'La vida humana y la existencia youkai son finitas, Sesshomaru... crees que portando esa espada puedes jugar a ser kami? Sólo deseo que Tessaiga y Tenseiga me sean entregadas...para alcanzar la supremacía...Tienes algo que proteger?...Yo, el gran Sesshomaru, no protejo a nadie...'

- texto - Son diálogos.

Texto Pensamientos.

---- R E C U E R D O S ----

Habían pasado 10 años, contados en tiempo de vida humana, desde aquella batalla contra Naraku...Él había tenido mucho que ver con la muerte de ese otro 'híbrido'...Definitivamente mucho tiempo para los mortales, pero relativamente poco comparado con su existencia como ser demoníaco...según podía apreciar, con el paso de los días, hasta convertirse en años, los cambios eran sumamente notables para los humanos...algunos eran inevitables, y otros, para sorpresa suya...habían sido algo...extraños pero interesantes. Sesshomaru desvió la mirada que anteriormente se encontraba posada sobre la luna llena, para enfocarla en otro objetivo más llamativo...miró de reojo a Rin que se encontraba dormitando sobre una manta improvisada para ese largo viaje...Jaken miraba algo cansado la fogata ¿hasta cuando su amo bonito se daría cuenta que era ilógico proteger sus territorios, cuando era él, el demonio vivo más poderoso de la región?...nadie se acercaría sin enfrentar una muerte segura...el youkai sapo se acomodó sobre una piedra recargando su espalda en ésta, y trató de descansar. La joven humana dormía ya profundamente a un lado de la fogata que iluminaba tenuemente aquel lugar en el bosque. El youkai retiró la mirada de su protegida, y entrecerró los ojos...Esos pensamientos lo estaban alterando en demasía, y no deseaba continuar con esa molestía...Rin estaría mejor, lejos, con los de su raza.¡Él era un youkai!

- Tonterías...- masculló enojado mientras caminaba silenciosamente, apartándose del lugar. Necesitaba estar solo...completamente.

Tomar a una niña humana de 9 o 10 años como protegida, tal vez no era tan fácil de manejar...y entonces la oleada de anécdotas y vivencias comenzaron a agobiarlo, cosa que le hizo levantar una ceja y gruñir por lo bajo. Recordó específicamente el día en que su protegida comenzó a cambiar...algo para lo cual, él no estaba preparado.

------- FLASHBACK -------

A-un avanzaba a paso lento mientras Sesshomaru llevaba las riendas, Jaken y Rin (ya con 13 años) lo seguían de cerca. Con su fino oído logró enterarse de la plática que sostenían esos dos.

-Jaken-sama!...me duele aquí, onegai...déjeme descansar!- la niña se tomaba el estómago con las dos manos al tiempo que inconscientemente se encorvaba, posiblemente para lograr aliviar en algo el dolor.

- Sabes bien que no podemos detenernos, el amo necesita...!- y el sapo no dijo más cuando vio la gélida mirada de su amo...tragó saliva...tomó rápidamente las riendas del dragón y se lo llevó a 'pastar'...era eso, o acabar muerto a pedradas, a manos de cierto inuyoukai.

Sesshomaru volteó hasta estar completamente frente a la humana...se veía que realmente le dolía.

Se acercó y la miró fijamente...su aroma había cambiado desde hacía varios días, y no era un olor muy agradable, al menos no para su agudo olfato.

- Sangre...- murmuró en tono bajo, mientras Rin no entendía el comentario y seguía tomándose el estómago con las manitas. Miró hacia abajo, y se asustó al sentir algo calido deslizarse por su pierna. Abrió solo un poco el kimono y se tocó el lugar donde había tenido esa sensación. Observó su mano y corrió dejando a Sesshomaru ahí. Algo muy grave había pasado para que Rin tuviera esa reacción, y él debía hacer algo al respecto. Con su agilidad sobrenatural, llegó hasta una parte del bosque llena de arbustos frondosos. Su aroma había conseguido guiarlo hasta ella. La miró de rodillas y encorvada sobre sus piernas, el kimono antes azul cielo, ahora tenía una extraña mancha oscura un poco más abajo de la espalda. Rin trató de esconderse, pero Sesshomaru lo impidió, él no sabía nada de enfermedades humanas y ciertamente estos síntomas eran muy raros; aún con la ayuda de Jaken, no pudieron descubrir que era lo que la niña tenía. Estaba decidido...haría un esfuerzo por tolerar lo que vendría, siempre y cuando Rin estuviera bien. Era un golpe duro a su orgullo, pero lo soportaría. Rin aguardaba sobre A-un recostada, mientras su amo comenzaba a caminar, seguido del dragón, y más atrás Jaken...

