Disclaimer:
The legend of Zelda es una franquicia de videojuegos propiedad de Nintendo, esta historia nació con el único fin de entretener no pretendo lucro alguno; sin embargo, los personajes originales presentes en la misma son de mi creación.
Destino entrelazado.
Prólogo
—Esta historia data desde los tiempos ancestrales, desde la creación de este universo tal como se conoce por tres diosas, mismas, que al nacer este mundo dejaron como legado una reliquia dorada de poder omnímodo capaz de cumplir cualquier clase de deseo.
Para la protección de esta reliquia, dicha misión fue encomendada a una diosa que descendió a este mundo, y caminó como igual entre las distintas razas que habitaban esta tierra, su nombre era Hylia. Los años posteriores a la creación, la divinidad vio evolucionar a cada una de las razas, a las cuales les brindó parte de su conocimiento ancestral acerca de la reliquia dorada, sobre todo a aquella tribu que demostró mucha lealtad y fortaleza: la tribu Sheikah.
Pero no todo fue paz en este mundo, las huestes del mal comandadas por el Heraldo de la muerte, una entidad que poseía una enorme codicia por semejante poder originaron una cruenta guerra que devastó a todas las regiones existentes. Al verse superada en número y fuerza, la diosa elevó a la tierra a los mortales supervivientes a los cielos con aquel poder omnipotente. Un lugar donde las manos malignas no serían capaces de alcanzarla, mientras ella se encargaba de sellar al Heraldo con sus últimas fuerzas. No obstante, sembró una esperanza: forjó una espada de origen divino, cuya tarea de reforzarla con las tres llamas sagradas que poseían las virtudes que mejor reconocía la reliquia dorada, recaían en el elegido por el destino, a quien ella misma guiaría cuando renaciera como una persona mortal para combatir las fuerzas del mal si el sello se llegara a romper.
Miles de años transcurrieron para que la reliquia dorada y la espada legendaria descendieran a las tierras inferiores. Antiguos escritos de la tribu Sheikah establecen que para un mejor equilibro del mundo, la diosa estableció que el poder omnímodo de la trifuerza se dividiera en tres partes si se diera el caso de que cayera en manos equivocadas. Es por eso que su poder se ha perdido con el rastro del tiempo; pero una cosa es segura, cuando una de las partes del poder omnímodo de la trifuerza despierta en la historia de lo que ahora es Hyrule, las restantes reaccionan por igual deseando unificarse. Es fácil seguirle el rastro al menos a dos de los destinados a ser poseedores de alguna de las partes de la trifuerza; uno es el héroe que despierta por el llamado de la espada maestra y la princesa, en cuyas venas se encuentra el linaje de la mismísima diosa. Al menos eso dice el escrito su majestad— finalizó una voz femenina, perteneciente a una joven alta, de tez blanca, cabello castaño y corto amarrado en una coleta. Sus ojos azules parecían aguamarinas. Vestía un traje arqueológico, y señalaba ante la enorme tablilla que había en una mesa de piedra en el laboratorio del castillo de Hyrule.
—Has hecho un excelente trabajo Noreia— replicó Irmhild, una hermosa mujer de cabellos dorados adornados por una tiara plateada. Vestía un elegante vestido verde que combinaba con el color de sus ojos, su porte y bondad la hacían merecedora del título de reina de Hyrule. Era muy entusiasta por la cultura antigua Hyliana, por lo que siempre pedía que se le mantuviera al tanto de hallazgos arqueológicos como aquellos— se cree que los poderes propios de la diosa suelen saltarse unas cuantas generaciones; para ser más precisos, despiertan cuando también el mal hace acto de presencia en este mundo— declaró después de meditar todo lo que le había contado la arqueóloga.
— ¿Está preocupada de que algo pueda ocurrir en Hyrule?— le preguntó Noreia.
—Hasta ahora hemos vivido tiempos de paz, pero eso no nos exime de que el mal pueda resurgir como lo señalan todos aquellos datos arqueológicos que se encuentran esparcidos por toda la región. Mi esposo considera que estas investigaciones son solo paranoias mías, pero, de no ser así ¿por qué es que la tribu Sheikah ha dejado estos escritos? Y no solo ello, también nos legaron tecnología bastante avanzada para aquella empresa. ¿No te parece extraño?
— Es por ello que seguimos investigando a profundidad, no se preocupe su alteza; una vez que sepamos cómo usar estas maquinarias extrañas, las emplearemos para la protección del reino, déjelo en nuestras manos.
—Sabía que podía contar contigo, mi querida amiga Noreia— dijo la reina y abrazó a la chica.
— ¡Contrólate un poco Irmhild!, está bien que seamos amigas; pero tú estás en una posición mayor a la mía.
—A veces creo que tú deberías ser la soberana de Hyrule.
— ¡No diga esas cosas!, su majestad es un gran ejemplo a seguir; el rey Rhoam hizo bien en elegirla como su esposa y ¿qué decir de la adorable princesa Zelda?, apenas tiene un año y es amada por todo el reino, sé que un gran destino le depara, uno muy especial.
En aquel momento, llamaron a la puerta en el laboratorio del castillo de Hyrule.
