Disclaimer: Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible" del foro "Bienvenidos a Storybrooke"

Dedicado a Moira Laurant, espero que te guste.


ENCUENTRO DESAFORTUNADO, O NO

CAPÍTULO 1

¡Me niego a dar clases de equitación! - cruzándose de brazos una joven morena de unos diecisiete años.

-Eres una señorita, y por tanto debes aprender a montar a caballo, correctamente.

-Es que yo ya se montar a caballo, y se me da muy bien.

-Lo que se te da muy bien es montar como una pueblerina, no como una dama.

-No pienso montar a caballo como lo hacen esas supuestas damas, es demasiado aburrido - levantándose - Mamá, montar a caballo es mi pasión, pero hay que sentirlo, es fuerza, sentimiento, pero si tengo que ir sentada de medio lado, en faldas y a paso de tortuga... prefiero ir andando a todos los lados por el resto de mi vida - dejando de lado a su madre y dirigiéndose a la puerta.

-¿Dónde crees que vas señorita? - estirando los brazos en dirección a la joven provocando por medio de un hechizo que se quedase paralizada y no pudiese moverse - No vuelvas a darme la espalda Regina Mills, nunca. Irás a esas clases para señoritas y punto.

Era un día claro, demasiado claro, no había ni una nube en el cielo, y el sol brillaba radiante. La primavera estaba llegando, y con ello el buen tiempo, era la época perfecta de salir al campo, montar a caballo... pero esta vez, Regina tenía que perder su tiempo libre en unas estúpidas clases de equitación para señorita. Regina arremolinada en su cama, se negaba a ir.

Desde los cinco años su mayor pasión habían sido los caballos; primero tuvo un pony al que llamo Diamante , era blanco como la nieve, con pintas negras. Regina se encariño tanto que dejó de preocuparse por algunas obligaciones como asistir a tomar el té con su madre a las cinco en punto. Diamante ocupada todo su tiempo, y eso, a Cora, su implacable madre, la podía. A sí que un lluvioso día, en el cuál Regina no pudo ir como acostumbraba a los establos a cuidar de Diamante como hacía cada mañana, al día siguiente apareció desgarrado, todos creyeron que había sido un accidente, y que habían sido lobos salvajes, pero Regina ya tenía la edad de doce años, y no era tonta. Sabía que la posesiva de su madre, con su oscura magia, había tenido algo que ver. Tras tres meses de duelo, sin querer hacer nada, Regina se pasaba el día llorando en su habitación, Diamante había sido su único amigo en la vida, y ahora estaba sola. Al cuarto mes, casualmente coincidió con su décimo tercer cumpleaños y Henry, su bondadoso padre, la regaló un precioso potro marrón con una mancha blanca en la cabeza que atravesaba su hocico, era un pura raza precioso. Regina consternada, sabiendo que era muy joven para seguir triste toda la vida, recibió el regalo de su querido padre con alegría. Esta vez no pensaba descuidar al pequeño animal. Y así había sido hasta sus actuales diecisiete años, Rocinante y ella habían crecido juntos, y Regina se había convertido en una experta jinete gracias a su afinidad con Rocinante. Pero desde que Cora se había empeñado en que debía comenzar a comportarse como la dama que era y montar adecuadamente y no como un hombre y salvaje, se negaba a montar más. Prefería no volver a montar nunca antes que no hacerlo libremente. Pero con el perfecto y caluroso día que hacía, Regina sabía que en cualquier momento llegaría su madre a obligarla.


P.D: Será un entrega de 4 capítulos, en realidad 3, esto es una pequeña introducción pero como fanfiction lo cataloga desde el principio de capítulo 1... Prometo que serán más largos :)