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Disclaimer: Demashitaa! Powerpuff Girls Z no me pertenece, solo las sádicas y locas ideas son mías.

Autora: Mitsukii-kun.

Historia dedicada a: Princesaazabache, Melanee-san este fic es para ti... ;))

Lime, Lemmon, Rapefic, OoC, Alternative Universe.

Lenguaje inapropiado y una trama algo rara.

"Warm and Fuzzy Feeling"

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La Búsqueda Perdida.

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06:30 a.m.

Era temprano por la mañana, el maldito despertador sonaba haciendo un irritante ruido, despertando a una hermosa pelinegra de unos bellos ojos verdes. Se levantó y con mucha flojera caminó al baño. Cepilló sus perfectos dientes y lavó su rostro. Al terminar, un pequeño animalito se acercó a ella con sutileza. Se deslizó entre sus piernas con cariño.

—Hola, Blueberry...— dijo Kaoru abrazando a su pequeña gata blanca.

Ese tierno minino era su única compañía. Estaba sola, vivía sola, 'No necesito de nadie', se repetía constantemente, tratando de convencerse a sí misma de que no necesitaba nadie que le hiciera compañía.

¡Miau! ¡Miau! decía su gatita. Eso sonaba como un ''Te quiero'' para la joven, aunque tal vez fuera un ''Tengo hambre'', o un '' ¡Dame de comer, mierda!''. Prefería creer que se trataba de la primera…

Se vistió con una simple playera y un pantalón a medio muslo blanco. Ahora que comenzaba a hacer memoria, recordó que debía mandar a la tintorería su uniforme del FBI.

Sí, Kaoru pertenecía al Federal Bureau of Investigation (Oficina Federal de Investigación)Aunque era bastante joven para formar parte de algo tan grande, después de todo sólo tenía veintitrés años, su padre, Tokyo Matsubara era uno de los empresarios más ricos de todo Japón; él había pagado sus estudios desde que era muy pequeña y gracias a eso había logrado avanzar más que el promedio, se había podido graduar dos años antes y había conseguido un muy buen empleo, aunque todavía no descartaba la idea de que su amado padre hubiese tenido algo que ver con la misteriosa aparición de su curriculum en la agencia y también de que raramente la hayan aceptado sin chistar

Era obvio que había sido obra de él; Esa era una de las pocas cosas que tenía para agradecerle. Su padre sabía que ser parte del FBI era el sueño de Kaoru desde la infancia hasta adolescencia, y apreciaba que su propio padre le hubiese apoyado en su sueño.

En fin... Ella estaba muerta del cansancio, se había dormido casi a las cuatro y media la noche anterior, aunque ya era su costumbre, puesto que su madre la levantaba temprano desde que era pequeña, cuando aún vivía; ella había muerto tiempo atrás a manos de unos mafiosos que buscaban venganza contra su odioso padre. Había sido muy traumante, uno de los peores episodios que sus ojos verdes hubiera presenciado…


FLASH BACK

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Kaoru, ¿Vas conmigo al centro comercial?— preguntaba una hermosa mujer.

Claro, dame un minuto para ir a buscar mi abrigo...— decía la pequeña morena subiendo las escaleras de la gran casa.

Bien, te espero en el auto, querida...— se dirigía hacia la puerta.

¿Y de mí no te despides? — se giró para encontrarse con su amado esposo haciendo un adorable puchero, con los brazos extendidos para luego envolverla en un cálido y amoroso abrazo.

Sí, lo siento...— se acercó al hombre y le dio un tierno beso en los labios.

¡Eww!— exclamó Kaoru con disgusto— ¡en público no, por favor!—una mueca de asco en su rostro.

Ambos rieron —Ya vámonos, pequeña...— dijo emitiendo una melodiosa risita — adiós Tokyo —.

Adiós Mitsuko, no vuelvan tarde. ¡Y ten cuidado, por favor!— exclamó cuando ellas ya hubiesen cruzado el umbral de la puerta.

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La mujer conducía hacia el centro de la ciudad, irían a comprar todo tipo de cosas. Muchas de ellas estarían destinadas, para las personas menos afortunadas, gente que había caído en la desgracia y que ahora vivía en la pobreza. Siempre lo hacían, después de todo dinero no les faltaba y Mitsuko tenía un gran corazón.

¿Quieres poner música, hija? —.