—Su majestad ¿se encuentra allí?, El rey la busca— llamó uno de los sirvientes a la puerta.
— ¡Mira la hora que es!— se alarmó Noreia — son casi las diez, Wilhem estará por salir a hacer la guardia nocturna y debo regresar a casa a cuidar de nuestro hijo; será mejor que me retire ya su alteza.
—Está bien Noreia, puedes retirarte.
La joven arqueóloga tomó sus documentos, y salió de la habitación junto con la reina.
—A propósito su majestad, antes de que se me olvide, le aviso que Prunia y Rotver me dijeron que la tableta Sheikah, que descubrimos en el santuario de la vida ha sido reactivada y le presentarán todas sus funciones mañana.
—Lo esperaré ansiosa— sonrió la monarca y se despidió de su amiga que ya se marchaba.
Aún recordaba cuando la conoció, Noreia era la hija de su institutriz Nerissa, una de las investigadoras más reconocidas del reino quien tenía como tarea la de su educación. Cuando ella falleció, su hija Noreia se encargó de continuar con su labor de investigación, y descubrió la facilidad de traducir las runas antiguas; de no ser por ella, no habrían logrado avance alguno con los antiguos escritos de la tribu Sheikah.
—Es una suerte que ella está para ayudarnos—pensó la reina antes de entrar a sus aposentos donde ya la esperaba el rey, quien sostenía a la joven princesa Zelda en sus brazos.
—Llegas tarde— reprochó el monarca con dureza.
—Lo lamento mucho— replicó Irmhild, pero el rey la interrumpió.
—No me gusta que desatiendas tus obligaciones reales y a nuestra hija por perder el tiempo en aquellos hallazgos arqueológicos.
—Querido, no estoy malgastando el tiempo; estoy segura que nuestros antepasados dejaron esta tecnología por una razón. Debemos estudiarla y usarla para proteger el reino.
— ¿Proteger el reino de qué o quién? —le inquirió el regente con escepticismo.
—Aún no lo sé con certeza—admitió la reina bajando la mirada—por favor querido, ten fe en mi—dijo mirándole de forma implorante.
—Está bien amor— dijo el rey, no podía negarle nada cuando ella le miraba de aquella manera y le pasó a la pequeña princesa a sus brazos.
— ¡Gracias!— exclamó la reina mirando con dulzura a su hija — estoy segura de que estos artefactos serán de utilidad y tú mi pequeña, serás quien guíe a nuestro pueblo si se presentan dificultades ¿verdad que sí? a lo que la niña esbozó una sonrisa.
Cerca de allí, en la ciudadela de Hyrule, la joven arqueóloga había regresado a su casa, le gustaba su hogar, era una vivienda sencilla y acogedora; si bien tanto la posición de ella como la de su esposo eran reconocidas, ambos optaron por vivir en aquel lugar para criar mejor a su hijo de dos años.
—Llegué a casa— anunció Noreia— ¡Wilhem!, ¿estás ahí?— preguntó mientras se asomaba a la habitación que ambos compartían.
—Estoy, aquí Noreia— respondió su esposo quien terminaba de ajustarse los guantes metálicos de la armadura; era un hombre apuesto, fornido, de alta estatura, cabello rubio cenizo corto y ojos avellanados. Sonrió al mirar a la recién llegada.
—Lamento la tardanza cariño— se excusó Noreia sacando una capa roja del baúl del cuarto y se la ajustó a su marido en la armadura junto con la insignia que lo distinguía como capitán de la guardia real de Hyrule.
—No, te preocupes— dijo Wilhem comprensivo— nuestro pequeño ya está durmiendo, así que puedes descansar tranquila. Tengo que hacer guardia esta noche querida, regresaré por la mañana— Tomó su arma, su escudo y se encaminó a la puerta principal, donde se despidió de su esposa con un tierno beso. Una vez que se marchó, la arqueóloga entró al cuarto donde dormitaba su pequeño; era un niño de dos años, cuyo parecido al padre era idéntico salvo por aquellos ojos, propios de su madre. Ésta le besó la frente y lo miró reflexiva.
—Perdóname mi pequeño Link, este día mami tuvo mucho trabajo pero te prometo que mañana te llevaré al parque y jugaremos juntos. Debo confesarte mi niño que no sé por qué pero me da la impresión que mis descubrimientos, si bien son interesantes también me provocan miedo debido a que los antiguos escritos hablan de un peligro que siempre está latente y tengo una corazonada de que el destino te depara algo grande; eres especial — finalizó Noreia con un susurro antes de salir del cuarto.
Continuará…
Hola a todos, esta es la primera vez que escribo un fan fic dedicado a the legend of Zelda que es mi videojuego favorito sobre todos sin embargo nunca me había animado a escribir algo porque tengo mucho respeto por las historias de los juegos, pero el de Breath of the wild tiene algo que le dispara la imaginación a uno y como su historia es un poquito ambigua, se presta para la escritura de historias. Si no has jugado el mencionado título y quieres hacerlo, te recomiendo que este escrito lo leas cuando hayas finalizado. Si no está en tus planes jugarlo pero te gustaría leer una historia ambientada en este título lo puedes hacer e incluso si no te importan mucho los spoilers eres bien recibido, espero sus comentarios.
