Disclaimer: Los personajes y lugares que aparecen en esta historia no me pertenecen, ya que son producto de la serie Once Upon a Time.
Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible" del foro "Bienvenidos a Storybrooke" - Este es el regalo de angiskuldy
PARTE PRIMERA - STAY
My whole life waiting for the right time
And to tell you how I feel
I know I try to tell you that I need you
And here I am without you
I feel so lost but what can I do?
¿Qué podía hacer? Ella ya no le recordaba… La taza desportillada, su más preciada posesión, había sido destruida a manos de su amada. Aquel día se hundió en el dolor, como si los trozos de aquella taza se le hubieran clavado afilados en el corazón. Aquel pirata le había hecho daño donde más le dolía: lo había dejado sólo de nuevo, incomprendido y necesitado de alguien que le hiciera sentir normal y especial a la misma vez.
Pero la venganza de Hook no se quedó ahí, no… Los siguió hasta Nueva York para clavarle su garfio impregnado de veneno. Gold, en un mismo día, había encontrado a su hijo, había sido rechazado por éste, descubría quién sería su perdición y había sido atacado y envenenado por un vengativo pirata.
Además, Cora había conseguido la daga y se disponía a convertirse en la Oscura, clavándosela antes de que muriese envenenado. Era su última oportunidad para decirle a Belle todo lo que sentía, aunque no le recordase.
Sé que estás confusa sobre quién eres, de modo que voy a decírtelo. Eres una heroína, que ayudó a su pueblo; eres una mujer hermosa, que amó a un hombre feo y lo hizo en cuerpo y alma… Ayudas a aflorar la bondad de los demás y cuando no está presente, tú la creas. Subes mi ánimo para mostrar la mejor versión de mí. Nunca había sentido eso... Así pues, cuando te mires al espejo y no te reconozcas, recuerda lo que te he dicho. Gracias, Belle.
Esas palabras retumbaban en la mente de Gold cuando Cora se disponía a clavarle la daga, pero Regina llegó a tiempo y con la angustia que sentía porque su madre no le quería y con el ferviente deseo de que lo hiciera, depositó su corazón en su pecho, condenándola a si a su muerte y odiando aún más a Snow por haberle engañado.
'Cause I know this love seems real
But I don't know how to feel
We say goodbye in the pouring rain
And I break down as you walk away
Stay, stay
Lacey… Regina había movido ficha. Gold estaba totalmente convencido que aún la Reina quería vengarse aún más de él por la muerte de Cora, pero aquella primera jugada le había sorprendido totalmente y enfurecido aún más.
¿Es verdad que todo el mundo te teme en el pueblo?... Belle había caído en el engaño de Regina y había sido sumida en una identidad falsa. Belle se había convertido en Lacey, una mujer libertina y alcohólica que le gustaban los hombres duros y temibles… Una mujer en busca de una bestia.
¿Pero quién diría que esa idea había hecho mella en Gold? Al fin y al cabo, durante cientos de años había actuado como un monstruo. Para él, era fácil actuar de esa manera y no dudaba en hacerlo para conseguir conquistar de nuevo a su amada, aún al riesgo de hacer daño a quién se interpusiera en su camino.
-¿Qué acabas de hacer? –dijo Gold empujando a Mocoso fuera del bar The Rabbit Hole.
-¿Y…yo, señor Gold? –dijo el enano tartamudeando-. No he hecho nada, solo he saludado a Lacey –mira a la joven suplicante para que le ayude.
-¡MENTIRA! –gritó furioso-. Estabas tonteando con ella –le mira cogiendo el bastón en alto, dispuesto a zurrarle-. Niégalo y verás las estrellas con esto.
En aquel instante apareció Emma, que había oído jaleo y se había acercado para ver qué es lo que estaba pasando.
-¡GOLD! ¿Se puede saber que está haciendo? –dijo la sheriff horrorizada.
-Esto no es asunto suyo, señorita Swan –giró la cabeza mirando a la rubia-. No estoy ahora para oír sus sermones.
Acto seguido, le dio un bastonazo a Mocoso, haciendo que éste se cayera al suelo sangrando de la boca. Lacey, sorprendida, se acercó a Gold para agarrarle del brazo, sintiéndose satisfecha de cómo marcaba su territorio aquel hombre aterrador. Gold le empezaba a gustar de verdad. Le hacía sentirse segura y poderosa al mismo tiempo.
Emma, en cambio, corrió a socorrer al enano, acuclillándose al lado suyo mientras miraba espantada al hombre trajeado.
