Llegaron a su casa cansados y fatigados, pues había sido un día largo, y mucho más gracias a que los invitaron a cenar en la casa del pequeño Yugi. El mayor entró primero por la puerta dejándole el paso libre al menor que lo seguía, se veía algo soñoliento, muy tierno al parecer del albino que no dejaba de observar ninguno de sus movimientos mientras llegaba al centro de la sala. Según el mayor, se movía con gracia, delicadeza y sensualidad, le encantaba escribir todas sus cualidades, lo malo de eso es que siempre se sonrojaba, no le gustaba que lo vieran así, por orgullo por supuesto, pero al haber ya pasado mucho tiempo de su vida con el menor, pues él ya lo había visto en todos sus estados, tenían confianza mutua, y sobre todo, respeto.

Bakura lo amaba, estaba seguro de que lo amaba, ¿desde cuándo?, tal ves desde...siempre, solo que no se había dado cuenta.

Siempre le pareció en parte atractivo, y parte tierno, le derretía esa combinación tan armoniosa. Sencillamente amaba al pequeño Ryou. Nunca se atrevería a confesársele, por miedo al rechazo, ¿qué más puede ser?, ¿alguna vez lo haría?, y si lo llegara a hacer, que sería un milagro, ¿cuándo sería? Todas las preguntas y ninguna respuesta. Pero la más importante de todas ellas... ¿qué siente exactamente Ryou por él?

-¿Qué sucede Bakura? o_o - pregunto el menor de los albinos sacándolo de su trance por pensar en él, justo en él.

El menor se había dado cuenta que llevaba mucho tiempo observándolo, y no es que lo pusiera incómodo, solo que esa actitud le preocupaba por parte del mayor albino, siempre comentaba algo o se quejaba de lo fastidioso que es Yami...típicas cosas de Bakura, pero no, callado y mirándolo fijamente por todo el cuerpo.

-O/o Emmmh...no, nada - trató de mirar a otro lado pero el menor se posicionó justo en frente de sus ojos. ¡Demonios, es tan lindo!

-¿No estas enfermo?, últimamente he visto que te pones todo rojo.

-No, no es eso... - bajo nuevamente la mirada.

-¿Qué es entonces?

-Y-yo...*suspiro*, nada, olvídalo - Quería decírselo, que lo aceptara y lo besara apasionadamente. Pero siempre estaba el miedo al rechazo. Dio una vista rápida a los ojos del pequeño, siempre atento, cariñoso y maduro para su edad - Ya mejor vamos a dormir - Aun sonrojado y con la mirada en el piso se giró rápidamente en dirección a las escaleras. Ryou lo tomó ágilmente de su mano, sin ser brusco, lo que hizo que la mirada de Bakura se dirigiera hacia él, pero su cuerpo aún en la dirección anterior.

-Déjame tomarte la temperatura, creo que si estas enfermo - dicho esto se acerco al mayor, el cual ya se había girado totalmente en dirección al menor. Aún sin soltar su mano ni dejar de verlo a los ojos, Ryou levantó su mano libre hacia la frente de su acompañante, Bakura quiso oponerse ya que el sabia perfectamente que no estaba enfermo ni nada, trató de decirlo pero al momento de abrir la boca y prepararse para hablar, no pudo, solo se atragantó con su propio aire, algo lo atoraba, no podía articular palabra ni sonido - ¿Si te sientes bien? - bajó su mano de la frente del mayor.

-...- con los labios ligeramente separados y los ojos bien abiertos, no podía hablar, sólo admiraba, si se podría decir, al albinito. ~¿Porqué?, ¿porqué me da tanto miedo perderte?~ pensaba una y otra vez el mayor sin darse cuenta de lo mucho que llevaba callado, bueno, mucho para él ~¿Qué si me siento bien?, claro que si, todo el tiempo que estas conmigo estoy de maravilla~ ya, ya lo decidió se lo iba a decir, le iba a decir que lo amaba como si fuera su único tesoro o como la única persona existente -...- ¡¿porqué no podía hablar?

A Bakura le brillaron los ojos, no como cuando estas feliz, todo lo contrario, si no que ahora era porque quería llorar, iba a llorar, llorar enfrente de Ryou, simplemente por su miedo, por su cobardía, se sentía impotente, él no era nada ni nadie sin Ryou, se sentía triste si no estaba, perdido si se iba, muerto si ya no le hablaba. Por esas razones era por las que tenia miedo de confesársele.