- Iremos a la aldea de Inuyasha...- Jaken suprimió el gesto de sorpresa, y dejó que las conclusiones se formaran en su cabeza. Por varios kilómetros siguieron el rastro del hanyou hasta que pudieron vislumbrar el humo de las rústicas chimeneas. Sesshomaru tomó en brazos a Rin y se adelantó a buscar a esa sacerdotisa. Rin no levantó la mirada para nada, estaba apenada pues sabía que había interferido en los planes de su amo, y sin que él se diera cuenta, la manga de su haori se había manchado de sangre...su asquerosa sangre humana. Hundió su cabeza entre los brazos de su protector para reprimir sus deseos de llorar. No quería ser un estorbo, y al parecer en esos momentos lo era. Las miradas de los aldeanos se encontraban llenas de profundo terror. El youkai los ignoró y pasó de largo hasta detenerse en una modesta choza. No tardó mucho en esperar la reacción de su 'hermano'...con la Tessaiga en mano, salió enojado y le advirtió que no intentara nada o le iría mal. Nada...no hubo respuesta, lo ignoró triunfalmente, y le sonrió con arrogancia mientras entraba con Rin...la sacerdotisa se sorprendió al ver a la recién llegada 'visita'.

- Desconozco cuales son las enfermedades que padecen ustedes los humanos...- habló con voz fuerte mientras Kagome le hacía la seña de que pusiera a Rin sobre el futón. Un taiyoukai como él nunca daba explicaciones, y menos a seres como ella.

- Bien...- Kagome entendió la indirecta, y se acercó a Rin para verla. Inuyasha veía la situación con desconfianza, desde un rincón apartado de la habitación. Sango entraba con una canasta llena de vegetales, y se integró a la 'extraña reunión'. Kagome sonrió aliviada al reconocer lo que la protegida de Sesshomaru tenía...entró a otra habitación y salió cargando un pequeño paquete. Les pidió a los hombres las dejaran a solas. La niña estaba temblando, producto del susto de ver su mano manchada de sangre. Kagome con voz suave, le dijo que no había porque tener miedo, y que se tranquilizara.

- E-entonces no voy a morir?- Preguntó Rin aún con lágrimas en los ojos. La pregunta tan inocente, hizo a Kagome sonreír, negó con la cabeza y se sentó a su lado para calmarla.

- No, Rin-chan...esto es parte del crecimiento normal de una mujer, verás...es algo así como un aviso de que tu cuerpo está cambiando. No tienes porque asustarte...de hoy en adelante casi cada mes va a pasarte esto...pero no hay porque preocuparse, puedes venir para que te dé esto.- y le entregó a Rin un paquete...después le explicó cómo se usaba su contenido y la niña parecía ya más tranquila. Kagome le regaló un kimono que había traído desde su época, y la ayudó junto con Sango, a asearse y cambiarse el kimono sucio.

Entonces fue cuando las visitas a esa aldea se hicieron más y más frecuentes, y los cambios se hicieron más notorios. Sesshomaru supo por el propio Jaken, que la mujer de su desagradable hermano le había comentado al youkai sapo, sobre ciertos acontecimientos que debían serle explicados a Rin cuanto antes para evitar las preguntas incómodas. ¡Él jamás se encargaría de hablar de algo tan delicado...jamás!¿Quién se creía esa humana, para pedirle algo como...eso? Jaken siguió hablando sobre todo lo que se había enterado...incluyendo una parte, que el youkai sapo no pudo (o no quiso) entender...'los cambios son parte de estar lista para ser madre'. Con esa frase terminó de relatarle su sirviente entre expresiones de duda, y la aparente indiferencia de su amo.

- Yo creo que se refería a eso de la época de celo, amo bonito- Dijo Jaken cruzando los brazos en actitud de desconcierto.

- Tal vez...- Sesshomaru se levantó de su hermosa silla de madera labrada, y dejó al sapo con muchas más dudas de las que tenía. En un intento por hacer sentir mejor a Rin, el inuyoukai había decidido detener el viaje, y regresar inmediatamente al castillo de las tierras del Oeste; y ahora se encontraban ya instalados. Hacía unos días habían llegado, y esos asuntos se le estaban haciendo complicados...El cambio en el aroma de Rin no pasaba desapercibido, y varios de los hijos de los sirvientes youkai de palacio también lo habían detectado, pues desde su llegada, Sesshomaru tuvo que desechar a más de cuatro pretendientes que deseaban a su protegida como pareja. La negativa ante tal insinuación fue rotunda...Rin no sería de nadie, de nadie...de eso se encargaba él. De seguro esos bastardos se habían sentido con derecho a formular una petición así. - Que ilusos!- murmuró Sesshomaru mientras entraba a su habitación y azotaba la puerta como forma de descargar su ira. Su enojo se desvaneció cuando instantes después oyó que llamaban a la puerta. Silencio. De pronto una voz conocida lo obligó mentalmente a responder.

- Amo...está ahí?...puedo pasar?- Cerró los ojos totalmente fastidiado con la situación, y con un tono de voz más fuerte que de costumbre, le contestó...

