Bueno, una nueva idea para trabajar con estos maravillosos personajes que nos dio esta maravillosa película. Serán historias libres, algunas conectadas y otras no.
Espero que les guste.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a sus respectivos autores.
Episodio 1
Cacería en la carretera: Primera parte
El invierno había llegado a Zootopia. Las lluvias empezaban a caer por el centro de la ciudad, e incluso el caluroso distrito forestal había pasado de su calor conocido a un frio suave, que incomodaba pero que permitía el desarrollo de las criaturas que en él habitaban.
Nick Wilde era un oficial de policía. Reconocido por ser el primer zorro en la historia que alcanzaba tal distinción dentro del departamento de policía de la ciudad. Se sentía orgulloso por su logro, e incluso había contactado con su familia que lo felicitó por alcanzar dicho estatus.
Esa mañana había sido más fría que las otras. Nick dejó lo calientita que era la comodidad de su cama y se dirigió hacia el baño. Sonrió cuando se vio al espejo. Además había algo raro cerca del vaso donde guardaba los cepillos. Una enorme pinza de color rosado lo observaba. Nick hizo caso omiso de ello, abrió el grifo y sumergió el rostro en el agua. Se sacudió el agua mojando las cosas a su alrededor. De pronto sintió unas suaves patas y un suave pelaje que lo abrazaba por detrás.
Hola, mi amor-le dijo a quién estaba detrás de ella.
Te has levantado temprano- dijo, sonriendo ante la frase del zorro.
No es temprano- dijo él, con la boca llena por el cepillo de dientes- Llegaremos tarde si es que no te apuras.
Me hubiera gustado estar más tiempo en cama- dijo Judy, observándolo- Hoy está haciendo frío.
No seas floja- le dijo, acercándose a ella y besándola en la cabeza.
Está bien- dijo ella, agitando sus piernas sobre la cama, pareciéndole adorable al zorro.
Ambos tenían una relación por demás extraña. Además de las continuas demostraciones de cariño, no eran una pareja. Aunque los padres de Nick en su momento le habían dicho que sólo les faltaba formalizar algo que ya eran, para Nick no era tanto así, y le embargaba por ello un miedo secreto.
Sin embargo, visto desde fuera, tanto un zorro como una coneja que compartieran departamento e incluso durmieran juntos, hubiera resultado un tanto extraño al mencionar que sólo eran amigos. A pesar de que incluso ya había habido intimidad, pero no era algo de lo que a Nick le gustase hablar, ya que si se lo proponía, Judy podía ser muy exigente en el lecho.
Había comenzado de manera natural. Un día, cuando Nick se dirigía a pasar la noche en el puente que hacía años era su hogar, Judy le convenció de ir a por un café mientras conversaban sobre algunas vicisitudes del día a día dentro del departamento de policía.
Entre café y café, de pronto se hizo de noche. Nick, a pesar de saber que Judy podía cuidarse perfectamente, se sintió con la responsabilidad de llevarla al nuevo departamento que había conseguido a los premios por resolver el caso de la alcaldesa Bellweather. Mientras conducía la patrulla, lamentándose tener que llevarla a un cobertizo cerca del puente, Judy le dijo que no le molestaría que él se quedara en el departamento. Si bien al principio él lo tomó como una broma, cuando llegaron, la coneja le tomó de una de sus patas delanteras, y lo hizo entrar.
Una vez dentro, tuvieron una cena ligera pero divertida riéndose a carcajadas durante un buen rato. Cuando dio la medianoche, Judy se dirigió a dormir a la recámara principal del sitio. Nick se dirigió hacia el sofá, cogiendo una colcha con dibujos de zanahorias que encontró por allí.
Pero esa misma noche se enteró de que a Judy no le gustaban los truenos. Parecía que las lluvias que normalmente azotaban el distrito forestal se habían trasladado en un extraño fenómeno climatológico, al centro de Zootopia. Así a la mañana siguiente encontró que alguien le abrazaba por la espalda, y no era nadie más que Judy Hoops.
La despertó con una risa, y Judy se vio ante él totalmente sonrojada. Sin embargo Nick, sentado a su lado, le acarició la cabeza.
Sólo debes pedírmelo- le dijo, haciendo que Judy bajara las orejas apenada.