-¿Se ha vuelto loco? –observó preocupada a Mocoso y al ver que se encontraba bien, se levantó y se encaró a Gold-. ¿Esto es lo que quiere? ¿Ser de nuevo un monstruo?... Así nunca ganara la confianza de Neal y esté seguro que no le dejaré acercarse a Henry.
Gold encolerizó al oír aquellas palabras. Volvió a levantar el bastón amenazando a Emma pero alguien de inmediato le agarró del brazo levantado y tiró de él para que girara.
-Ni se te ocurra hacer daño a Emma, ¿me has entendido?
Era Neal. Estaba paseando por la calle con Tamara cuando vio la disputa y fue corriendo a ponerle fin.
-Bae… -pudo decir Gold al verle allí plantado, aún siguiéndole agarrando del brazo.
Neal miró por un momento a Mocoso, con la boca ensangrentada tirado en el suelo y después dirigió su mirada a Lacey, que se había apartado y se encontraba apoyada en un coche con los brazos cruzados.
-¿Qué has hecho? ¿Por… por qué te has vuelto violento? ¿Por ella? –señaló a la joven castaña-. Todos estos años… ¿no te han servido para darte cuenta que siendo así no vas a conseguir nada?
Tamara se había acercado a ellos poco a poco. Emma la miró por un momento, no debería estar ahí oyendo todo aquello. Gold bajó el brazo con el bastón entonces y desvió la mirada de su hijo, posando la suya en el suelo.
-¿Es que te sorprende? –dijo casi en un susurro-. Siempre me has considerado un… monstruo.
-¿Y no lo eres, haciendo daño a la gente sin motivo alguno? –contestó Neal asqueado ya de todo aquello-. ¿Alejando a tus seres queridos lo máximo posible? Nunca te has preocupado por mí, ¡NUNCA! Ni te has molestado en conocer a Tamara…
-Neal, creo que deberíamos dejar esto para otro momento… -Emma había agarrado a Mocoso por el brazo para que se levantara y poder llevarlo al hospital para que le examinaran.
-No, Emma, esto no puede seguir así. ¡Estoy harto ya de que él me prometa cosas y que después me deje de lado y no las cumpla! –dijo aún mirando desafiante a su padre.
-Y… por qué sigues aquí… ¿por qué sigues en Storybrooke?
-Tenlo por seguro que no es por ti… Sigo aquí por Henry.
Dicho esto, Neal agarró de la mano a Tamara y se alejó calle abajo sin mirar atrás. Emma, angustiada aún por la situación, susurró a Mocoso para que le siguiera al coche y así poder llevarlo hasta el hospital.
Alright, everything is alright
Since you came along
And before you, I had nowhere to run to
And nothing to hold on to
I came so close to giving it up
And I wonder if you know
How it feels to let you go?
Gold estaba pensativo mientras conducía. Lacey, sentada en el asiento de copiloto, le miraba de reojo sin saber qué decir.
-Te dejaré en el hostal, no vamos a poder cenar hoy juntos. Estoy cansado –dijo mientras giraba el volante y entraban en otra calle. Al llegar en frente del Hostal de Granny, se detuvo aún con el coche en marcha y la miró con el ceño fruncido, sumido en sus pensamientos.
-Claro, no te preocupes –dijo suspirando y bajándose del coche-. Llamaré a unos amigos y saldré a cenar con ellos. ¡Adiós!
Gold tragó saliva. Escuchar aquello no le hacía ninguna gracia. Belle le había confiado todo, pero aquella versión de ella, Lacey, era experta en ocultarle cosas… cosas que no le alegraría saber. Por ello, puso de nuevo en marcha el coche y al alejarse unas manzanas de allí, lo envolvió en un manto de invisibilidad y esperó. Esperó hasta que vio salir unas horas después a la joven del hostal, con un vestido negro ajustado y unos tacones de aguja, caminando despacio por la entrada pedregosa de la vivienda hasta un coche descapotable que acaba de llegar esperándola en frente de la entrada.
El Oscuro no iba a consentir aquello. Apretando fuertemente los puños, puso en marcha el motor y los siguió. Esos "amigos suyos" se iban a enterar de lo que estaba dispuesto a hacer para conseguir a Belle de vuelta…
-Buenas noches… -dijo Gold interrumpiendo la conversación que estaban teniendo Whale y su viejo amigo, el sheriff de Nottingham.