-Dí instrucciones de no ser molestado...- su voz sonó más fría cuando pronunció esas últimas palabras. Otra vez silencio, esta vez más prolongado que el anterior. ¿Qué estaba haciendo?, se recriminó a si mismo cuando de sus labios salió un 'pasa'. Ahora no tendría tiempo para él mismo, ni para pensar en sus asuntos...Rin entró muy sonriente e hizo una inclinación de cabeza a manera de saludo. Estaba realmente en una situación peligrosa...el peculiar aroma que ella despedía le estaba afectando, y el youkai ya no estaba tan seguro de poder contenerse. Cada vez que él intentaba respirar profundo se sentía ahogado por ese olor que le nublaba los sentidos, y le hacía perder el control. Se alejó para quedar frente a un ventanal, al menos eso le serviría para calmarse; pero realmente no logró gran cosa haciendo eso, ya que su protegida, extrañada por el comportamiento de su amo se acercó al youkai.

- Amo...se siente usted bien?- Rin redujo el espacio físico que los mantenía alejados, y con sincera preocupación trató de saber que era lo que le pasaba a su amo. Sesshomaru inclinó levemente la cabeza, mientras que sin que él lo supiera sus ojos cambiaban de color ambar, a tornarse rojos de forma irregular. Sus gruñidos se hicieron audibles y Rin retrocedió en señal de desconcierto. Sesshomaru le dio una mirada sobre el hombro, y apretó los puños como prueba del esfuerzo que estaba haciendo para poder volver en sí. El tortuoso recuerdo de que aún era una niña de 13 años humanos, y su protegida, lo devolvieron a la realidad...respirando con algo de dificultad caminó hasta ella.

- Vete...- Habló con furia y Rin se quedó estática. Ella le comentó que solo iba a ver si se le ofrecía algo. Él con voz cortante le dijo que no necesitaba nada, y que podía marcharse. Rin asintió y a punto de llorar se despidió con brevedad. Tan pronto la puerta estuvo cerrada, y la humana fuera de su habitación, Sesshomaru olfateó el aire...Era el olor de un youkai macho...y Rin se encontraba cerca. La ira contenida aumentó y salió de su habitación dispuesto a matar a aquel que se atreviera a acercarse a Rin...iba a disfrutar mucho destrozándolo con sus garras.

Esos eran sus planes, y afortunadamente la humana se encontraba caminando por el corredor, cuando el youkai decidió quedarse y observar de cerca la situación. Un youkai joven de unos 19 o 20 años se acercaba lentamente a Rin mientras le tapaba los ojos con las manos. Rin tomó las manos del joven y le respondió con una sonrisa. Él le obsequió una flor. Iba a ser grandioso el espectáculo de sangre...el inuyoukai abrió los ojos asombrado cuando su cuerpo se movía de manera involuntaria hacia el sitio donde se encontraban esos dos. Soltó un gruñido, porque se suponía que nada acerca de ellos o de ella, deberían importarle, por lo que decidió evadir la situación y dirigirse a sus habitaciones.

- Ya a estas alturas deberías darte cuenta, querido amigo- De detrás de un pilar cercano a los aposentos del príncipe, surgió una figura entre la penumbra. Era Karasu, hijo de un antiguo guerrero youkai, que había luchado al lado de su padre; y la amistad entre los jóvenes se había echo muy cercana al grado de considerar a este, su mano derecha en las luchas entre clanes.

- Has desarrollado nuevas habilidades para espiar, según veo, Karasu- Pasó al lado del susodicho sin hacer mucho caso al comentario y tratando de llegar con rapidez a su habitación.

- ¿Sabes que en cualquier momento podría irse, verdad?- Karasu sonrió cuando su posterior comentario hizo efecto evidente en Sesshomaru. El príncipe se detuvo por un breve instante y lo miró de medio lado; y aunque Karasu esperaba respuesta, ésta nunca llegó. Sesshomaru no cambió su semblante y siguió de largo hasta entrar a sus aposentos. Karasu sólo suspiró en un dejo de molestia y resignación. Las cosas iban por mal camino, claro que aún había tiempo de arreglarlas, pero si no hacía algo pronto, habría consecuencias terribles.

Dentro de sus habitaciones, Sesshomaru miró a su alrededor fijando la vista en su escritorio. Las cortinas estaban cerradas, y la habitación se encontraba casi a oscuras, si no fuese porque había unas cuentas rendijas de la ventana por donde los rayos de sol se colaban, dándole calidez a ese cuarto.

- Es mejor que se vaya- Musitó Sesshomaru con una voz increíblemente baja. Tenía los puños apretados y aún seguía enojado. Es solo una humana. Acomodó las cortinas de tal manera que no dejaran entrar ni el menor rayo de luz. Reinó la oscuridad y el silencio total, porque en el fondo así era como estaba Él; rodeado de oscuridad y silencio, y así seguirían las cosas…Nada iba a cambiar.