Sí, ¿Dónde está mi CD de Three Days Grace?— lo buscaba por todo el auto—... ¡Aquí esta!— dijo encontrándolo debajo del asiento.

Lo colocó en el reproductor y empezó a sonar la música. "Pain'' era la primera de la lista, comenzó a cantar.

Pain, without love...Pain, I can't get enough...Pain, I like it rough...'Cause I'd rather feel pain than nothing at all...— ambas, compartiendo los mismos gustos, terminaron la oración y movieron sus cabezas al ritmo de la música.

Se detuvieron y Mitsuko le pidió a Kaoru que esperara mientras cargaba gasolina a su auto, un Volvo xc60 color gris.

¿Cuánto desea cargar, señora? —.

Que sea tanque lleno, por favor...— el joven muchacho asintió.

Tardó unos segundos antes de que el tanque estuviera hasta el tope.

Son ciento veinte, señora.

Bien...— le dio doscientos dólares—...descuida, conserva el cambio— dijo sonriéndole.

¡Gracias!, y ¡vuelva pronto!...— dijo el muchacho con una sonrisa de gratitud, aun incrédulo por haber recibo una propina de ochenta dólares. ¡Era cosa de no creer!

Para cuando entró en el vehículo se escuchaba ''Never Too Late'' aunque la canción ya iba a la mitad...

¿Amas tanto a esa banda? — le preguntó a su pequeña —...la escuchas todo el día, mi amor.

Es mi banda favorita en todo el mundo, mamá.

Está bien... ¿puedo poner una canción yo?

Claro que sí, mamá, pero no tu música femenina, es rara...

La Hermosa mujer coloco un CD de Enrique Iglesias.—Girl please excuse...If I'm coming too strong...But tonight is the night...We can really let go...My girlfriend is out of town...And I'm all alone...Your boyfriend is on vacation...And he doesn't have to know...

¡Por favor! ¡I like it! ¡NO!...— la pequeña Kaoru lloriqueaba cómicamente.

Calla y canta conmigo...Baby I like it, The way you move on the floor, Baby I like it, Come on and give me some more...Oh yes..I like it, Screaming like never before...Baby I like it...I, I, I like it...—.

La niña y se rindió a la presión y ambas Cantaron al unísono, divertidas mientras bailaban suavemente en sus asientos.

Hasta que un auto las interceptó por un costado. El semblante de la mujer cambio, apretó con control el volante.

Kaoru, abróchate el cinturón...— dijo apagando la radio.

Sí mamá...— dijo obedeciendo. Algo estaba pasando, lo notó nerviosamente. Dos automóviles más del mismo color y modelo las seguían ahora— ¿qué sucede? ¿Quiénes son esos tipos?...Mamá— lágrimas ácidas resbalaban por el rostro de Mitsuko— Mamá, ¿por qué lloras?...— decía la pequeña sin entender nada.—.

Kaoru, ellos...—.Uno de los tres autos de las perseguían chocó fuertemente contra el lado derecho del vehículo.

¡Mama! ¿Estás bien?...—

S...sí, estoy bien...— con el choque había golpeado su cabeza contra el vidrio de la ventanilla y ahora le escurría sangre por esta. Su voz estaba entrecortada, hacia su mejor esfuerzo para meterse por las calles. Conducía a toda velocidad tratando de perder a esos gilipollas cuando otro de los autos se adelantó, poniéndose delante de ellas. Bajó bruscamente la velocidad obligando a Mitsuko a hacer lo mismo, ya no tenían escapatoria.

Kaoru— su voz era un hilo agudo, apenas podría pronunciar palabras— quiero que te escondas debajo del asiento trasero ¡Ahora!

La niña hizo caso a su madre, con algo de dificultad se logró escabullir. No temblaba, pero temía a lo que esta situación las estaba llevando. Otro choque se hizo presente, esta vez en la parte trasera del auto logrando con ello que Mitsuko perdiera el control del auto en movimiento y derrapara hasta chocar con un árbol que pareció salido de la nada. La pequeña no podía ver nada, pero el sonido de los vidrios destrozados y el siguiente silencio mortífero helaron su sangre. Su madre con algo de dificultad volteó su rostro ensangrentado y le dedicó una frágil sonrisa a su pequeña.

Mamá...— decía con los ojos llorosos.

