Todo era un caos. Los gritos de dolor e ira se podían escuchar retumbando en las paredes del lugar que alguna vez había llamado hogar. El lugar donde conoció a sus amigos, a su familia. El lugar donde por fin pudo ser ella misma, donde no era la niña extraña solitaria que lo sabia todo. El lugar que le abrió los brazos y la adopto como suya. Ahora era irreconocible.

No estaba segura si fue su rugido el que sobresalió sobre el de todos, o simplemente era su mene gritando en negación. Harry no podía estar muerto. El que estaba tirado a los pies de Hagrid no era su mejor amigo, su hermano. Podía sentir los gritos de dolor de todos a su alrededor. Podía sentir la mano del pelirrojo apretando la suya con toda su fuerza. Pero su mente no registraba nada. Temblaba de pies a cabeza. Su respiración estaba agitada. Sentía la sangre escurrir por su brazo izquierdo y su pecho, de el gran corte que tenia en el hombro causado por uno de los hechizos de Yaxley. El abdomen le dolía de sobre manera, y su blusa estaba manchándose de un rojo carmesí obscuro. Debía de haberse cortado con uno de los varios hechizo que le habían dado, no lo sabía. Tenia varios cortes y raspones que algunos se dejaban ver por entre sus jeans rotos. La cicatriz de su brazo que rezaba "sangre sucia" le ardía. Pero sabia que era solo su imaginación. Un escalofrío le recorrió la espalda al recordar los momentos pasados con Bellatrix en la mansión Malfoy. Varios cortes estaban cubriendo sus brazos causados por las rocas que caían de las paredes de la escuela. Su mejilla izquierda estaba partida por un profundo corte que sangraba. Finalmente, un corte que emanaba sangre constantemente, estaba escondido entre el enmarañado cabello de la bruja, dejando a los demás saber de su existencia gracias a los rastros que dejaba la sangre que escurría por su rostro del lado derecho, y del cuello hasta perderse en la espalda, empapando su blusa. Le dolía cada hueso y cada musculo de su diminuto y malnutrido cuerpo. Pero no reaccionaba. ¿cómo podía hacerlo, si todo lo que había hecho para proteger a su hermano no había funcionado? ¿qué podía hacer ahora? ¿luchar, para que?. Para salvarte. ¿por qué quería salvarse ella? ¿por qué podía salvarse ella, si el no podía?. Fue en ese momento en el que se dio cuenta, que aunque su mente lloraba la muerte de Harry, no había derramado ninguna lagrima. Estaba en… ¿negación?, no lo sabia. Simplemente veía con los ojos cargados de dolor e ira, a la figura inerte frente al medio gigante. No escucho ninguna de las palabras que dijo el señor tenebroso. Ninguna sola, aunque sabia que debía de haberlo hecho cuando comenzó a escuchar gemidos y lamentos de entre todos los aurores y estudiantes que estaban a al entrada del castillo.

Fui ahí que todo comenzó a pasar muy rápido y no tuvo mas que hacer que reaccionar.

-¡Hermione, corre!- grito el pelirrojo tirando de su mano fuertemente, guiándola de regreso al castillo.

Su mente y su cuerpo reaccionaron y dejando a un lado el dolo, siguió a todos de regreso a el gran comedor, donde nuevamente la guerra se había desatado.

Los hechizo volaban por todos lados, y ella en medio de toda la batalla. Rayos de luz verdes y rojas salían de las varitas de los enmascarados y su respiración paraba constantemente viendo hacia donde se dirigían, y solamente se permitia respirar de nuevo, cuando escuchaba la palabra protego fuertemente y veía que el hechizo protector había funcionado.

-Vaya, vaya vaya… pero si es mi sangre sucia favorita-dijo una voz chirriante detrás de ella.

Su cuerpo se congelo en ese instante. Tranquila, respira… se lo debes a Harry. A el no le gustaría verte perder el control… vamos Hermione… contrólate.

-Bellatrix… me encantaría decir que es un placer- dijo con la mayor fuerza posible, aunque ella sabia que no podía engañar a esa bruja, en todo el sentido de la palabra.

-Eso de ser dura no es lo tuyo niña… -dijo la peli negra apuntando su varita directo al pecho de la castaña. Su sonrisa era fría y su mirada calculadora. Hermione estaba en su derecho de temerle a la mortífaga.

-Tu no me conoces- dijo la castaña fríamente. Su varita igualmente apuntada al pecho de su oponente.

Hermione podía alcanzar a ver a su alrededor las batallas que se llevaban a cabo. Ginny y Luna daban todo de si al fondo del salón contra un enmascarado. No sabia quien. George y Bill luchaban fríamente y con la rabia explotando de su varitas vengando la muerte de Fred con un enmascarado que mostraba una bella cabellera platinada. Lucius Malfoy. Hermione sabía que en cualquier batalla los Weasley podrían haber estado en desventaja contra el cruel mago, pero no esta noche. No después de la muerte de su hermano.

-Están perdiendo niña… sin su amado niño Potter- dijo Bellatrix con un tono burlón y con cara de fingida tristeza. La rabia crecía dentro de ella.

