-¡Mama!- Gritó Regina desde su dormitorio.- Toca a la puerta.- Volvió a decir.
-Lo sé, lo estoy escuchando.- Contestó Cora molesta por la actitud de Regina.
La mujer se dirigió hacia la puerta para abrir. Detrás de ella se encontraba Emma quien iba a ser la profesora de matemáticas de Regina durante ese curso.
-Buenos días, señora Mills.- Dijo muy educada la rubia.
-Buenos días, pasa.- Contesto Cora quitándose de la puerta.- Mi hija bajará enseguida. Tenle un poco de paciencia los números no son lo suyo.- Dijo para aliviar la tensión.
-No se preocupe. Tiene una bonita casa.- Comentó Emma que se había quedado alucinada con la gran casa en la que vivía la mujer.
-Gracias, os he preparado el despacho para que podáis estar cómodas.- Dijo Cora dirigiendo a Emma hacía la estancia. – Si necesita cualquier cosa solo tiene que pedírmela.- Comentó enseñándole la estancia.
-Está bien.- Emma dejó su mochila a un lado mientras se quitaba su chaqueta de cuero.
Unos pasos se escucharon a sus espaldas y ambas mujeres se girar para ver a la morena. Regina bajaba con uno de sus habituales vestidos negros ceñidos, lanzó una rápida mirada a su madre para después mirar a Emma que se encontraba de pie enfrente del escritorio.
No pudo evitar recorrer con una mirada el cuerpo de su nueva profesora, aunque intentó disimularlo lo mejor que pudo. Emma se acercó con una sonrisa y le tendió la mano.
-Soy Emma, encantada.- Dijo esperando una respuesta de Regina que tardó unos segundos.
-Regina.- Soltó lo más fríamente que pudo.
-Sé más amable.- Le regañó su madre.- Ahora os dejo solas, de momento vendrás un par de veces por semana pero si vemos que no es suficiente lo ampliamos.- Dijo Cora.
-Claro.- Contestó Emma.- ¿Nos sentamos?- Preguntó mirando a Regina que no parecía muy contenta con la situación.
-Vale.- Contestó sin más.
Emma se sentó en uno de los lados del escritorio mientras que Regina se sentaba justo en frente. La morena no parecía querer romper ese silencio que había por lo que fue Emma la que habló primero.
-¿No te hace gracia lo de las clases?- Preguntó aunque era obvio.- Puedes decirlo, no pasa nada.- Añadió.
-No me hace gracia, no.- Soltó con su tono más ácido.
-Bueno, a mí me hace falta el dinero que tu madre me paga por las clases así que si quieres podemos quedarnos aquí mirándonos hasta que pase la hora o podemos aprovechar y cuanto antes apruebes antes me pierdes de vista.- Soltó Emma provocando una pequeña sonrisa en la cara de Regina.- ¿Eso es que vamos a empezar?- Preguntó sonriendo también.
-Vale.- Dijo la morena que a pesar de no haberle caído bien a simple vista tenía que reconocer que no parecía ser tan mala.
-Así mejor.- Soltó Emma sonriendo mientras sacaba de su mochila los libros para empezar la clase.- ¿Por dónde quieres que empecemos?- Preguntó entonces la rubia.
-¿Por el principio?- Contestó Regina.
-Esto no te gusta nada, ¿Verdad?- Preguntó Emma soltando una carcajada al ver la mala cara que le ponía la morena.- ¿Qué te gustaría estudiar?- Preguntó para romper un poco el hielo.
-Literatura.- contestó la morena.
-Interesante… pero para poder entrar necesitas tener una buena nota.- Soltó entonces Emma.- Venga, vamos a empezar.
Emma cogió el libro que Regina había puesto sobre la mesa y comenzó a revisar los primeros temas que debía de darle a la morena. Regina simplemente observaba todo lo que hacía la rubia.
-Esto es fácil.- Soltó Emma con una sonrisa en su cara.
Regina hizo una muesca de no estar de acuerdo pero siguió sin decir nada. Emma mostró su mejor sonrisa y comenzó a explicarle todo lo que venía en el tema, Regina no le prestaba toda la atención que debía porque esa asignatura le resultaba de lo más aburrida.
-¿Me estás haciendo caso?- Preguntó Emma que se estaba frustrando un poco.- Entiendo que esto no te interese una mierda pero si no apruebas tu madre dejará de pagarme y como ya te he dicho me hace falta el dinero.
-Esto no me interesa nada.- Contestó Regina
-Eso lo entiendo, a mí me interesaba una mierda las asignaturas de letras pero aun así tuve que aprobarlas para llegar a estudiar lo que me gustaba.- Soltó Emma que se había reclinado en la silla algo molesta por la actitud de la morena.
Emma miró el reloj y se dio cuenta de que ya era la hora, por suerte podía salir de allí. Estaba algo cabreada por la actitud que había tenido su alumna durante la hora que había estado con ella, si realmente no necesitase el dinero probablemente se hubiese despedido en ese mismo momento.
Cuando iba saliendo por la puerta del despacho Cora se acercó a ellas con una gran sonrisa en su cara. Emma sonrió también y esperó a que fuese la mujer la que rompiese el silencio.
-¿Cómo ha ido?- Preguntó mirando primero a la morena y después a Regina que no parecía nada contesta.
-Bastante bien, aunque es la primera clase.- Contestó Emma que vio la cara de susto que tenía Regina por lo que Emma podía decir.
-Muy bien, espero que así consiga sacar mejor nota.- Dijo Cora.
-Seguro que sí. Nos vemos el miércoles.- Dijo Emma dirigiéndose ya a la puerta para salir.
-Muy bien, a la misma hora.- Contestó Cora mirando a Regina que no había abierto la boca.- Por cierto, Regina, tu novio está en la sala.
Regina miró hacía la sala y se encontró con el muchacho sentando en el sillón muy pendiente a su móvil. La morena no hizo una fiesta al saber que había ido a visitarla. Emma se dio cuenta pero no dijo nada más, simplemente se despidió y se marchó para su casa.
-Hola, Robín.- Dijo Regina sentándose en el sillón de enfrente.
-Hola.- Contestó él guardando el móvil.- ¿Damos un paseo?- Preguntó mirando disimuladamente a Cora que estaba terminando de limpiar la librería que había en el salón.
-Vale.- Contestó Regina sin más.
Los dos salieron al jardín de la gran casa en la que viva la morena, Robín entonces se abalanzo sobre ella y la beso apasionadamente. Regina correspondió al beso aunque fue ella la que se despegó de él.
-Estamos en mi casa.- Dijo entonces Regina como excusa.
-¿Vamos a la mía?- Preguntó él acariciando el cuerpo de la morena.
-Tengo que estudiar, Robín.- Contestó Regina en tono cansado, no era la primera vez que se lo decía.
-Yo también pero un rato, así te despejas.- Aseguró él con su sonrisa más encantadora.
-No puedo, mi madre me ha puesto hasta una profesora particular.- Soltó cabreada por la situación.
-Vale, ya me voy.- Dijo el hombre que no estaba muy alegre con la actitud de su novia.
Regina se metió en su dormitorio y se enfrasco en uno de sus libros. Devorar libros era su hobby, y nunca se cansaba de ello.
¿Os ha gustado? Espero vuestros comentarios para saber si os gusta o no. Nueva historia, esta serás mucho más desenfadada y con casi nada de drama.
Para entrar en el grupo de Whatsapp, mensaje por privado o a mi correo Cristinafanfiction (arroba) Hotmail (punto) com.