Kaoru...siempre recuerda que...te am...— no pudo terminar la frase. De repente, sacaron a su madre del auto sin cuidado alguno, arrojándola al suelo y dos hombres que utilizaban pasamontañas le apuntaron con un arma, dejándola de rodillas y tomada del cabello. Emitió un agudo grito de dolor, su rostro cubierto en sangre y las heridas palpitantes.

Jefe, no está aquí.— dijo uno de los hombres, dando una rápida vista al auto destruido —.

Así que, ¿Tokyo no está contigo, eh? y ¿dónde está ese malnacido?— apretaba del cuello a Mitsuko—.

No… no lo sé— respondió con dificultad, el aire se extinguía de sus pulmones sofocados.

Con que no lo sabes. Se ve que ese hijo de perra tiene buen gusto para elegir a las zorras...— la miraba de arriba a abajo. Sonrió con malicia...

Muchachos ¿les molesta si me divierto un poco? — los otros dos negaron —...bien...— bajó el cierre de sus pantalones y los bajó junto con sus calzoncillos. Con una mano arrancó la camisa de la dama y con la otra le quitó los pantalones. Le abrió las largas piernas con sus rodillas y, ya desnuda, la penetró, sin importarle que la hermosa mujer estuviera herida, con los huesos rotos y la carne al rojo vivo.

De...déjame...por favor...— suplicó débilmente.

¡Cállate, perra!...— dijo soltándole una bofetada, haciendo que girara su rostro. Logró divisar débilmente a Kaoru, con sus ojos abiertos, sin dejar de temblar. Los otros dos hombres miraban hacia la nada, absteniéndose a presenciar la horrorosa escena. Kaoru sólo sollozaba en silencio.

Joder...me...me vengo...— decía aumentando las embestidas mientras apretaba los grandes pechos de la mujer hasta dejarlos morados.

Mitsuko sólo soltaba lágrimas amargas de dolor, pero no por lo que le estaban haciendo...sino porque su pequeña, su amada Kaoru lo estaba viendo todo. Kaoru buscó, aun con lágrimas en sus bellos ojitos verdes, el celular de su madre… y marcó a Tokyo...

Papa, soy yo Kaoru. Escucha con cuidado...— Kaoru le contó un breve resumen de lo que había pasado—...ven con la policía rápido...rastrea el celular. Le... le están haciendo daño a mamá...apúrate...— lloraba desconsolada.

¡Jefe! ¡A qui hay una niña!— se escuchó la voz de uno de los hombres que vigilaba la zona, que escuchó los susurros de la pequeña y no dudó en delatarla. Kaoru se horrorizó... ¿qué le pasaría ahora?

¡Tráiganla!...— salió bruscamente del interior de Mitsuko, quien miró a Kaoru con una profunda tristeza...—¿Tu eres la hija de Tokyo Matsubara?— le preguntó a la pequeña. Ella asintió.

Kaoru. No...— Apenas podía hablar—ni se les ocurra lastimar a mi hija, desgraciados...—.

Me pregunto qué pasará cuando ese estúpido se entere que han utilizado a su hija como...objeto sexual...— se acercó a ella y desgarró su linda playera de Sleeping With Sirens.

No...¡Déjeme!— trataba de zafarse de su agarre—... ¡No me toque!...¡AUXILIO!...¡SOCORRO!...— gritaba desesperada, el hombre ya estaba por quitarle la ropa interior y su madre había cerrado los ojos. No quería ver cómo su hija indefensa era raptada ante la incapacidad suya de no poder levantarse y ayudarla. Su respiración era entrecortada, apenas podía mantenerse estable.

¡Cierra la boca, mocosa!...— levantó la mano dispuesto a golpear a la niña, cuando escuchó el sonido de un gatillo a punto de ser soltado...le iban a disparar.

¡Ni se te ocurra ponerle una mano encima a mi hija, maldito bastardo!— ¡Era su papa! y venía acompañado de cinco guardaespaldas. Ellos apuntaron a los hombres, quienes bajaron las armas y levantaron las manos.

Kaoru miró con espanto la macabra escena.

¡Mi amor! ¿Qué te han hecho?...— se arrodilló y cubrió a su esposa con su chaqueta, le dio un ligero beso con todo el cuidado del mundo.

No...No te preocupes...— tosió un poco de sangre...—...revisa si...Kaoru está...— volvió a toser —...bien...—.

...la pagaran caro, hijos de puta...— les gritó a los hombres, ya agachados en sus rodillas.

