Para kikitapatia, por su cumpleaños. Que pases un felicísimo día y te llenen de besos y abrazos. Come tarta a mi salud. ¡FELICIDADES!
Seguro que sabes de dónde vino la idea para esto ;)
LOVE ME STORY
La hermosa melena azabache de Kanae estaba sufriendo los vigorosos 'jalancones' con los que Kyoko estaba recogiéndosela y pegándosela al cráneo, con profusión de pinzas, trabas e invisibles. ¿Por qué? Pues porque tenía que ponerle la peluca.
Era su peluca de un azul cobalto muy vivo, muy escandaloso, pero ciertamente mucho más discreta que la verde fluorescente que ya llevaba Kyoko apretándole las sienes. La muchacha tenía la certeza de que le iba a provocar una migraña de caballo. Eran de esas pelucas rizadas, impeinables, de pelo sintético tan rígido que si tuvieras la mala fortuna de caerte de cabeza, funcionarían como casco de seguridad. Y puede que hasta rebotasen…
Luego vino el maquillaje mutuo. Y el rojo era muy rojo, y el blanco era muy blanco… Y las hermosas facciones de las muchachas quedaron ocultas y deformadas bajo los potingues aceitosos.
Y la nariz. La nariz era lo peor... De un rojo estridente, redonda y respingona, de un tamaño que de ninguna manera podía ser natural. Ah, sí… Y blandita y fofita… Esponjosa y espantosamente roja…
Era humillante…
Kanae exhaló un suspiro.
—Recuérdame… —pidió mientras Kyoko le ajustaba el lazo de la pajarita gigante en el cuello—. ¿Cómo fue que me presté voluntaria a esto?
Las manos de Kyoko se detienen en sus quehaceres, y la muchacha las oculta para que su amiga no las vea temblar. Inspira, y sin apartar la vista de los monstruosos zapatones que están obligadas a usar, con un hilito de voz temblorosa, le dice:
—¿Porque no querías dejarme sufrir sola con la última misión del Presidente? —Kyoko toma aliento y por fin despega los ojos de esos zapatones interminables—. ¿Porque me estimas? ¿Porque soy tu mejor amiga y te preocupas por mí?
Kyoko encoge los hombros y curva la espalda, protegiéndose la cabeza con un brazo, casi esperando ver el tsunami Kotonami alzarse contra ella por tal atrevimiento.
—Ah, sí… —responde Kanae. Y los hombros le caen, cansados pero sin esa tensión de antes. Su voz también se suaviza y pierde ese tono afilado—. Es verdad… Era por eso…
Y entonces Kyoko se ilumina como un árbol de navidad… Porque Su Mejor Amiga, la fiera Moko-san, ha reconocido en voz alta que la quiere, bueno, que la estima, y… —redoble de tambores, por favor…— ¡que es su mejor amiga!
Ah, ¡qué alegría! Kyoko cantaría y bailaría de felicidad —movimientos tales que incluirían la posible rotura de varias costillas en un mortal abrazo de oso—, sino fuera porque en dos minutos tienen que salir a escena vestidas / humilladas / disfrazadas de simpáticos payasos multicolores para enfrentarse a una horda de niños hiperexcitados, desbocados y al borde de la anarquía, puestos hasta las cejas de azúcar.
Sí, un infierno…
Pero, hey, el infierno es menos infierno siempre que estés con tu mejor amiga.
Y cuando sufras, aquí me tendrás
No dejaré de estar contigo, ya verás
…
Porque hay un amigo en mí
* Randy Newman (Toy Story)