Sonriendo ante este recuerdo, Nick acomodó la insignia de oficial que Judy amorosamente pulía y limpiaba todos los días, de la misma manera de la que trataba la suya. Aunque en la opinión de Nick no fuera tan necesario, dejó de decírselo porque era una manera en que ella demostraba el orgullo de ser lo que era, y que, de la misma manera, él se hubiera convertido en policía gracias a ella.
Puso un poco de gel en su cabello, al mismo tiempo que Judy salía de la ducha envuelta en una toalla. Aprovechando que ella se encontraba de espaldas, se aproximó, la abrazó y depositó un beso en la mejilla de ella, haciendo que ésta riera por un momento.
Te espero en el auto, Zanahorias.
Bajo en un momento- dijo ella.
Nick bajó las escaleras del edificio blanco donde se encontraba el departamento que ahora compartía con Judy. Delante de él se encontraba el patrullero que manejaba junto a ella. Introdujo las llaves y encendió la radio.
Benjamín Garraza- dijo mediante el micrófono.
Aquí Garraza- le respondió una voz graciosa perteneciente al leopardo que atendía en la recepción de la comisaría.
Oficial Wilde, al habla.
Gracias a Dios, Nick- dijo el leopardo, con bastante alivio en su voz, cosa que extraño a Nick- El jefe Bogo dejó orden de que apoyen a Colmillar y Osorio. Te enviaré las coordenadas al GPS de tu camioneta.
Sí, claro. Apenas baje la oficial Hoops iremos para allá.
En ese momento, Judy bajaba del edificio, y se subió inmediatamente a la camioneta. Nick accionó los cambios y la puso en marcha.
¿Adónde vamos?- dijo Judy, dándose cuenta que Nick tomaba un camino diferente a la comisaría.
Nick señaló el GPS de la camioneta, donde un punto rojo señalaba una zona alejada del distrito forestal.
Garraza dice que Bogo nos pide que apoyemos a Colmillar y a Osorio.
Eso es raro- dijo ella.
Seguro espera que por ser una chica- dijo Nick- Tú serás más minuciosa que ellos.
Supongo.
Nick condujo durante aproximadamente cuarenta minutos. La zona donde se encontraban era una de las carreteras que conectaban el distrito forestal con Tundratown, percibiendo ya un poco el frío de esa zona de la ciudad. El sitio era una carretera rodeada de un espeso bosque de caducifolias.
Al llegar encontraron ya las conocidas líneas amarillas que rodeaban las escenas del crimen. El oficial Colmillar ya los estaba esperando cuando vio la camioneta acercarse.
Colmillar era un lobo blanco un poco más alto que Nick. Se había ganado su puesto dentro de la comisaría gracias a su talento y velocidad para reducir malhechores y su capacidad de pasar desapercibido bajo su disfraz de cordero. Atrás de él, hablando por radio, se encontraba el oficial Osorio.
Dinos, Colmillar- Judy se acercó recibiendo un tablero con unas hojas.
Nos llamaron hoy temprano en la mañana, oficial Hoops-dijo Colmillar avanzando hacia Osorio- ¿Qué tal, Wilde?
Genial, Colmillar.
Un ciclista que paseaba por esta zona nos mencionó que vio un cadáver. Cuando Osorio y yo llegamos, nos dimos cuenta que en realidad eran dos.
¿Un homicidio doble?- dijo Judy, revisando las hojas de levantamiento de información.
Eso parece.
¿Fue aquí o los arrastraron de otro lugar?- dijo Nick, empezando a andar al lado de Judy, que inconscientemente le tomó la pata delantera.
No lo sé, pero no fue un homicidio limpio- siguió el lobo- Las identificaciones de las víctimas seguían dentro de sus ropas.
Lyana Gaze, de 24 años y Michael Alcides de 21- leyó Judy, levantando dos bolsas transparentes que contenían dentro los documentos de identidad. Observándola más de cerca se dio cuenta de un detalle- Ella es una pediatra del hospital Central- dijo.
La hembra gacela tenía una herida en la cabeza y también un orificio de bala en la parte trasera. El macho alce tiene golpes, pero dos heridas de bala en su cabeza.
Parece una ejecución- dijo Nick, sacando un paquete de gomas de mascar de su bolsillo. Le alcanzó una a Judy.