Se acercó a la pequeña de ojos verdes, comprobó que no tuviera nada, ni siquiera un pequeño rasguño, y la abrazo. Lo necesitaba; cuando la ojiverde lo llamó, había entrado en una crisis nerviosa. Entonces, trató de llegar lo antes posible, para darse cuenta que no había podido evitar que le hicieran daño a su esposa, sin embargo sí salvó a Kaoru.

Ten, llama a emergencias pronto...— le aventó el celular a uno de los guardias.— Tú llama a la policía...— le arrojó el celular de Mitsuko a otro— me encargare de que se pudran en prisión...

¡Tu deberías ir a prisión!— dijo el criminal, enfadado —mira que traficar drogas ilegales a cambio de plata. Pero déjame decirte algo, tu mujer da buenos orgasmos— decía burlón y con maldad.— no sabes cómo acabo de correrme en ella...—.

Se acercó a él y para la atenta mirada de todos golpeó al hombre en la cabeza con la parte trasera de la pistola, dejándolo inconsciente y sangrando.

¡Hijo de perra! — decía furioso —.

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Las horas pasaban y no tenían noticias de su madre. Se hallaban en el hospital central de la ciudad, habían llegado hace algunas horas ya y no tenían ninguna novedad, sólo esperaba que su mamá estuviera bien. Una de las puertas se abrió, el dichoso doctor se dignó a aparecer. Su mirada era impasiva, incluso perturbada.

¿Cómo está mi esposa, doctor? — Tokyo estaba alterado y no era para menos.

Lamento tener que decirle que Mitsuko... ella...ha fallecido...el choque provocó que golpeara su cabeza con el vidrio de la ventanilla, causándole una herida pequeña pero profunda y al no tratarse rápidamente, lentamente se fue desangrando, sin mencionar que trocitos de cristal se incrustaron en la herida... si hubieran llegado antes, tal vez la podríamos haber salvado. Mi más sentido pésame...— dijo con tristeza —.

No...No...¡No!...— Tokyo cayó de rodillas al piso.—Mitsuko, mi amor...— Lloraba sin consuelo alguno, había perdido al amor de su vida.—...no me dejes...por favor...—.

Kaoru solo se abstuvo a soltar uno que otro sollozo. Ya había llorado suficiente, además el llorar no le devolvería a su madre. Había madurado de un momento a otro, crecido en sólo horas.

Mamá...— murmuró para sí con una mueca de dolor — yo...yo también te amo...— dijo respondiendo a la oración que su madre no había podido completar.

Habían hecho un funeral pequeño y privado, no querían que la muerte de Mitsuko Matsubara se hiciera pública. Tokyo no quería más dolor del que pudiera soportar...


FIN FLASH BACK

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Le era doloroso recordar eso, más aún porque era muy joven cuando esa situación había pasado. Aún en sus pesadillas más oscuras podía escuchar la voz de su madre, y sentir las manos gruesas del hombre sobre su ser.

Catorce tiernos años tenía cuando eso sucedió. Las terapias y psicólogos no le servían más que para quitarle dinero, había intentado suicidarse muchas veces; el dolor era insoportable. Su padre había tomado la decisión de encerrarla en un psiquiátrico 'por su propio bien' y, al salir, decidió alejarse de todo y de todos. Él mismo había financiado la vivienda y el resto de las cosas que ella necesitaba. Ella se mudó a Nueva York, se compró un lujoso apartamento en el centro de la ciudad y hasta tenía una mascota nombrada como la fruta favorita de Kaoru. Desde entonces se las había arreglado por sí sola, no necesitaba de nadie...y nadie necesitaba de ella...

Estaba en la amplia cocina preparando el desayuno mientras sonaba en toda la casa la canción In My Remains de Linkin Park que estaba siendo pasada por la radio. Comenzó a moverse suavemente al ritmo de la música. Una vez hubo terminado de cocinar, llevó su alimento a la mesa y se dispuso a comer.

—¿Agente Matsubara? Repito; Agente Matsubara... ¿está allí?— sonaba su comunicador.

—Aquí Agente Matsubara...cambio— se llevó el tenedor con un trocito de tocino a la boca mientras encendía el altavoz de la radio.

Agente...la necesitamos lo antes posible... ¿cuánto tardará en llegar?—.

Ella miró su reloj de pulsera.— No más de media hora.

Bien...repórtese apenas llegue...—.