Había aprovechado la oportunidad de que Lacey se había ausentado dentro del local para tener una charla con ellos.
-¿Gold? –dijo Whale incómodo-. Es extraño verte a estas horas por aquí –miró al instante a su amigo, que parecía que le hubiera comido la lengua un gato.
-Os pensabais que no os iba a pillar ¿verdad? –dijo apoyándose con las dos manos en el bastón-. Estabais muy equivocados…
'Cause all my life I felt this way
But I could never find the words to say
Stay, stay
Lacey miró por un momento la casa del señor Gold, la contempló sintiendo un escalofrío por dentro. Había ido directamente hacia allí después de pasar por el hospital. ¿Estaría allí? Tenía que hablar con él, tenía que ver con sus propios ojos lo que le había relatado Whale.
Subió las escaleras de la entrada y se quedó mirando la puerta: estaba abierta. Estaba segura que él la esperaba. Agarró fuerte el pomo y abrió del todo la puerta para entrar en el interior. Estaba todo a oscuras. No se veía nada ni a nadie allí dentro… Pero de repente oyó un murmullo. Siguió aquel sonido, que se iba intensificando cada vez más. Era el ruido de una risa, una risa histriónica que venía del sótano. Lacey tragó saliva intranquila. En esos instantes tenía miedo de lo que le podría pasar.
Abrió la puerta que conducía al sótano y vislumbró una pálida luz. Bajó uno por uno los escalones hasta llegar abajo y lo vio. Gold estaba espaldas a ella al fondo de aquella habitación con una especie de rueca, hilando e hilando sin parar. Los hilos que salían de él brillaban con intensidad, como si estuvieran hechos de oro.
Se acercó poco a poco intentando hacer el mínimo ruido posible. Era algo ilógico, ya que había ido allí para hablar con él. Pero algo le decía que debía tener mucho cuidado. Un miedo irracional la inundó por completo. ¿Por qué iba a tener miedo de él, si tenía claro que todo lo que había hecho era por ella?
-Dearie… ¡Estás aquí! –dijo Gold parando de hilar y dándose la vuelta sonriente.
Lacey se quedó paralizada. Gold no era Gold, era otra cosa. Sus ojos marrones se habían transformado en verdes amarillentos, más parecidos a los ojos de un reptil. Su pelo lacio ahora estaba ondulado y su piel brillaba con tonos verdes y grises.
-¿Qué…qué te ha pasado? –tragó saliva la joven-. Whale tenía razón. Te has… transformado en una… bestia.
-¿Bestia? ¡Interesante definición! –puntualizó el Oscuro levantando su dedo índice sonriendo entre dientes.
-¿Les hiciste todo eso porque estaban conmigo? –preguntó la castaña sin dejar de mirarlo asombrada-. ¡Es de locos! Llegaron al hospital con las costillas rotas y quemaduras graves.
-Prefiero que me llamen excéntrico, gracias –comentó el cocodrilo mientras se levantaba y paseaba alrededor de ella-. Sí, les hice aquello y lo volvería a hacer. ¿A qué es genial?
La muchacha le miró de reojo, analizando cada palabra que decía. Aquel hombre estaba llegando a límites insospechados por ella.
-Pero… ¿y tu hijo? Pensaba que te había afectado todo lo que te había dicho…
Rumpelstilskin se giró y miró por la pequeña ventana que tenía en la parte de arriba del sótano, observando el jardín. Su hijo jamás le perdonaría, lo tenía asumido.
-Él me desprecia. No puedo hacer nada para recuperarlo… -se agarró la barbilla pensativo y de repente le vino una imagen a la cabeza-. ¡Ajá! Aunque puede que sí lo haya, después de todo… -río como loco, satisfecho por la idea.
Lacey le miraba fijamente y algo dentro de ella le hacía sentir que debía ayudarlo. Posó su mano en su hombro y lo hizo girar para que le contemplara.
-Si necesitas ayuda, puedes contar conmigo.
El Oscuro sonrío al oír aquellas palabras, pero esa sonrisa no hizo más que dar un escalofrío a Lacey, ya que le daba un aire perverso que no le gustó nada.
-¡Excelente! –exclamó Rumpel dando palmas en las manos-. La única manera de hacer que mi hijo vuelva a mi lado es quitar de en medio el obstáculo que impide que estemos juntos… Mi perdición…
-¿Tú perdición?
-¡Así es! –susurró mientras empezaba a reír de nuevo-. Borraré de la faz de la tierra a Henry.
CONTINUARÁ…
