EL BARDO

"Ardía en mi mano

como el fuego

de las entrañas de la tierra.

Yo quise escuchar,

quise someterme,

pero las palabras de mi hermano

me llevaron de nuevo

por el camino equivocado.

Son mis manos,

manchadas de sangre,

las que se queman.

Que más podía hacer.

Ahora yace en el fondo del mar,

una de las más bellas

y única de las joyas,

hasta que el mundo cambie,

nadie lo poseerá.

Todos se han ido,

de los míos

todos muertos.

El final de una Casa,

de mi Casa,

aquella que estaba llamada

a ser la más grande y poderosa.

Pero sólo dolor, aflicción y traición

trajimos desde el Este al Oeste.

Luchamos con valentía y orgullo.

Sí, orgullo, orgullo,

el maldito orgullo cegado de mentiras

fue el que nos condujo

por la senda errónea.

Aun oigo sus lamentos

y veo sus rostros rotos

en mis más oscuros sueños.

Sangre y agua entremezclados.

el humo se eleva desde los navíos,

la locura nos arrastró de nuevo.

La Maldición ya había empezado

a acabar con nosotros.

Uno a uno,

todos fueron cayendo.

Quizás fue lo mejor,

pues sus ignominiosos actos

merecían todos los castigos.

También los míos,

ni siquiera pude yo apartarme del terrible Juramento.

Y sin embargo, aquí sigo

y seguiré hasta el final del Mundo,

no puedo

ni quiero volver,

aunque mi corazón anhele

pisar de nuevo aquellas bellas costas

de plata y nácar.

Vagaré siempre por estos caminos,

con los dolorosos recuerdos atormentándome

una y otra vez,

cantando mis penas,

cantando las viejas leyendas.

Veré pasar las Edades,

veré partir a mi pueblo

para no regresar,

veré la égida del Hombre

y seguiré cantando

cuando yo ya no sea más que una sombra

en mi propia canción.

Sí, ardía en mi mano

como el fuego

de las entrañas de la tierra,

qué más podía hacer,

aun arden mis manos,

manos ensangrentadas,

hasta el final de mi existencia.

Así cuentan que aun canta Maglor, el último hijo vivo de Fëanor, su amargo lamento. Nadie sabe por qué camino le conducen ahora sus pies. Muy pocos Hombres recuerdan ya al antiguo bardo, pero se dice que en la otra orilla aun hay quién espera que vuelva. Sin embargo, el todavía no encuentra su propio perdón".

El hombre encapuchado dejó de cantar y la melodía de su lira enmudeció poco a poco. El pequeño grupo que le rodeaba en torno al fuego aplaudió y pidió otra canción.

- Te has ganado la cena. Pero si nos cantas algo más, aun podrás llevarte unas monedas – dijo un hombre alto, corpulento, de cabellos oscuros y ojos grises, un gondoriano y jefe de aquel grupo de montaraces del Principado de Ithilien.

El encapuchado sonrió, cogió el pan y la carne que le tendían y se levantó.

- No más por esta noche. Gracias por la cena.

Se despidió de los montaraces y partió perdiéndose entre las sombras del bosque.

- Una triste historia la que nos ha cantado, no te parece Bergil – dijo uno de los hombres - ¿Me pregunto que habrá sido de ese tal Maglor?

- Triste, sí, como todas las canciones sobre los Eldar. Quién sabe, quizás aun vague por estas tierras – contestó Bergil, mirando en la dirección por la que había desaparecido el encapuchado – Quién sabe.


Pues nada, debe haberme dado por repasar las vidas de elfos famosos en tono triste y melancólico :) Habrá que aprovechar y escribir más cosillas que se me vayan ocurriendo. Y ahora, contesto a las reviews:

Elloith: gracias por tus comentarios. Últimamente me da la vena del relato corto y melancólico, debe ser por los exámenes ;)

Aurenar: gracias a tus comentarios tb. A mi tb me gusta mucho Blind Guardian, sobre todo Nigthfall un the Middle Earth. De momento sólo he leído los tres primeros libro de Christopher Tolkien y para este escrito me he basado directamente en el Silmarillion y la guía de nombres de la Tierra Media. Y por supuesto que puedes agregarme al messenger, mi dirección es: nura105 hotmail.com