Harry Potter no es obra mía, ninguno de estos personajes me pertenece, y las líneas argumentales están basadas en la obra de Rowling, pero aviso, esta historia tiene en cuenta lo que sucede en el quinto libro, así que no voy a estar cuidando si hay spoilers o no.

1. LA PIEDRA QUE ESCONDE A LA RATA

Gruesas gotas de sudor recorrían la cara de aquel hombre gordo, bajito y calvo que se aplastaba contra la sucia pared del antiguo castillo. Unas ruinas góticas pérdidas en la vasta llanura escocesa no son el mejor lugar para pasar una tormentosa tarde de verano, pensaba Peter Pettigrew mientras no dejaba de otear el horizonte en busca de alguna señal de sus perseguidores.
Empezaba a oscurecer, el viento que traían las nubes cargadas de agua y electricidad no transmitía ningún buen presagio; dentro de sí, en cada palmo de su ser y como un buen amigo que incluso en los momentos más difíciles insiste con su presencia, Peter sintió el miedo. Nada nuevo para él, pero nada deseable si se avecinaba un duelo. Y si el chico le encontraba, tendría que batirse, seguro.
Intentó tragar algo de saliva pero su boca estaba demasiado seca. Quizá habían sido los tres días de dura persecución, de jugar al gato y a la "rata" con el Auror los que le estaban pasando la cuenta ahora, no estaba seguro, pero lo único que sabía era que estaba débil por el hambre, con el cuerpo agarrotado y aterido de frío, y con el estómago encogido y vacío por el miedo.
Peter decidió encontrar algo de optimismo en su interior, a pesar de que sabía que no lo iba a lograr. Había desertado de su bando, sabiendo que el Señor Oscuro estaba perdiendo la guerra sin remedio; pero el otro bando no le iba a otorgar ningún apoyo, no tenía nada que ofrecer a cambio de su vida, no podía vender información que ellos no tuvieran. Sabía que la amiga del Auror era lista, tenía métodos para saber cosas que resultaban impensables en los tiempos de la primera guerra. No tenía nada más que su talento para pasar desapercibido como animago, y eso ya no le podía servir de mucho puesto que el Auror sabía reconocerle, sabía cómo encontrarle, de alguna manera había aprendido una forma de localizarle en cualquier parte.
Una ola de llanto histérico le embargó de pies a cabeza, se dejó escurrir como un bulto patético contra las ruinas y sus convulsiones llenas de rabia, miedo y sufrimiento fueron el único movimiento perceptible en él durante un buen rato.

