Una pequeña historia que se me ocurrió en mi tiempo de ocio (mucho para mi buena o mala suerte :v )
Con gran esfuerzo, y no por primera vez, el chico se levantó del suelo, sus piernas temblaban, su cuerpo se sentía pesado, y frio, pero por alguna razón, se sentía más vivo que nunca, su mano derecha sujetó con fuerza la gastada empuñadura de su fiel cuchilla, mientras su brazo izquierdo luchaba por mantener un pesado escudo de acero en su lugar, su respiración era larga y superficial, tratando de llenar el poco espacio que el peto le brindaba a su pecho para extenderse, con un furioso grito de guerra, el joven espadachín emprendió la carrera en contra de su más terrible rival, este no pareció siquiera asustado, varias veces más alto que su adversario, un cuerpo fuerte y ligero, cubierto por escamas rojizas, resistentes como el más refinado de los aceros, naturalmente blindado desde la cabeza hasta la cola, sus alas permanecían retraídas, no necesitaba volar para encargarse de tal molestia, sonrió mostrando sus afilados colmillos, y dejó brotar de su interior una bocanada de mortíferas llamas, el joven guerrero usó su escudo para cubrirse, pero no parecía ser suficiente, su cuerpo voló varios metros antes de caer pesadamente al rocoso piso de los dominios del dragón.
Quizá suerte, una gran fuerza, o simplemente terquedad, pero el guerrero se puso de pie otra vez, corrió con todas sus fuerzas, agitando su espada con más coraje que técnica, Dragón ya no se divertía con la situación, el insecto que le retaba se convertía a cada segundo en un dolor de cabeza que no estaba dispuesto a tolerar, embistió con sus garras, intentó golpear con su cola al valeroso caballero, pero este no retrocedía, resistiendo la furia de Dragón con toda la determinación que fue capaz de reunir, esperando pacientemente la oportunidad de atacar, y así lo hizo, su compañera de batallas trazó una trayectoria que golpeó a su acérrimo rival, la criatura retrocedió confundida, sin poder salir de su sorpresa, el cazador, se había convertido en la presa, una tras otra, la espada del caballero cortaba con precisión la carne de Dragón, hasta que este no pudo sostenerse en pie, esperando el momento del golpe final.
-Mi fuerza has superado noble caballero, por vez primera he sido vencido en batalla, mi destino en tus manos está, mi vida a tu juicio queda, elige con sabiduría.
El silencioso caballero vaciló por un instante, pero rápidamente su cuchilla se elevó sobre su cabeza, Dragón sonrió tenuemente y cerró los ojos, su vida ya no le pertenecía, la espada llegó a lo más alto, para luego descender con fuerza…
"s… Ste… Stev…" -¡Steve Johnson! ¡Despierta de una buena vez! – El valiente caballero gritó como una niña asustada cuando sintió que su cuerpo se movía demasiado rápido, y golpeó de una forma nada grácil el suelo, como pudo se levantó, frotando sus ojos con pesadez para despejar un poco su vista borrosa, mientras trataba inútilmente de limpiar el hilo de saliva que se formó en sus comisuras, en cuanto pudo ver con claridad observó el delicado rostro de la chica frente a él, de ojos castaños, al igual que su cabello, el joven observó su reloj y descubrió con fastidio que podía haber dormido al menos una hora más, y le reclamó a la joven, ella solo le sonrió con autosuficiencia y le ignoró, arrojándole sin nada de delicadeza el uniforme de la escuela, que la chica castaña ya portaba correctamente.
Steve se vistió con desgana, maldiciendo a su amiga, mientras trataba de recordar, lo había olvidado por completo, pero al menos presentía que era un sueño genial, Elizabeth le observó a los ojos, y le reclamó por vivir en un mundo de sueños, lo conocía demasiado bien, el chico de cabello negro solo bufo con fastidio, y susurró "cada quien tiene derecho a ser lo que guste, al menos en su mente" la chica negó con cansancio, y golpeó suavemente el hombro de su amigo, mientras que por un momento su mente viajó, y se observó ataviada de blanco, saliendo de una gran iglesia de la mano de su mejor amigo, que le miraba con una dulce sonrisa en los labios, mientras se acercaba lentamente a su rostro, entonces ella recordó donde estaba y se sonrojó furiosamente, su amigo la observó con curiosidad mientras ella cambiaba de diversos colores, se ahogaba por momentos, y tosía por lo demás, Steve no le fastidió más, temiendo ligeramente por su vida y entró al baño , mientras Elizabeth miraba en su dirección y sonreía, su amigo tenía razón, cada quien era lo que deseaba ser en su mente.
