Pudo ser un buen día. Pudo serlo.
Había salido el sol después de tres días sin parar de llover. Era sábado. Se había levantado temprano y su pedido de rosas estuvo listo contra todo pronóstico y, lo más importante, el anillo de compromiso estaba seguro y resguardado en su bolsillo. Definitivamente pudo ser un buen día.
La mañana se pasó casi tan rápido como un suspiro. Todo había sido planeado meticulosamente, tranquilamente, con meses de anticipación. Nada debía salir mal.
Pero lamentablemente, aunque la mayor parte del día, quizá hasta el atardecer fue un buen día, no lo fue.
Aún le sonreía, como esa misma mañana cuando lo fue a recoger para pasar juntos las primeras horas del sábado y después irse a entrenar, le sonreía como cuando miraban a los cachorros decidiendo cuál comprarían con sus ahorros cuando vivieran juntos, cuando le sonreía soñando despierto y le hacía soñar. Le estaba sonriendo, pero sus ojos se apagaban, no había chispa, se extinguía, no quedaba nada… y aún así, intentaba decirle que debía ser fuerte, que todo estaba bien; y él, sin poder evitar las lágrimas en los ojos, le prometía que lo intentaría, pero le juraba que lo amaba y que era lo mejor que le había pasado, aún si Billy no podía escucharlo.
¿Qué había sido aquello? El plan era entregarle el anillo para hacer oficial su compromiso y después recostarse rodeado de rosas sin espinas que había colocado , rosas blancas sólo porque le había gustado el color místico que tomaban cuando reflejaban la luz de la luna. Pero algo no salió bien, algo hizo que ese no fuera un buen día.
¿Estarían aún luchando patriot, Hawkeyes, Stature y Speed? Tommy… su rostro estaba asustado, pero desapareció con todos los demás cuando se le cerró su mundo, cuando se dio cuenta que no había cuidado la espalda de su novio y ahora era demasiado tarde.
Volando al hospital más cercano – ¿acáso había uno suficientemente cerca? – Billy se lo pidió: Llévame a ese lugar… quisiera verlo…
Ambos sabían que no había manera de lograrlo, y que aún logrando llegar, ¿qué iban a hacer por el ahí? mutilado y desangrándose en cantidades por culpa de esa explosión, ¿no era su obligación cumplir la última voluntad de su novio? Pensar en ello le hacía un nudo en la garganta.
Ahora están ahí, en esa pequeña cueva en las montañas, mirándose. Wiccan levanta su mano casi sin fuerzas y apoya su brazo en el de Hulkling, no puede escucharlo, no puede escucharse, pero le pide que no llore, le dice que todo va a estar bien. Este regalo es hermoso…
"Ese no era el regalo amor, este solo es un detalle, tu regalo está en uno de mis bolsillos junto a nuestras cosas que dejamos en el lugar de entrenamiento" Trata de sonreír, pero no intenta controlar sus lágrimas, se arrepiente, y esboza una sonrisa, solo porque su novio se lo pide. Billy no llora, no puede, ya no lo mira, sus párpados se deslizan hacia abajo y su mano baja lentamente por el rostro de Hulkling, casi sin tocarlo.
Hulkling no cambió a Teddy, no podía, sentía que se rompería, pero Billy lo amaba de ambas formas por lo que no había necesidad, y cuando por fin el hechicero cerró sus ojos, Hulkling sintió que nunca se repondría.