Se acercó más al pequeño, abrazándolo por la cintura y hundiendo su cabeza en el hombro ajeno dejando que sus ojos, sin intención, desbordaran unas pequeñas lágrimas, seguía sin hacer ruido o sonido. El pequeño solo se preocupó aún más, pero dejó ser abrazado por él.

- ¿Que sucede Bakura?, ¿porqué no me lo dices?... ¿no confías en mi? - susurrando. Esta última la pronuncio con cierto dolor, que también llegó a sentir su acompañante.

- Por supuesto que confió en ti, eres la única persona en la que puedo confiar ciegamente, que puedo decir todo lo que quiero y no se lo contarías a nadie, que me hace sentir así...eres muy especial para mi - ¡Habló!, bueno más bien susurró en su oído, muy seductoramente. Ryou se estremecía al escuchar cada una de las palabras dichas, se estaba poniendo nervioso.

Bakura ya estaba explotando desde muy adentro, sentía su adrenalina arder, y se le dificultaba respirar correctamente, pero aún así pudo hablar tranquilamente y sin pausas - Ryou...tengo miedo - aún no salía de su escondite que era el hombro del mencionado y cada vez que podían sus brazos, acercaba más a su amado a su cuerpo, el otro se propuso a dejar colgados sus brazos en los costados de Bakura.

-¿Miedo de qué?

-De perderte...

-¿Porqué dices que me perderás?

-Estoy incompleto sin ti, te necesito conmigo, no te vayas nunca por favor...

-Bakura, me estas asustando º-º

-No, perdón, lo último que quiero es que te sientas mal

-¿Porque me dices todo esto?

-Ryou yo...~ ¡Ya!, ¡díselo!, ¡díselo idiota!~ pensaba incontrolable. Seguían abrazados y a Bakura ya le estaba fallando la respiración, se sentía a medio morir, por vergüenza y cobardía. Suspiro larga y profundamente aún en el hombro del menor, quería que saliera bien. Levantó un poco la cabeza, lo suficiente como para llegar al oído del otro, cerró los ojos con fuerza y con otro ligero susurro, lo suficiente para que sólo el pequeño lo oyera dijo - Ryou yo te amo...demasiado y desde siempre...te amo de verdad - le dio un tierno beso en la sien para luego separarse lentamente de él y poder mirarlo directo a los ojos.

-...- tenía los ojos abiertos como platos y estaba más rojo que una cereza o un tomate. Bakura bajó la mirada, derrotado, sabia que Ryou no sentía nada por él por eso estaba en ese estado, se sentía abatido, fulminado, podrido del corazón, todas esas cosas juntas...le daba repulsión sentirlas, pero más por saber el hecho del por que las sentía.

Ya no le importaba nadie ni siquiera el mismo, si Ryou no quería corresponderle no lo obligaría, pero si Ryou lo llegara a odiar por eso se mataba, se juró que se mataría...Aún miraba el piso sin ningún sonido audible del menor que seguía mirándolo con asombro. Levantó otras ves la mirada hacia Ryou y todavía con vergüenza, tristeza y aún más lágrimas en sus ojos, que le habían empapado casi todas las mejillas.

-Ryou, lo siento, perdóname, no me odi...- así es, no terminó su frase ya que Ryou le arrebató las palabras con un beso fugaz, que no duró más de dos segundos, pero para él eran los mejores dos segundos de su vida. Lamentablemente fueron lo suficientemente cortos como para no dejarlo saborear esos labios tan apetecibles. Cuando se incorporó nuevamente el menor en su anterior posición miró al piso sin muchas ganas.

-Yo también...También te amo Bakura...solo que no estaba seguro si tu sentías lo mismo - no podía mirar al mayor la vergüenza lo comía vivo. Estaba rojo hasta las orejas, ya ni sabia que hacer o decir, solo se dedicó a mirar sus pies.

-Ryou...- tomó el rostro del mencionado entre sus manos e hizo que levantara la vista hacia él, se acercó lentamente hasta llegar a unir ambos labios. Duraron así quietos por unos segundos, el albino menor subió sus manos hasta rodear el cuello del albino mayor, el cual abrazó nuevamente la cintura del otro.

Lenta y suavemente, dejándose llevar por el beso y la emoción, continuaron su simple beso a uno donde les permitía saborear los labios del otro, abriendo y cerrando la boca para atrapar esos pedazos de carne tan perfectos. Era dulce, algo salado por las lágrimas de Bakura que había derramado anteriormente.