La desaparición de ambos se denunció ayer- dijo Colmillar, llegando al lado de su compañero.
Nick se acercó al borde de la carretera. Al lado del cadáver de la gacela, había un montículo de hojas aplastado. Con una sonrisa, se acercó a los otros oficiales.
No los mataron aquí- dijo.
Yo también lo sospecho- intervino Osorio- Creo que los trajeron aquí.
Esas hojas al lado de la hembra- dijo Nick- creo que es lo que corrobora esa historia.
Creo que por lo menos son dos asesinos- dijo Osorio- Estos animales eran jóvenes, uno solo no hubiese podido con los dos, sobre todo con ese alce.
Vamos a tener que ubicar el vehículo con que los trajeron aquí- dijo Judy- Y si lo que sospechan es cierto, hay otra escena del crimen aparte de ésta.
Esto va a causar indignación- dijo Nick, arrodillándose, para observar bien los cadáveres frente a los que se encontraban.
-/-
Por la tarde de ese mismo día, una vez que los cadáveres fueron levantados con ayuda de un fiscal de Zootopia, Nick y Judy llegaron a la oficina que le habían asignado a ambos.
Creo que deberíamos ver que registros se tienen de la gacela- dijo Nick, entrando con dos tazas de café en la oficina donde Judy examinaba los papeles que Colmillar y Osorio le habían facilitado.
Aquí tengo su expediente - dijo Judy, levantando un folio azul en cuya portada había un sello del hospital de Zootopia- No tiene nada raro- continuó, sorbiendo un poco del café que Nick le alcanzaba.
Tampoco te estreses, pequeña- le dijo Nick, pasándole las patas por los hombros- Al menos no nos han puesto un límite de tiempo en este caso.
Es cierto- dijo ella, con una sonrisa, al recordar el caso que los había convertido a ambos en compañeros.
Pero estoy seguro que debe haber algo- dijo Nick- No matan a las personas ejemplares ni mucho menos reconocidas como ella- añadió observando el contenido del folio azul.
Creo que deberíamos ir al hospital- dijo Judy.
Excelente idea, Zanahorias- le dijo Nick, mostrándole la llave- Yo conduzco.
El rumbo del auto se dirigió hacia el hospital central de Zootopia, que se encontraban en un extremo de la ciudad, colindante con un océano de aguas azules y mansas.
Entraron sin ningún problema enseñando las placas de oficiales de policía.
Quisiéramos revisar la oficina de la doctora Gaze- le dijo Nick al encargado de la recepción.
Claro, adelante oficiales.
El oso polar encargado de la recepción los guió a través de los pasillos de la institución, hasta llegar a una zona del edificio donde se podían apreciar muchas habitaciones separadas.
El sitio era acogedor, estando ordenado y limpio. Judy ingresó al espacio observando todo a su alrededor.
¿Ha habido alguien en esta habitación los últimos días?
No, por orden del departamento de policía ni siquiera el personal de limpieza ha ingresado.
¿La oficina era para ella sola? ¿Había alguien más aquí?- preguntó Nick.
No, no había nadie más.
Nick salió durante un momento de la habitación, observando el pasillo de oficinas. Se dirigió en ese momento a uno de los médicos que se encontraba observando el desarrollo de la diligencia.
¿Puedo hacerle unas preguntas?- se acercó Nick con su lapicero en forma de zanahoria, regalo de Judy.
Eh, sí, claro.
¿Cuándo fue la última vez que vio a Lyana Gaze?
El jueves por la tarde- respondió el oso- Se fue con otro médico. El doctor Van Higgins.
¿Qué me puedes decir de Higgins?
Él no tiene buena reputación.
Interesante- dijo Nick, apuntando el nombre dentro de su libreta.
Al parecer Nick ya tenía una pista. Se dirigió, sin esperar a Judy, hacia el recibidor.
¿Tienes un registro de visitantes?
Sí, señor- le respondió el recepcionista, alcanzándole un libro de color azul.
Había un registro de una persona que intentó visitar a la víctima. Nick esbozó una sonrisa zorruna cuando se dio cuenta que el nombre de la persona que había intentado ver a Lyana, no era otro que Van Higgins. Cogió su celular, y le envió un simple mensaje de texto a su compañera. "Tengo un nombre y una pista."