Terminó de comer y se puso su uniforme, lo mandaría a lavar luego. Dejó algo de comida en el plato de Blue y se dirigió a la puerta.

—¡Nos vemos luego Blueberry! —. ¡Miau!, Maulló el adorable minino mientras comía.

Salió de su hogar y se encaminó hacia el estacionamiento, donde se hallaba su preciado Ferrari 599XX.

La chica de bellos orbes verdes conducía dando tantas vueltas por las encrucijadas y atestadas calles de Manhattan que marearía a cualquiera. Eso era lo que quería lograr. Al llegar a la agencia se reportó directo a la sala de juntas.

—Buenos días — saludaron los presentes.

—Buenos días Buttercup.— una voz claramente aguda resonó en la sala. Ella frunció el ceño— Ese es tu nombre ¿no?— Decía una hermosa chica rubia de ojos azules.

—Ese es mi segundo nombre, Dee Dee. Ya te había dicho que no me llamaras así.

—Claro, olvidé que amas tu nombre japonés. ¿Qué significa Kaoru, de todas formas?

Ella resopló. —Kaoru significa Fragancia, es decir que siempre estoy fresca y...que tengo buen gusto en perfumes...—.

—Claro, luego lo busco en Wikipedia...— dijo como si nada— Bueno, vamos al asunto. La razón por la que estas aquí es porque creemos que el caso 9—27A aún no se ha acabado.

—¿El de los hermanos desaparecidos?— la rubia asintió — ¿qué hay con ello? ¿Consiguieron información?

—Nuestras fuentes nos informan que hay registros de que han visto a uno de ellos en…— dijo un pelirrojo. Revisó la computadora, repleta de archivos secretos del gobierno— Napa, California.

—Debo viajar hasta allá y averiguar todo lo que pueda.— dijo más para sí misma.

—Eso es exacto lo que debes hacer— dijo un joven de nombre Dexter.

—Bien, ¿cuando viajo para allá?

—Mañana a primera hora...— la ojiverde asintió. — ve a preparar tus cosas Buttercup...— decía sonriendo de forma burlona y agresiva.

—Claro...— achicó los ojos— salúdame a Billy, si lo ves por ahí...— dijo saliendo rápidamente mientras se carcajeaba por el sonrojo de su amiga. Eran amigas, o por lo menos ella quería creer eso. También sabía que había algo entre esos dos que era mejor mantener secreto.

Kaoru era una de las mejores agentes de élite, aunque el caso 9—27A era uno que la agencia misma había dejado de lado ya que había fracasado rotundamente en él; era el caso de tres hermanos: Brick, Butch y Boomer Him, herederos de la gran fortuna de la familia Him y que desaparecieron bajo circunstancias desconocidas. Mr. Mojo Him era el único tío de dichos muchachos y él se había quedado con toda la riqueza cuando ellos se desaparecieron de la faz de la tierra. Él era el principal sospechoso.

Kaoru condujo a su hogar para hacer sus maletas. Ya sabía a quién llamaría para cuidar de su adorada mascota...

¿Álo? — una voz algo dormida respondió al otro lado de la línea.

—Hola Gwen, habla Kaoru.

¿Kaoru? ...— decía con voz extrañada —.

—...soy...— suspiró resignada, parecía que el mundo la odiaba —...Buttercup...—.

¡Buttercup! — casi deja sorda a la joven de cabello oscuro — ¿cómo has estado? ¿A qué se debe tu llamada?

—Es que yo...mira, seré directa e iré al grano...

Nunca cambias...

Ignoró el comentario— Tengo que hacer un viaje de trabajo y necesito de alguien que cuide de Blueberry ¿me puedes hacer el favor?

Claro, tráela. Yo cuidaré de ella. Tráela ahora, te espero.

Preparó un pequeño bolso de peluche con todo lo que le haría falta a Blueberry: su cepillo especial para su delicado pelaje, su mantita de felpa —no podía dormir sin ella—, su amado ratón de goma y sus infaltables galletas, las que usaba para entrenar a la gata, aunque ya no le hacían falta, la gata estaba totalmente adiestrada. Aunque eran deliciosas… para la gata, claro está.

—Bien...Blue—la llamó en voz alta—, vámonos...— la hermosa gata se aproximó hasta su dueña, está la cogió en brazos y salieron del edificio.

Llegaron a la casa Tennyson y Kaoru se aproximó a la puerta. Tocó el timbre repetidas veces y esperó con impaciencia.