Bakura apretó aún más, si se podía, a Ryou a su cuerpo, el menor sintió la gran y fuerte erección del otro entre sus piernas, motivo por el cual dejó salir inconscientemente un leve gemido al contacto, y por su inocencia y vergüenza se separó de él rápido pero no brusco y sin mucha distancia.

Jadeando los dos por aire, Bakura lo miró temeroso de que se haya arrepentido, bajó su mirada a su entrepierna, si, no solo llegó a sentirla, también se podía ver la erección muy pronunciada. Entendió, no es que Ryou se haya arrepentido, simplemente quiere ir despacio en la relación, le asustó saber que él le provocaba ese tipo de erecciones a Bakura. El mayor jaló su camisa hasta tapar el objeto de miradas y acarició la mejilla del pequeño.

-Perdón - lo miró a los ojos.

-N-no te preocupes: $ - Bakura se acercó de nueva cuenta a Ryou para abrazarlo otra ves, pero ahora sin estar tan apretados.

Fue como el primer beso, simple, pero duradero. Se volvieron a separar sin muchas ganas y fue cuando Bakura se dio cuenta que Ryou ya se estaba muriendo del sueño. Le tomó la mano y el otro hizo que se entrelazaran sus dedos.

-Ya necesitas...necesitamos dormir - Ryou asintió pesadamente. Se dejó guiar hasta su habitación, que también compartía, de la mano de Bakura, su Bakura. Al momento de llegar Bakura se giró hacia el menor, lo tomó de la barbilla y volvió a besar.

-Cámbiate, para que duermas cómodo - a Ryou se le erizaron los vellos del brazo, no iba a cambiarse enfrente de Bakura, no después de lo que pasó hace rato con...ya saben, eso...Bajó la mirada nuevamente, el mayor entendió - Jajaja, por favor ya te has cambiado muchas veces enfrente de mi – el menor no dijo nada – Bueno...si quieres cámbiate de tu lado de la cama y yo del mío, así nos damos la espalda.

-S-si, gracias - se aparto del mayor para dirigirse a buscar su ropa en el armario, Bakura lo siguió un poco después. Cada quien se fue a su respectivo lugar y se empezaron a desvestir, Ryou con un poco de temor por si llegara a ver Bakura y que volviera a pasar como en la sala, pero confiaba en él, así que al final si terminó quitándose todas las prendas. Todos estos procesos en silencio.

-¿Ya terminaste? - preguntó Bakura mientras Ryou se abrochaba el último botón de su pijama.

-Si: $ - se volteo lentamente hasta quedar de frente con Bakura, lo único que los separaba era la cama, en la cual tenían que dormir juntos.

Ryou no temía por Bakura sabía que no intentaría nada si él no lo quería, temía por él...lo deseaba, ha amado tanto tiempo a Bakura que se ha imaginado sin fin de fantasías con él, unas eróticas, otras románticas y otras sin sentido ni coherencia de la vida...si, era un pervertido solo en su mente, no era tan inocente como pensaba la gente, no tanto, solo llegaba a imaginar cosas, lo que le avergonzaba era verlas o...practicarlas.

Bakura lo observaba como se acostaba lentamente en la cama, era obvio que no lo iba a mirar por vergüenza. Lo siguió tomándose su tiempo, lo más prudente sería guardar la distancia para no incomodar más la situación, pero no quería, quería sentirlo, tan solo eso, no sería la primera vez que duermen abrazados, no había porque temer.

El menor le estaba dando la espalda al mayor. Bakura se acercó solo un poco más por detrás, sería mejor... ¿pedirle permiso?, tal ves así no piense que lo este obligando.

-Ryou... ¿puedo abrazarte?

-Y-yo...emmh s-si, claro - se tardó un poco en responder, le había sorprendido la pregunta. Dejó ser envuelto ligeramente en los fornidos brazos de su ahora amado, que lo sostenía por la cintura, se pegó un poco a él para poder sentir más de su calor y afecto.

-¿Puedo besarte? - otra pregunta sorpresa. Aún en la oscuridad sabía que estaba rojo. Giró solo su cuello para poder alcanzar los labios de Bakura y los posó sobre ellos, durando unos cuantos segundos, se separó y se volvió a acomodar.

-Te amo Ryou...

-También te amo - rendidos por el sueño, se durmieron, tiernamente abrazados.

Bakura sólo podía sonreír, no podía creer que no solo se confesó a Ryou, que había sido su amor secreto durante mucho tiempo, también le correspondió y ¡Lo besó!...definitivamente si se muriera en ese momento, moriría feliz, ya nada más le importaría solo que Ryou también lo ame. Lo amaba y eso estaba más que claro.