Cuando Judy recibió el mensaje, sonrió y se retiró de la habitación de la oficial Gaze. Se dirigió de inmediato hacia la camioneta de policía. En su interior, Nick estaba hablando con Benjamín Garraza.
Quiero todo lo que puedas averiguar sobre una gacela macho llamado Van Higgins.
¿Un sospechoso?- dijo Judy, observando el reporte de visitas que Nick había guardado en la carpeta del caso.
Lo vieron saliendo con la doctora Gaze el jueves por la noche.
Cuando llegaron a la oficina, Garraza ya tenía toda una carpeta con información.
Tienen todo un caso entre manos- dijo el leopardo- Al tipo ese lo despidieron de varias clínicas y estaba en proceso disciplinario en el hospital central. Al parecer era un drogadicto y tenía problemas de conducta.
Si, parece que sí- dijo Nick, suspirando, pasando las hojas con premura.
Afuera de la comisaría se podía observar como la noche se iba apoderando de la ciudad. Nick observó la calle, pensando que pronto podría salir.
Judy puso un café delante de él, llevando otro para ella.
Creo que por hoy es suficiente- le dijo, tomando el suyo- Vayamos a casa a descansar- le dijo apoyándose en su hombro.
Tienes razón- dijo Nick, pasando su pata izquierda a la cintura de Judy.
Awww- dijo Garraza, observándolos- Ustedes son… ¡de ensueño!
Los tres oficiales rieron ante la ocurrencia del leopardo.
No digas cosas que se puedan malinterpretar, Garraza- dijo Judy, sonriendo.
La mirada cómplice de Garraza al verla, le reveló a Judy que no iba a conseguir engañarlo por mucho tiempo más.
Entonces, ¿Nos vamos, compañera?- le dijo Nick, mientras ordenaba las carpetas para guardarlas dentro de las gavetas de su escritorio.
Sí- le respondió Judy, caminando hacia los lavabos.
Nick y Garraza se quedaron en la recepción, mientras el leopardo también ordenaba sus cosas para dirigirse a su casa.
¿A qué le tiene miedo?- preguntó Garraza sin querer ser entrometido.
A lo mismo que yo- le respondió Nick, dando por finalizada la conversación.
Nick tomó sus lentes oscuros que le colgaban de la camisa, poniéndoselos y saliendo de la comisaría. Esperó solo unos momentos hasta que Judy llegó con una sonrisa y la cara fresca y lozana después de lavársela bien. Tomó la pata delantera del zorro hasta que entraron en el auto patrulla y salieron en dirección hacia el departamento que pertenecía a ambos.
En el camino Judy se había quedado dormida. Con una sonrisa, Nick la levantó delicadamente del asiento la llevó hacia el interior del departamento. La dejó en el sofá mientras ella sonreía en sueños.
Pero su mente seguía trabajando aunque él no quisiera. Sabía que el caso era peligroso por una razón. Aunque los demás no lo sabían, sabía que la doctora Gaze y la otra víctima, Alcides, eran pareja. El recuerdo de la conversación que había tenido con Finnick la semana pasada volvió a atormentar su mente mientras se quitaba la ropa.
En su recuerdo, Nick estaba delante de la camioneta de su viejo compañero, mientras comía una de las popsipatitas que Finnick le había guardado.
Las cosas se han puesto feas en los barrios bajos- le decía Finnick, sentado en la puerta de la camioneta, atando unas cosas con unos pabilos.
Los políticos no piensan bien las cosas antes de hacerlas.
Si, ahora con la reforma muchas de esas lacras están adquiriendo poder- Finnick terminó de cortar el pabilo- ¿Cómo está Hopps?
Está bien- dijo Nick-Mientras esté dentro de la comisaría sé que hay muchos ojos vigilando y protegiéndola.
Ten cuidado Nick, trata de no ser tan evidente.
Lo tendré en cuenta.
Si lo que Finnick decía era cierto, estaba poniendo a Judy en un grave problema. Sin embargo, no se sentía con el valor de dejarla. Y solucionar este caso le ayudaría a llegar más cerca con aquellas lacras que mencionaba Finnick.
Ya lo había decidido. No pararía hasta poner en la cárcel a todos aquellos que amenazasen la seguridad de Judy Hopps.
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¿Algún review?
Gracias por leer.
Karyatoz.
