Un aleteo en la ventana sobresaltó a Severus Snape, que leía un pesado libro encuadernado en piel, cómodamente sentado en su sillón tapizado con suave terciopelo verde. Hogwarts era un lugar curioso; habitaciones que aparecían y desaparecían a voluntad, pasadizos secretos, escaleras que cambiaban constantemente de lugar y ventanas en el subsuelo.

Snape se levantó ágilmente y dejó pasar a la lechuza. El animal no pertenecía a la Lechucería del colegio, ni lo reconoció de envíos anteriores, tampoco. A desgana, tomó el pergamino que llevaba y el pájaro, mirándole con altivez, voló fuera de las mazmorras sin esperar respuesta. Estúpido animal.

El pergamino estaba sellado mágicamente y Snape titubeó antes de abrirlo. Su correo nunca había sido frecuente, pero últimamente, lo era menos si cabe. Y las buenas noticias no eran algo abundante.

Corrían malos tiempos; Dumbledore había desaparecido con el joven Potter, para proteger a éste hasta que aprendiera a utilizar todos sus poderes; parecía ser la única esperanza de la Luz, que iba perdiendo terreno. El poder de Voldemort, sin embargo, había aumentado, y la labor de espía de Snape era cada vez más difícil; había más y más ataques, más reuniones, más salvajismo. Y la participación poco entusiasta del Profesor de Pociones empezaba a ser cuestionada. Nunca había disfrutado torturando, y eso le servía como excusa por el momento. Pero no sabía cuanto podría aguantar en la cuerda floja.

Tomó un sorbo de whisky, y se desabrochó los dos botones superiores de la camisa negra de cuello alto que siempre llevaba, un placer que pocas veces se permitía. Verano o invierno, Severus Snape era la elegancia personificada. No era que se preocupase por su apariencia, probablemente era algo genético. Su madre era una auténtica víbora, gracias a Merlín muerta hace tiempo, pero eso sí, con un gusto exquisito; para los vinos, para la ropa, para las formas más sublimes de tortura...

Snape paró en seco esa línea de pensamiento. No era el momento de recordar a mamá Snape. Dejó la ventana abierta; el tiempo era raro. Hacía días que no salía el sol, y el cielo estaba encapotado, augurando tormenta; el calor era pegajoso, y la lluvia no terminaba de caer. Las primeras cosechas empezaban a morir, y también en el invernadero de Hogwarts, con su propio miniclima mágico, las plantas comenzaban a sufrir las consecuencias. Era como si Voldemort hubiese vencido al clima.

¿Quedaba alguna esperanza? Dumbledore había encargado a Snape sustituyera a Harry como instructor del Ejército de Dumbledore, como los chicos se empeñaban en llamarlo. Al principio, ni él ni ellos habían estado muy contentos con el cambio. Pero Dumbledore pareció pensar que era lo mejor; y de alguna forma, que así le compensaría por no darle nunca el cargo de Profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras. A los chicos, una vez superados los nervios, les vino bien. ¿Quién iba a enseñarles mejor que un ex mortífago? Claro que todo era mucho más fácil con Harry, y los meses que tardaron en recuperar su confianza, se estableció un record de fracasos en el ED; pero después de todo, tampoco Voldemort era Harry, y no iba a darles tregua.

Por desgracia, Dumbledore le había prohibido quitar puntos a las casas cuando cometieran un error. Prefería no pensar en eso. Le recordaba la dura realidad, en la que hasta él se daba cuenta de que no había ni un solo Slytherin en el grupo. Bien es cierto que por temor no les habían invitado. Pero tampoco habían invitado a muchos otros y ellos habían solicitado unirse. El ED quedaba lejos ahora, sin embargo. Hacía dos semanas que los alumnos se habían ido a sus casas a pasar las vacaciones de verano. Snape no estaba tan contento como otras veces. No tenía ganas de enfrentarse a un nuevo curso de pequeños inútiles.

Snape miró el whisky. Últimamente no hacía más que divagar. Tomó el una daga y sin vacilar esta vez, rompió el sello mágico. Reconoció desde el principio el escudo que ostentaba. Lovecraft.

Era gracios pensar en su homónimo muggle. Todos los horrores que H.P. pudiera imaginar, Reginald Lovecraft los había, probablemente, cometido. La carta "solicitaba" su asistencia a una "reunión". Una subasta iba a tener lugar en la mansión de Lovecraft esa misma tarde.

Suspirando, Snape se sirvió otro vaso de whisky. No iba a ser capaz de seguir leyendo.

Más tarde, cuando los efectos de los varios vasos más que había bebido empezaban a despejarse, comenzó a preguntarse qué clase de subasta sería. Rezando casi sin esperanzas que no tuviese nada que ver con órganos humanos, venenos mortales o algo parecido, pasó a la habitación contigua, protegida para que los elfos domésticos no pudiesen entrar, y cogió su túnica y la máscara, sintiendo un escalofrío ante el mero contacto con el frío acero. Había estado en muchas de las "fiestas" que organizaban los mortífagos y podía asegurar que su idea de diversión no coincidía exactamente con la suya. Deseó que Dumbledore estuviese allí. Su desaparición se había sentido como una derrota. Algo no demasiado obvio, sutil, incluso. Pero ahora, las "reuniones", si no públicas, no se ocultaban como antes. Las maldiciones Imperdonables se usaban con más libertad que en ningún otro momento que él recordase. El mundo mágico parecía estarse rompiendo en pedazos.

Se apareció en la mansión, un enorme castillo en el Norte de Escocia. Hizo una mueca, pensando cuánto le gustaban a Lovecraft las cosas grandes. Puede que tuviese algo que ver con algún complejo que no había superado.