Mientras tanto un hombre, de unos 30 años, con la larga mata de pelo de un llamativo color rojo fuego atada en una coleta detrás de la nuca, fumaba un cigarrillo a las afueras de una oscura taberna a veinte kilómetros de las ruinas donde se escondía Pettigrew. Las ropas del hombre estaban ocultas bajo un grueso abrigo azul oscuro, pero por debajo de éste podía entreverse un tosco jersey de lana con lo que parecía una enorme B bordada en el pecho. De repente el hombre, que estaba recostado contra la pared de la taberna debajo del cartel que anunciaba el nombre, se incorporó cuando otro más joven que él y con el pelo del mismo color salió de ella abrochándose un enorme abrigo muy similar al azul del otro. El primer hombre apagó el cigarrillo y se acercó al otro con una mirada expectante en la cara. -¿Nada? -Sí, han visto a un hombre que coincidía con su descripción hace dos días. Estuvo pidiendo que le dejaran comer y dormir por caridad. Dicen que iba vestido de una manera muy extraña y que la policía no tardó en echarlo del pueblo. -¡Menudo idiota! La manera más inteligente de pasar desapercibido: alarmar a los muggles - el hombre de la coleta meneó lentamente la cabeza. - ¿Qué propones?. -Me han dicho el camino en el que lo dejó la policía, y que a unos kilómetros hay unas ruinas en las que podía haber buscado refugio. - el joven hizo una mueca de disgusto mientras levantaba la vista al cielo - Pero no estoy seguro, Bill. Va a haber tormenta, aunque pudiéramos cubrir ese tramo con las escobas en poco tiempo, podríamos tener serios problemas con los relámpagos. El hombre llamado Bill levantó la cabeza para examinar también el cielo nublado cada vez más oscuro. -Pero si dejamos pasar esta noche, podríamos perderle la pista otra vez. -Está bastante débil, lleva varios días sin comer y no tiene ropa de abrigo - El joven suspiró preocupado mientras su voz se hacía más profunda - Esto es importante, pero no me voy a arriesgar más de lo necesario. La guerra todavía no ha acabado. Bill sonrió mirando apreciativamente a su hermano - Que raro es verte tomar decisiones tan seriamente, Ron, cada vez te pareces más a Mamá. Ron se miró los pies mientras fruncía el ceño. - Eso no tiene gracia. Estaba hablando en serio. - Bill también suspiró mientras volvía a examinar el cielo. -Quizá tengas razón, quizá sea más prudente dejar que se muera de miedo esta noche, o de frío, o de hambre, y mañana sólo tendremos que conjurar una camilla. - Volvió a mirar a su hermano, a quien apenas podía ver el rostro en la creciente oscuridad tras la puerta de la caverna. Ron estaba pensativo, muy serio, todavía con el ceño fruncido. Tras un minuto levantó la cabeza bruscamente para mirar a los ojos a Bill, como si saliera de una ensoñación. Le cogió del brazo y dijo: - No, vamos a por las escobas antes de que sea más tarde, no quiero que con la llegada de la mañana se anime al ver que le hemos perdido. Bill siguió a su hermano en silencio hasta la antigua y pequeña casa gris tras la cual habían escondido las escobas y la capa invisible. Cuando Ron se acercó a su hermano para cubrirle con cuidado con la capa (en el vuelo podía desprenderse y revelar su posición) esbozó una mueca de disgusto. -Has vuelto a fumar. -Sí, ¿y qué? -Deberías dejarlo, Mamá te lo pidió, y nos estás contagiando a todos. Bill sonrió para sí, no era la primera vez que oía esa cantinela, pero ya no le importaba, la decían más por costumbre que por otra cosa porque a medida que la tensión en el cuartel de la Orden había ido creciendo, la gente había ido cayendo más en el vicio del tabaco. Hermione predicaba las maravillas de la aromaterapia, pero casi nadie la hacía caso. Siempre había demasiado en juego como para que el riesgo de una muerte a largo plazo preocupara lo suficiente. Cuando ambos estuvieron preparados dieron una fuerte patada en el suelo e iniciaron un rápido y discreto vuelo por debajo de las espesas nubes grises que se arremolinaban contra el cielo anochecido.

Una ligera y fría llovizna estaba empezando a caer a la par que la noche. En un resquicio de las ruinas la tenue hoguera que Peter había logrado encender con madera en su mayoría húmeda y podrida tembló hasta apagarse del todo. El hombre arrebuñado tras la pequeña pila de troncos viejos, se secó las gotas que le empezaban a caer en la cara con la manga sucia del harapo que llevaba. De repente un ruido lo alertó. Estiró el cuello en una contorsión difícil para atisbar entre los agujeros del muro. Después se volvió con una mueca extraña en la cara y un brillo de desesperada locura en la mirada. -Ya están aquí. - Susurró para sí mismo y desapareció entre las crecientes sombras.