-Cállate- fue lo único que pudo decir la de rizos. Harry no estaba muerto… no podía

-Se lo que estas pensando, pero basta de hablar… te daré un regalo ¿quieres saber que es, sangre sucia?- dijo Bellatrix con fingida emoción y sus ojos resaltaban con locura.

-¡Simplemente cállate!- dijo Hermione perdiendo la compostura. Estaban una frente a la otra, donde con anterioridad estaba la mesa de profesores. Su amado cuerpo de mentores que hoy luchaban por salvar al mundo mágico.

-Pero créeme mocosa, este regalo te va a gustar, ¿a quien no le gustan los regalos?-riéndose y dando pequeños saltos de locura y emoción, la señora Lestrange soltó una risotada que le heló los huesos a todos los que la escucharon- te voy a mandar con tu traidor de sangre Potter, te voy a matar- dijo con simpleza como si estuviera hablando del clima.

Hermione a pensa tuvo tiempo de reaccionar, u realizar un protego.

-Crucio-el hechizo rebotó en el escudo de la castaña y dando a parar en uno de los ventanales que estaban detrás de la mortifaga, mandando una ráfaga de cristales sobre las dos. Ambas se cubrieron con sus brazos ocasionando cortes a las dos. Bellatrix solo un gemido cargando de ira, y Hermione solamente puso una mueca de dolor antes de continuar con el duelo que se llevaba acabo.

-Bombarda-exclamó la bruja mandando a volar la pared que estaba a su lado.

Bellatrix con un simple hechizo detuvo a las piedras y dirigió su varita nuevamente a la castaña

-¿es todo lo que puedes hacer? ¡Sectumsempra!

El hechizo rozó a Hermione en el costado izquierdo ocasionando que perdiera sangre con el nuevo corte. Dejo escapar un grito entrecortado de dolor causando la risa de placer por parte de su oponente.

La ira corría por su sangre. Quería hacer pagar a la bruja frente a ella. Ahora no se contendría.

Los hechizos volaban de las varitas como si fueran relámpagos, a una velocidad impresionante. Ninguna paraba a reparar que es lo que ocasionaban los hechizos a sus alrededores. Ellas existían simplemente en ese momento. Nadie mas. El gran comedor estaba callado.

Fue en ese momento que la vista de Mione captó algo a su izquierda. Un rayo de luz verde, seguido de otro pocos segundos después. Giró su cabeza por completo olvidando a Bellatrix por completo. Su respiración se detuvo. No podía moverse, sus pies se habían clavado en el mármol. Dolohov se reía con furia. Ella seguía sin escuchar nada.

Inertes… inmóviles permanecían dos personas en el piso. Como si durmieran plácidamente, su brazos extendidos casi tocándose. Remus Lupin y Nymphadora Tonks habían muerto.

-¡No!- escucho el rugido salir raspando de su garganta. No, no, no podían estar muertos, no ellos también.

-Crucio- escuchó claramente. La maldición le dio de lleno en el costado y fue como si mil cuchillos la atravesaran. Solamente podía gritar y retorcerse en el piso.-¡Que recuerdos, Granger!

Hermione podía respirar con dificultad. Estaba perdiendo mucha sangre y sabia que tarde o temprano no iba a poder luchar mas, pero debía de ser fuerte. Todos a su alrededor estaban siéndolo, por que ella no.

-Crucio- escucho nuevamente a la mortífaga decir, y nuevamente, su mundo se volvió borroso para la castaña. El dolor era inmenso. Cuando por fin la maldición cesó, y pudo respirar, no fue suficiente para que la castaña pudiera contraatacar, la maldición otra vez estaba sobre ella. El salón, nuevamente lleno de ruido, de gritos.

-¡Hermione!- la castaña creyó escuchar a Ron llamándola y al abrir los ojos, lo pudo ver acercándose corriendo con velocidad hacia donde estaba ella levantando la varita y gritando ¡Desmayus! Hacia Bellatrix.

Hermione quería decir que no, que se vaya, que no podría contra la mujer, pero sabia que era inútil. La risa de Bellatrix perforaba sus oídos y con mucha dificultad comenzó a ponerse de pie.

Fue en ese momento cuando escuchó a Yaxley reír y volteó con fuerza, olvidando la lucha que se llevaba a su lado. El mortífago se unía con Malfoy contra los Weasley, dejando atrás a dos formas inertes. A sus mejores amigas. Muertas.

Ya de pie, comenzó a hiperventilar. No podían estar vivos solamente Ron y ella. No podían ser los únicos. Claro ella sabia que habían muchos mas a su alrededor vivos y luchando contra Voldemort, pero de sus amigos… todos se habían esfumado.

Volteó con furia a la mujer que estaba detrás suyo luchando con su mejor amigo, y se unió a la batalla. Lestrange dejo salir una risa burlándose del inútil intento de los jóvenes por estar a su altura. Ingenuos idiotas.

-Depulso- Gruñó Black dándole justo en el pecho de la castaña lanzándola por el aire. La pared se interpuso en su recorrido y con un fuerte golpe en su cabeza, detuvo su vuelo, cayendo pesadamente al piso.