—¡Butter!— la pelirroja se abalanzó para abrazarla.

—Hola Gwen, tanto tiempo sin verte...

—¡Adivina quién está en casa!— exclamó mientras ambas entraban con tranquilidad. Kaoru tenía planeado no quedarse demasiado tiempo, aunque sospechaba que estaría allí más de lo debido.

Allí en la acogedora sala de la casa estaban Daphne, Shaggy y Scooby. La joven gruñó para sus adentros, ese perro siempre quería dañar a su pequeña gatita.

—Vinieron corriendo apenas se enteraron que venías.

—¡Chicos!— se aproximó a los presentes y entre todos se dieron un gran abrazo grupal. No se veían desde la universidad.

—¡Buttercup!— dijeron estrujándola un poco, después de todo la morena era considerada parte de su familia.

—Me alegro tanto de verlos...— adoraba a esos chicos entrometidos. Luego de un poco de plática, sutilmente se despidió. La responsabilidad llamaba, y ellos sabían tan bien como ella que no podía dejar esa llamada en espera.

—Mis saludos a Fred y a Vilma.

Extrañaba las épocas donde solían descubrir a ''villanos'' disfrazados, cometiendo algún delito, era divertido…


12:24 p.m.

Llego a casa e hizo sus maletas, empacando todo lo que necesitaría. Cargó rápidamente todo en su auto y se dirigió a la agencia por sus boletos de avión. Allí la esperaba la rubia, con la preocupación dibujada en sus facciones.

—Ten Buttercup, tus boletos. Te entrego además estos apuntes que te servirán para completar tu misión. Y ésta es la foto de uno de los hermanos que debes encontrar.— dijo Dee Dee entregándole una fotografía de un atractivo rubio de ojos azules, vaya que era lindo. Se sonrojó ante esa idea.— Su nombre es Boomer Him. Si lo encuentras, podremos rastrear a los otros dos. Buena suerte.

—Gracias.

—Confiamos en ti, Kaoru.— dijo sin ningún rastro de burla o maldad. El caso se había vuelto bastante serio. La otra la observó, entendiendo la gravedad del asunto. Se limitó a abrazar a la rubia, sentía cierto afecto hacia ella, antes de voltear y alejarse. —Ten a mano siempre el comunicador. Si ocurre algo, no dudes en llamarnos y te ayudaremos.

—Bien.— decía resignada, no le gustaba ese aparato, más de una vez la había despertado de un glorioso sueño.

Condujo hasta el aeropuerto. Viajaría en un avión de primera clase, seguramente lleno de gringos estirados que se creían de lo mejor sólo porque tenían más dinero que la mayoría.

¿Agente?...— sonaba su comunicador. Cómo odiaba esa porquería—..¿Agente?...—.

—Aquí agente Kaoru, cambio.

Agente... ¿Ya ha pedido reservación en algún hotel?...— diablos, lo había olvidado.

—No.

Bien. Se hospedará en el hotel ''Leela Resort''...su suite es la más grande y lujosa.

—Muy bien. Gracias.— dijo aliviada.—.

Está a nombre de Buttercup Matsubara...— decía con maldad. Reconoció esa vocecita aguda…"hija de puta" maldijo en sus pensamientos. Quería ahorcarla.


04:45 p.m.

El viaje estuvo muy aburrido y fue toda una porquería, aún más porque había un pinche niño pateando su jodido asiento. Había volteado varias veces con amabilidad, hasta callarlo de sentón a los gritos.

Al llegar se tomó un taxi, no se arriesgaría a perderse por ahí. Era bastante extraño el conductor; un joven castaño de ojos marrón oscuro.

—A Leela Resort Hotel, por favor.

—Claro, señorita...— sonreía con… ella no pudo descifrar esa expresión, que de algún modo la asustaba. Maldijo mentalmente, presionando sus pantalones bajo sus manos. Disimuladamente leyó la placa donde decía el nombre del conductor: Mitch Michelson.

Debía recordar ese nombre; Tenía el presentimiento de que sería importante, o al menos de que tendría algo que ver con todo lo que estaba sucediendo y con la razón por la cual ella estaba allí.

Al fin llegó al hotel. Al entrar, notó que era bastante lujoso y limpio, no le agradó para nada. —Reservación para...Buttercup Matsubara...— le mencionó a la recepcionista —.

