Tobio estaba concentrado.
Aunque estuviesen sólo en un juego de práctica, a él le parecía algo muy serio.
Sus contrincantes aún no habían llegado, pero lo harían en cualquier momento y casi que le temblaban las piernas.
No entendía bien porqué estaba tan nervioso, solo había pasado un mes desde que no había tocado una pelota de volley. Su pequeña lesión en la muñeca le había dado un par de problemas, pero estaba feliz de estar recuperado.
Pero estaba nervioso. Muy nervioso.
¿Qué pasaba si lo hacía mal?
¿Qué pasaba si olvidaba como hacer bien un saque, o si no podía lanzarle un pase decente a Hinata?
¿Lo sacarían de la cancha?
Mierda, estaba muy nervioso.
Tragó saliva y miró la pelota que tenía entre sus manos, realmente preocupado.
Luego de un segundo, sintió un tironcito en la parte de atrás del cuello de su remera, algo tibio en su nuca, y una pequeña corriente eléctrica recorrió su espalda al sentir ese pequeño besito de su novio.
Al estar de espaldas, no podía verlo, pero se sonrojó cual tomate, y tembló por un segundo.
Cuando el otro soltó su remera, volteó a verlo. Estaba levemente sonrojado, y le sonrió.
Kageyama iba a gritarle que esas cosas no podían hacerlas allí, y que era un tonto y un cursi, pero cuando se dio cuenta, ya no estaba nervioso.
Suspiró y volvió su vista al frente para que su novio no lo viese hacer una pequeña sonrisita.
Gracias, Hinata.