Ron aterrizó con suavidad al lado de su hermano, que ya estaba girando la cabeza en todas direcciones con la varita en alto y la capa invisible disimulando la escoba entre el pasto verde y alto de la pequeña colina en la que se alzaban las ruinas. Al contrario que Bill, Ron mantuvo atada en la espalda su escoba, no quería ofrecerle ninguna tentativa de escape a Pettigrew. Al volverse hacia Bill con la varita ya en la mano, vio que su hermano estaba haciendo gestos apenas perceptibles hacia el muro que más parecía haberse conservado y que quedaba justo enfrente suyo haciendo una esquina hacia la izquierda. La piedra estaba cubierta de verdín y musgo, pero aún se mantenía firme en su mayoría, aunque también estaba provista de una buena serie de agujeros que dejaban pasar las corrientes de aire, y, por supuesto, del techo apenas quedaba nada, no llegaba a cubrir a una persona, y estaba en muy precaria situación. Por encima de esa pared se podía percibir un débil hilo de humo, y al mirar hacia abajo Ron pudo ver entre unas grietas algunos maderos renegridos, lo que había intentando ser una hoguera. Ron metió disimuladamente la mano por dentro de su abrigo y sacó lo que parecía una vieja brújula de hojalata, abriéndola con cuidado puso toda su atención en la pequeña lágrima de plata que sustituía la tradicional flecha y en la imagen panorámica que se dibujaba en el líquido opaco de color azulado en el que se podían ver las ruinas como fotografiadas desde un helicóptero. Era un trasto de Hermione, había estudiado el mapa del merodeador y había hecho evolucionar las bases del hechizo, ahora Harry y él disponían de ese rádar bastante útil en lo que a mortífagos se trataba cuando salían hacia alguna acción estratégica. La lágrima de plata siempre indicaba la posición del mortífago aproximadamente, detectaba los restos de magia negra con una precisión increíble, aunque a veces si el rastro de magia era antiguo, como en ese caso, la lágrima llevaba un retraso temporal en cuanto a la posición del mortífago se refería. Harry acaba por guiarse de sus instintos, Ron creía en ambos métodos, nunca estaba de más asegurarse. Por si fuera poco, además de la fría llovizna y la caída de una silenciosa y pesada oscuridad entre las viejas ruinas empezó a elevarse una penetrante niebla. Ron oyó a Bill maldecir por lo bajo. El escenario ya estaba preparado para el duelo. Lo único que faltaba en ese lugar era Drácula saliendo de las sombras, pensó Ron sin nada de humor. Con la familiar sensación nerviosa anclada en su interior, empezó a registrar las solitarias y engañosas rocas del muro que Bill le había indicado, tenía la varita en alto, esperando ver a "la rata" en cualquier esquina, a través de cualquier grieta. Cuando llegó a un recodo especialmente oscuro algo se movió bruscamente al final de un pasillo de pared que se abría a su derecha, entonces oyó a su hermano Bill gritar un hechizo y un desgarrador grito de dolor rompió el aire precipitando a Ron a una alegre carrera. ¡Lo había cogido! ¡Bill lo había cogido! Ron tropezó un momento en el escurridizo verdín que cubría las pocas piedras que quedaban de suelo y fue al recuperarse cuando lo vio. Pettigrew sangraba por un golpe en la cabeza, sus ojos tenían la expresión vaga del que está a punto de desmayarse. Ron se dio cuenta demasiado tarde de que al caer había perdido la varita. Bajó los ojos para buscarla y los subió a tiempo para ver la maldición de Pettigrrew, luego vino la nada.

Bill había visto muy de lejos lo que iba a ser el ataque sorpresa de "la rata". Lamentablemente esquivó su hechizo, giró con una rapidez sorprendente y desapareció entre las ruinas. Pero en la veloz huida perdió el equilibrio. Bill lo oyó caer y luego el sonido seco de un golpe al hueso, Pettigrew gritó, pero cuando Bill giró para seguirle ya había desaparecido, estaba a punto de llamar a su hermano cuando oyó la vacilante voz de Pettigrew balbucear el "aveda kedavra". Su corazón pareció detenerse, con un paso frenético y el pánico recorriendo todas sus venas buscó entre las ruinas hasta llegar al lugar. No había rastro del huido, pero su hermano Ron estaba en el suelo jadeando con dificultad. ¡Jadeando! Bill se agachó con cuidado para examinarle. Estaba muy pálido y frío. Debía haber supuesto que Pettigrew no estaba en condiciones de matar a nadie. Pero Ron estaba envenenado, vivo, pero extremadamente grave. Una ola de ira invadió a Bill: la escoba de Ron había desaparecido de su espalda. ¿De dónde sacaba esa "rata" tanta suerte? Con cuidado conjuró una camilla para Ron, debían volver al cuartel, Ron necesitaba atención especializada que él no podría brindarle. Pettigrew lo había conseguido de nuevo, pero ¿a qué precio? El cerco sobre su señor se estaba cerrando, pensó Bill con esperanza, era sólo cuestión de tiempo que también le atrapara a él.

