde estaba. Ella se acercó y se puso a mi lado.- Soy Matsuri.
-Yo soy Fū. Mucho gusto.- dije mientras le miraba.- ¿Conoces al Kage?
-Pues claro. Me ayudó en mi entrenamiento y ahora soy su secretaria.
-¿A sí? Que bien.- dije en cierto tono sarcástico.
-Sí. Y cómo te acerques mas de la cuenta.- sonrío.- Acabarás mal.
-De acuerdo. Pero que sepas que me lo voy a llevar quieras o no quieras.- sonreí mientras me levantaba y salía de las termas dejando a la castaña allí sola. Entré en el vestuario para cambiarme. Ya había pasado mucho rato desde que el Kage se había ido con su amado papeleo. Me cambié y salí del recinto para ir a la gran mansión Kage donde me dijeron el despacho de este. Llamé y entré tras un "adelante" del pelirrojo. Entré y cerré la puerta. El despacho no era muy grande, tenía estanterías con libros y unas grandes ventanas sin cristales y una puesta de sol tras las dunas.
-Vaya... Las vistas son hermosas desde aquí.
El pelirrojo no dijo nada. Tan solo me miró. Yo estaba a su lado ya mirando por la ventana. Parecía una niña pequeña cuando miraba un juguete en un escaparate.
-Oye Gaara. Tu secretaria me a amenazado. Y cómo lo vuelva a hacer sufrirá.
-Hay un pequeño error. Yo no tengo secretaria.
-¿Eh? Pe.. ¡Pero si me lo ha dicho en las termas!- le miré sobresaltada.
-¿Cómo era su nombre?
-¿Eh? E-Etto... Creo que Masuri o algo así.
-Matsuri.
-Eso.
-Ella no es mi secretaria. Es una shinobi mas y ya esta.
-Pero parece que te quiere mucho... Gaara tiene novia, Gaara tiene novia.- decía mientras reía y este me miraba serio.
-No es verdad. Además no molestes, tengo papeleo que rellenar. Y si quieres salir de aquí hoy. Déjame terminarlo.
-Oye Gaara. ¿Qué tal si nos vamos los dos ya?
-Tengo papeleo.
-Me parece muy bien. Pero la reunión es dentro de nada. Y cómo no vayamos enseguida. Todos me echaran la culpa de no llevar al niño allí.
-Bueno pues espera unos minutos.
-No Gaara. Nos vamos ya.
Dicho esto me acerqué a él y le cogí de la mano mientras le miraba seria. Gaara sabía perfectamente que iba a hacer. Así que se levantó y me miró cogiéndome el de la mano.
-Fū.
Ambos nos miremos y un leve color carmesí tiño mis mejillas. Esos ojos aguamarina eran preciosos. Y las marcas de no haber dormido, hacían que esos ojos fueran especiales. Antes de que alguno de los dos pudiera decir algo. Cierta castaña entró al despacho sin decir nada y me miró, bueno, mas bien. Me fulminó con la mirada.
-Kazekage-sama le traigo estos informes de mi misión.
Gaara asintió y me soltó de la mano para sentarse en su asiento. La chica se puso delante de él y yo a su lado.
-Gaara-sama... Recuerde que hay que partir. Así que termine rápido. Naruto-san le espera al igual que el resto.
-Sí.- Fue lo único que logré escuchar tras salir de su despacho. Al salir yo se escuchó un fuerte golpe dentro por lo que me preocupe. Abrí la puerta de golpe tras escuchar ruido y vi aquella maravillosa escena. Matsuri estaba sobre el Kazekage que estaba en el suelo. Serio mientras que ella lloraba. Tenía las manos en la camisa de este agarrándole con fuerza.
-Matsuri salte de encima.- pedía el Kage mientras la miraba.
-No.- se negaba la castaña.
Me acerqué y la miré mientras le cogía de las muñecas para que le soltara. Así hizo. Me miró, con un mechón de pelo ocultando uno de sus ojos mientras que notaba como me miraba. La salté y esta cogió uno de sus kunais el cual hice que saliera despedido por uno de los míos. Me marcó la cara con una bofetada y salió corriendo del despacho.
-Y me pega encima. Tendrá morro la tía.
-Fū.
-¿Qué?
-Gracias.- el Kage ya se había levantado y estaba enfrente mía mientras me miraba.- Gracias por ayudarme.
Sonreí mientras que la Luna salía de entre las dunas del desierto y este se volvía a sentar en su silla para terminar el poco papeleo que le quedaba. Detrás de la puerta del Kazekage. Se encontraba cierta chica con los puños cerrados apretándolos.
-No permitiré... Que te lleves a Gaara-sama.