Fue recibido por su odiado Lucius Malfoy. La visión de su pelo rubio se había convertido en algo enfermizo y extremadamente desagradable para Snape. Los otros era brutos, pero Malfoy era algo más inteligente. Se las arreglaba para mantener a Snape peligrosamente en el filo todo el tiempo, siempre ofreciéndole gentilmente los honores de torturar o de pronunciar Aveda Kedabra, observando sus reacciones muy de cerca. No es que ninguno de los mortífagos confiase demasiado en los demás, pero Lucius parecía haber encontrado algunas de las debilidades de Snape, y o bien intentaba hacerle más fuerte, o destruirle. Snape aún no había llegado a una conclusión.

"Qué alegría verte, Severus. ¿No te acompaña ninguna jovencita?" Como si él hubiese ido alguna vez a una de sus reuniones, o en general a cualquier sitio acompañado. Soltó una risa seca.

"Yo también me alegro de verte, Lucius. No, vengo solo. ¿Dónde esta esa grácil criatura que es tu esposa, Malfoy?"

Malfoy tuvo que controlarse. Era obvio que el bastardo estaba siendo irónico. Podías llamar muchas cosas a Narcisa Malfoy (la mayoría no muy apropiadas para los oídos de los niños) pero desde luego no se podía decir que fuera "grácil".

"Está dentro, ayudando con los arreglos finales de la subasta. Entremos; puede que consigas algo de compañía allí... será la única manera de que consigas alguien sin utilizar Imperio, supongo"

Snape no entendió muy bien a qué se refería, pero dejó el descarado insulto pasar por esta vez. No tenía ganas de enfrentarse con Malfoy. Desafortunadamente, pronto descubrió qué quería decir Lucius con "la única manera de que consiguiera a alguien."

Era una subasta de esclavos, de antiguos Aurores u otros prisioneros que los mortífagos habían capturado. No muchos, por tanto. Los mortífagos no solían hacer prisioneros.

Tomó asiento, intentando no transmitir lo incómodo que se sentía. Estaban sirviéndole whisky de fuego, y empezó a beber, aunque no mucho –estaba de servicio- pero sí un poco, para evitar pensar lo que sería de esas pobres criaturas que estaban siendo... subastadas. Si tan sólo Dumbledore... pero Dumbledore estaba lejos.

Narcissa terminó de asignar los sitios a la gente y todos miraron a la pequeña plataforma de madera que estaba frente a ellos. El muy cabrón lo había preparado a conciencia, entonces. Y salió, con una sonrisa malévola y haciendo una pequeña reverencia.

"Señoras y Caballeros" los términos hicieron que Snape elevara las comisuras de los labios en una sonrisa, mostrando con la curva en su ceja izquierda su escepticismo. "vamos a proceder a subastar el maravilloso género que hemos recibido. Los sujetos a subasta están bajo los efectos de un hechizo que durará de por vida, y que les obliga a hacer lo que sea que el dueño les ordene. Una vez que se paga por él, el comprador deberá venir y terminar el hechizo, para que no obedezca las órdenes de nadie más." Se oyeron algunos aplausos, y un murmullo exaltado. "La mayoría no son nombres conocidos, sólo pequeños enemigos de nuestro señor" Gente inocente. Snape combatió una arcada. "Pero tenemos una pareja de Aurores que probablemente alcanzarán un buen precio..."

Y la subasta empezó. Snape nunca había visto un circo de horrores semejante en su vida, y había ido a bastantes fiestas que consistían sólo en torturar y matar. O matar torturando, más bien. Pero las miradas de sus compañeros mortífagos le dijeron que esta idea era incluso más enferma y desquiciada que cualquier otra que hubiesen tenido antes. Sintió tentaciones de marcharse, tras ver cómo un Auror caía muerto recibiendo a la vez varias Cruciatus, dejando un rastro de sangre al arrastrarse unos metros antes de morir. Pero entonces, ocurrió.

"La siguiente es una pequeña sangresucia. Nada muy valioso, pero hay que tener en consideración que aún es virgen" hizo un guiño a Crabble "y lo mío me ha costado que siga siéndolo, espero que eso se note en las pujas... y que tiene amplios conocimientos sobre áreas poco estudiadas de la magia, así que intentad al menos ofrecer una suma no muy vergonzosa."

"Diez galeones" oyó decir a alguien.

No podía ni respirar. Estaba atrapado mirando los ojos llenos de pánico de Hermione Granger.

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Hola, esto es una segunda versión de un capítulo que ya saqué... pero es para decir algo que se me olvidó, y lo pongo en contestación a dos reviews.

1) (Iremione) La idea esta basada una historia. No consigo encontrarla, si alguien la ha leido agradeceré que me diga el título. Bueno, basada no, es que hay una subasta y eso me dio la idea, pero seguro que se parece a millones de otras historias. De todas maneras es una en la que es Severus el subastado y Hermione la compradora, pero a Severus le han sorbido el alma o algo así, así que está como vegetal todo el rato... creo que está en inglés.

2) fenyx-fernay; escribí demasiado rápido... corregido. Queria decir Slash y HG/SS. Gracias por el apunte! Por cierto, el Slash incluirá a Harry, Ron y Draco, creo. Lo tengo más o menos claro, pero si quieres darme algún consejo será bienvenido, porque nunca he puesto uno antes

Gracias a las dos por tomarse la molestia de dejar review!!!

Agradezco mucho las críticas (siempre ayudan a mejorar), pero por favor, no sean muy duros... digan lo que haya que decir (lo merezco, seguro), libremente pero sin ofender. una crítica constructiva es mucho más útil que una destructiva y si se sabe hacer, dice lo mismo. smile