Mantenía el rostro concentrado en cada palabra del mensaje que acaba de llegar de la manera más extraña que el mundo mágico conocía. Tenía la costumbre de leerlos varias veces antes de comunicárselo a los demás. De alguna manera u otra tenía más responsabilidad que ninguno de los otros, hacía tiempo que lo había asumido. Y los demás no sólo le habían dejado asumirlo, sino que además habían empezado a seguirle confirmándole en el papel de líder. -¿Sucede algo malo? - Lupin acababa de entrar en la habitación, su aspecto cansado contrastaba con la expresión atenta de sus ojos. Harry suspiró, obviamente el licántropo ya se había dado cuenta de qué era lo que estaba leyendo. Alargando el brazo le pasó el mensaje para que lo leyera. Cuando terminó, levantó la cabeza para mirar al otro con un imperceptible brillo de alivio en los ojos. -Está cayendo en la trampa - Harry inclinó la cabeza satisfecho, pero aún con el rostro serio - ¿cuánto tiempo falta para que todo esté a punto? -Muy poco - una corriente de nerviosismo le recorrió la columna vertebral. La trampa de la que hablaba Lupin era un plan que habían trazado para hacer caer al ejército de Voldemort de una vez por todas, sin embargo eso también supondría el cumplimiento de la profecía, la cuenta que ambos magos tenían pendiente y que ya iba siendo hora de que saldaran. Harry dobló con cuidado el mensaje para enseñarlo más tarde en la reunión de la Orden - muy poco - repitió más para sí que para su interlocutor. Estaban ambos perdidos en sus pensamientos cuando Hermione entró precipitadamente en la habitación. -¡Mensaje urgente! - dijo casi sin aliento, y le tendió el papel a Lupin. Éste lo cogió con rapidez y murmuró con sorpresa - ¡Es de Bill!- una sonrisa se instaló en los labios de todos. Habían acordado con Bill y Ron que cuando atraparan a Pettigrew les mandaría un mensaje urgente. Lupin lo abrió a toda prisa y empezó a leer en voz alta para los otros: "Atrapado en Escocia con sólo una escoba. Ron herido gravemente. Pettigrew ha escapado hacia el continente. Solicito ayuda inmediata". Un helado silencio cayó tras las últimas palabras de Lupin. Hermione había palidecido considerablemente. Arrancó el mensaje de las manos de Lupin, había empezado a respirar agitadamente. Hacía poco que Ron le había pedido a Hermione que se casara con él, después de un noviazgo que había empezado en Hogwarts, Harry sabía demasiado bien que eran lo más importante el uno para el otro y hacía la vista gorda cuando Hermione recibía cartas de Ron a pesar de que tenían indicado que no podían mandar mensajes a menos que fuera absolutamente necesario. Harry abrazó a Hermione en un intentó de tranquilizarla. - No pasa, calmate, es demasiado duro para que le hayan hecho mucho daño, no será nada grave, ya lo verás. Pettigrew está muy débil . Hermione pareció tragar con dificultad, pero empezó a relajarse, en seguida se apartó de los brazos de Harry, resuelta a poner solución al asunto cuanto antes. -Iré a ayudarles - Harry asintió de mala gana, no quería que estuviera fuera mucho tiempo, era muy necesaria en el cuartel, sobretodo ahora que Voldemort estaba entrando en la trampa. Pero tampoco parecía que hubiera nada capaz de echar para atrás a Hermione. Inclinó la cabeza en señal de asentimiento. Llévate a Fred y a George, quiero que le sigan la pista ahora que ya han vuelto de África (ésta es otra historia de otra misión, y ahora no viene a cuento), que Hill vuelva al cuartel contigo, quizá así sea mejor. Les necesitábamos para lo que tenemos entre manos - Hermione empezó a moverse para cumplir las órdenes de Harry cuando éste la cogió del brazo, al levantar la vista le vio más serio y preocupado de lo que solía estarlo en estos días - Dáte prisa Hermione y tened mucho cuidado. Hermione salió corriendo del cuarto, ojalá pudiera desaparecerse ya para ver a Ron, ojalá no le hubiera pasado nada grave, ojalá todo se solucionara bien, ojalá, ojalá . . .

N de A: en fin, espero que os haya gustado. Esta historia sucede antes de mi primer fic "Recuerdos" que tuvo MUY POCOS REVIEWS (snifff, sniff, soy una fracasada). Así que si os gusta ésta y buscáis la otra tendréis más información acerca de cómo concibo el personaje de Harry adulto. Sólo decir que he intentado ser fiel a lo que creo que sería el desarrollo de los personajes de Rowling y que me interesaría mucho saber qué opináis de la historia, pero mucho, así que por favor, POR FAVOR, dejadme reviews (espero no parecer bastante desesperada, je je je).