Abrió los ojos con pesadumbre. Todo dentro de ella decía que ya no podía luchar mas, que sería un milagro si pudiese pararse sola. Pero sabia que sus intentos serian nulos. Solamente podía abrir y cerrar los ojos por varios segundos y apretar con fuerza su varita. Un pequeño río de sangre se hacia camino desde su nariz, bordeando la comisura de sus labio para bajar por su pecho, manchando la cadena dorada que estaba entrevista y perderse por entre su busto. Su labio partido y morado del lado derecho. La cabeza le dolía. Le gritaba que apagara todo, que se dejara vencer y se fuera a dormir en paz. Donde ya no había dolor. Pero Hermione no podía rendirse. Ella no se rendía. Cuando Harry o Ron estaban en problemas y no sabían como salir adelante, ella les daba el empujón necesario para sobrevivir. Ahora no estaba Harry, pero Ron la necesitaba. Abrió los ojos y lamentó hacerlo con todo su corazón, que se rompía en mil pedazos y el dolor era insoportable.

-Avada Kedavra- aulló con furia Bellatrix, dando de lleno en el pecho del pelirrojo, que tambaleándose, retrocedió unos pasos y el mundo se detuvo para Hermione. Todo pasó en cámara lenta frente a sus ojos. Ella estaba medio sentada recargándose en la pared con la que había chocado, una pequeña alberca roja formándose debajo de ella. Ron comenzó a caer lentamente. Su cuerpo sin control, cayendo al vacío. Se detuvo con fuerza dejando escuchar el sonido de un cuerpo sin vida chocar con mármol. Su cabeza volteada hacia la castaña. Los ojos abiertos de par en par. Ojos sin expresión, rostro que mostraba miedo.

Había tanto que una podía soportar pero no sabia que mas podría sobrellevar.

Apretando los dientes y rechinándolos, con ojos locos de furia e ira y deseo de venganza, Hermione tuvo ayuda de la pared para levantarse. Después de unos segundos estaba completamente de pie. Respiraba agitadamente, pero dejando entrar a su pulmones una mínima cantidad de aire. Las piernas le temblaban. El cuerpo le dolía y ella sabia que tenia que atacar ahora o no podría hacer nada. Bellatrix comenzó a girar lentamente con una sonrisa macabra. La risotada que soltó, ya no causo tanto efecto en Mione, simplemente la enfureció mas. Puso un pie delante de otro y poco a poco fue caminando establemente. Con mayor velocidad.

-Vamos sangre sucia, ¡da tu mejor intento! ¡te voy a matar como lo hice con tu amado pobre Weasley! ¡quiero verte intentar!- gritaba rabiosa Lestrange.

Hermione sentía su magia huir de ella con velocidad. Pronto iba a morir. Lo sabia. No lo dudaba ni un segundo. Pero como sus amigos, moriría luchando.

-Expelliarmus-rugió con furia Granger

Con suma facilidad, la mortífaga desvió el hechizo.

Hermione lo intentó nuevamente.

Bellatrix hizo lo mismo que la vez anterior.

-¡Creí haberte dicho que lo intentaras, sangre sucia!- aulló con furia la antigua Black.

-Vamos Bella… ¿No ves en que estado esta? – dijo Lucius Malfoy apareciendo en escena. Ahora estaba completamente segura que no viviría otro día.

La risa de ambos parecía una sola. Tenebrosa. Obscura, fría.

Hermione sabia que si Malfoy estaba ahí, los Weasley… no iba a voltear, no quería ver, no quería saber…

-No lograran vencernos- dijo Hermione con furia entre dientes.

-Pero niña, ve en que estado te encuentras…- dijo Malfoy- el señor tenebroso, podría aceptarte en sus filas si te rindieras…

-Nunca, ¡Depulso!- el hechizo dio de lleno en Lucius que lo lanzo lejos de la habitación.

-Ahora si me aburrí de ti- dijo Bellatrix con los brazos caídos a su lado frunciendo los labios, viendo el inconsciente Malfoy, y volteando con una sonrisa nuevamente hacia Hermione macabra exclamó.-ahora si te voy a matar

Hermione levanto con pesades su brazo derecho aferrándose a su varita a punto de decir un hechizo protector, pero fue demasiado lenta.

-Avada Kedavra

El hechizo fue directo hacia ella. El grito de terror se escapó de sus labios. No quería morir, lo veía ahora. Pero fue muy tarde.

Algo frio choco con su abdomen superior y fue como si un remolino la envolviera. Un humo negro que la jalaba lejos de todo lo que sucedía. Se sentía volar.

Sus pies temblaron al sentir de nuevo el mármol chocar fuertemente con sus pies, como si hubiera caído de muy arriba. Con el grito de terror aun desgarrando su voz, pudo ver a su alrededor… cuatro mesas repletas de estudiantes, una mesa de profesores con rostros asustados, y todas las miradas… todas las miradas fijas en la niña moribunda que apreció en la cena del primer día de regreso a Hogwarts, 1977.