—Claro, un momento por favor...—.Tecleó algo en la pequeña computadora que tenía delante — ¿Me permite su identificación?

Ella le otorgó su identificación. La mujer la revisó y volvió a escribir en la computadora, se giró y dirigió su mirada hacia ella.—Su habitación es la suite del decimonoveno piso, señorita.— dijo entregándole las llaves correspondientes.

—Gracias.— las tomó y un lindo muchacho de ojos color negro, de extraño cabello amarillo, casi anaranjado, que vestía un horrendo uniforme color azul, tomó sus maletas y las llevó a la habitación, Kaoru lo seguía desde cerca.

Una vez llegaron Kaoru abrió la puerta y dejó ver una sala hermosa. No se impresionó; veía cosas como esa todos los días, era millonaria después de todo. El chico entró y dejó allí sus cosas. Kaoru buscó en su billetera dinero pero no tenía cambio, por lo que el chico decidió irse. Era obvio que no le daría un billete de cien dólares.

—¡Espera!— exclamó ella— olvidas tu propina...— dijo entregando los cien, después de todo dinero no le faltaba y un billete más o un billete menos no le importaban. Sin mencionar que el chico era muy apuesto.

—¡Gracias, señorita!— El joven estaba completamente agradecido— si necesita algo, llámeme. Mi nombre es Jake.

—Claro, mi nombre es Kaoru...— el chico le sonrió seductor y ella sonrojada le correspondió la sonrisa. Cuando él se hubo ido, ella aprovechó para desempacar y buscar una ropa más apropiada para vestir. Tomaría un baño de burbujas y dormiría toda la tarde. Hasta que recordó que esas no eran sus vacaciones y que tenía tareas de suma importancia por realizar. Exclamó un insulto y desganada cambió su vestimenta. Ya encontraría algo ocioso que hacer por la tarde.


08:00 p.m.

Había tomado un baño relajante y muy largo, en verdad estaba algo estresada. Ahora, tenía hambre. Pediría servicio a la habitación y revisaría los apuntes que le habían entregado. Decidió que mañana por la mañana saldría en busca del rubio, no se iría de allí si no encontraba a— intentó recordar su nombre— Boomer.

Salió al balcón de la habitación, miró la hermosa ciudad que tenía enfrente. —Te encontraré, Boomer, no importa donde estés. Te encontraré y volverás a casa, te lo prometo...— dijo al viento como si el chico la pudiera oír realmente.

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.—.—En un lugar no muy lejos de allí—.—.—

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Un pequeño de hermosos ojos azules lloraba en una esquina de la habitación. Estaba asustado, tenía frió y hambre. Los hijos de perra que lo tenían prisionero en aquel cuarto hace días que no venían y ya casi se le acababa el agua.

—¡Ayúdenme, por favor!— decía en posición fetal mientras lloraba. Apenas podía pronunciar palabra. Hace tanto que no lo hacía que comenzaba a olvidar como hacerlo—...por favor...— susurró débilmente.

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Continuará...

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Adelantos:

¡Suéltenme, hijos de puta!— Trató de zafarse de sus fuertes agarres.

¡Cállate!— dijo, impactando su mano en su rostro. —Métanla con ese estúpido y pongan llave a la puerta, ¡no quiero que salgan!

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Por favor no me hagas daño...— decía asustado.

Tú… ¿eres Boomer?

Si...

Estoy aquí para rescatarte y buscar a tus hermanos.— El joven atinó a responder con una mueca de confusión—Soy del FBI. Mi nombre es Kaoru Matsubara...

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¡Oh! es tan bonito.— decía maravillado.

¿Tienes hambre?— en ese momento el estómago del rubio rugió, respondiendo la interrogante de la ojiverde.

Él asintió...

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Está bien rico. — decía con la boca llena. — todo esto es tan fantástico.

Bien, pues acostúmbrate.

¿Acostumbrarme? ¿A qué te refieres con eso?.— preguntaba confuso.

Ya lo veras, ahora come.— decía dedicándole una pequeñísima sonrisa. —aún falta el postre...y el de aquí es un manjar, créeme.


¡Hooola! ¿como están?, ¿que tal historia? ... espero les guste ... y si no jódanse ;P

Cabe decir que are correcciones para mejorarla ...

Trabajando en el capitulo 2.

Sin nada mas que pueda decir me despido:

ATENTAMENTE: Mitsukii-kun

Bye! Bye!

XDD